✧chapter twenty-three

Al día siguiente del ensayo —que en realidad no hubo nada de ensayos, solamente una celebración por la nueva pareja—, tocaba el turno del entrenamiento de Jungkook, por lo que, igual que de costumbre, buscó a Taehyung por la tarde para comenzar el patinaje.

Estaba mejorando mucho, pero siendo sinceros, aún tenía fallos importantes, así que Kim debía apresurar sus clases si es que quería tener un buen dúo para la competencia a tiempo.

Cada vez estaba más cerca el gran día, y Jeon aún no podía patinar por más de cinco minutos sin caerse; bueno, eso claro cuando no iba de la mano de Taehyung, pero aún así, tenían dificultades.

Sería un día muy largo...

—¡Me rindo!—gritó harto el peli negro.

—Vamos, no estuvo tan mal... Levántate y continuemos.—respondió el contrario, tratando de aguantarse las ganas de reír.

—¿No tan mal?, ¡con ésta son seis veces que me caigo hoy!—reclamó Jungkook, mientras Tae le ofrecía sus manos para ayudarlo a ponerse de pie. Él las aceptó, y continuó su reclamo—Ya no quiero... Me duele todo, me rindo por hoy Taehyung...

—Ya no tenemos mucho tiempo Jungkook, y todavía no te enseño la coreografía.—bufó el rubio, sosteniendo al mayor para evitar una séptima caída.

—Es más fácil aprender batería o guitarra que esto... Además, no creo que se me dificulte aprender los pasos de baile, ¡pero definitivamente odio estas cosas del demonio con ruedas!—trataba de no mover sus piernas para no perder el equilibrio.

Taehyung largó un suspiro, y al final aceptó el berrinche de Jeon.
Lo ayudó a sentarse en el suelo lentamente, y ambos se quitaron los patines; el entrenamiento del día había terminado un poco antes de lo usual, pero el pobre Jungkook ya no podía más.

Su ropa gris clara estaba llena de manchas de tierra y polvo, además de tener pequeños raspones en las manos y codos por tanto sostenerse con ellos al caer.

Le dolía todo y sabía que quizá tendría moretones al día siguiente; en esos momentos se arrepentía de haber aceptado el famoso trato de Yoongi con Taehyung.

Y luego se perdía en esos caballos rubios ondulados y esos peligrosos ojos, y entonces su arrepentimiento disminuía.
Pobre de Jungkook y su hechizo de amor hacia Kim.

—Necesito un baño y una pastilla para el dolor, creo que iré a casa ya.—habló Jeon mientras terminaba de colocarse sus zapatos normales.

—Si claro, nadie te detiene.—Taehyung le dió una breve sonrisa y ambos se pusieron de pie.

Y justo antes de que se separaran, al mayor se le prendió el foco. ¿Qué podría pasar si invitaba al rubio a su casa por primera vez?, es decir, él ya había estado en casa de Taehyung —por accidente pero sí—, así que, ¿no debería ser mutuo?, pensó.

Aunque bueno, más bien buscó ese pretexto para no admitir que realmente quería invitarlo a ir. Vaya que se complicaba la vida él solo.

—Tae... ¿Me acompañas a mi casa?—soltó sin más, esperando no tener problemas en dar su grandiosa explicación.

—Claro, pero, ¿porqué o qué?—el rubio lo miró atento, aún manteniendo una pequeña sonrisa.

—Porque... Yo ya estuve en tu casa, y creo que debería ser parejo ¿sabes?, pero no te preocupes, tú no tendrás que saludar a mi madre.—le sonrió levemente y con un poco notorio sonrojo en sus mejillas.

"¿Se dará cuenta de que estoy nervioso?", se preguntó Jungkook internamente.

Pero, Taehyung ya había aprendido algo en el poco tiempo que llevaba conociendo a Jeon: Se notaba demasiado cuando mentía, y cuando estaba nervioso.
Así que para él fue claro todo desde el momento en que lo vió sonrojarse, "me quiere invitar a su casa, que lindo", pensó el menor.

—Ja, si claro, vamos.—respondió Kim tratando de hacerle pensar que le creía.

—Vayamos al vehículo demoníaco entonces.—sonrió Jungkook, sintiéndose victorioso porque "Taehyung le creyó".

