2. Cementerio de sentimientos
Nuevamente los chicos se habían reunido unos días después de ganarle a The Guild, su encuentro se había programado desde el pasado, cuando disfrutaban del atardecer, al ser domingo, día de descanso del chico tigre, esté pudo ir de civil a su encuentro: un restaurante familiar
Akutagawa le esperaba en la mesa del fondo a espalas, Atsushi solo camino a su encuentro
- Esté lugar es extraño – dijo el albino
- ¿Por qué lo es?
- No te imaginaba en un lugar como este – respondió el albino con vergüenza
- Además de ser un asesino necesito comer – respondió el azabache un tanto molesto.
- No era mi intención
- Lo comprendo - respondió mientras con las yemas de sus dedos le acercaba la carta del menú – elige
- Sí, claro
El ambiente entre ambos no era... amigable pero tampoco hostil, era tranquilo y relajado, ambos intentaban ayudar al otro, liberar la carga del otro y para ello, necesitaban llegar a un acuerdo. El desayuno fue normal, no hubo palabra por parte de ningún de los dos. Cada uno pago su cuenta y salieron juntos del lugar aun cuando el pelinegro guiaba al albino, montaron un tren, Akutagawa conocía bien el día libre, así que solo montaron y se sentaron, ambos miraban por la ventana, nuevamente sin palabras para el contrario.
- Es un lindo día – dijo Akutagawa rompiendo el silencio, Atsushi volteo a verlo, esté seguía viendo por la ventana
- Lo es - respondió con una cálida sonrisa – Akutagawa – le llamo y el nombrado lo miro
- ¿sí?
- ¿Realmente esto está bien?
- Lo está, ninguno está cometiendo traición
- Supongo.
- Deja de preocuparte, en todo caso yo tengo más de perder que tú, y yo propuse esto
- Lo sé pero no quiero que ninguno tenga problemas
- Haz caso, deja de preocuparte
- Akutagawa ¿A dónde vamos?
- A la prefectura de Miura
- ¿Por qué a Miura?
- Me pareció un lugar tranquilo – dijo y al ver la cara del albino suspiro – hay un bonito hotel allí con vista al mar, pensé que podríamos hablar allí tranquilos, no como el restaurante
- Si, entiendo – sonrió el albino – será mi primera vez en un hotel
- Mi primera vez fue con Dazai-san en una misión para la mafia
- ¿está bien que me cuentes de tus trabajos?
- ¿vas a denunciarme?
- No
- ¿vas a acusarme con Dazai-san?
- No es como que vayamos a detenerte solo porque yo lo diga
- Entonces está bien
- Tu línea de bien y mal está mal formada
- Lo sé
Una hora y media después habían logrado llegar a la prefectura de Miura, allí tomaron un taxi para llegar al Mermaid hotel, la vista era hermosa pero en lugar de quedarse en el hotel, Atsushi había optado por escaparse al centro y aunque el azabache le siguió, quería hablar
- Akutagawa ¿has buceado? – pregunto el albino mirando un folleto
- No, no puedo usar a Rashoumon
- ¿Por qué usas tanta ropa si solo necesitas dela gabardina?
- Algunas técnicas llevan más tela de la que uso con la gabardina
- ¿Cómo cuál?
- ¿recuerdas aquella vez en el barco? Cuando use Early Blooming Sakura ¿recuerdas?
- Si, lo hago – dijo el albino tallando sus brazos
- Ocupaba más que mi gabardina – dijo y miro al albino mirar el cartel del acuario - ¿quieres ir?
- ¿eh? No, solo, no, no para nada – dijo el albino nervioso
- Vamos entonces
- Pero
- ¿pero qué?
- Pensé que odiabas los lugares ruidosos
- ¿Por qué?
