Capítulo 10

Oa, desde ahora en adelante se van a tratar temas muy delicados. Quiero decir que no va con ánimo de ofender a nadie, y en caso de necesitarlo, mi mensajería está abiertas por si necesitan conversar con alguien~

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A la mañana siguiente, los tres despertaron desorientados. El dueño de la casa, no entendía porqué dormía donde su hermana, y los otros dos no lograban reconocer el cuarto.

Los recuerdos fueron llegando de a poco y tanto Juanjo como Conway suspiraron aliviados. El anteriormente nombrado aprovechó aquél momento para ver a su alrededor.

No había mucho, varios estantes con decoración y algunos muñecos. Cerca de la cama de una plaza en la que se encontraba, podía ver un escritorio con la PC y un muñeco extraño de cabello rojo. En la pared del frente había un televisor con lo que creyó reconocer como varias consolas por debajo. Por último, en las paredes y armario de ropa, habían varios pósters pegados, la mayoría de juegos y películas.

-Joder, puto friki.

Salió del cuarto y bajó las escaleras, siguiendo los ruidos que escuchaba para encontrar a los demás. Finalmente los vio cuando entró en lo que aparentaba ser la cocina.

-Ehhh Confleis, ¿tienes hambre? Juanjo nos está cocinando unos gofres.- Le saludó Gustabo que se encontraba sentado en un taburete junto a una isla que combinaba con el resto de la habitación, la mayoría eran colores negros y blancos, en distintas tonalidades.

El susodicho ocupó un taburete frente al chico y asintió levemente.

-Si, por favor...

-¡A la orden!

Desayunaron en un silencio pacífico mientras veían sus teléfonos celulares y revisaban sus redes sociales. Comieron los gofres y bebieron café con leche que el rubio les ofreció.

En cuanto acabaron, no pasó mucho hasta que comenzaron las despedidas. Gustabo les acompañó hasta la puerta y una vez se fueron, comenzó a limpiar todo el chiquero que dejaron en la noche. En cuanto acabó, se tomó una ducha, se cambió de ropa y tomó un poco de dinero para salir a su tienda de videojuegos más cercana.

Una vez dentro, comenzó a revisar las estanterías solo por puro gusto, tenía muy en claro el juego que estaba buscando, el jodido remake de Final Fantasy VII. Aquella saga era una de sus favoritas.

Cuando finalmente lo tuvo en sus manos sintió una alegría total invadir su cuerpo, esperó mucho tiempo por este momento.

La campana de la puerta de entrada sonó y lo hubiese ignorado de no ser porque una voz familiar le estaba llamando.

-¿Gus?

Éste volteó a ver de quien se trataba y sonrió en grande al ver a su compañero de clase.

-¡Madre mía Willy! ¿Qué haces aquí, compañero?

-Ja. Ja. Muy chistoso, eh.

-Perdona, perdona. Que hoy me he levantado con un payaso atravesado en la garganta.

-Si, si ya lo veo. En fin, venía a ver de algún juego guapo que comprarme, ¿y tu?- El rubio le mostró el juego con una gran sonrisa en el rostro. -Oh, al fin lo conseguiste.

-Si, he estado currando mucho últimamente, y mira, ha dado sus frutos.

-Vaya, pues me alegro por ti, chaval.- Le devolvió la sonrisa. -Vicia moderadamente, que el viernes te quiero en mi fiesta.

-¿Cómo?- La sonrisa se cambió por un gesto de confusión total. -¿De qué fiesta me estas hablando?

-Joo, cierto que trabajabas anoche. Se los dije ayer a los chicos cuando estábamos en el server, tío... Pues nada, daré una fiesta por... Pues porque si. Tenía pensado en invitar a los chicos, Horacio, 8cho y poco más, la verdad.

-Oh, ¿Noche de chicos?

-Casi. Creo que Vege llevará a su nueva novia.

-Mmm, ¿a qué huelo, lo sientes?- Gustabo olfateó el ambiente y se acercó a Willy. -¡Hostia, pero si eres tu, que apestas a celos!

Willy empujó a su amigo y éste se rió sin poder evitarlo.

-Lo nuestro ha acabado hace varios meses ya, claro que no estoy celoso.- Se defendió. -Tu no lo estarías si yo empiezo a salir con Luzu.

Buscaba provocarlo y el rubio lo sabía, mala suerte la suya que no lo conseguiría.

-Hombre no, claro que no. Me alegraría por Luzu, porque te conozco y sé lo buena persona que eres. Pero tu no eres yo, guarro.

-Como sea, no, no estoy celoso y punto.

-Vale, yo solo decía.- Alzó las manos en son de paz y el otro rodó los ojos. -Bien, te veo en clase mañana.

-Nos vemos Gus.

Pagó su juego y salió de la tienda con una sonrisa imborrable, si esto fuera un anime, su aura estaría llena de flores rosas y estrellas resplandecientes.

En el camino a casa, releyó mil y una veces el reverso de su juego, estaba en inglés y no entendía una mierda, pero poco le importaba, al fin lo tenía en sus manos.

Finalmente llegó y abrió la puerta, guardó su juego en la bolsa de compra y estaba por ir a su cuarto, en cuanto escuchó una voz.

-¿Gustabo?- Se sobresaltó y siguió el sonido de la voz. Mierda, su hermana. No es que no le alegrara verla, pero eso significaba... -¡Mamá, Gustabo ya llegó!

Shit, adiós a la diversión.

Unos tacones se hicieron oír desde el comedor, estaban acercándose. Pudo ver a su madre delante suya a los pocos segundos. Aún iba elegante, acababan de llegar, estaba claro. Detrás de ella, apareció su padre.

