✧chapter five

Para hacer un pequeño resúmen de ése domingo, Taehyung se la pasó con una punzada en la mitad de su cabeza y con el estómago doliendo, tanta cantidad de alcohol deja estragos por donde pasa, y le había provocado acidez y migraña. Jimin lo intentó ayudar a sentirse un poco mejor, dándole más té y pastillas, pero la resaca le estaba pasando factura.

Taehyung se quedó en casa de Jimin a pasar nuevamente la noche, con permiso de sus padres claro, ya que no quería recibir regaños al llegar con la resaca aún muy presente. Prefería esperar un tiempo extra.

Jungkook por su parte sólo quería beber más para olvidarse del rubio, sin tener éxito gracias a que no tenía permitido beber en su casa, teniendo que pasar el día con un leve sonrojo casi permanente y con una sensación extraña en el pecho.

Ah, y escuchando una y otra vez Madonna, específicamente Vogue. ¿Razón?, hasta a él le pareció ridícula, pero era la canción con la que relacionaba aquel beso, y ahora sentía una necesidad rara por escucharla.

—¿Qué hago yo escuchando ésta cosa para mujeres? — se cuestionó él mismo luego de repetirla por sexta vez —No es natural.

Sin embargo, por más que quisiera colocar alguno de sus discos favoritos, acababa regresando ésa tonada a su cabeza, y con ella, las "ganas" de reproducirla nuevamente.

—Vogue... Vogue... Let your body move... — coreaba con una mueca de frustración por no poder simplemente quitar ésa canción de su mente.

Ése "no le daré importancia a un simple beso de fiesta" no le había durado ni un día completo. Sin quererlo, le estaba dando más relevancia de la que debería, pues sí, ése contacto ni siquiera estaba presente en la cabeza de Taehyung, por supuesto que era una tontería. Pero ésa tontería lo obligaba a escuchar Madonna.

Lunes, doce de la mañana.
Taehyung y Jimin apenas comenzaban a arreglarse para su salida de la tarde después de haber desayunado, aún con muchos disgustos por parte del rubio.

—Pero yo no quiero ir. — hizo una mueca harta.

—Totalmente respetable tu opinión TaeTae, pero ayer accediste, ya no hay marcha atrás. — sonrió.

—No se vale, me obligaste con tus ojitos brillosos. — reclamó mientras terminaba su vaso de leche.

—No es mi culpa ser tierno. — acabó con el último bocado de waffle que quedaba en su plato.

—Ash. — bufó.

Ambos chicos rebuscaron en los cajones de Jimin, para poder encontrar ropa bonita y casual, pues la idea no era vestirse de forma elegante para beber un café. Por suerte, eran de una talla bastante similar sólo teniendo diferencias en ciertos detalles, así que bien podían compartir.

O algo así.

—Minnie, me rindo. — lloriqueó haciendo un puchero —No me cierra ésta cosa.

—Tae, ¿cómo esperas que te quede éso?, es muy pequeño. — lo miró intentando no reír.

—Pero a ti sí te cierra. — respondió luchando por quitarse un pantalón ajustado.

—Sí, pero a ti te creció el trasero. — acabó soltando una carcajada sonora.

—¡Oye cállate! — gritó con algo de nerviosismo —El patinaje ayuda okey... No es culpa mía.

—De hecho, sí es tu culpa, pero en fin. — intentó parar su burla.

Después de algunos percances para encontrar algo que le quedara correctamente a Taehyung, dieron por finalizada su hora de moda a las dos en punto.

Tae usaba una camiseta blanca básica con estampado de un arcoíris, pantalones de mezclilla clara y su par de tenis sencillos en color verde que tanto le gustaban, los mismos que había llevado a la fiesta.
Jimin eligió un suéter delgado rosa pastel y un overol, además de tenis blancos sencillos.

Dejaron su cabello casi al natural, simplemente cepillandolo para acomodarlo un poco. Se colocaron perfumes diferentes y tomaron sus bolsos para guardar dinero y cosas indispensables, bálsamo labial más que nada y sus llaves.
Jimin siempre usaba bolsos con brillos por todos lados, mientras que Tae llevaba bolsos de colores.

—Listo, sólo esperemos a que vengan. — sonrío el menor un rato después.

—Que emoción. — bufó Taehyung con sarcasmo.

—Yoongi, por última vez, no quiero ir. — reclamó saliendo de su casa.

—Jungkook, por última vez, no me importa. — caminó hasta ambas motocicletas que se encontraban estacionadas sobre la acera.

—¿Qué culpa tengo yo de que Jimin te guste?, ve tú solo a verlo. — tomó su casco.

—No me gusta, y no iré yo solo porque Taehyung te espera. — se colocó su casco, ocultando la sonrisa burlona que había formado.

—Cállate, ni siquiera le caigo bien, y él a mi tampoco. — subió a su motocicleta.

