Capítulo 5


Mientras Jimin hablaba, sentado sobre el suelo de la sala donde se guardaban los elementos de educación física de la escuela, Jungkook estaba de rodillas entre sus piernas, sosteniendo contra el pómulo de su amigo una bolsa de hielo. Posaba de a ratos la superficie helada sobre la zona caliente e hinchada. Tenía un raspón donde había brotado un poco de sangre que ya había secado. Ahora sólo quedaba el color morado mezclado con el rojo, producto del impacto.

La mirada de Jungkook estaba decaída, mirando los ojos brillantes de Jimin y sus labios sonrientes mientras platicaba sin parar. No importaba qué tanto Jimin sonriera, Jungkook igual se preocupaba por él.

- Seoul es una buena opción. Mientras más grande la ciudad más oportunidades hay – la emoción con la que hablaba contrastaba terriblemente con la angustia que cargaba Jungkook – Pero para comenzar quizás sea mejor el centro de Busan. No nos queda lejos, pero aquí en los suburbios no podemos quedarnos.

- No tenemos dinero, Jimin – respondió en seco, sus ojos fijos sobre el pómulo golpeado de su amigo. Sentía que tenían cosas más importantes que resolver antes de pensar en mudarse sin un mísero centavo. Como, por ejemplo, sobrevivir a sus familias.

- Lo sé, esto será cuando lo tengamos – se rió - ¿No me oíste? Terminaremos la escuela, conseguiremos un trabajo, y nos largaremos de aquí – entrecerró los ojos y frunció los labios, pensativo - ¿Cuánto costará una renta?

Lo hacía sonar tan fácil.

Jungkook dejó de sostener el hielo contra su piel. Su mano cayó a la vez que suspiró cansado, mirando a Jimin a los ojos cuando éste le vio con una expresión incrédula de "¿Qué sucede?".

Su padre le había vuelto a golpear, pero allí estaba, soltando palabras a borbotones, como si intentase cubrir compulsivamente lo que le había ocurrido. A veces no era tan malo, como esa vez, pero otras veces sí lo era, y Jimin no solo aparecía con un golpe en la cara, sino también en otras partes del cuerpo.

Verle así le hacía querer abrazarle, hasta volverle lo suficientemente pequeño como para poder cubrirle con su cuerpo, y hacerle desaparecer de la vista del violento de su padre.

Pero no era posible, él no tenía el poder para hacer nada, ni dinero para ofrecerle a Jimin largarse de allí como él tanto quería.

No tenía el poder de cambiar la realidad que ambos vivían.

- Estoy preocupado por ti - expresó con angustia comprimiendo su voz - No soporto ver que te golpea y no poder hacer nada.

- Jungkookie, no tienes que hacer nada. Es lo que es – se encogió de hombros y le dio un beso en la boca, pero por primera vez Jungkook no se sintió mejor con eso – A mí no me gusta verte triste por mí.

- ¿Cómo puedo no ponerme triste por ti? Eres mi todo – dijo con pesar, a lo que Jimin dio una sonrisa algo triste y rendida – Quisiera decirte que lograremos hacer todo lo que dices, pero... estamos muy lejos de eso. Tu padre es... un bastardo.

- ¿Y qué? – preguntó. Jimin volvió a sonreír, sin embargo en sus ojos había un deje de lágrimas que no quería dejar caer – Me jodieron, ¿y qué? No voy a desperdiciar mi vida porque me hayan jodido. No voy a dejar que toda esta mierda defina quién soy – apoyó su cabeza contra la pared a sus espaldas – No voy a llorar por esto. No voy a llorar por mi vida o por mí. Y tampoco lo harás tú – los ojos de Jungkook se aguaron. Aunque su amigo dijera eso, no podía evitarlo, una lágrima rodó cuesta abajo por una de sus mejillas. Jimin la secó con la yema de su pulgar – Nada va a detenerme – negó con la cabeza, sosteniendo el rostro de Jungkook entre sus manos – Cuando me rinda... ese será el momento en que ya no me quede nada. Pero, por ahora, no voy a aceptar eso. ¿Entiendes? – preguntó bajando la voz y mirando a su amigo a los ojos. Jungkook apretó los labios, cerró los ojos y unas lágrimas más se filtraron entre sus párpados. Sintió los labios de su amigo dejar besos sobre sus mejillas mojadas – Nunca pensé que alguien podría quererme tanto, pero tú lo haces.

