𝒑𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒖𝒏𝒊𝒄𝒂


LO PROHIBIDO

SABE MEJOR.

( ... )

El amor para ella era como una fruta prohibida que la mataba lentamente, amaba tanto que ya no aguantaba el peso. Pero aún así sobrevive, como él, ambos aman, pero son más codiciosos, por lo que prefieren vivir en un farsa antes de admitir sus sentimientos. Es todo un hombre casado, y ella una estudiante que apenas termina su carrera Universitaria. Se conocen más que otra persona, ella sabe más de él que su esposa, y él la conoce como la palma de su mano.

Son tan iguales.

Min HyoYeon no teme de destruir una familia si eso implica poder conseguir lo que quiere. Y lo que quiere es a Kim SeokJin.

( ... )

09:00 A.M

Los tacones de su esposa resonaban por toda la enorme casa, advirtiendole que estaba viniendo, guardo su móvil y se concentró nuevamente en terminar el desayuno para ambos. Hoy era uno de esos raros días donde se encuentran en la mañana para comenzar el día juntos, decidió hacerle el desayuno para que ella tenga una linda imagen suya el resto del día, donde no estará a su lado. Unos delgados brazos rodearon su cintura desde atrás. El perfume costoso que usaba hizo que su nariz se arrugara con desagrado.

—Cariño, no era necesario que prepararas esto.

—Me gusta cocinarte, amor. —mintió descaradamente, saco lo último de Samgyetang y lo colocó en los platos para cada uno, ella se separó y fue a sentarse, encantada por lo que su esposo amablemente le preparo. Los platillos fueron puestos en la isla de la cocina, JunAh comenzó a comer luego de besar la mejilla de su amado.

—Eres el mejor, Seok.

—No exageres, cariño. Solo prepare el desayuno.

—Pero te salió exquisito. —Jin sonrió sin mostrar los dientes, algo forzado— ¿Hoy saldremos? Recuerda que es el cumpleaños de mi hermana, a las seis es su fiesta.

Esa maldita arpía que SeokJin desprecia desde lo más profundo de su ser, volvió a sonreír falsamente. Puso en marcha sus dotes actorales que mantenía ocultos y comenzó a hablar con su rostro de arrepentimiento.

—Lo siento, JunAh. Pero tengo una junta administrativa hoy, no creo llegar temprano. —los labios de su esposa se abultaron en un intento de ser tierna. En realidad, JunAh es una linda persona, inocente y amable con los que lo rodean, una perfecta esposa para cualquiera, menos para SeokJin, quien tomó su mano sobre la mesa— Prometo recompenzarte, ¿Qué quieres que te compre? Sólo pide y te lo doy. —levantó su mano y la beso dulcemente.

Las mejillas de la mujer de sonrojaron.

—¿Cuándo tengas un día libre podemos hacer un picnic? —sus ojos brillaron con ilusión, él asintió, aunque sabía que no lo haría— Te amo, Seok.

—Y yo a ti.—sus ojos mostraban sinceridad, y sus falsas palabras eran las más reales para ella.

10:0 A.M

El vehículo estaciono frente al edificio donde la joven vivía, con el teléfono en su oído espero a que contestará para decirle que ya estaba abajo, cuando atendió, la chica ya estaba bajando el ascensor. Sonrió al escuchar su voz, la que alguna vez lo invadió, pero todo eso se fue hace tiempo. Guardo el aparato en su chaqueta de traje negro, y espero unos dos minutos hasta que la vio corriendo hacia el auto. En sus manos están algunos papeles de la Universidad, y en su espalda lleva una pequeña mochila. Volvió a sonreír por inercia, la puerta del copiloto se abrió, HyoYeon ajustó el cinturón y dejo sus cosas en su regazo para ya poder saludar al hombre.

—Hola, bebé. —sus labios se unieron en un corto beso, uno de miles que seguirían en el día. SeokJin la observó encantada, con todo el aprecio que podía haber en él— ¿Qué son esos papeles? —señaló lo que ella tenía sobre su mochila.

—Oh, es mi tesis. —rió nerviosa, guardando delicadamente los papeles— Se me hacía tarde, no llegabas más, así que tome todo rápido y comencé a bajar.

—Lo siento, el desayuno duro más de lo esperado. —arrancó el auto— Aún así, prometo recogerte para ir a cenar algo, ¿Qué te parece?

—Está bien.—asintió— ¿No tienes compromisos hoy?—Jin negó, restandole importancia a que era CEO de la empresa de su padre, y que seguramente tenía trabajo para hoy. Pero un día libre no le hace mal a nadie— ¿Ni siquiera con tu esposa?

