5. Cálido
La fiesta en el Atlántico del gremio había terminado, todos se dirigían a sus casa a excepción de un pequeño albino que aun portaba un traje elegante para la ocasión, silencioso y seguro como un felino se adentró entre las calles de Yokohama, su plan era no llamar la atención y así lo logró, entro a un edificio alto, de su saco removió su celular y verifico el mensaje, sin pena ni reparo, tomo el elevador hasta el décimo tercer piso, una vez en su destino, camino por el pasillo hasta una puerta, 193 B. Toco delicadamente la puerta y está se abrió dejándole pasar.
La habitación del hotel era ciertamente hermosa, una pequeña sala que no contaba con comedor pero si una barra que conectaba a una pequeña cocina, solo era una barra con una parrilla y un refrigerador, Atsushi suspiro al recordar lo que hacia allí, más al ver a la silueta que se encontraba en el mueble de la sala mientras leía un libro añejado
- Tardaste
- Teníamos una fiesta
- La Port Mafia también
- Lo lamento
- Prioridades Jinko
- Entonces... ¿Qué es eso por lo cual no podrías perdonarme?
- Primero siéntate
- Muy bien – el albino hizo caso al mafioso, se sentó en el mueble adjunto y suspiro, en espera de las palabras del mafioso
- Entendí por qué discutimos ese día Jinko
- Por qué solo piensas en matar
- Si y no – Akutagawa miro fijo a Atsushi – ¿recuerdas las palabras del ricachón? Tu y yo, somos parecidos
- Odio admitirlo
- Pero aun peor fue el hecho de reunirnos en ese cementerio... - dejo el libro en la mesa y miro a Atsushi – tu querías protegerme ¿no es así?
- Solo quería que vieras que el matar no está bien
- Y yo te hice pensar en matar a tu difunto mentor
- Ya está muerto Akutagawa
- No del todo ¿no es así? ¿sigue detrás de mí? – los ojos de Atsushi se abrieron como platos, sus lágrimas se habían acumulado
- ¿Por qué haces esto?
- ¿Por qué? quizá porque tú también te has dado cuenta ¿no es así? Este sentimiento que nos inunda desde nuestras primeras palabras en Moby Dick, no nos abandona ¿no es así?
- Solo conversamos
- No es el conversar ¿o me equivoco? Es algo más, algo que nos obliga a conversar por el simple hecho... de no quedarnos solos, es más que la soledad es...
- Tu compañía...
- ¿desde cuándo?
- Desde el funeral del director, aquella noche
- ¿quieres continuar hablando?
- No, mañana tengo día libre
Akutagawa había tomado unos papeles y después de un movimiento donde se acercó le dejo leerlos, aunque Atsushi se excusó con un "también investigue" el mafioso no pudo evitar reír por ello
...
Era alrededor de la media noche, todo estaba apago y en silencio, apenas había un símbolo de lo investigado pues, Akutagawa tenía a Atsushi debajo en él y encima de aquella cama grande y bien tendida, había una guerra de miradas entre ambos chicos, una guerra que ninguno quería perder y al mismo tiempo deseaban perder, la guerra que abriría paso a sus almas
Akutagawa decidió rendirse para dejar una sonrisa delicada en Atsushi, su contrincante se había sonrojado y más al sentir los dedos largos del mafioso en su corbata
- Creo que es la primera vez que te veo con una corbata bien ajustada
- Es la primera vez, si – respondió el albino mientras veía al azabache – es la primera vez que ríes tan cerca de mi
- Es la primera vez, si – respondió el azabache mientras terminaba de quitar la corbata del albino – ¿algo más?