- Es imposible no quererte – su voz tembló, pero prosiguió a secarse sus lágrimas con el puño de su buzo. Su nariz estaba roja al igual que sus ojos. Sus pestañas se habían vuelto más oscuras por la humedad de sus lágrimas, también brillaban por la misma razón. Jimin lo miró sonriendo para sí mismo.

- Digo lo mismo de ti.

Luego de que pasaron unos minutos juntos, con Jungkook insistiéndole a Jimin que necesitaba más hielo en su pómulo y éste repitiéndole que era un exagerado, ambos se cambiaron de ropa para la clase de educación física.

Era una nueva noche en Riot cuando Jungkook observaba desde la barra a Jimin platicar con unos amigos cerca del escenario del lugar. El chico saludaba a quienes pasaban y seguía hablando con Seojoon y el llamado Peakboy, guitarrista y bajista de la banda de Taehyung.

Estaba en su propio mundo hasta que notó a alguien sentarse a su lado. Giró su cabeza y se encontró con el vocalista de la banda mirándole. Automáticamente desvió la mirada y bajó la cabeza.

- Hey, ¿cómo has estado? – le preguntó el chico, y él volvió su mirada a sus ojos por unos segundos, sonrió nervioso antes de responder.

- Bien... ¿y tú?

- Bien – sonrió. Jungkook asintió con la cabeza y se rascó el cabello con su mano derecha, queriendo esconderse de la mirada del chico a su lado. Inspiró profundo cuando escuchó a Taehyung reír. Éste le empujó con el codo - ¿Por qué me miras como si hubieras hecho algo malo? - se inclinó cerca de él porque la música estaba alta. Su voz no sonaba enojada, sino incrédula – No hiciste nada malo. Si me miras así por lo de Jimin, quiero que sepas que no estoy enojado, ni he venido aquí a echártelo en cara – al escuchar eso, Jungkook finalmente volvió a mirarle, sorprendido.

- ¿Ya lo sabes?

- Sí, él me lo contó. Me llamó al día siguiente de la fiesta en la playa – explicó. Eso había sido exactamente horas después de que él se había besado con Jimin y ambos habían confesado sus sentimientos por el otro.

- Realmente lo siento... - quiso disculparse, hablando en voz baja e insegura – No planeé el besar a Jimin esa noche, solo... solo-

- Pasó, ¿cierto? – completó, sonriendo un poco. La mirada de Taehyung era compasiva, y eso le hizo sentir un poco mejor de que al parecer comprendía sus sentimientos y no le juzgaba al respecto – Jimin y tú han sido amigos desde hace muchos años, desde antes de conocerme a mí. Honestamente... esto iba a pasar algún día. Siempre hubo algo en el aire.

- ¿En serio no te molesta? – quiso estar seguro. Le sorprendía que se lo hubiese tomado tan bien. Taehyung lo pensó un poco, y luego soltó una risa.

- No voy a mentirte. Me duele un poco – inclinó su cabeza y se rio de sí mismo. Escuchar aquello le hizo preguntarse a qué tanto Taehyung sentía por Jimin.

- Pero... Jimin me dijo que tú no sentías nada por él – expresó, y Taehyung alzó ambas cejas, al parecer no creyendo lo que Jungkook le decía.

- ¿Eso dijo? Jimin vive en Saturno – soltó una carcajada – Es experto en no darse cuenta cuando alguien gusta de él – dijo divertido, pero con una pizca de irritabilidad en el fondo. Los labios de Jungkook se alzaron en una sonrisa que mostraba estar de acuerdo. Asintió con la cabeza, Jimin realmente era ingenuo cuando se trataba de esas cosas.

- Creeme que sé a qué te refieres...

- Es demasiado humilde para su propio bien.

El silencio les envolvió, mientras ambos miraban a Jimin ahora saltar al compás de la música de la otra banda. Suspiraron al unísono. Jimin se movía entre la gente, divirtiéndose y cantando, con su cabello castaño revoloteando, mojado en las puntas con algunas gotas de sudor.

Jungkook se relamió los labios con la urgencia de decir algo.

- En serio. Lamento que haya sido todo tan de repente – volvió a hablar, rompiendo el silencio.

- No fue tan de repente. La verdad es que, como dije, se veía venir. Ambos están demasiado metidos el uno con el otro. Jimin siempre me hablaba de ti. Siempre estaba al pendiente de lo que hacías. No puedo luchar contra las leyes del universo, supongo – se encogió de hombros.