- Elegiste un hotel que solo acepta adultos y de por si hubo problemas porque pensaron que era menor de edad
- Solo vamos, dudo que haya gente, además después de entretener tu energética cabeza de tigre podremos hablar tranquilos
- Lo lamento
Ambos chicos volvían a caminar juntos y una vez más el silencio reinaba ¿Qué pasaba en esos momentos de silencio? No eran por discusiones o por no llevarse bien, solo eran cálidos
Tomaron un taxi que los llevo a su dirección, el acuario. Atsushi olvido todo lo anterior con aquel momento, todo en el acuario era hermoso
- ¡Akutagawa tienen incluidos tiburones sierra! – estaba emocionado
- Estás energético – dijo fastidiado el mafioso pero el albino no escucho, seguía jugando y divirtiéndose con las criaturas marinas, Akutagawa ocupo su tiempo en vigilarlo y ver folletos
La hora de comer había llegado y es algo que había calmado por completo al tigre, allí fue cuando Akutagawa fijo sus ojos en el albino, volvió a él, después de jugar y revolotear, volvió así como el efecto de un yo-yo – Increíble – se dijo a sí mismo el mafioso mientras su sonrisa parecía ligeramente en su rostro perfilado.
La comida se sirvió cerca de un estanque de estrellas de mar y mantarrayas bebes, Atsushi podía seguir viendo desde el cristal mientras comía, está vez, no había silencio
- Entonces la Agencia fue detrás del hombre que le hizo daño al dueño del café
- No me sorprende, lo merecía
- ¿ustedes?
- No hemos negociado nada, seguimos recuperándonos de las bajas, necesitamos personal nuevo
- ¿es duro?
- ¿perdón?
- ¿es duro entrar a la mafia? – pregunto el albino mirando fijamente a los ojos del mafioso, este trago su comida y bajo los cubiertos
- Lo es, desde que te suben al auto sientes una enorme sensación de miedo que cala tus huesos, la sensación de devolver lo poco comido está presente pero piensas "lo necesito" y deja de importarte, te gana la venganza, el miedo es pasado y solo quieres justicia – dijo y miro fijo al albino – Comienzan a hablarte de lo que tendrás, de lo mucho que tendrás a cambio de un solo trabajo, piensas en las personas que amas, piensas que no conoces a esas personas, piensas que solo es un trabajo más y cierras los ojos... - dijo evitando ligeramente la mirada del albino – pero el olor y el sonido se quedan... los golpes llegan, las amenazas y torturas también pero... ya te han dicho muchas cosas, no puedes renunciar, solo aguantar o ser acabado por los mismos que te dieron esperanza, pierdes las motivaciones, pierdes el oído y el olfato, solo te importa matarlos y cumplir la misión, conseguir lo que tú quieres, entonces... - el azabache hizo una ligera pausa, volvió a mirar al albino quien acumulaba lágrimas en sus ojos y termino - abandonas la esperanza
Atsushi no dijo ninguna palabra, limpio las lágrimas acumuladas en sus ojos y volvió a comer sin mirar al azabache, no tenía palabras para su compañero, ni si quiera una opuesta, ¿Qué podía decirle? ¿Qué podía animarle? Nada, un chico quien vio esperanza le convirtió el verdugo y le hicieron perder toda esperanza... entonces... ¿Qué significaba para ellos?
Había salido del acuario, subieron al taxi, Atsushi seguía sin poder mirar a los ojos a Akutagawa, no por miedo o desilusión, se sentía avergonzado de no poder decirle algo sobre su historia, aunque al parecer así estaban mejor, Atsushi vio cómo iban en diferente dirección al hotel y fue cuando miro al mafioso, Akutagawa supo de inmediato porque era visto pero ni siquiera necesito verlo para responder
- Es una sorpresa, creí que te haría sentir mejor – fue lo que dijo el azabache aun viendo por la ventana
Atsushi se acomodó en el asiento, sus sentimientos habían empeorado, no solo tenía el descaro de no poder decir algo, si no que ahora Akutagawa buscaba consolarlo ¿Qué se supone que hacia él entonces? Sus encuentros eran para liberarse de sus pasados... pero... ¿Qué hacia él?