Ambos caminaron hasta la casa del rubio, y éste abrió la puerta un poco, únicamente para dejar los patines dentro y cerrar.
Regresaron sus pasos hasta la motocicleta del peli negro, subieron en ella, y por supuesto, Kim inmediatamente abrazó la espalda y cintura del chico conductor, por seguridad nada más, obviamente —no porque le encantaba sentir el perfume y el calor de Jungkook, no, para nada—, e iniciaron su camino a la casa Jeon.

Vaya que cada vez se unían más y más, y ya ni siquiera sus cupidos personales sabían realmente de sus planes o de lo que hacían.
Pero sí, habían hecho un buen trabajo en juntarlos al final de cuentas.

Y así, veinte minutos después llegaron a su destino.
Jungkook sonrió de inmediato, pues el auto de sus padres no estaba, por lo tanto, no había nadie en casa, y nadie le haría preguntas ni reclamos innecesarios.

Bajaron de la motocicleta y el mayor lo guió hasta la puerta, en dónde se detuvo un momento para buscar sus llaves.

—Es una fachada linda.—comentó Kim—¿Sabes qué le vendría bien?, unas rosas, le diré a mi mamá que me dé algunas para ti.

—A mi madre le gustaría, pero a mí padre no tanto, así que...—el peli negro formó una mueca pensativa, y mientras abría la puerta por fin, respondió con una leve sonrisa—Sabes, sí, trae unas flores, le darían algo de color a la entrada.

¿Jungkook queriendo darle color a algo?, eso sí que era nuevo.

—¡Lo haré!, quizá mañana te lleve unas cuantas al ensayo.—sonrió en grande, y ambos entraron al lugar.

Por supuesto, Jungkook le dió espacio para entrar primero, como todo un caballero.
"Yo no suelo hacer eso... Wow", pensó al ingresar él y cerrar la puerta tras de si.

—Bueno, bienvenido a la casa Jeon... No hay mucho que hacer aquí, pero al menos es bonita.—dijo el mayor al caminar por la sala de estar, dejando sus llaves botadas en una mesa, y avanzando hasta las escaleras—Y lo mejor es que no hay nadie por ahora, así que es silenciosa y tranquila.

—¿Osea que estamos solos?, vaya...—Taehyung sintió como sus mejillas subieron de temperatura, y al darse cuenta de la mirada algo pícara de Jungkook ante su frase, trató de disimularlo con un comentario completamente fuera de lugar—Digo... El tapiz es lindo...

—Ja, gracias.—el peli negro negó levemente con la cabeza mientras soltaba una risita nerviosa, entendiendo porqué su acompañante se había vuelto color semáforo.

Y con un poco de tensión en el ambiente, Jeon lo condujo a las escaleras. Estas daban al piso donde se encontraban dos habitaciones, un baño y un cuarto muy pequeño que usaban para guardar tonterías.
La puerta de la recámara de Jungkook tenía pegado un póster de Metallica y uno de Nirvana, además de un colgante en la perilla que decía "No molestar".

—¿De verdad entraré a tu habitación?, creí que te esperaría abajo, en el sofá...—cuestionó Taehyung con evidente nerviosismo cuando vió que el contrario abrió la puerta de dicho sitio, e ingresó sin más.

—Emm... Sí, ¿qué tiene de malo?, además, es más cómodo mi colchón que el sillón...—tomó una toalla y un cambio de ropa a una velocidad increíble, y salió nuevamente de la habitación, dejando al rubio ahí en la puerta aún confundido—Sólo siéntate y me iré a bañar.

Jungkook prácticamente corrió al baño, cerrándolo con algo de fuerza, vaya que se había puesto más rojo que nada.

Taehyung, aunque sin entender muy bien que debía hacer, decidió seguir la indicación del dueño de la casa.
Nada pasaría si entraba a su cuarto, ¿no?

Se adentró al lugar a pasos lentos, todavía sin la confianza total de hacerlo, y simplemente se sentó en la orilla de la cama, cruzó sus piernas y jugó con sus manos para tratar de ignorar sus nervios.
Era cómodo por supuesto, y la vista de la ventana era muy linda; el chico se dedicó a mirar sus alrededores, viendo los detalles de las paredes y las cosas que Jeon tenía en cada repisa y mueble.