Jungkook le miró y le estudió por un rato. La expresión de Taehyung era una extraña mezcla entre melancolía y paz. Tal vez una especie de estado donde estaba aceptando aquel pequeño dolor que le había generado la pérdida del chico con quien había comenzado a salir hacía un tiempo. Iba a extrañar a Jimin.

Entonces el chico le miró y le empujó con el hombro.

- Deja de mirarme como si fuese un enfermo terminal – se quejó entre risas, contagiando a Jungkook.

- Sólo me preocupa que esto realmente te haya dolido más de lo que esperábamos.

- Bueno, no seré el primero ni el último al que le rompan el corazón en este mundo – levantó su mano con su palma hacia arriba y agitó sus dedos. Jungkook puso su mano sobre la de él y se entrelazaron sus dedos – Estaré bien – le aseguró – Se merecen el uno al otro.

Taehyung se puso de pie, bajando del taburete de la barra. Soltó la mano de Jungkook y se dirigió al centro del tumulto de gente para sumarse a la diversión.

Jungkook se dejó sentir el alivio. Aunque no eran amigos tan cercanos con Taehyung, realmente no quería romper con el buen ambiente que siempre había en su grupo. Fue así que se dio cuenta, por primera vez, que aunque su mundo giraba en torno a su mejor amigo, eso no le impedía apreciar a las personas que les rodeaban en su día a día.

Generalmente, Jungkook sentía que no le interesaba nada más que Jimin, pero suponía que al final de cuentas realmente les había tomado cariño a sus amigos. Lo hacía dentro de lo que sus sentimientos se lo permitían. Y se sentía bien, así que iba a permitirse querer a esas personas que sin él pedirlo, estaban siempre ahí.

Otra noche, todo el grupo de amigos había vuelto a encontrarse en Lucile.

Jimin estaba sentado en uno de los taburetes conversando con Hoseok y Jin, entre uno de los intervalos de las bandas que tocaban aquella noche. Compartiendo vasos de cerveza, Hoseok se estaba quejando de su familia.

- Hasta han puesto abogados de por medio. El hermano de mi papá lleva amenazándoles desde hace un año porque le corresponde quedarse con la casa.

- ¿Entonces van a desalojarlos? – Jimin preguntó, queriendo saber que tan jodida podía ponerse la situación para los padres de su amigo.

- Las probabilidades están, pero tienen a su favor el hecho de que mi hermano aún es menor de edad.

- Legalmente no pueden sacarlos de la casa con un menor de edad viviendo con ellos – aclaró Jin.

Los tres chicos se mantuvieron en silencio por un momento, cada uno reflexionando al respecto. Parecía que nada podía suceder de manera fácil. Al final ellos eran chicos que sufrían su vida por los errores de sus padres.

- Qué bueno que lograste salirte de allí – Jimin agradeció que su amigo hubiera podido encontrar la forma de independizarse y alejarse de los problemas.

- Sí, pero es mi hermano quien me preocupa.

- Sabes que con Namjoon no tenemos problema de que le invites a unirse con nosotros cuando cumpla la mayoría de edad. Antes no será posible, tus padres van a querer retenerlo – Jin mostró su apoyo y comprensión. Era sanador saber que se tenían el uno al otro, y que algo bueno lograban construir dentro de tanta mierda.

- Lo sé, y no sabes lo bien que me hace que me tengan la espalda.

- Cuando quieras – Jin le sonrió y palmeó su hombro para reconfortarle.

Jimin suspiró, sus codos apoyados sobre la barra y mirando a sus dos amigos, deseando que nunca se hicieran falta el uno al otro. Sus amigos eran mayores que él y ya no tenían la preocupación de terminar la escuela. Ya habían pasado de eso y conseguían dinero haciendo música o con trabajos humildes como lavar autos o atender tiendas de conveniencia.

Por su lado Jungkook era el más chico, aún yendo a la escuela con diecinueve años porque había repetido un año. En cambio, Jimin tenía veintiuno y había repetido dos añosde escuela. Uno lo había perdido por problemas de salud. Una vez, cuando era pequeño, sus padres se fueron de vacaciones un fin de semana, olvidándose de él. Lamentablemente se quedó fuera de su casa, sin llaves, durante dos días a merced del frío invierno. Una neumonía le hizo terminar en el hospital por meses. Pudo recuperarse, pero no fue al colegio por gran parte del año, perdiéndolo. Otro año lo repitió por desmotivación a estudiar, consiguiendo malas notas en casi todas las materias, excepto música. Su padre le golpeó duro casi todos los días por eso.

