✧chapter eleven
Ése mismo día, los tres chicos restantes se quedaron en el garage de Yoongi durante un tiempo más.
Aún tenían asuntos que discutir con respecto a su banda, más que nada, ver quien podría ser su nuevo vocalista.
—A mi me gusta la voz de Jimin, quedaría bien. — comentó el pálido con una perceptible sonrisa.
—Que a ti te guste todo él no significa que realmente combine con la banda. — bufó Jungkook, para después reír ligeramente por la reacción de su amigo.
—¡No me gusta! — ahora se podía notar un tono rosado en sus mejillas, mientras los otros dos reían por sus muecas.
—Como sea, tiene voz aguda, y sabes que no buscamos eso. — dijo aún riendo levemente.
—Bien, entonces Tae. — sonrió Namjoon.
—No, él tampoco. — Jungkook dejó de reír, cambiando su expresión a una seria.
—Aver señor antisocial, número uno, ya no tenemos más opciones para elegir, y número dos, Taehyung es perfecto para el puesto. — sonrió levemente Yoongi.
—Dime dos razones por las que sea "perfecto". — formó comillas con los dedos.
—Su voz es grave, puede hacer tonos suaves, aprende muy rápido, armoniza bien contigo... — comenzó a enumerar, siendo interrumpido por el peli negro.
—Ya, dije dos no cuatro. — rodó los ojos —Además, falta democracia.
—Bien, quien vota por buscar a otra persona aunque probablemente tardemos semanas y ya no tenemos tiempo para perder. — Jungkook alzó la mano, únicamente para molestar — Un voto.
—Y quien vota por llamar a Taehyung y pedirle que sea nuestro vocalista. — Namjoon alzó la mano a su propia propuesta, al igual que Yoongi.
—Dos contra uno, perdiste. — ambos se rieron.
—Ash, eso no es justo. — Jungkook se cruzó de brazos.
Y sí, Yoongi tenía razón, pues aunque quisieran buscar otro candidato, tiempo ya no les sobraba.
¿Motivo?, el mismo que tuvo el sábado anterior para pedirle ayuda a Namjoon.
Su banda estaba inscrita en un concurso de rock, en donde varias bandas amateurs se presentarían. La cuestión es que para entrar al concurso debían ser al menos cuatro integrantes, y Yoongi tuvo que mentir diciendo que sí tenían dicho número de miembros.
Para ese momento, solamente eran un dúo, él y Jungkook, y se confió tanto de su mentira como para perder semanas de tiempo. Siendo exactos, Yoongi perdió tres semanas, y hasta apenas había empezado a hacer su búsqueda de dos integrantes más, básicamente porque Jungkook lo regañó por no apurarse.
El sábado decidió pedirle a Namjoon que fuera su vocalista, con la esperanza de que saliera bien y así sólo tendría que hallar otro guitarrista, cosa que consideraba más fácil.
Sin embargo, como ya se vio, Nam no era bueno para cantar, al menos no a la percepción de ellos tres. Pero sí era bueno con la guitarra, gracias a que durante su paso por la Universidad había tenido varias oportunidades para practicar dicho instrumento.
Así que, para completar la banda a tiempo y evitar que Yoongi tuviera que admitir su engaño -quedando así descalificados-, debían tener ya un vocalista.
Jungkook era el único en desacuerdo con integrar a Taehyung, por las razones que ya se conocen.
Sabía que serían peleas constantes si estaban tan juntos, y considerando que tenían ensayo tres veces por semana, serían demasiadas horas de conflicto.
Además, aún tenía presente ese sentimiento extraño provocado por el beso del sábado, y ahora se sumaba el causado por la frase de Taehyung.
"Sólo a los chicos que me parecen lindos" fue lo que respondió a su burla, y llevaba cerca de una hora sin poder dejar de pensar en ello. Debía admitir, para sí mismo, que también le parecía lindo ese rubio y que su canto le había gustado.
Sin embargo, se negaba rotundamente a externarlo.
—Habiendo hecho el proceso democrático correspondiente, podemos pasar a tomar la decisión. — dijo Yoongi dramatizando levemente.
—Taehyung se queda como vocalista, caso cerrado. — anunció Namjoon con una sonrisa.
—Momento, recuerden que él dijo que no quería el puesto, así que no podemos meterlo a la fuerza. — confrontó Jungkook sonriendo de lado.