Contó al menos treinta pósters de bandas diferentes en los muros.
Cinco repisas con figuritas de acción, cassettes apilados y cosas pequeñas que no supo decir qué eran.
Dos muebles con cajones, algunos a punto de reventar, suponiendo que la ropa dentro de ellos estaba mal acomodada.
Un espejo de cuerpo completo a un lado del closet, el cual se encontraba abierto y con cosas regadas por fuera; cajas de zapatos vacías, ropa tirada, ganchos y accesorios metálicos, todo en el suelo o sobresaliendo del mueble.

También pudo ver un organizador con discos de vinilo y más cassettes, justo en una esquina.
En el buró de noche, junto a la cama, había un walkman y un par de audífonos, además de una cajetilla de cigarros casi vacía y un encendedor viejo. "¿No ha dejado de fumar ni un poco?", se preguntó el rubio.

Rodó los ojos ante ello, y luego los cerró por completo, perdiéndose en el aroma tan masculino que estaba impregnado en el ambiente; ese perfume le encantaba definitivamente, podría pasar horas oliendo tal fragancia hipnotizante.

Sin embargo, su hipnosis acabó cuando abrió los ojos un poco, y notó que Jungkook iba entrando a la habitación... Sin camisa.

—¡Ay dios mío!—gritó Taehyung cubriéndose inmediatamente los ojos, o más bien toda la cara, tratando de ocultar el color rojo que había aparecido en segundos—¡No tienes ropa!

—Hey, sí traigo, solamente no tengo camisa, y eso es porque acostumbro salir así siempre de la ducha.—respondió Jeon con una ligera risa ante la reacción del menor—¿Tan mal me veo?

—N-no... Digo, ¡Sí!—ni siquiera podía hablar correctamente—¡Ponte una camiseta quieres!

—Tengo calor, además no es algo que jamás hayas visto, relájate.—Jeon continuó sus risas, mientras dejaba su ropa usada de lado y se terminaba de secar el cabello con la toalla, parándose frente al espejo.

—¡Y te burlas!, creo que lo hiciste a propósito...—Kim respiró profundo y finalmente alzó la mirada, fijando su vista nerviosa en el chico contrario.

—Quizá.—bromó Jungkook arreglando su cabello semi húmedo, sacándole un bufido al rubio.

Taehyung no podía dejar de detallar lo que sus ojos estaban apreciando, y es que ciertamente nunca había visto a alguien con el cuerpo tan trabajado, o al menos no sin camiseta. Y sí, Jeon tenía razón, no era "algo nuevo", pero vaya que era mejor a todo lo que había visto jamás. Mil veces mejor.

Los músculos de la espalda, tan grandes... Sus brazos tan fuertes... La relativamente pequeña cintura y el eight pack de su abdomen... Ese pecho... Y ahí estaba Kim Taehyung, perdido en el limbo de un chico increíblemente sexy.

Hasta que algo lo sacó del trance por un momento, y aunque lo que vio le agradó mucho en el interior de sus pensamientos, también lo hizo volver a su chip original: Jungkook tenía tatuajes.

—¿Es enserio que estás tatuado?—cuestionó con su ya conocido tono juzgador. Jeon asintió con obviedad—¿Sí sabes que eso es cosa de delincuentes?

—Vaya, cuánto extrañaba tus comentarios.—respondió con sarcasmo, dándose la vuelta para darle la cara—Veamos, ¿porqué son cosa de delincuentes, según tú?

—Eh, dah, porque los hacen en las cárceles, o en las calles que son peligrosas.—rodó los ojos y cruzó los brazos, por un momento dejó de lado su nerviosismo con tal de reclamar.

—Dios mío, ¿qué clase de enseñanzas te dieron tus padres?—Jeon evitó reír, ya que no quería que esa visita se arruinara—No los hacen ahí... Yo me tatué en un estudio de tatuajes, con una persona profesional y ¿qué crees?, esa persona estudió para ello... Además, me estás reclamando por un par de figuras en el pecho.

Y si, literalmente, Jungkook solamente tenía un par de diseños sobre el pecho, por debajo de la clavícula. Quería hacerse más, pero ya no tenía muchos ahorros, y sus padres no se lo permitían; sí, se había tatuado a escondidas.