Era claro que ninguno de todos ellos podía contar con el apoyo de su familia, y esa era la razón por la cual pasaban el tiempo juntos cada vez que podían.

Tomó un sorbo de cerveza de su vaso y una mano se posó sobre su hombro. Se giró y vio a Yoongi, quien también estaba apoyado sobre el hombro de Hoseok a su lado. El recién llegado robó el vaso de uno de ellos y bebió dos sorbos con total confianza, sabiendo que a ninguno iba a molestarle.

Tragó el líquido y volvió a dejar el vaso en la mesa, haciendo un sonido refrescante con su garganta.

- ¿Alguien vio a Taehyung? Seojoon lo anda buscando, tienen que tocar en media hora.

- Aún no llegó – respondió Jin. Jimin hizo una expresión pellizcada con su nariz.

- Él siempre es puntual – acotó, y el resto estuvo de acuerdo. Era extraño.

- Sé que su padre le dijo que pasara más tiempo practicando violín antes que tocar la guitarra eléctrica. La semana pasada también se le hizo tarde por eso.

- Insoportable la familia del chico estrella – Yoongi rodó sus ojos, nadie quería a la familia de Taehyung.

Su familia no quería aceptar el talento que su hijo tenía para la música punk. Sí, él era buen músico en general, tenía talento y era algo que nadie podía negar, pero cuando se trataba de aquel género en particular, alzaba su voz de protesta y se veía como la persona más viva del mundo.

Mucha gente allí le quería, era carismático y osado. A pesar de recibir críticas por parte de algunos que decían que él era un chico privilegiado por tener dinero, él había logrado convencer a muchos incrédulos con su música y sus canciones. No sólo le gustaba cantar covers de sus bandas favoritas, sino también amaba componer las suyas.

Sus amigos soñaban con verle llegar lejos.

De repente, alguien más se sumó a la conversación.

Jungkook se hizo presente, Jimin recibiéndole con una sonrisa y rodeándole la cintura con su brazo para acercarle a él y darle un beso en la mejilla. El menor se inclinó contra el tacto, sintiéndose feliz de estar pegados el uno al otro. Sólo había ido al baño y ya sentía que la lejanía le había afectado.

- En fin, estoy vendiendo algo – anunció Yoongi de repente, una sonrisa traviesa apareció en sus labios. Sus amigos le miraron con atención, siguiendo su mano, la cual metió en el bolsillo de su chaqueta, y con mucha discreción les hizo ver que llevaba una bolsa con lo que parecía ser droga dentro. Paquetes transparentes con polvo y pastillas. Todos se le quedaron mirando. Jin soltó una risa mientras negaba con la cabeza.

- Definitivamente no, amigo. Quiero mantener mi cerebro íntegro, gracias – declinó la oferta. A Yoongi no le importó, simplemente se encogió de hombros. Jungkook observó al chico con rechazo.

- Ninguno de nosotros consume nada, Yoon – le recordó Hoseok.

- Bueno, tal vez querían probar.

- ¿Desde hace cuánto vendes? – preguntó Jimin con curiosidad.

- Hace un tiempo. La verdad es, que de todos los trabajos que se pueden tener, este paga demasiado bien.

- Lo creeré cuando te vea en una mansión – Jin se burló con una carcajada, y el resto le siguió.

- Sólo espera y ya lo verás – dijo Yoongi divertido. Miró a Jimin nuevamente y movió su mano dentro del bolsillo – Entonces, ¿tú quieres, Jimin? – movió sus cejas como si estuviese provocándole a tomar la oferta más tentadora de su vida.

- No, no le interesa. Llévate esa mierda de aquí – la voz de Jungkook sonó grave. Todos se giraron a mirarlo. Era obvio que se había molestado, algo que no era muy común de ver en él.

- Tranquilo, Kook. Sólo estaba bromeando – se excusó levantando alzando sus manos.

Cuando Yoongi se fue, el resto continuó hablando y bebiendo.

Jungkook y Jimin casi nunca tenían dinero, excepto que les robaran a sus familias. Pero, afortunadamente, sus otros amigos siempre les invitaban las bebidas y la comida las noches de pubs.

Mientras la música de fondo resonaba desde el estéreo y la gente cantaba y bailaba, todos aún continuaban esperando la llegada del vocalista.