—Si, pero no iré.—ella decidió no preguntar más, ahora es sobre ellos, sólo ellos y nadie más. SeokJin ya no era casado en esos momentos, el anillo no existe en su dedo, y lo que hacen no está mal.

11:00 A.M

Hyo Yeon no era exactamente una chica que logre pasar desapercibida, más de una mirada se concentraba en ella, en su forma de caminar. Y lo sabía, sabe que es hermosa, disfruta de causar envidia y deseo en distintas personas; pero sobre todo, ama usar la belleza heredada de su padre para su propio y único beneficio.

Ki YeoSon es una de las mejores alumnas que hay en su Universidad, la número uno, está arriba de ella, quien por desgracia ocupa el segundo puesto en su clase, desde pequeña fue inculcada con el pensamiento de que debía ser la primera en todo, sin importar el método debía llegar a la meta.

Esa chica no le agradaba, quiere graduarse en una semana con honores extras, necesita ser la primera; YeoSon es un inconveniente que tiene que caer, así que poniendo en práctica su estrategia, se acercó luego de la primera clase de economía al profesor principal, quien cierra las notas de todas las materias del año.

—Profesor Ye, ¿Podría hablar con usted? —sus pestañas largas se movieron de una manera delicada, reluciendo para su profesor. El hombre de menos de cuarenta años asintió, nervioso por la cercanía de su alumna— ¿Allí? —señaló el aula desocupada, donde nadie entra hasta luego del mediodía.

Con cautela ambos entraron, Hyo dejo que el mayor avanzará hacia el escritorio, mientras que a sus espaldas cerraba la puerta con carrillo. Sonrió.

—¿De qué desea hablar, alumna? —los ojos del adulto, cuidado para su edad, se fijaron sedientos en las caderas seductoras de la menor, en esa peligrosa forma que se mueven al acercarse a él. Trago saliva, y cuando su regazo fue ocupado por el cuerpo de la castaña, fue cuando perdió la cordura y conciencia— Dios. —jadeo.

—Usted siempre me ha gustado, profesor Ye.

—¿S-Sí? —sus manos se ajustaron en la cintura estrecha de la joven, perfectas para sus manos— A mi usted también, Señorita Min.—susurró en los labios de la contraria, deseoso de probar estos mismos.

Hyo rió coquetamente, removiendose entre las piernas de su profesor. Ye JunMyeon gimio como respuesta ante el roce de la parte trasera de su alumna con su sobresaliente bulto, mordió su labio mientras observaba como se movía. Era mala.

—Profesor, ¿Me haría un favor? —rodeó sus brazos en el cuello del adulto- Sólo necesito algo pequeñito... —dio besos superficiales por el cuello del mayor, pasando su lengua por la mandíbula de este.

—C-Claro, lo que quiera.—descaradamente, dejo caer su cabeza hacia atrás, disfrutando de los húmedos besos.

Eso estaba tan prohibido que le encantaba, desde hacía un tiempo tenia sus ojos sobre ella, la hija de uno de los hombres más famosos de Sur Corea, son una familia reconocida por sus exitosos negocios. Tenerla como alumna ya era un honor, y tenerla en sus muslos era toda una tentación a romper todas las reglas de la institución, más perder su trabajo.

—Usted es tan bueno.—ahora fueron sus labios quienes tuvieron el privilegio de probar los de su alumna, sus lenguas se rozaron con deseo, mientras que sus manos bajaron al trasero cubierto de la joven hermosa que lo seduce con falsas palabras, pero él cae ciegamente hacia ella, olvidandose de su esposa que lo espera en casa

11:300 A.M

Entró al salón, recibiendo miradas impositivas por parte de la mayoría de sus compañeros. Pero no les dio atención, sabia que no era querida por muchos, los intimidada con solo una mínima mirada; subió los escalones hasta llegar a su lugar, donde su amiga ya estaba ubicada y releyendo el texto de estudio, se sentó en silencio, aunque sabía que igual la había notado al llegar. La cabeza de la rubia se levantó del libro para ver a la delicada chica de melena pelinegra.

—¿Y qué tal?

—Solo te diré que... YeoSon ya no estará en el primer lugar, ni en el último. —susurró, con burla en sus palabras. Su mejor amiga abrió la boca sorprendida— No se graduará. —observó sus uñas como si fueran más entretenidas, los aires de grandeza la cegaban completamente.

—Pero ella no te hizo nada, Hyo Yeon. —le reprochó— ¿Por qué arruinarle todo de esa manera?