—No será a fuerza, tú lo vas a convencer. — regresó la sonrisa el pálido.
—¿Qué?, no, ni loco. — borró su expresión —Hazlo tú si tanto lo quieres aquí.
—Ay vamos, le agradas, ví como te tocó en la cafetería y escuché cuando dijo que eras lindo. — Namjoon rió por lo bajo ante las afirmaciones de Yoongi —No será difícil que acepte si tú le hablas.
—Cállate Min, no le agrado, y no lo llamaré para convencerlo de nada. — desvió la mirada con las mejillas ya rojas.
—Perdón que cambie el tema, pero me gustaría saber ¿cómo es que se llevan mal y bien al mismo tiempo? — dijo el mayor con una mueca curiosa.
—En realidad no nos llevamos mal, sólo que es cariño apache. — respondió Yoongi.
—No lo entenderías. — siguió la idea con dramatismo, intentando borrar por completo su sonrojo anterior.
—Ya no estamos haciendo nada, creo que tengo tiempo para entender su amistad. — sonrió.
—Nos dijiste flojos, pero de acuerdo. — rieron un poco —Te toca contar la anécdota Jungkook.
—¿Yo porqué?
—Porque yo la platiqué la última vez que conocí a alguien y me preguntó por el amargado que siempre anda pegado a mi. — se burló.
—Jimin no cuenta. — bufó.
—Ya anda, tampoco es tan difícil el como nos hicimos amigos. — animó.
Al final, Jungkook aceptó contarle a Namjoon su pequeña historia, pues tal como el pálido había dicho, no era algo tan complicado como querían hacer pensar.
Ambos llevaban cuatro años de amistad, de ahí se deriva el porque se tratan así, obviamente tienen suficiente confianza como para hablarse "mal" y no molestarse.
Se habían conocido gracias a una equivocación de Yoongi.
En aquel entonces ambos cursaban su último año de secundaria, y Yoongi era nuevo en la escuela debido a su repentina mudanza a la gran ciudad de Nueva York.
Jungkook había entrado allí tan sólo un año antes, también por mudanzas y cambios constantes de escuelas.
Ninguno sabía de la existencia del otro, hasta aquel día en que ocurrió esa equivocación.
¿Qué hizo Yoongi?, sencillo, se confundió de casillero.
Gracias a que ningún casillero tenía candado, todos estaban desprotegidos y a expensas de que cualquier persona los abriera sin problema.
Esa mañana, el pálido iba tarde a su segunda clase, todo por demorar más en terminar un trabajo de cálculo -su primer clase del horario-, y estaba haciendo todo al aventón con tal de llegar a tiempo a su siguiente aula.
Corrió a los casilleros, abrió el que creyó era suyo, pues según su vista apresurada tenía el número correcto, 96. Tomó el primer cuaderno que se atravesó y guardó otros tantos que tenía en su mochila, empezando a correr nuevamente a su destino.
Sin embargo, el casillero del que sacó cosas y metió otras era el de Jungkook, y no tenía el número 96, era 69. El chico se dió cuenta cuando, llegando a su salón, sacó el que creía era su cuaderno, topándose con el nombre "Jeon Jungkook" escrito en la pasta delantera con marcador.
Así fue como en el descanso, decidió regresar las cosas a su lugar, encontrando al dueño del cuaderno y del casillero allí, confundido, mirando una libreta con el nombre "Min Yoongi".
—Me regresó mis cosas, rompimos el hielo burlándonos un poco de su prisa y nos presentamos adecuadamente. — finalizó Jungkook sonriendo divertido por recordar ese día.
—Desde ahí aprendí a mirar bien los números, porque digo, no cualquiera confunde el orden de una simple cifra. — rió.
—Ahora entiendo, desde el inicio se llevaron bien. — sonrió el mayor.
—Por eso y porque tenemos gustos parecidos, o bueno, menos en el gusto por las personas. — comentó Kook.
—Cierto, tú eres muy cerrado como para aceptar gente con gustos distintos a los tuyos. — se burló —En cambio yo no tengo problema con eso.
—Motivo por el cual te gusta un algodón de azúcar con piernas. — contraatacó la burla.
—¡No es un algodón de azúcar!
—Pero no negaste que te gusta. — rió.
—¡Tampoco me gusta!, y claro que lo he negado. — bufó con un visible sonrojo, bajo las risas de los contrarios.