- ¿Será la primera vez? – pregunto el albino haciendo al azabache sonrojar
- Si, será la primera vez – ante la respuesta, Atsushi subió sus brazos para quitar el pañoleta que portaba el mafioso en su cuello - ¿Qué crees que haces? – pregunto molesto
- Si va a ser la primera vez, debes quitártelo
- ¿Por qué debería hacerlo? – volvió a preguntar molesto más sin interrumpir las acciones del albino
- ¿Por qué? bueno ... - Atsushi había quitado el pañoleta y dejaba ver el cuello del mafioso con aquella pálida y fría piel, el albino había aprovechado para pasar sus dedos en el cuello demostrando su tranquilidad ante el caso – porque sería mala idea... ser el único desnudo
- Muy bien – suspiro el mafioso ante las caricias del albino – pero llevaré la gabardina
- Sin gabardina – dicto el albino – solo por esta vez – pidió el albino acercando el rostro del mafioso
- Solo por esta vez – repitió el mafioso en son de respuesta y termino juntando los labios de ambos
El vals de labios que formaron era como una melodía única de algún músico reconocido, si lo poníamos en términos podría ser una pieza de Tchaikovsky y un hermoso vals de las flores, aquella melodía que subía y bajaba a su son, que cortaba y alargaba el sonar, así era aquel primer beso, no solo eran unido y profundo, era lo que necesitaban en aquel momento, unas sonoras y bailarinas flores, separandose delicadamente simplemente para lograr respirar, sus ojos se unieron en una firme decisión para ambos, Akutagawa volvió a acercar sus labios y unirlos con los de Atsushi, pero está vez, el coro de las flores llegaba haciendo a Atsushi continuar con lo que había comenzado, despojando a Akutagawa de su gabardina mientras Akutagawa quitaba el saco negro que llevaba Atsushi, si lo veíamos de tal forma, ambos combinaban aquella noche.
Saco negro, camisa blanca, pantalón negro, zapatos negros, no lo habían notado pero quizá horas después cuando tuvieran que vestirse lo harían, por ahora solo importaba que habían descubierto el secreto que se les fue oculto.
Atsushi había logrado quitar la camisa del mafioso y aunque Akutagawa no había terminado con la del albino, Atsushi abrazo al mafioso sonrojándole de la acción
- Cortaré tus dedos – dijo el mafioso mientras tenía a el rostro de Atsushi en su pecho
- Eso dijiste hace unas horas y no lo hiciste – dijo burlón el pequeño albino y suspiro – tu pecho es tan frio como tus manos... pero de alguna forma es cálido
- ¿Qué estás diciendo idiota? – pregunto avergonzado
- Digo que... esto es cálido... el sonido de tu corazón nervioso
- No es mi corazón
- ¿entonces que es el bom-bom?
- Torpe – dijo entre risas – no sientes calidez en mi porque yo sea cálido, la sientes porque me transmites la tuya, tu gran calidez que logro sentir con una simple sonrisa – las palabras del mafioso hicieron a Atsushi sonrojar y mirarlo cara a cara nuevamente – Es la primera vez que siento tal calidez...
Se acercaron una vez más por un tercer beso, esta vez se aventuraron más dejando sus bocas abrir y sus lenguas entrar, suspiros escapaban de tal acción, pues sentían la calidez llegar de distintas maneras.
Akutagawa había terminado por la camisa del albino y no había perdido el tiempo en sus pantalones, dejando a Atsushi recostado saco los pantalones de sus piernas suavemente mientras sus manos recorrían el camino de regreso en el albino, acaricio suavemente sus piernas y estiro ligeramente la tela del bóxer en cuanto llego a la cadera, la piel quemada lo hizo detenerse y separarse ligeramente del albino, Atsushi se sintió decaído en aquel instante
- Lo lamento, olvide... me-mencionarlo – dijo avergonzado pero Akutagawa no le miro, se había sentado en la cama aun encima del albino pero su vista se había fijado en aquellas quemaduras
- Un pequeño niño no merecía esto – menciono Akutagawa dejando al albino sorprendido
Akutagawa se había acercado lo suficiente, comenzaba a besar la piel quemada del albino haciendo a Atsushi suspirar y más que nada conmocionar, pues Atsushi había comenzado a llorar y no paraba de hacerlo al sentir aquel cálido trato, habiendo combinado el gemido por el placer y el gemido por la amabilidad, Atsushi podía decirse que estaba bastante conmocionado y animado en aquel ambiente.