—Ella estaba en el primer lugar, JeonGyeon. No me gusta ser segunda en nada.

Su amiga negó, sabiendo los extraños comportamientos competitivos de la chica. Es arrogante, narcisista, egoísta, y una muy mala amiga. Pero es hermosa, inteligente, y tiene un futuro prometedor que no todos pueden llegar a tener; ella sabe que estando con Min HyoYeon tendra un empleo asegurado en la empresa familiar de está, o eso piensa.

Nadie está realmente seguro de lo que sucede en la mente retorcida de Hyo, podía decir y asegurar algo, pero también podía mentir, engañar, y estafar; ser proveniente de un gran linaje Min, descendientes de una antigua Dinastía que aún no se disuelve, le da el provecho de hacer lo que quiera, porque el prestigio seguía ahí, haciéndola relucir.

La Dinastía Min era cruel, todos lo saben.

El otro profesor llegó, dando por comenzada la segunda clase del día. Desde su lugar, el profesor Jung tiene una agradable vista de la hermosa Min, hermana de su amigo. Le sonrió disimuladamente, recibiendo un ademán pequeño de su parte, nervioso mordió su labio. Min HyoYeon tiene las habilidades de enamorar a un hombre sin siquiera intentarlo del todo. HoSeok estaba embobado con la menor, la forma de su rostro sólo le da la impresión de que fue tallado por el mejor escultor de la antigua Grecia. Es una diosa que merece ser admirada con encanto. No se percató de la manera en que se encontraba, hasta que reaccionó, dándose cuanta que debía comenzar a entregar los exámenes, uno que ella sin duda aprobaría.

Suspiró.

—Buenos dias, alumnos. —se inclinó frente a la clase, saludando, luego de recibir una adecuada repuesta saco de su portafolio las hojas de los exámenes finales— Éste es el último examen del año, definirá todo junto con la tesis, la cual espero que ya esté hecha.

—¡Si! —recibió como respuesta.

Comenzó a repartir las hojas, fila por fila, cuando llegó a la suya, no pudo evitar verle los ojos, deslizó el papel, y cuando ella iba a tomarlo, sus dedos se rozaron por un mini segundo. Sonrió, pareciendo un idiota enamorado.

—Gracias, profesor Jung.

—Les deseo suerte, chicas.—volvió a su tarea, con la sola imagen de la menor sonriendole.

Joder, estaba loco por ella desde hacía años, desde que era una adolescente con falda llegando de la escuela; él la observaba subir las escaleras de su hogar, sentado en el sofá jugando videojuegos con su mejor amigo. Hyo lo tiene embobado desde que descubrió que era tan hermosa que podía hacer todo lo que quisiera

A pesar de que el Jung haya tenido una relación con la hermana mayor de la chica, en su mente sólo está ella. Min HyeOk jamás pudo hacerlo olvidar de la menor de los Min

Estaba loco por ella, y no sabía porqué

13:10 P.M

Impaciente, la mujer golpeaba sus delgados dedos contra la mesa del lugar, no fue hasta que vio a su amiga llegar que se tranquilizó. Se levanto de la silla y saludo a la hermosa joven que llegaba a la mesa del restaurant. JunAg beso la mejilla de HyeOk con felicidad. Sé sentó frente a ella, con su bolso en el regazo.

—¿Ya pediste?

—Si, para ambas.

—Genial. —sonrió.

—Te vez más feliz hoy, ¿Algo nuevo?

—Seok hizo el desayuno, fue muy romántico. —un suspiro escapó de sus rosados labios, mientras que la imagen de su perfecto esposo venía a su mente. Un nudo en el estómago de Hye produjo una mueca en su rostro, se sentía culpable por engañar a su amiga, por ocultarle la verdad.

Pero, puede que no tanto, a fin de cuentas, JunAh no era tan su amiga como pensaba.

—Eso suena lindo, ojalá JunGyom hiciera eso por mi.

JunAh rió.

—Mi Seokie es único e inigualable.

—Si, que suerte tienes. —hipócritamente volvió a sonreírle, a veces se le dificultaba sentir cosas buenas hacia su amiga, tan bondadosa y hermosa... Una flor, una rosa más bien.

Su dentadura perfecta fue mostrada con orgullo y encanto. En su mente sólo paso la frase que todos decían: 'Pobre chica.' Pobre JunAh, le deseaba un final feliz, si es que su hermana se lo permitía tener. Sabía que HyoYeon no era compasiva con sus contrincantes.

