✧chapter twenty-eight
Finalmente, después de subir una larga escalera, llegaron a la recámara de Taehyung, la cual desde la puerta se notaba que era muy diferente a la de Jungkook.
Dicha entrada tenía stickers pegados en ella, todos de diferentes tamaños, formas y colores, por ejemplo: corazones en distintos estilos, un arcoiris enorme en el centro y pegatinas relacionadas al patinaje y la moda. Era como un casillero decorado por una chica adolescente proveniente de una serie de TV, y por supuesto, eso a Jungkook le causó sentimientos encontrados.
Uno, no pudo evitar criticarlo en sus adentros, ya que su chip de mente cuadrada aún funcionaba con normalidad.
Y dos, sí consiguió ocultar tal cosa ante Taehyung y simplemente pasar ese detalle por alto, ahorrándose un mal rato para ambos.
—Adelante, bienvenido a una habitación limpia y ordenada.—dijo el menor al abrir la puerta—Seguramente es la primera vez que entras a una.—soltó una risita burlona mientras caminaba hacia adentro.
—Ja ja, muy gracioso.—el peli negro siguió el tono de la burla, y finalmente entró.
Ya estando allí, e igual que le había ocurrido a Kim anteriormente, Jungkook detalló con la mirada cada rincón de la recámara, descubriendo un mundo completamente diferente al suyo.
La cama tenía un cobertor rosado a cuadros, almohadas con fundas amarillas pastel y una variedad de cojines y peluches que aportaban un pop de color al asunto; paredes casi blancas, decoradas con pósters —mayormente de Madonna, Abba, A-Ha y un par de artistas disco—, stickers, post-its con aparentes notas olvidadas y discos de vinilo que el mismo Taehyung había pintado y colgado como adornos.
Pudo ver un tocador con un espejo cuadrado impecable, siendo levemente invadido por fotografías encajadas en sus bordes, detalló al menos cuatro perfumes diferentes y varios productos para la piel y el cabello, junto a un par de rubores y unos cuantos lipglosses.
Se notaba que los dos cajones que tenía el mueble estaban a punto de reventar, pero no logró adivinar por qué.
Y finalmente, Jeon se avergonzó de sí mismo al ver que no había ni una sola prenda o zapato fuera de su lugar. El clóset de Taehyung estaba bien cerrado, sus zapatos estaban acomodados por pares en repisas pequeñas a un lado del tocador, y el resto de la habitación se veía completamente despejado.
¿La ropa sucia?, en un cesto, claro.
¿Cosas fuera de su lugar?, para nada, todo tenía un sitio especial.
Además, el aire olía a vainilla y canela, probablemente gracias a algún perfume.
Esa recámara era definitivamente la más bonita que Jungkook había visto, aunque no quisiera admitirlo.
—Que feo cuarto... ¿Cómo puedes vivir entre tanta perfección?—sí, esa fue su manera de halagar a Kim por su impecable estancia.
—Te encanta, admítelo.—el rubio sonrió.
—Jamás.—Jeon se sentó en la cama, y ahora sí concentró su atención en Taehyung—Y bien, ¿ya me vas a decir qué hacemos aquí?—mostró una expresión algo pícara.
—Necesitamos planear nuestros vestuarios para la competencia, y después le llamaré a Minnie para verlos en la plaza.—explicó mientras abría su clóset, dándole la espalda a Jungkook—Por cierto, ¿te molesta si me cambio de ropa?, hoy elegí éste outfit de indiferencia, pero ya no me sirve de nada.
El peli negro abrió los ojos más de la cuenta, y sintió como sus pensamientos provocaban un calor ascendente en sus mejillas; "¿de verdad se va a desvestir enfrente de mi?, eso es un paso mucho más avanzado" pensó.
Sin embargo, aunque parecía que Taehyung estaba simplemente jugando o actuando sin pensar, en realidad todo era parte de su plan.
Bueno, un plan que formó cinco minutos atrás y que rezó por que funcionara. Y al parecer lo haría.
¿Su objetivo?, hacer delirar a Jungkook con su cuerpo, haciendo así que se arrepintiera enserio de haberlo hecho sentir tan mal antes; y ¿por qué no?, quizá dejarse llevar un poquito por su propio plan.
Una táctica no tan esperada de su parte, pero era su turno de desquitarse.