Akutagawa subió sus besos hasta los pezones del albino, donde se detuvo una milésima de segundo para besar ambos, dejando a Atsushi respirar agitado y así volviendo a su camino hasta llegar a su cuello y una vez tomado su tiempo en el cuello logró subir recorriendo las lágrimas de Atsushi y así llegar a sus ojos
- Eso fue vergonzoso – dijo el albino teniendo a Akutagawa de frente
- Lo fue, pero también lo necesitabas
- Gracias... aun así
- Aun así quería hacerlo – dijo serio el mafioso - ¿estás listo? – pregunto mirándolo y Atsushi respiro agitado nuevamente pero está vez por el hecho de sentirse nervioso
- Lo estoy, confió en ti
Esta vez no le prestaba atención a los besos, pues ahora ambos chicos habiéndose quitado sus ropas comenzaban un mágico ritual que les dejaría continuar con sus expectativas
Las piernas de Atsushi habían sido flexionadas y alzadas hasta el alcance de los hombros de Akutagawa, mientras el mafioso daba giros con uno de sus dedos alrededor de la entrada de Atsushi poniéndolo más nervioso y ansioso por el sentir húmedo y resbaloso del dedo
- Todo estará bien – menciono el azabache para calmar al albino
- Lo sé, investigaste – dijo Atsushi sonrojado – pero no significa que sea algo nuevo
- No es lo único nuevo
Akutagawa acerco su mano libre a la mejilla del albino, acerco su torso para volver a besarlo y así aprovechar para introducir su dedo en el albino, Atsushi movió sus caderas como una queja y se separó del beso para quejarse
- Se siente raro – se quejó Atsushi
- ¿te duele?
- No pero se siente muy raro – volvió a quejarse
- ¿Qué sientes? – pregunto el mafioso antes de comenzar a besar el cuello del albino
- Se siente... como... si algo viscoso quisiera salir pero impides que salga
- ¿y tú quieres que salga?
- No... no quiero – confeso
- Lo sé... puedo sentir como me jalas más adentro – dijo mirándole a los ojos y obviamente poniendo rojo al albino
- No digas esas cosas
- Lo haces
- Akutagawa
- En serio, creo que te comerás mi mano
- ¡Para ya!
- ¿mejor?
- S-si...
Akutagawa había aprovechado para llenar a Atsushi con un segundo digito, y así comenzar a expandir, Atsushi volvió a quejarse, sentía como todo en él era invadido y extraído, sería como punzadas se creaban en su recto así como en sus caderas y su miembro, y el mafioso no iba a ignorarle, se sentía igual
- Atsushi
- ¿s-si?
- Quiero entrar ya...
- Lo sé – sonrió el albino – confió en ti
- No puedes... estoy muy ansioso
- Aun así, confiaré en ti y solo en ti, Akutagawa – confeso tomando ambas mejillas del mafioso – porque eres el único que sabe todo y tiene todo de mi... - sonrió amplio – porque... el tigre me ayudará a sanar cualquier cosa, es nuestro turno de disfrutar
- Ryunosuke
- ¿eh?
- Es lo único que no sabes de mí, mi nombre completo: Akutagawa Ryunosuke
- Ryunosuke es un nombre hermoso... al igual que el portador
Ambos chicos sonrieron, Akutagawa dejo salir sus dedos propiciando en Atsushi un quejido por sentirse el aquel vacío, Akutagawa bajo las piernas de Atsushi provocando un tronar en sus huesos por aquella posición durante aquel tiempo, volvió a abrirlas y tomo la cadera de Atsushi para alzarlo, Atsushi tampoco se quedaba atrás, había ayudado en aquel acomodamiento y más pues había abrazado la cintura del mafioso con sus piernas, Akutagawa tenía el mejor escenario, la entrada de Atsushi estaba frente a él perfectamente bien colocada, Atsushi estaba impaciente y nervioso, el mafioso prefirió acercar su mano
- Todo estará bien – dijo deteniendo el tiempo para ambos
- Lo estará – dijo Atsushi tomando la mano del mafioso y entrelazando sus dedos – hazlo
Akutagawa sonrio ligeramente al ver aquello, su pequeño amigo estaba más que preparado y así fue en cuanto logró entrar, Atsushi inmediatamente gimió y Akutagawa simplemente dejo continuo su camino por aquel canal aprovechando la suavidad y el buen participar de Atsushi llego lo más profundo donde pudo detener su paso y escuchar a Atsushi gritar
- ¿te duele?