Jimin y Jungkook salieron fuera del pub para ver si lograban ver a Taehyung llegar en algún momento. Aprovecharon a tener un poco de privacidad también, ya que aunque estuviesen al aire libre, allí no había mucha gente en ese horario, todos se encontraban dentro del pub o bares aledaños.

Aprovecharon a besarse sin interrupciones ni nadie que les esté mirando como si fuesen dos extraterrestres. La homosexualidad estaba aceptada en aquel ambiente  de jóvenes que velaban por la libertad individual, pero incluso así había algunos que no estaban acostumbrados a ello o se sentían curiosos cuando los veían besarse. 

Para Jimin no era un problema ni una incomodidad, había estado saliendo con chicos desde hacía tiempo y las miradas ajenas hacia su persona ya no le parecían relevantes. Pero a Jungkook le incomodaba un poco la atención que a veces recibía al estar con su amigo. ¿Cómo debía sentirse respecto de las miaradas? ¿Eran miradas buenas? ¿O eran miradas malintencionadas? No lo sabía y no podría saberlo nunca, pero en ocasiones era un poco inquietante.

No sabía si le miraban por curiosidad, si le miraban porque apoyaban la homosexualidad y les gustaba ver gente del mismo sexo amarse sin barreras, o si le miraban porque les daba asco y de un segundo a otro iban a recibir insultos o, peor aún, un puñetazo.

Independientemente de cuál fuese al caso, no quería reprimirse a sí mismo para encajar o no recibir miradas, él estaba orgulloso de que el chico con quien le veían besarse fuera Jimin. Pero eso no quitaba la fea sensación de estar siendo observado, un sentimiento que las personas heterosexuales nunca entenderían. Bien por ellas.

Besó a Jimin contra la pared externa del pub. Sus labios siendo siempre su lugar seguro. Las cortinas bajaban y no existía nada más. Tenía a Jimin sujeto por su mandíbula con ambas manos, inmovilizando su cabeza, manteniendo todo el control en ese momento. Estaba besándole pausadamente, tomándose todo el tiempo del mundo para apreciar la mullidez de sus labios, carnosos y rojizos como cerezas. Luego se tomó un segundo, alejándose por pocos centímetros. Jimin tenía esos ojos entrecerrados que le penetraban hasta el corazón y que le hacían derretirse internamente.

Una sonrisa traviesa tiró de los labios de Jimin, haciéndole ver tan lindo que le contagiaba la actitud revoltosa, animándole a perder todos sus miedos e inseguridades.

Las manos de Jimin se movieron de su cintura hacia su trasero. Sintió las palmas de su amigo situarse en cada uno de sus glúteos y dio un suave pero notorio apretón.

- Quiero comerte por completo... - Jimin susurró. Trazó un camino de besos por su mejilla hasta su cuello, y rozó la punta de su nariz con un vaivén sobre su costado – Creo... que te amo.

- ¿Crees? – Jungkook preguntó con algo de diversión y sorpresa a la vez. Su amigo se rió bajito contra su cuello, provocándole cosquillas.

- Nunca amé a nadie antes, así que no sé bien cómo se siente.

- ¿Entonces cómo llegaste a esa conclusión? – miró a su amigo cuando este se alejó de su cuello. Jimin no tardó en responder, la razón estaba más clara que el agua para él.

- Porque decir que te quiero no se me hace suficiente para expresar lo que siento por ti.

Ah, Jungkook entendía eso demasiado bien. Era por esa razón que hacía tiempo había llegado a la resolución de que estaba enamorado de su mejor amigo.

Poco a poco, Jimin había comenzado a tomar más protagonismo en su vida y en su mente. Sus pensamientos se llenaban de él, pensamientos que dejaban de tener un tono únicamente amistoso. Jungkook se encontraba embobado, sonriendo a Jimin de una forma dulce, derretido por su risa, por las cosas que decía. Se encontraba queriendo darle afecto y ánimos, queriendo decirle cosas bonitas. Se encontraba esperando que Jimin hiciese lo mismo, y cada vez que obtenía su atención, que su amigo le miraba con interés en lo que tenía para decir o le preguntaba qué pensaba, Jungkook sentía su corazón palpitar más fuerte, como si hubiese tomado alguna clase de píldora estimulante. Y entonces apretaba cada vez más los abrazos. Las palmadas amistosas se fueron para ser reemplazadas por caricias suaves y ansiaba el contacto nuevamente al instante que lo perdía.