—Hey, tierra llamando a Jungkook.—el menor chasqueó los dedos, sacando al contrario de su aparente trance—¿Te molesta o no?
—N-no... Adelante, es tu cuarto...—tragó duro, intentando ver la situación como algo normal—Además, no hay nada que sea nuevo para mí... Todo bien.
—Perfecto, pero no me mires mucho eh.—Kim sonrió "inocente", y aún dándole la espalda al mayor, comenzó su plan.
Taehyung tomó su camiseta por la parte inferior, cruzando los brazos como usualmente se hace, y comenzó a levantarla con lentitud, revelando poco a poco su espalda y abdomen; esa parte no impresionó tanto a Jungkook, ya que en su encuentro anterior ya le había quitado la camiseta él mismo.
Sin embargo, faltaba una prenda que, hasta ese momento, nunca había salido de su lugar.
El rubio desabrochó su pantalón, y antes de bajarlo, le dió una mirada de reojo al mayor, solamente para comprobar que lo miraba con atención.
Comenzó a deslizar la tela por su cadera, pasando con algo de dificultad por su voluptuoso trasero, para finalmente agacharse con delicadeza y acabar de sacar la prenda, dejando al descubierto sus piernas.
Y así, en menos de un minuto que se sintió eterno a los ojos de Jeon, Taehyung ya estaba más vulnerable que nunca, portando únicamente sus boxers y zapatos.
Por supuesto, la vista que provocó fue más que excelente, pues sus pronunciadas curvas, estrecha cintura y buen —por no decir grande y redondo— trasero hacían que Jungkook tuviera una peligrosa lucha interna.
Una batalla entre conservar la compostura y no moverse de su sitio, o sucumbir ante los encantos de ese sexy rubio y mostrarle que su plan había funcionado.
¿Cuál camino decidió tomar?, vamos, es sencillo de adivinar.
El peli negro pensó con ambas cabezas, y como era de esperarse, la de abajo palpitó y ganó.
Jeon se levantó del colchón sin despegar los ojos de su objetivo, y sin dudarlo más, llegó hasta él con dos pasos —casi zancadas— torpes.
Aunque, ante todo trataba de ser un caballero, por lo que primeramente colocó sus manos sobre los brazos de Taehyung, dando leves caricias en la zona en un intento por contenerse un poco más.
—Veo que no tienes intenciones de tocar nada más, ¿verdad?—preguntó Kim con evidente provocación en su voz, mirándolo por encima del hombro.
—Me gusta preguntar antes... Es mejor pedir permiso, ¿no, bombón?—contestó casi en un susurro, usando un tono mucho más grueso en su voz con el afán de erizar la piel de Taehyung. Claro que lo logró.
—Tú siempre tendrás permiso, sweetie.—y con eso tuvo suficiente para dejar morir su paciencia.
En un movimiento rápido, Jungkook lo giró hacia él, mientras que sus manos rodeaban por completo su cuerpo, tocando primero la espalda y cintura del rubio; por supuesto, fue correspondido cuando Kim lo abrazó por el cuello y se apegó al torso del peli negro, eliminando así la distancia entre ambos.
Ni siquiera fue posible saber quién besó primero a quién, pues ambos unieron sus labios con la misma intensidad y deseo, iniciando un ritmo sin parte dominante.
Taehyung se perdió en la sensación tan increíble que le daba Jeon en ese beso, algo caliente y excitante combinado a la perfección con su piercing en la lengua.
Mientras que Jungkook no pudo quedarse atrás, y a los pocos segundos bajó ambas manos hacia su punto de mayor anhelo; apretó con firmeza el trasero de Kim, el cual era tan grande que desbordaba de sus manos.
Comenzó a tocarlo a su gusto, sintiendo por fin su tamaño, forma y suavidad sin necesidad de imaginarlo nada más, escuchando a su vez los gemidos ahogados que el contrario soltaba en su boca; gracias a su agarre, el mayor apegó aún más el cuerpo del menor, y poco a poco empezó a querer más contacto.
Así que después de un par de minutos llenos de besos y toqueteos, Jungkook decidió que la situación no era lo suficientemente buena.
Quitó su propia camiseta, separándose momentáneamente de Taehyung para poder deshacerse de la prenda que le estorbaba, y dejando al descubierto su abdomen marcado que enloquecía al rubio.