- No, simplemente... e-es más grande y profundo – dijo el albino entre sus respiraciones agitadas
- Avísame cuando te sientas más cómodo
- No, eso no pasará – se quejó Atsushi entre gemidos – muévete
- Hey Jinko – le llamo el mafioso pero Atsushi apretó sus manos, Akutagawa sintió aquel agarre tan fuerte que no dudo en quejarse y mirar, lo único que vio fue su mano sangrar, Atsushi estaba usando sus garras – esto será duro – se quejó Akutagawa mientras comenzaba a moverse
Los movimientos de Akutagawa eran finos y precisos llegando a aquel punto donde solo ellos podían llegar a sentir que era el punto correcto, con una mano suelta Akutagawa aprovechaba para relajar a Atsushi con caricias y besos, la liberación de su mano era importante más no pensó en las consecuencias pues en cuanto su mano fue liberada las estocadas eran más rapidas haciendo a Atsushi abrazarle más fuerte y por consiguiente rasguñar la espalda del mafioso
- Voy a matarte – dijo Akutagawa mirando al albino debajo de él, Atsushi seguía gimiendo fuerte y rápido, las pausas entre ellos no existían
El sudor entre ambos se combinaba, el sonido de lo liquido y pegajoso de sus cuerpos crean una nueva melodía que jamás podían olvidar, el son de sus cuerpos unidos creaban una melodía inolvidable y fabulosa, mientras los gemidos de Atsushi eran la letra de la canción, lo había conseguido, llegar al clímax del momento logrando que ambos terminaran, su primera vez, su primera experiencia ahora era vista por ambos mientras intentaban recuperar sus respiraciones
- Es...to se siente mal – se quejó el albino
- ¿de qué hablas?
- Es-está adentro – dijo el albino – sigues adentro
- Sigo sin entender y – Atsushi cambio su mirada, miro fijo al mafioso, se veía molesto y un movimiento rápido de ojos lo hizo entender
- OH ~ - salió de su boca en sorpresa y entendimiento – lo lamento, olvide el condón, te ayudaré a limpiarte
- Esto es vergonzoso – se quejó el albino mientras Akutagawa se acercaba a besar su mejilla
- Pero estás feliz ¿no?
- Lo estoy... y tú también ¿no?
- Lo estoy – dijo acostándose al lado del albino
- Oye, ayúdame a limpiarme, apenas y puedo tocarme allí
- Vamos Jinko, solo espera unos minutos, me siento cansado ¿tú no?
- Si pero...
- No te pasará nada
- Lo sé... - suspiro el albino mientras se acercaba al mafioso - ¿podemos volver a vernos?
- Si, nos veremos cada que queramos... - dijo acomodando al albino entre sus brazos y pecho
- Me parece una maravillosa idea... - menciono Atsushi soñoliento – Akutagawa... por favor, no me dejes solo jamás...
Akutagawa volteo a ver al albino quien se encontraba dormido ya, sonrió de verlo descansar en su regazo, tomo la sabana que yacía a un lado de ellos y se cubrió con ella, claro también al albino, abrazo al pequeño felino y respiro profundo Akutagawa para después depositar un cálido beso en elcabello de Atsushi
- El que debería pedirte que no le dejes... soy yo Atsushi.
¡Gracias por leer!
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