"Te quiero" había comenzado a rondar por su cabeza al principio. Y al final, sin darse cuenta, pensar en "querer" ya no era suficiente.

Besó a Jimin en los labios, suave y despacio, sintiendo cómo se estremecía contra él, inhalando como si Jimin quisiese absorber cada gota de él. Luego detuvo el beso y acarició sus mejillas con los pulgares a cada lado de su rostro.

- Yo te amo, así que, si sientes lo mismo, entonces me alegra que nos encontremos en el mismo lugar – le sonrió.

Ambos se sentían aliviados. Coincidir en un sentimiento tan complejo y específico como lo era el amor, no era algo fácil. Alrededor de ellos, los chicos y chicas se enrollaban entre sí, pero dudaban que alguna vez pudiesen sentir lo que era realmente el amor. Generalmente era fácil confundirlo con la fuerte atracción sexual y la dependencia emocional.

¿Cuál era la diferencia entre eso y lo que ellos dos sentían? Que lo primero buscaba satisfacer necesidades propias principalmente, cuando en lo segundo, la existencia de la otra persona eclipsaba los sentimientos egoístas. De repente te das cuenta que quieres compartir tu mundo con alguien más, con esa persona especial.

El amor te pone sobre las nubes, tanto que no eres consciente de lo mucho que puede llegar a doler la caída. 

Y pocos son los afortunados que no caen.

Jimin y Jungkook fueron arrastrados fuera de su burbuja cuando escucharon ruido y gritos a varios metros de distancia. Instantáneamente giraron sus rostros hacia donde provenía el bullicio. Observaron con algo de confusión un tumulto de varios hombres a la salida de un pub casi llegando a la esquina. No podían distinguir bien lo que ocurría, parecía ser una pelea. Se veían cuerpos forcejeando, brazos empujando. Pero, rápidamente, lograron ver a Taehyung ser empujado fuera del tumulto y un puño se estrelló contra su mejilla. El golpe lo desestabilizó, haciéndole caer de espaldas al suelo.

Jungkook no tuvo tiempo de reaccionar, porque cuando iba a decir algo, Jimin ya había salido corriendo hacia donde estaba sucediendo la pelea.

- ¡Jimin! – le llamó con un grito, corriendo tras él.

Pero él no respondió, siguió corriendo con pisadas fuertes y firmes. Las suelas de las zapatillas de ambos golpeando contra el cemento y anunciando su llegada hacia donde estaba su amigo en aprietos.

Uno de los chicos tenía sujetado a Taehyung de sus brazos mientras otro le pateaba en el costado.

Afortunadamente la acción se vio interrumpida cuando Jimin se le lanzó encima.

Él amaba a sus amigos y haría lo que fuese para protegerlos a pesar de ser alguien que no usaba nunca la violencia, ni si quiera para protegerse de su padre. Pero no soportaba ver que alguien lastimara físicamente o verbalmente a ninguna persona que fuese importante para él. Tenía ese corazón justiciero, dentro de ese mundo miserable.

Estrelló su puño contra la cara de quien había estado agrediendo a Taehyung, y se salvó de recibir uno gracias a Jungkook, quien no dudó tampoco en defenderles usando sus puños.

Aquellos segundos de "receso", brindado por la aparición de los dos chicos, le dio a Taehyung la oportunidad de reincorporarse y devolver los golpes que le habían dado.

La pelea no duró demasiado, llegaron más personas del interior del bar a separarlos para evitar que la pelea se fuera a mayores y alguien terminase herido de gravedad. La sangre ya corría por sus caras, bajando desde sus narices, cejas y labios rotos. Cuando fueron empujados para que se alejasen los unos de los otros y detuvieran la riña, sus ropas estaban desarregladas y con algunas manchas de sangre.

- ¡Envíale el mensaje a tu hermano, Kim! – uno de los chicos, alto de cabeza rapada y con tatuajes que se asomaban por su cuello, le gritó a Taehyung cuando éste comenzaba a alejarse – No se roban las novias de otros.

- ¿Por qué no se lo dices tú? ¡Cobarde! – respondió Jimin, dándose la vuelta con sus puños apretados al igual que sus dientes. Taehyung y Jungkook le jalaron para que no volviese a encender la pelea.

- Déjalo, no importa. Es un idiota – se quejó él. Sostuvo su mano derecha contra su labio sangrante y la otra contra su abdomen.