En cuanto quedó más expuesto, volvió a besarlo con mayor lujuria que antes, sintiendo como el contacto piel con piel se hacía cada vez más caliente.
Ninguno de los dos supo cómo ni en qué momento pasó, pero de algún modo habían dado varios pasos torpes hacia la cama de Taehyung; no se separaron ni siquiera para mirar su camino, moviéndose en linea recta hacia atrás hasta que las piernas del rubio toparon con el colchón.
Kim, por inercia se sentó sobre la superficie acolchonada, mientras que con sus manos atraía a Jeon hacia él para que no rompiera el beso.
Aunque de hecho sí se cortó por un momento el contacto, pero fue únicamente porque Jungkook se separó un segundo para poder subir correctamente a la cama, y acomodarse encima de Taehyung.
Colocó sus brazos a cada lado de la cabeza de Kim, y sus piernas estaban enmedio de las contrarias; el menor envolvió sus muslos en la cadera de Jeon, y sus manos empezaron un recorrido por la ancha espalda de éste, uniéndose nuevamente en una batalla para saber quien perdería la cordura primero.
Ya estaban ahí, en una posición comprometedora, uno sobre otro, piel con piel, a escasas prendas de la desnudez... ¿De verdad lo harían?
La respuesta fue un desafortunado no.
—¡Taehyung, ¿y ese pastel que dejaste en la cocina para quién es?!—se escuchó aquel grito proveniente de afuera de la habitación. La madre de Kim había subido las escaleras y tocado varias veces la puerta, que por fortuna, tenía seguro.
En cuanto la voz de la señora resonó por todo el pasillo, ambos chicos dieron un brinco de susto, dejando de besarse al instante.
Incluso el calor del momento desapareció de inmediato por el repentino llamado, haciendo que los dos se voltearan a mirar la puerta con preocupación y algo de miedo.
—¿Pusiste seguro?—susurró Jungkook mientras se bajaba de la cama con rapidez.
—Por suerte sí.—contestó Taehyung tratando de regular su respiración, para luego cambiar el susurro por un grito de respuesta—¡Me lo dió Jungkook, pero es para todos, mamá!
Imploró que su voz hubiera sonado normal a los oídos de su madre, y al parecer, la suerte estaba de su lado.
—¡Está bien, tomaré un pedazo!—respondió desde fuera—¡Sigan con lo que estaban!
La señora Kim se alejó a pasos lentos de la habitación, se podían escuchar sus zapatos cada vez más lejos y después se esfumaron por completo.
Fue algo muy rápido, pero el susto tremendo que se llevaron les duró mucho más.
—Dios mío... Casi no la contamos...—suspiró el rubio, sentándose al borde de la cama y mirando a Jeon—Imagínate que nos hubiera visto, que pena...
—Bueno, al menos habría sabido que no soy solo tu amigo, ¿verdad, lindo?—dijo con una sonrisa algo burlona mientras se colocaba la camiseta nuevamente.
—¡Cállate, tonto!—Kim estaba a un tono de rojo de ser considerado semáforo. Sus inhibiciones habían vuelto después de que el calor disminuyó, provocando que se cubriera con la sábana para que Jungkook dejara de verlo.
—Ahora soy tonto... Mira nada más, la traición.—el peli negro siguió riendo, y se sentó justo detrás de Taehyung, abrazándolo por la espalda.
Envolvió sus brazos en la cintura contraria, y recargó su mentón sobre el hombro del rubio, dejando un suave beso en la zona.
Eso hizo que el menor se relajara, y acabó correspondiendo el tacto, pasando su mano por el cabello y mejilla de Jungkook, y apegando su cabeza con suavidad.
Se quedaron así por unos momentos, disfrutando de la sensación tan bonita que les provocaba estar juntos, moviéndose sin dificultad entre una situación íntima a una tranquila.
Pero, ya era hora de salir.
—¿No ibas a llamar a Jimin?—preguntó de repente Jeon, rompiendo el cómodo silencio.
—¡Cierto!, corre que se hace tarde.—Taehyung se separó del abrazo, poniéndose de pie y regresando a su clóset.
—¿Tarde?, no son ni las cinco.—se acomodó de mejor modo sobre el colchón, sentándose en la orilla y posando sus manos a cada lado de su cuerpo.
