Capítulo 13
Cuando todo transcurría sin sobresaltos: la rutina de trabajo se rompió cuando un Trisauter se mostró reacio a obedecer a su amo: el Neumano líder. Era algo poco frecuente que un animal domesticado de esas dimensiones desobedeciera a las órdenes de sus superiores. Y muchas veces no pasaba nada grave. La ira comenzó a manejar al animal, por lo que los Neumanos comenzaron a acariciar su cola para apaciguarlo y malograr su amotinamiento.
Lo que parecía ser un problema menor se convirtió en algo más grande. El plan no resultó y el Trisauter se rebeló ante un tumulto de Neumanos y toda su fuerza estalló sobre algunas casas que, en cuestión de segundos, se hicieron añicos. Una veintena de Neumanos corrieron con premura a tratar de calmar a la bestia que tenía la ira desatada, pero sus intentos se convirtieron en formas de provocar y azuzar al animal que se descontroló y sus siete metros sirvieron para algo más que desobedecer una orden.
El miedo se trasladó a los niños que temieron lo peor en ese instante. De inmediato, Adiel y Elisa corrieron detrás del Neumano líder. Este les llevó hacia uno de sus hogares, lejos de la amenaza incipiente de la bestia. Los niños debían permanecer ahí adentro hasta que el Trisauter insurrecto se calmara completamente, algo que les podía llevar media mañana a los pobres Neumanos que ya tenían suficiente con el trabajo extenuante.
El Trisauter no aminoró su cólera y algunos Neumanos lo pagaron caro. Con sus enormes brazos y garras dentadas, el animal se deshizo de una decena de Neumanos que terminaron volando por los aires y besando el suelo. Pero casi todos se levantaban ilesos y volvían a su faena. Sus cuerpos eran resistentes ante aquellas arremetidas.
Con mucha osadía, un Neumano llegó al animal y con sus largos brazos llegó al lomo y se sostuvo de él. La bestia rugió ante la incomodidad de su presencia, pero sus manos, a pesar de ser robustas y poderosas no lograban alcanzar al Neumano que empezó a azotar su cuerpo carnoso. El susodicho dejó caer un objeto con forma de batería cilíndrica al suelo y el animal cedió ante sus órdenes, desplomándose pesadamente al suelo. La superficie se estremeció y la calma pidió permiso para entrar.
El polvo se levantó y se desvaneció a los pocos segundos. La hostilidad del animal murió y la paz volvió a la tierra de los Neumanos. El Trisauter se volvió dócil y Adiel y Elisa salieron de la vivienda luego del desorden.
—Ay, pobre animal. Se parece a un dinosaurio —dijo Elisa con estupor.
—Que increíble es ese animal... —dijo Adiel en voz baja.
—¡El Trisauter ha dejado de trabajar de manera temporal —dijo el Neumano que salió de la polvareda.
—¡Aghgggggh! —gritó Elisa al verlo de sorpresa.
—Calma, por favor. No les haré daño —dijo el Neumano en tono apacible.
Luego, se acercó a Adiel y dijo:
—¿Usted cómo se llama?
—Me llamo, me llamo Adiel... ¿Y tú eres?
—Yo me llamo Patxi. Es un nombre que se me ocurrió hace segundos. Generalmente, no llevamos nombres. Todos somos iguales por estos lares.
—¡Oiga, qué modales... se olvidó preguntar mi nombre! —protestó Elisa con las manos en la cintura.
—Perdón, perdón. Soy un Neumano torpe, como todos.
—Me llamo Elisa. Mis padres me dicen Elicita y tengo una mascota que...
—¿Qué son los padres? —preguntó el Neumano con reticencia.
—Si le cuento creo que nos quedamos a dormir aquí mismo.
—Me disculpan, pero debo dormir…
El Neumano fue hasta su Neuma y se encerró allí, mientras los demás continuaban trabajando.
Los niños se quedaron en silencio durante un minuto.
Al poco rato, el Neumano salió y volvió a dirigirse a los niños, que miraban con extrañeza lo que acababa de hacer.
—¿De qué hablábamos? —dijo Patxi y los miró con curiosidad.
—Ya me olvidé —replicó Elisa e hizo una mueca.
—Creo que de comida… —dijo Adiel.
—¿Ustedes van a la ciudad de Séragon? —preguntó Patxi.
—Sí —dijeron al unísono Adiel y Elisa.
—Yo los llevo. Tengo que hacer algo allá. Creo que han pasado diez años desde la última vez que lo dije. Pero esta vez sí iré.
Dicho eso, Patxi les dio refugio para pasar la noche. No era muy cómodo dormir de pie, pero los niños pudieron resolver ese inconveniente, mientras el Neumano líder reanudó su trabajo.
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