- Si su novia le dejó por tu hermano es obvio por qué – espetó Jimin, enojado. El enojo era tal que no sentía el dolor del corte que tenía en su pómulo y de lo que fuese que se había roto en su nariz y la había hecho sangrar.

Taehyung caminó cerca del bar Riot, pero no entró, en cambio apoyó su espalda contra la pared, levantó la cabeza golpeando un poco la parte posterior contra la superficie rugosa de ladrillos detrás de él. Respiró hondo, adolorido y cansado.

- Pedazos de mierdas – los ojos de Jimin eran filosos, mirando con desprecio al grupo de chicos que aún estaban en la esquina, quienes les dedicaban sonrisas provocativas. Aún querían pelear, querían hacerles perder los estribos. La sangre de Jimin ardía en sus venas.

- Hey – Jungkook se puso frente a él – No les des importancia – Su voz fue profunda, captando ahora la atención de Jimin. Éste le miró. Jungkook le sujetó del mentón con una mano y con la otra apoyó el puño de su propia ropa para limpiar la sangre en su rostro – Te dieron terrible paliza. ¿Estás loco? Meterte de esa manera sin un plan... - le reprochó, soltando un suspiro cansino.

- No había tiempo para un plan – respondió. Su ceño seguía fruncido, su boca igual. Murmurando insultos.

- Sostén la manga de tu ropa contra tu nariz. Tu mejilla no está tan mal.

A pesar del enojo, Jimin le hizo caso.

Se acercaron a Taehyung para chequear cómo se encontraba.

Levantó su camiseta y aunque tenía moretones y raspones en el costado de su torso, no se veían demasiado malos. Sí era doloroso, pero el dolor tampoco era tan fuerte como para preocuparse de que hubiese sufrido un impacto grave. Su ceja y su labio, por otro lado, sangraban, y Jungkook de igual manera que con Jimin, hizo lo que pudo para evitar que continuase el sangrado. Gentilmente apoyó la parte limpia que quedaba en los puños de su ropa para ayudar a Taehyung. Éste cerró los ojos, su respiración estaba agitada.

- Siento que tengo la cara en llamas.

- Bueno, yo igual – estuvo de acuerdo Jungkook. Jimin ya estaba observando sus heridas y, encontrando un pequeño pañuelo en uno de los bolsillos de sus jeans, lo colocó contra una de las fosas nasales de Jungkook. El sangrado había caído hasta su cuello.

- Nos vemos terribles... - dijo Taehyung, y una risa débil se filtró de entre sus labios, haciendo una mueca de dolor al final.

- La próxima vez les dejaremos aún más terribles a ellos – Jimin prometió en voz alta, a lo que ambos amigos negaron con la cabeza.

- Espero no haya próxima vez – Taehyung no era un chico de peleas. No le gustaba la violencia ni el dolor. Él sólo quería hacer música. Miró a sus amigos, sus ojos yendo de uno a otro. Las zonas donde habían recibido los golpes estaban hinchadas y apenas deteniendo sus sangrados – Se metieron en esto por mí. Gracias.

Les dedicó una sonrisa plenamente agradecida, incluso aunque dolía gesticular en esos momentos.

Jimin y Jungkook también le sonrieron. Los ojos de Jimin perdieron el enojo para transformarse en sensibles y expresivos, no le molestaba para nada el tener que defender a sus amigos. Lo hacía sin pedir nada a cambio, lo hacía porque era lo que se sentía correcto.

Nadie iba a afectar a su familia. La familia que ellos habían elegido.

- Para eso están los amigos – aseguró con una de sus sonrisas brillantes, con el brazo por detrás del cuello de Jungkook, apoyándose en él.

Taehyung se les quedó viendo, aún recargado contra la pared. Su cuerpo se sentía algo pesado, le habían tomado desprevenido mientras él intentaba llegar a tiempo a Riot. Había sido un golpe de mala suerte que el ex de la novia de su hermano le reconociese y decidiese tomar venganza. Sí, él no tenía nada que ver con las decisiones de su hermano, pero si querían joderle, iban a hacerlo, aunque fuese injusto. Así era el mundo en que vivían.

Pero, saber que sus amigos habían estado ahí para cuidarle la espalda, le hacía pensar que no estaba todo tan podrido. 

Estaba agradecido.

Se separó de la pared, inclinó su cabeza a un lado y besó la mejilla de Jimin, y luego la de Jungkook, povocando un pequeño chasquido cada vez.