Tenía dos serpientes con la técnica LineArt, sus colmillos apuntaban al pecho y la cola terminaba casi cerca de los hombros. Eran grandes sí, pero nada visibles mientras se colocara una camiseta a su medida.
Tenía alrededor de un año que se los había hecho, y ya estaba pensando el modo de sacar la conversación de los tatuajes con sus padres, porque no sabía de dónde había sacado tanta suerte hasta ahora como para que no los notaran aún.

Y deseaba fervientemente tatuarse los brazos o la espalda.

—Bueno sí, pero son grandes...—Kim los detalló mejor, realmente se le veían increíbles—¿Se estudia para eso?, no tenía idea...

—Sí, debes estudiar y ser muy inteligente para esto, no es sencillo tatuar.—explicó cruzándose de brazos, para después formar una expresión pensativa. Recordó algo entonces—Espera, ¿cómo es que te atreves a decirme todo eso?, si tú también tienes un tatuaje.

Y con eso, Tae quitó inmediatamente su postura rígida y pasó a un semblante nervioso de nuevo. Abrió con sorpresa sus ojos, y comenzó a hacer ademanes con las manos tratando de negarlo.
"¿Cómo lo supo?", se preguntaba internamente, mientras Jungkook lo miraba esperando una respuesta.

—E-eso no es cierto...—el rubio sintió sus mejillas arder.

—¿Cómo no?, yo ví un tatuaje en tu cadera, justo la noche que te conocí, cuando estabas bailando sobresalió de tu ropa... Y lo miré por accidente.—ahora las mejillas de Jungkook también estaban rojas.

Se había quedado con la duda de ese tatuaje misterioso, y tuvo que pasar todo ese tiempo para al fin saber qué era o porqué lo tenía.

Se miraron a los ojos por unos eternos segundos, y el contacto solamente se rompió cuando Kim se levantó de golpe y trató de irse.

—¡Mentiroso!, no tengo ningún tatuaje, debiste imaginarlo... ¡Y mejor me voy!—el menor alzó la voz poniéndose frente al chico, y se dió la vuelta con la intención de salir de la recámara.

Pero no, Jeon no sé quedaría de nuevo sin resolver esa pequeña duda en su cabeza, y sabía que no habría otro momento más oportuno que ese.

—¡Espera, déjame verlo!—Jungkook lo siguió esos pocos pasos que había dado, y lo tomó del brazo.

Jaló a Taehyung hacia él sin medir correctamente su fuerza, haciendo que el rubio chocara contra su pecho descubierto, y él a su vez, colocó por inercia ambas manos sobre el torso de Jungkook.
No quedó prácticamente nada de distancia entre ambos, y el contacto visual volvió, acompañado de un sonrojo mutuo y un par de quejidos por parte de Kim.

—¿Q-qué estás haciendo?... Estás demasiado c-cerca...—habló Tae con la cara completamente enrojecida y la voz entrecortada. Habían estado muy cerca antes, pero jamás con menos tela de por medio.

—N-nada, yo...—y, por inercia o impulso, Jeon colocó sus manos sobre la cintura del menor, evitando así que la distancia incrementara de algún modo—Vamos... Ya viste mis tatuajes, s-solo déjame ver el tuyo...

—Esque no... No estuvo bien...—el rubio trató de desviar la mirada, pero le fue imposible.

—No tiene nada de malo... Es arte al final de cuentas... ¿Me lo puedes mostrar?—Jungkook le sonrió levemente en un intento por darle seguridad.

Taehyung, sabiendo que no tenía escapatoria, al final asintió despacio, y bajó una de sus manos a su pantalón; con cuidado de no bajarlo demasiado, empujó la ropa que lo cubría, y Jeon se apartó un poco para poder apreciar con claridad.
Finalmente lo vio, y era un diseño precioso.

Kim se había tatuado tres mariposas detalladas en negro, que iban disminuyendo de tamaño desde su cadera hasta un poco más abajo.

¿Significado?, para él, esas mariposas representaban su deseo de ser libre un día, libre de las reglas y enseñanzas de sus padres que, muchas veces, no le hacían sentido.
¿Cuándo lo había hecho?, hacía un par de años en un impulso de "idiotez" decía él, después de discutir con sus padres sobre, precisamente, que quería tatuarse algo pequeño, y ellos se lo negaron rotundamente. Desobedeció y entró al primer estudio de tatuajes que encontró.
¿Quién más lo sabía?, solamente Jimin sabía de su existencia, pero ni siquiera a él se lo había mostrado, por lo que Park no sabía qué diseño era.