Luego de esa plática, comenzaron a recoger sus cosas musicales, para posteriormente poder irse de allí.
Mientras alzaban las guitarras, una de ambas torcida, y desconectaban el micrófono, continuaron hablando entre sí.
—Nam, ¿qué tal si nos cuentas más de ti?, casi no te conocemos. — habló Yoongi.
—Veo que ser el bartender oficial de la Universidad no me da mucha popularidad. — rió leve.
Comenzó a contar un poco más de datos sobre él, ya que realmente tenían escasos días de conocerse como tal.
Todos en la Universidad sabían el nombre "Namjoon", porque él era contratado como una especie de bartender para todas las fiestas de dicha institución y borracheras fuera de ésta.
Pero pocos se interesaban en entablar conversación con él más allá de "traeme una botella".
¿Porqué lo contrataban?, esa costumbre inició gracias a una sola vez en que fue invitado a una fiesta y se ofreció como ayudante de barra. Dicen que hizo su trabajo voluntario tan excelentemente, que después de aquella noche muchos estudiantes lo querían a él para sus eventos.
Era sociable, trataba bien a la gente, servicial, animaba el ambiente y además, al principio ni siquiera cobraba.
Claro, conforme más lo solicitaban, decidió que una remuneración por permanecer casi toda la noche sirviendo tragos sería justa.
Aún así, no era caro su "servicio", por lo que siguió formando su buena reputación.
Namjoon trabajaba en un Museo cercano a su ahora vieja Universidad, en donde era el encargado de dar los recorridos a los visitantes. A pesar de ser un trabajo de medio tiempo, únicamente tres veces por semana, le pagaban bien y se divertía viendo todo el arte en exhibición una y otra vez.
Además, dos noches a la semana trabajaba por mero hobbie en un bar, un poco alejado de su primer trabajo, y allí le daban un buen sueldo. La pasaba bien escuchando música, viendo a la gente bailar, platicando con los clientes, etc.
Él tenía carrera en administración, pero por el momento, no tenía ni ganas ni necesidad de comenzar a ejercerla.
Disfrutaba su vida relativamente libre, y tenía el dinero suficiente como para mantenerse solo durante un tiempo más.
Namjoon había hablado por primera vez con el dúo de amigos hacia una semana más o menos, precisamente unos días antes de la fiesta.
Los tres estaban en un evento pequeño en la casa de algún desafortunado estudiante, y gracias al alcohol y a la música aburrida comenzaron a platicar más y más.
El resto ya se sabe, ahora formaba parte de su banda y por fin podía aprovechar otro de sus pasatiempos, tocar guitarra eléctrica.
—Me gusta tu vida Nam, ojalá yo pueda ser así de libre cuando acabe la Universidad. — sonrió Yoongi al terminar la historia.
—¿Qué están estudiando, por cierto?, creo que me faltó preguntarlo antes. — guardó su guitarra en su estuche.
—Ah, yo estoy en relaciones internacionales. — respondió el pálido —Aunque no sé si lo ejerceré como tal, quisiera hacer otras cosas más divertidas.
—Genial, ¿y tú Jungkook?
—Música. — contestó guardando sus baquetas en un pequeño compartimento de la batería —Mis padres no querían eso, pero honestamente, jamás les he hecho caso.
—¿Y piensas ejercerla bien? — Jungkook sonrió leve.
—Claro, espero que la banda llegue a ser profesional y reconocida, imagina tocar enfrente de miles de personas en un concierto. — sonrió más.
—Otra razón por la cual llamarás a Taehyung y le pedirás ser nuestro vocalista, así la banda avanzará completa. — Yoongi aprovechó para sacar el tema inicial de toda la conversación.
—Ash, ya, lo haré, ¿contento? — rodó los ojos.
—Sí, gracias conejo. — ambos rieron por la expresión harta de Jungkook.
Después de todo, los tres tenían buen futuro, tanto para ser amigos como para continuar tocando juntos.
Y aunque al peli negro amargado no le gustara del todo la idea, sabía que ese pequeño paso podría servir para dar uno enorme luego de un tiempo. Sólo quedaba que juntara valor para llamarle al rubio, y que pensara lo que le diría para que accediera.
Definitivamente, haberle hecho caso a Yoongi aquel sábado y tener esa cita le había traído más complicaciones de las que pensó.
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