- ¡Maricones!

El grito vino desde la esquina. Sus rostros se giraron a la par, y sus miradas se volvieron un triplete de molestia e irritabilidad. No les sorprendía que esos idiotas fueran así, dadas las cosas. Era un cabeza rapada, probablemente un neonazi en cubierta. No todos los skinheads eran así, no se suponía que lo fueran, pero siempre estaban aquellos desgraciados que lograban arruinar y manchar todo con su mierda.

- ¡Este maricón va a patearte el culo si sigues! – Jimin gritó en respuesta, dando dos pasos hacia delante, provocando a los idiotas. Jungkook y Taehyung le arrastraron hacia atrás, tirando de su chaqueta.

Los labios de Jungkook se posaron sobre los de Jimin, cortando sus insultos y haciéndole olvidar lo que estaba diciendo. Sus labios provocaron algunos chasquidos, sus leguas dieron algunos lametones, y los gritos e insultos aumentaron por parte del grupo de los cabezas-huecas.

Cuando los dos chicos se separaron, Jimin ya se había olvidado de su enojo. Taehyung se rió.

- Buena estrategia para sacarle el enojo – le dijo a Jungkook.

"Asquerosos maricones". "Pelean como ñiñas". "Chupapollas".

Los insultos les daban más motivación a joderles su espectacular noche a esos cavernícolas.

Jimin volvió a besar a Jungkook. Taehyung se puso detrás de ellos y levantó sus manos, mostrando sus dedos del medio y agitándolos en el aire para que les llegase el mensaje bien claro.

Los insultos no se callaron, pero ahora eran ellos quienes les habían hecho perder la cabeza.

Decidieron que ya había sido suficiente y detuvieron el show. Los tres se rieron en complicidad y decidieron ignorarlos. 

Jungkook levantó su dedo y señaló a la nariz de Taehyung.

- Ha vuelto a sangrar.

- Oh, mierda – cansado, Taehyung volvió a apoyarse sobre la pared y ésta vez tapó su nariz con ambas manos suyas, cubiertas por el puño de su ropa.

- Tae... - Jimin miró la pantalla de su celular, la cual estaba rota hacía tiempo – Ya es hora de tu presentación.

- Estos hijos de perra... me destrozaron la cara – negó con la cabeza. Se limpió la nariz, sus puños estaban completamente ensangrentados, pero afortunadamente conforme pasaban los segundos sangraba menos que antes – Bueno, no tengo opción más que ir allí de todas formas. Aunque duele como la mierda.

- Un par de golpes y una nariz rota no lograrán detenerte – Jimin rió y le palmeó el hombro – Que sea punk.

Minutos después, Jungkook y Jimin terminaron saltando con la multitud de gente dentro de Riot, cantando sin parar al ritmo de las canciones de la banda de Taehyung. El alcohol, la diversión y la buena compañía les hizo olvidar del dolor en sus rostros golpeados. 

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Acá vengo con otro capítulo.

No sé qué tan pronto voy a lograr actualizar el próximo capítulo, pero de todas formas vengo escribiendo todas las semanas al menos un poco, cerrando ideas y editando algunas cosas. Me gusta que estoy logrando darle forma a la historia. 

Por otro lado, respecto de lo que dije del final de esta historia, va a mantenerse así, no voy a cambiarlo a un final feliz. Por cuestiones personales he ido probando muchas cosas a lo largo de todas mis historias. Siempre me gusta intentar algo nuevo para mí y hacer algo diferente e incluso reflexionar sobre mi percepción de las relaciones y pensar en los personajes que escribí en historias anteriores. Todo esto no sólo lo hago para que sean un poquito mejor literariamente (aunque escribo porque me gusta y no porque sepa cómo escribir), sino también para que los lectores se entretengan y experimenten distintos tipos de escenarios, situaciones y emociones. 

Este final va a ser triste, sí, pero tengo una buena razón para eso y quien quiera averiguarlo tendrá que arriesgarse a quedarse, por que lo entenderán más adelante. Espero que esto les sirva un poquito al menos para no padecer el final. Por más que escribo lo que escribo, me hace sentir culpable ver que sufren mientras leen. Pero me gusta escribir cosas intensas y que queden grabadas de alguna manera en quien sea que lo lea. 

Nos leemos cuando traiga el próximo capítulo. Gracias por leerme y apoyar esta historia. 

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