—Ajá, seguro que con la salida de hoy cambiarán de opinión. — dicho ésto, ambos arrancaron cortando la plática.

Eran ya las tres en punto cuando apenas iban llegando a casa de Jimin, dirección que el mismo peli rosa le había confiado a Yoongi. Digamos que ellos aveces eran puntuales.
Estacionaron las motos en la orilla de la acera y se retiraron los cascos, acomodando sus acostumbradas chaquetas negras mientras caminaban a la puerta.

—¡Ya llegaron! — gritó Jimin cuando los vió por la ventana.

—Wow, tienen motocicletas. — abrió sus ojitos con sorpresa.

—Y se ven lindos. — añadió saliendo de la habitación.

—¡Mentira! — Taehyung le siguió el paso.

Bajaron las escaleras y avisaron a la señora Park que ambos saldrían, recibiendo una aceptación en respuesta.
La expresión de disgusto que Tae cargaba cambió abruptamente en el momento en que Jimin abrió la puerta y dejó ver a sus acompañantes.

Mentiría al decir que no le parecía atractiva la imagen de Jungkook, a pesar de que no se veía muy diferente a la noche en que lo conoció. Incluso parecía ser la misma chaqueta que portaba el sábado, casi el mismo peinado y la misma cara amargada. La única diferencia que notó fue su camiseta y el acomodo de las cadenas colgantes en su cinturón.

Desvió la mirada al darse cuenta de que llevaba casi diez segundos detallando al chico, cuando realmente su intención inicial no era ésa.
Y sobre todo, se sonrojó cuando Jungkook lo miró de vuelta.

—Hola Yoonie, Kook. — saludó Jimin con una sonrisa —¿Nos vamos?

—Claro, después de ustedes. — Yoongi se hizo a un lado e hizo un ademán, indicando que Tae y Jimin avanzaran frente a ellos.

—Que caballero. — salieron y cerró la puerta con llave.

Taehyung y Jungkook no se dirigieron la palabra, y ninguno pensaba hacerlo, hasta que nuevamente Yoongi interfirió en su intento de ignorarse.

—Bueno, hay dos motos y somos cuatro. — habló con una leve sonrisa maliciosa —Jimin, sube conmigo, Jungkook, llévate a Tae.

—¿Qué?, no. — contestaron al unísono.

—¿Yo porqué?, llévatelo tú Yoon. — reclamó.

—Pero yo quiero subir con él. — intervino Jimin dando un paso hacia el pálido —Vamos, compartan transporte, no es malo.

—Ash, bien. — bufó Jungkook, guardando el casco en un pequeño espacio en el frente del vehículo — Súbete.

—Vale. — rodó los ojos.

Cada dúo se acomodó en las motocicletas, y entonces llegó la parte que menos les agradaba a los chicos más opuestos.
Jimin enredó sus brazos en la cintura de Yoongi con el afán de sostenerse y no caer, además de recargar su mentón sobre el hombro contrario.

—Sujétate. — indicó el mayor.

—¿De dónde? — Taehyung realmente quería evadir ése contacto, pero sabía que no podía.

—De mi cintura, ¿de dónde más? — dijo Jungkook con cierto tono de incomodidad, y a la vez, nerviosismo.

—Bueno... — tragó duro antes de hacerlo.

Enredó sus brazos en el mayor, sintiendo qué tan estrecha era la cintura de éste, y sonrojándose al acercarse y apegarse a su espalda. Jungkook sintió sus mejillas arder por la cercanía, y luego sonrió ligeramente cuando encendió la moto y Taehyung lo apretó momentáneamente.

—¿Te da miedo? — preguntó divertido, intentando bajar su sonrojo al máximo.

—Claro que no, pero mejor... Me sostengo más. — afirmó su agarre, colocando su mentón sobre el hombro del mayor.

—Bien, no te sueltes. — finalmente, los conductores arrancaron rumbo a la cafetería elegida por Jimin.

Taehyung durante todo el trayecto intentó mantenerse normal, pero el aroma a perfume masculino que emanaba el mayor lo hacía sentir extraño, sumado a la cercanía que debían mantener, él realmente estaba luchando consigo mismo para no acabar más rojo que un semáforo.
Aunque, no estaba funcionando.

Jungkook tampoco tenía un mejor control de sus emociones, pues en todo el camino no pudo dejar de sentir sus mejillas calientes debido al contacto que tenía con Taehyung y al aroma frutal que despedía el perfume del rubio.
Le fue muy complicado relajar su cabeza, pues también tenía una lluvia de recuerdos atormentando su casi nula paz.

Afortunadamente, tardaron sólo veinte minutos en llegar a su destino. Bueno, veinte eternos minutos para éstos chicos, y éso sólo era el comienzo del día.











Me gusta dejar suspenso jsjs, prometo actualizar rápido con un capítulo un poco más largo.

P. D: Gracias por los primeros 100 ojitos, me alegra que les guste ésta historia tanto como a mi.

Los amo. ❤

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