Pobre inocente JunAh.

22:30 P.M

—¿Cuanto falta para la Graduación? —sentados en la mesa del comedor, llevaban a sus labios el fino vino de las copas.

—Semanas. —respondió— Me siento ansiosa, lo he estado esperando por años. —sus afilados ojos negros observan los de su amante— ¿Estarás ahí?

Tener a SeokJin uno de los días más importantes de su vida seria una bendición, anhelaba que este junto a ella en todo momento. Y lo estaría, si no fuera por su maldita esposa, por más que supiera que fue un matrimonio arreglado, odiaba imaginar que él en algún momento podría sentir más apareció por JunAh. Lo crecía imposible en cierto punto, puesto que este aborrecía cada momento a su lado, pero la inseguridad por momentos le ganaba. Incluso sabía que el sexo en su matrimonio es inexistente, únicamente estaban juntos veces pequeñas para simular un lazo.

¿Y si tenían un hijo? Joder...

Sólo esta con ella, hacen el amor en la cama de su habitación cada vez que se ven. Tener un niño suena horrible.

—Sabes que no, Hyo Yeon. —frunció su ceño, dejando la copa a un costado— Ya hablamos de esto.

—Lo sé, pero es injusto. Quiero que estés conmigo, ¿Por qué debo siempre ocultarme? Odio saber que soy la segunda.

El Kim suspiró, negando a sus palabras.

—No eres la segunda, si pudiera elegir, tú serias mi esposa.

—¿Por qué no te divorcias? Pronto asumire un puesto en la empresa de papá, puedo hacer negocios mejor que ella. Tal vez a tu familia le agrade más mi posición.

—Eres muy joven aún para casarte. —se levanta de su silla, caminando hasta colocarse atrás de ella, masageando sus tensos hombros.

La furia nace en cada segundo que pasa, no quiere ser rechazada, mucho menos por el amor de su vida.

—Ya soy una adulta de veinticinco años.

—Y yo de casi cuarenta años, ¿Sabes cómo reaccionarían tus padres?

—¡No es importante! —la palma de su mano se estrella contra la mesa, provocando un fuerte ruido que tomó por sorpresa al pelinegro— Siempre das excusas, ¡Ya no creo en tus palabras!

—¡¿Qué quieres que haga al respecto?! ¡Estamos hablando de un matrimonio con más de diez años, HyoYeon! ¡No es fácil destruirlo!

«¡No es fácil destruirlo!» Para ella si lo era, en su cabeza pasaban miles de ideas que podría llevar a cabo en esa noche, al levantarse rápidamente de su puesto, choca contra el pecho del contrario, sonriente lo toma del cuello para dirigirlo a sus labios rojos. Un fogoso beso comienza a producirse entre ambos para ir hacia una única dirección: La cama.

Entre jadeos y ropa cayendo por las escaleras e incluso el pasillo, caen sobre las colchas blancas, desnudos. La Min sube la vista al reloj de la pared, faltaban diez minutos para que sean las once de la noche, hora en que el cumpleaños de la hermana de JunAh terminaría, y donde también su Unnie fue. Estando sobre el miembro erecto del Kim, gimió mientras este tomaba sus caderas, penetrandola con más fuerza y desesperación. Olvidando que su esposa llegaba en minutos.

No podía pensar en nada más que el placer.

Del otro lado, las risas de JunAh eran alegres al despedirse de su amiga quien amablemente se ofreció a traerla a su hogar. La Min mayor se fue, sabiendo que su hermana estaba arriba, pero no sabía si sentir culpa o remordimiento cuando todo en la vida se basa en destrucción.

Aceleró, mentalizandose con que una amistad de años se estaba acabando por un absurdo amorío entre dos arrogantes seres humanos. La mujer de ojos brillosos abrió la puerta de su hogar llamando a su esposo, suponiendo que este ya estaría tras acabar con su junta. Al no recibir respuesta avanzó, yendo al comedor, restos de comida, con dos copas casi vacías hicieron que su corazón se acelerará.

Puede que SeokJin llevara a un amigo a cenar...

Tragó saliva, dispuesta a ir a su habitación para verlo. Sus pasos se detuvieron ante la ropa de mujer tirada en el suelo, lágrimas comienzan a formarse en sus ojos, a pesar de sospecharlo durante tanto tiempo, no pensó que fuera cierto. Subió, pasando por el pasillo abrió la puerta de su cuarto.

Y allí estaba, bajo ella, besándose, en su propia cama.

Ni siquiera la notaban.

¿Cómo le diría ahora que está embarazada?

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