Taehyung no lo mostraba, primero, porque había sido una completa rebeldía y se llevaría el castigo de su vida si sus padres se daban cuenta; y segundo, porque frente a la gente le ocasionaba algo de vergüenza el tenerlo, y prefería evitarse comentarios de ello... Porque, a pesar de todo, "él no era una persona de tatuajes", como muchos le decían al verlo y conocerlo un poco. ¿Qué dirían los demás de ese desliz?

Definitivamente, Tae necesitaba conocer a Jungkook, para poder resolver esa pregunta personal.

—Es precioso, te queda excelente...—comentó el mayor, completamente maravillado y satisfecho por haberlo visto de cerca.

—¿No te parece una estupidez?, no soy una persona a la que esperarías ver con un tatuaje...—respondió Kim con los nervios a tope.

—¿Y?, mira... Yo soy alguien con un pensamiento cuadrado... Pero, puedo jurarte que ese dibujito te queda perfecto, sin importar nada más... No es una estupidez, es una de las cosas que te hacen único y lindo...—y quizá, esa fue la primera vez que Jungkook fue completamente expresivo y sincero con Taehyung.

Ese par de ojos brillantes le jugaban en contra siempre, pero por una vez, aceptó la derrota, y se dejó llevar por la sensación tan bella de estar tan cerca de alguien. Tan cerca de Taehyung, el chico que le gustaba, aunque todavía no quisiera admitirlo por completo ni para él mismo.

—No sabes lo feliz que me hace escuchar eso... Gracias... Mi caramelo.—dijo Taehyung con un brillo especial en los ojos, sin importarle ya lo que había dicho, ni como lo había dicho.

Sólo le importaba quedarse un poco más de tiempo ahí, pegado al chico que le encantaba, tan juntos que podían mezclarse sus respiraciones.

"¿Mi caramelo?, que bonito suena viniendo de esa linda boquita", pensó Jungkook, justo antes de perder por completo su batalla interna por no romper la poca distancia que les quedaba. Esa lucha constante que había tenido que tener consigo mismo los últimos días, y que simplemente ya no podía seguir bajo control, explotaría si no cumplía su deseo.

El peli negro subió una de sus manos para tomarlo de la mejilla, pasando su tacto con suavidad por su cuello y unos mechones de cabello rubio; afirmó su agarre en la cintura de Kim y tras respirar profundamente, dió un último vistazo a su rostro completo.
Taehyung lo miraba esperando la siguiente acción, con una sonrisa dulce y las mejillas totalmente rojas, mientras subía sus manos por los hombros de Jeon, hasta poder abrazarlo por el cuello.

Jungkook fue quien lo besó.
Ni siquiera se frenó ni se detuvo a pensar en nada, simplemente eliminó todo centímetro que lo separaba de Taehyung, y unió sus labios de un solo movimiento, rápido y cuidadoso al mismo tiempo.
Su ritmo pasó de lento y tímido, a uno más profundo y fluido, intercambiando movimientos y mordidas pequeñas.

Se notaba que ambos se habían estado reprimiendo por mucho tiempo, y en ese beso descargaron su tensión, su espera y sus sentimientos.
Quizá no era un simple beso dulce, pero sí uno lleno de atracción y calor; y mientras Taehyung se iba apegando más y más al cuerpo del mayor, Jungkook comenzaba a deslizar sus manos lentamente por debajo de la camiseta del rubio, tomándolo de la cintura ya al descubierto.

Finalmente, la temperatura tan alta del momento los hundió más que nunca, y Jeon acabó despojando al chico de su ropa superior, dejándolo en las mismas condiciones que él. Taehyung no se inmutó, y de hecho, ayudó a quitarse la camiseta que llevaba, y botarla en alguna parte del suelo.
A pasos torpes, Kim pegó su espalda a la puerta cerrada, dejándose llevar por la situación; se sentía tan bien el tacto firme y ansioso de Jungkook sobre su piel, y por supuesto que soltó algunos jadeos cuando sintió como su cadera era apretada con deseo.