—Malibú cierra a las siete, por eso debemos apurarnos o no podremos comprar todo a tiempo.—explicó el rubio abriendo el gran mueble color blanco, dejando ver una variedad de prendas y cajones.
—Ya entiendo, sí.—Jungkook miró la ropa del clóset a lo lejos, y por supuesto, no pudo quedarse callado—¿No te marean tantos colores?, dios, parece que vomitó un unicornio ahí adentro.
—En primer lugar, tu clóset parece cajón para la beneficencia por tan fea ropa que tiene.—sonrió levemente—Y en segundo lugar, ya que hablas de colores, también nuestros vestuarios serán así de llamativos, así que acostumbrate.
—¿Pero por qué me quieres torturar?, no es obligatorio parecer un arcoiris con pies.—el mayor hizo muecas exageradas tirando la cabeza hacia atrás.
—No como tal, pero nuestra canción lo amerita, y ya deja de quejarte.—Kim terminó de sacar sus prendas del clóset y lo cerró.
Esta vez se vistió con una camiseta de mangas largas color rosa claro, algo larga pero cómoda; se colocó un overol short de mezclilla azul, el cual le quedaba perfecto de arriba y un poco apretado de abajo; para dar más color a su outfit, se cambió las calcetas por unas más largas blancas con franjas de colores en la parte superior, y añadió sus tenis rosas favoritos.
Para finalizar, se acomodó el cabello frente al espejo, adornándolo con una diadema doble mitad azul y mitad rosa.
Usó un poco de perfume con aroma a vainilla, y después de unos minutos, estuvo listo.
Jungkook, como era de esperarse, se quedó hipnotizado con todos los movimientos de Taehyung, y el verlo arreglarse tan lindo le aceleró el corazón.
"Podría acostumbrarme a vivir con esta vista a diario". Aquello pasó por su mente, y un sonrojo apareció de nuevo en su rostro.
¿Por qué estaba pensando esas cosas?
—Listo, voy a llamarlo para vernos en media hora.—Kim se giró hacia Jeon, dándose cuenta de que tenía un espectador atento—¿Qué pasa?—cuestionó con una risita nerviosa.
—Yo... Eh...—definitivamente tenía una gran dualidad de comportamientos según las situaciones que tuviera enfrente.
Jungkook se quedó mirándolo un par de segundos sin decir nada, admirando cada detalle del chico que le gustaba.
Carajo, cómo le encantaba.
En esos eternos instantes, Jeon trató de pensar en alguna cosa que pudiera explicar o representar su sentimiento en ese momento, pero no encontró nada; ni una frase, canción o comparación existente era suficiente.
¿Saben que se le ocurrió?, que quizá aún no se creaba la canción adecuada para explicar lo mucho que su corazón latía por Taehyung, todos los sentimientos que le provocaba verlo ahí, en un rincón solo para ambos.
Pero, creyó que la definición sería cercana a "veo la luz del día en ti", "daylight"...
"Algún día te escribiré una canción llamada daylight, y tal vez con ella, puedas entender lo que me haces sentir", pensó, y finalmente, habló.
—Eres tan hermoso como un rayo de sol... Cómo la luz dorada del día...—pronunció completamente perdido en sus emociones, con las mejillas rosadas y los ojos brillando.
Jungkook estaba cada vez más cerca de decirle: Estoy enamorado de ti, Taehyung.
—Jungkookie... Es lo más bonito que me has dicho hasta ahora...—el rubio sonrió con nerviosismo, sintiendo como sus ojos amenazaban con soltar lágrimas de genuina felicidad.
Se acercó a Jeon con pasos lentos, llevando sus manos hacia su pecho, como si quisiera sostener su acelerado corazón.
El mayor solo lo miró con atención y una sonrisa cerrada, levantando el rostro conforme él se acercaba más, hasta quedarse viéndolo desde abajo, tan solo esperando su siguiente acción.
Taehyung entonces lo besó nuevamente, ésta vez manteniendo un contacto dulce y suave, mientras que posaba sus manos en las mejillas contrarias y se agachaba levemente.
Jungkook por su parte, siguió el beso con ternura, colocando una de sus manos sobre aquella que sostenía su rostro.
Ese quizá, fue el beso más puro que habían compartido hasta ese momento, y por supuesto, lo adoraron.
Like si entendieron esa referencia a Daylight de Taylor Swift /guiño guiño.
Los amo ❤️
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