Bajo la cabeza por la vergüenza en su corazón y espero a que llegaran a su destino, sintió el auto parar y a Akutagawa bajar, no quería si quiera mirar o sorprenderse pero sí que se sorprendió. Habían llegado a un cementerio del lugar. Atsushi se dispuso a poner guardia baja ante el mafioso pero al verle tan tranquilo, Atsushi se calmó y le siguió.
El suelo crujía por la arena negra y olvidada del lugar, cada paso avisaba su llegada, el viento fresco resonaba entre los arboles gigantes y Atsushi podía jugar que al tallar el viento con las lapidas estas cantaban, era igual a tener una concierto de opera en sus oídos sin si quiera haber instrumentos, camino detrás (pegado) a Akutagawa, al llegar al centro del cementerio, el azabache freno haciendo a Atsushi chocar con su espalda
- ¿el gatito está asustado?
- No – respondió nervioso
- Sí, claro – suspiro el azabache - ¿Qué vez aquí?
- Lapidas
- ¿conoces a los dueños de ellas?
- No
- ¿y si lees un nombre?
- Seguiré sin conocerlos
- Tampoco sabes cómo murieron ¿no?
- No
- ¿te hace sentir mal?
- No puedo decirlo, digo están muertos pero... no les conozco, no sé que paso con ellos, solo me da miedo el lugar
- Sientes miedo por ti, porque es un momento y lugar donde hay muertos, no lo sientes por ellos
- No...
- Bueno, yo no siento nada, ni por ellos, ni miedo del lugar
- Akutagawa...
- Solo establezco un punto – dijo agachándose para ver el nombre de una lápida – Señor Yuzuke Kakeru, amado esposo y padre. No le conozco
- A-Akutagawa, entiendo el punto – dijo Atsushi aun nervioso
- ¿sigues asustado?
- Si
- Regresemos – dijo el azabache levantándose
- No
- ¿no?
- No está bien – dijo el albino con lágrimas en los ojos – no está bien que solo cierres los ojos y no les veas, que dejes de oírles o de olerlos, es
- No pasa eso – interrumpió serio el azabache mirando a Atsushi – yo puedo verlos a los ojos, oírlos y oler perfecto todo. Te lo he demostrado en nuestras peleas pasadas, no me molesta matar si es por el bien de los que amo o por merito, no me da ni un remordimiento
- ¿me matarías a mí? ¿aquí? ¿ahora?
- ¿y tú? ¿Me matarías a mí? - regreso las preguntas mientras se ponía de pie frente al albino
El aire resoplo contra ambos haciendo aquel silencio tan despreciable para ambos, era doloroso y lleno de odio aquel silencio, un nuevo silencio que ambos odiaron
- Se bien que tu mataste a gente inocente – dijo el azabache
- Yo no lo hice – dijo el albino en su defensa
- El tigre eres tú, tu eres el tigre, no hay diferencia, comerías de estar hambriento – dijo y esbozo una sonrisa en su rostro – me comerías si no huesos comido antes
- ¡Claro que no! – grito el albino frustrado
- ¿Quién fue el primero y único en dejarme en coma?
- Querías matarme
- Aquella vez cuando te levantaste me habías sorprendido, ¿Cómo sobreviviste a tal ataque de Rashoumon? Era todo en mi cabeza... Tu habilidad es maravillosa pero inútil en ti, jamás me retractaré de ellos, lo molesto es que... no me deja matarte fácilmente
- Entonces me matarías
- De ser necesario lo haría – cruzo sus brazos – estas pláticas no son amistosas, son para llevarnos a un punto de matarnos sin remordimientos
- De nuevo con eso – se quejó el albino – podemos vivir, podemos darnos esperanza así como aquel día en Moby-dick, para mi... sigues siendo impresionante Akutagawa
- Solo te estoy dando valor
- ¿valor?
- El precio de tu vida, así tu muerte valdrá la pena, probablemente el cien por ciento de un reconocimiento... Si Dazai-san se entera que mate a un fiel y precioso héroe lleno de esperanzas será suficiente
- Tú... tú no le das valor a mi vida – dijo frustrado el albino
- ¿no? entonces... ¿quién? ¿el director de tu orfanato?