¿Qué si era muy apresurado?, tal vez sí, pero ninguno se estaba arrepintiendo de por fin dejar a sus impulsos salir por un instante.
Sólo eran ellos ahí, en la habitación de Jungkook, disfrutando del contacto de sus cuerpos y corazones. Todo era perfecto, y por poco harían algo más, de no ser porque fueron interrumpidos.

Justo cuando Taehyung estaba a punto de desabrochar el pantalón de Jungkook con sus manos ansiosas, y se separaron por un par de segundos entre respiraciones agitadas, escucharon un sonido: la puerta de la casa estaba abriéndose, acompañada de voces.

—Carajo... Llegaron... Mis, mis padres...—dijo Jeon con la voz más grave que Kim jamás había escuchado de él, y ambos se separaron rápidamente.

Y el rubio hubiera sucumbido aún más ante ese tono tan profundo de voz, si al menos tuviera tiempo para hacerlo.

—Ay no... M-me iré...—habló Taehyung regresando en sí, con una voz delicada pero apresurada.

Desde la sala de estar se escuchó un "¡Jungkook, ¿llegaste?!", proveniente de la madre del mayor, a lo cual, él solamente gritó un rápido "¡Sí, estoy aquí arriba!", sin abrir la puerta aún.

Ambos estaban agitados, un poco desubicados y completamente sonrojados, pero tuvieron que obligarse a sí mismos a calmarse y darse prisa. Ninguno deseaba que los señores Jeon subieran y los vieran en tal situación.
Tomaron las primeras camisetas que vieron, sin detenerse a revisarlas, y se arreglaron mutuamente el cabello para ordenarlo un poco.

—¿No olvidas nada?—preguntó Jungkook antes de abrir la puerta, mirando al menor un poco más tranquilo.

—No, todo en orden...—respondió Taehyung tratando de controlar su respiración.

Se miraron y sonrieron por última vez, y antes de salir de la recámara, Jeon le robó un beso corto y rápido a Kim. Claro que no lo dejaría ir sin ello.

—Vámonos.—dijeron al unisono, y finalmente, dejaron el lugar y aceleraron el paso a las escaleras.

Los padres de Jungkook se habían quedado en la cocina por suerte, así que en cuanto bajaron por completo y el peli negro vio que no había nadie en la sala de estar, decidió que no quería darles explicaciones de nada, así que no les dirigió la palabra.
Avanzaron rápidamente a la salida, cuidando que sus pasos no sonaran, y Taehyung salió en completo silencio de la casa, gracias a que Jeon tenía práctica en abrir la puerta sin que esta rechinara.

—Te veré mañana malvavisco...—susurró el mayor con una sonrisa de conejo, mientras ayudaba al chico a salir sin ser visto.

—Hasta mañana mi caramelo.—y Kim dejó un suave beso en la mejilla contraria, sonriéndole antes de que cerraran la puerta.

Taehyung caminó hasta la acera, y decidió pedir un taxi para regresar a su casa, y para su mayor fortuna, no demoró nada en pasar uno justamente por allí, así que en cuestión de minutos ya estaba camino a su hogar.

Y hasta ese momento, se dieron cuenta de algo.
Gracias a la adrenalina de momentos atrás, y a qué debían apresurarse para evitar una reprimenda, Jungkook se había puesto la camiseta de Taehyung, y viceversa.
Pero ya no había oportunidad de cambiarlas, así que...

—¿Y esa camiseta?, tú jamás usas rosa.—cuestionó la señora Jeon cuando, finalmente, salió de la cocina para ver a su hijo.

—Es... Fue un regalo, sólo eso madre.—respondió Jungkook, tratando de no seguir sonriendo de esa manera "tonta".

"Es mi primer camiseta negra... No me queda nada mal, y además huele delicioso", pensó Taehyung en el taxi, mientras se abrazaba a sí mismo con una sonrisa rectangular.

Pero que increíble día habían tenido... Sólo esperaban que todo continuara así de perfecto como se aparentaba.





¡Después de mucho tiempo les traigo un capítulo nuevo!, fue muy largo para que se disfrutara más.
¿Les gustó el nuevo paso de los enamorados?, no se hagan muchas ilusiones jsjs.

Los amo ❤️

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