-Hola...- Dijo incómodo por el silencio.

-Tu director nos llamó.- Dijo su padre. -¿Qué es eso de que tenías un yeso?

El rubio dio un paso atrás y chocó con la puerta de salida. Rió nervioso.

-Si, bueno... Fue en el trabajo. Quisieron robarme mientras entregaba pizzas. No quise decirles para no preocuparles.

-¿Te golpearon?- Preguntó su madre.

-Mmm si, me encerraron con dos coches y lograron que me cayera. La pierna se quedó atascada con la moto en el asfalto, y pues... Me lastimó.

Su padre se acercó lentamente, haciendo que Gustabo se pegase más a la puerta.

Luego de unos segundos de largos silencio, le soltó una cachetada.

-¡Te crié para defenderte como un hombre, no para que te dejes robar, gilipollas!

Su madre se sobresaltó, llevó una mano a su boca y luego vio a su hija, quien estaba presenciando todo.

-Dani, hija, veamos los regalos que te trajimos. Estas son cosas de hombres.- Intentó sonar calmada, le sonrió a su hija con ternura y le tomó su mano. -Una señorita como tu no tiene que ver estas cosas.

Danielle vio a su hermano de reojo, sabía de sobra que su padre siempre era violento con él, y ella quería defenderle, pero tenía el mismo miedo que su hermano. Más, quizá. Gustabo le dedicó una sonrisa triste y asintió, la joven correspondió el gesto con tristeza y tomó la bolsa de su hermano para luego seguir a su madre.

Entonces regresó la mirada a su padre, quien estaba rojo de ira.

-Yo recuerdo haber tenido un hijo, no un maricón. ¿Qué tienes que decir en tu defensa?

-Yo...- Intentaba pensar qué querría oír su padre, pero vamos, que diga lo que diga, estaba seguro de que se lo tomaría a mal.

-"Yo..."- Se burló. -Despierta, a ver si dejas tus jueguitos de compu de mierda y aprendes a golpear de verdad. -Le dio un golpe en el estómago que le dejó sin aire. Gustabo se dobló de dolor e inhaló con necesidad. Su padre le tomó de la mejilla e hizo que lo viera. -A la otra, espero que te quites la falda y te pongas los pantalones.

Le soltó con brusquedad y se fue con una sonrisa detrás de las mujeres. Gustabo aprovechó y subió a su habitación, cerrando la puerta con llave. Sin poder más, se sentó contra la puerta en el suelo y se largó a llorar.

Pero no de tristeza, no. De impotencia, de cólera acumulada.

Quería hacerle frente a sus padres, pero el miedo que les tenía era mayor. Toda su puta infancia se la pasó recibiendo insultos por no ser agresivo y defenderse, por ser "poco hombre", por no tener una novia o practicar algún deporte. Fue juzgado por absolutamente cada desición que tomó en su vida.

¿Por qué tenía que soportar esta mierda?, ¿por qué no podía tener una familia cariñosa?, ¿por qué de entre tantas personas en el planeta, a él le pasaba esto?

A sus padres ni siquiera les importaba si él estaba vivo o no, por eso ni se molestaban en llamar cuando estaban de viaje. Ni siquiera confiaban en él, pues llevaban a Danielle a dormir de su abuela y lo dejaban solo. A ellos solo les importaba el dinero, ni siquiera se amaban, simplemente les convenía estar juntos.

Siempre dicen que a la familia todo se le perdona, que hay que amarla, no importa el qué. ¡Y una mierda! Estaba harto de derramar lágrimas por ellos, de tener que vivir un infierno cada que ellos estaban en casa.

Siempre con una jodida presión en el pecho por su culpa. ¿O acaso creían que iba a una escuela católica por pura casualidad? ¡Que va! Si tienen la mente igual de cerrada que ellos, por eso les agrada.

Por si se lo preguntan... No, ellos no saben las preferencias sexuales de su hijo. Ya suficiente tenía con que se le llamase maricón de todos modos.

"... mariconetti.

-Y dale con mariconetti, ¿tienes algún problema con los gays?

-En absoluto..."

Dejó de llorar, sorprendido por el recuerdo tan repentino. Jack... ¿Por qué si Jack le llamaba maricón era tomado a la ligera, pero si su padre lo hacía le dolía tanto? ¿Cuál es la diferencia?

Sintió unos golpes en puerta, se quedó sin aliento, hasta que escuchó la voz de su hermana.

Se puso de pié y la dejó entrar, volviendo a encerrarse luego. Danielle lo vio con pena, con la misma impotencia que cargaba el menor. Se acercó a su hermano y lo abrazó.

Catorce años tiene esa niña. Pero para Gustabo lo era todo. Danielle es su única amiga en aquella casa de locos, su ancla a la tierra. Con ella podía ser él tranquilamente, pues sabía que le aceptaría no importa qué.

-Te amo...- Le dijo ella en un murmuro. -Eres perfecto así como eres. Tu no eres el que se equivoca...

Gustabo la abrazó con fuerza, aferrándose a su cuerpo. De no ser porque esa niña existía, se hubiese dado un balazo en la cabeza hacía años.

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10/08/20: ¿Qué tal anda mi muchachada aventurada? Disculpen la demora... Pero es que en cuanto Reborn acabó Stream, empezó Dimitar, luego dibujé y luego inició Showtek jajsjs, de hecho dejé el stream para esto y dimimir que son las 6am

El otro día Mara me retweeteó, fui muy feliz ;w;

Feliz día uwu 💙

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