- Si la vida de alguien tiene valor o no... ¡tú no decides eso!
- Vuelves a decir lo mismo, pero si no puedo decirlo yo ¿Qué hacemos aquí? ¿Qué hacemos juntos?
- Como puedes pensar algo así... - dijo bajando la mirada en decepción – estamos juntos por que queremos, estamos juntos por que lo necesitamos... estamos juntos porque confiamos... ¡no podemos seguir viviendo sin que nos digamos "está bien que vivas"! ¡¿Cómo sigues sin entenderlo?!
- ¿no tienes mejores palabras que las que ya repetiste?
- ¿Qué tal? ME VOY – dijo para comenzar su caminar a las afueras del cementerio
- No hay trenes ya... - dijo y sonrió el mafioso - Es malo depender de alguien
- Tú me trajiste aquí
- Si, y ahora si lo disfruto
- Maldición....
La riña ceso, sus molestias continuaban, no esperaron mucho una vez llegando al hotel para subir a la habitación y así no tener que estar en el mismo espacio, Atsushi se acomodaba en el sofá de la habitación cuando el mafioso no logro evitar sentirse mal por algunas palabras
- Oye – le llamo Akutagawa pero el albino no le volteo a ver, solo hizo un sonido para demostrar que le escuchaba – la verdad... Gracias por intentar decir unas palabras, conozco lo difícil que es, se bien que conoces de torturas igual o mejor que yo, así que por eso creo que estos temas son valiosos entre nosotros, tu director...
- Él está lejos de mí – dijo el albino interrumpiendo al mafioso – no sé qué haría si lo viera...
- ¿lo matarías? – pregunto el azabache, Atsushi no respondió, hubo un enorme silencio, el azabache se rindió de esperar la respuesta después de un largo rato y se acostó en la cama de la habitación, tapo su cuerpo con el edredón y cerro sus ojos dispuesto a caer en los brazos de morfeo
- Lo haría – respondió por fin Atsushi haciendo a Akutagawa abrir los ojos, separo el edredón de su cama y miro con dirección al albino, entonces le escucho llorar – lo haría – repitió Atsushi entre llantos
Akutagawa suspiro, volvió a acostarse y acomodarse pero el llanto de Atsushi no le dejaba en paz, no era como que no recordará la primera vez que mato porque él quiso, el mafioso se regañó mentalmente a sí mismo y se levantó, fue hasta el sofá y se sentó sorprendiendo a Atsushi, el albino quien apenas había levantado ligeramente su cabeza fue apresado por Rashoumon y acomodado en los muslos del mafioso boca abajo
- A-Akutagawa
- No quiero verte, solo llora – dijo serio el mafioso
Atsushi no respondió ni volteo su mirada, se quedo así como el mafioso le puso y siguió llorando, por su lado, Akutagawa torpe y confundido entre hacerlo o no, dudo en poner su mano en el cuerpo del albino pero el llanto del albino gano y esto le dejo poner su mano para apaciguar el dolor
- ¡no puedo evitarlo! Podría matarlo ¡quiero matarlo!
- Podrías hacerlo...
- ¡No puedo! ¡no quiero! Tengo amigos ahora, amigos que no lo permitirían
- Si fueran tus amigos dejarían que te deshicieras de la carga
- No, ellos me protegen de mi
- ¿y quién te protegió de él?
Aquella pregunta había roto a Atsushi, esté solo continuo llorando, más bien gritando y Akutagawa suspiro
– deberíamos dejar de vernos por un tiempo...
- Deberíamos – gimoteo el albino – eres mala influencia
- No, solo busco que te deshagas de eso que te aplasta y no te deja respirar
La noche continuo igual, hasta dejar a ambos rendidos, una vez en la mañana y subiendo al tren, no voltearon a verse, ya no habían palabras o hechos para verse, acabando con toda esperanza de ambos para poder liberar sus penas.
...
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