Capítulo 4

Jungkook escuchó gritos en la sala, apenas pudo comprender qué estaba sucediendo. Su cerebro se sentía sumergido en una solución pegajosa. Las ideas no fluían, los estímulos no eran bien recibidos ni procesados.

Caminó muy lentamente por el pasillo, pasando las puertas de las habitaciones, arrastrándose contra la pared y sujetándose de esta. A pesar de la época fría del año, él vestía sólo un par de boxers. Su piel pálida y falta de brillo dejaban a la fácil apreciación de sus vasos sanguíneos, de algunos moretones y de huesos sobresalientes.

Se quedó parado en el comienzo de la sala, aún manteniendo su peso contra la pared, cuando vio a tres hombres en la sala gritándole a su madre. Uno de ellos había empujado a la mujer para sentarla en el sofá. Ella gritaba que ya les había dado todo el dinero que tenía, pero ellos no parecían creerle. Gritos y más gritos. Todo era como ruido blanco para los oídos adormecidos de Jungkook. Si hubiera estado sobrio hubiera reaccionado e intentado echarles, o hubiera huido de ellos.

Cuando notaron su presencia comenzaron a hablarle a él también. Con un juego de amenazas y risas, uno de ellos se acercó. Su cara se giró por completo cuando recibió una cachetada. No podía sentir dolor, así que tampoco sintió el impacto cuando recibió otra. El tipo parecía divertirse. Aunque él estuviese justo frente a Jungkook, su risa se escuchaba lejana. Se reía, se burlaba.

El resto de los hombres entraron a su habitación y revolvieron todas sus pertenencias –que eran pocas-. Cuando Jungkook vio a los hombres acercarse nuevamente, saliendo de su habitación con la droga que él consumía en su habitación, reaccionó. Aletargadamente se tiró encima de uno de ellos, queriendo quitarle de sus manos las bolsas de droga que llevaban. Pero la fuerza que él tenía era nula contra estos hombres y falló torpemente. Le sujetaron de sus brazos y su cabello, lo empujaron fuera de la casa donde estaba lloviendo. El agua que caía estaba helada y su cuerpo fue cubierto por ella.

Él cayó al suelo, y los hombres se dispusieron a su alrededor.

Él intentó defenderse cuando ellos comenzaron a manipular su cuerpo y a tirar de la única prenda que tenía puesta.

No pudo hacer nada para evitar terminar completamente desnudo sobre el asfalto, mientras los hombres se reían de él, decían algún que otro insulto o broma degradante, y se fueron luego de subirse a una camioneta.

Le habían dejado allí sin droga y no tenía dinero para comprar más, se lo había gastado absolutamente todo.

No podía salir todo tan mal. Era increíble.

Volvió a su casa, pasó de su madre y su llanto, y siguió caminando hacia su habitación.  

Su colchón estaba revuelto, las sábanas esparcidas por todos lados. Los cajones de la mesita de noche y un escritorio abiertos, algunos en el piso. Las puertas de su ropero balanceándose, una de ellas torcida y rechinando. Toda su ropa había sido sacada de allí y arrojada al el suelo. La funda de su guitarra abierta, afortunadamente aún conservando el instrumento dentro.

Intentó encontrar algo de droga, alguna bolsita o frasco que los hurtadores no hubieran descubierto y que siguiera allí. Se decepcionó demasiado cuando no logró encontrar nada. 

Fue hacia el living, su madre estaba hablando por teléfono con vaya a saber quién.

Jungkook le quitó el teléfono y lo lanzó al suelo. Comenzó a gritarle a su madre, a decirle que por su culpa aquellos hombres se habían llevado sus cosas. Que se merecía joderse ella sola con su mierda y no arrastrarlo a él.

Aunque le costaba hablar y expresarse, sus gritos salían al igual que los de ella echándole la culpa de vuelta.

Él se lanzó sobre ella y le rodeó el cuello con las manos. Le apretó tan fuerte que ella comenzó a ahogarse y su cara se puso roja. Sus manos se movieron rápidamente, dándole golpes a él y arañándole el rostro. Finalmente la soltó. Alejándose de ella y caminando hacia afuera de la casa, dejando la puerta abierta e importándole una mierda si su madre estaba bien o no.

Caminó desnudo por la calle solitaria, debajo de la lluvia.

Minutos después se encontró en la casa de un viejo amigo, quien le abrió la puerta de su casa y le dio la bienvenida. Sin embargo, no parecía contento con su estado. Le dio una toalla para secarse y ropa para vestirse.

- Jungkook... ¿qué demonios te pasó?

- Necesito... - su voz estaba rasposa y temblorosa – Necesito di-dinero.

- ¿Para qué?

- Ne-necesito pagar... las... las cuentas de la ca-casa – dijo. Taehyung le miró con preocupación. Hacía tiempo no sabía nada de Jungkook. Miró sus ojeras moradas, su rostro pálido y piel casi transparente. Miró sus ojos perdidos y enrojecidos que hacían el esfuerzo de mirarle a los suyos – Nos robaron... mamá es... una maldita perra. Necesito el dinero para pagar...

Taehyung suspiró, negó con la cabeza sintiéndose abatido por la situación y con la espalda contra la pared. Se masajeó las cienes con sus dedos y luego decidió confiar en lo que Jungkook le decía.

Se sentía mal, se sentía triste por verle así. Hasta el momento se había convencido de que alejarse de aquel ambiente era para enfocarse en sus estudios, pero al ver a Jungkook recordó la verdadera razón, aquello a lo que había estado huyendo como un cobarde.

Movilizado por la culpa, Taehyung le dio dinero, y Jungkook sintió repentinamente la fuerza en sus piernas para ponerse en macha.

Jungkook dijo a su amigo que gracias a él iba a poder pagar las deudas y se fue dejándole con la duda en la cabeza.

No tardó en poder conseguir droga y su mente volvió a adormecerse al igual que su cuerpo. La sensación de anestesia era lo mejor que le había ocurrido en su vida. No recordaba por qué, no recordaba nada antes de eso, no en ese instante.

Se dejó ir hasta quedarse dormido.

Un golpeteo en el vidrio de su ventana le despertó de repente. Levantó su cabeza y se encontró con su mejor amigo al otro lado del vidrio. Parpadeó un par de veces, algo confundido mientras Jimin le sonreía y saludaba con su mano, haciéndole señas de que le abriera la ventana. Jungkook se liberó de las desordenadas sábanas de su colchón y corrió hacia la ventana. Al abrirla, Jimin se inclinó hacia delante y estampó un beso en sus labios que le hizo latir el corazón con rapidez.

- Buen día – le saludó Jimin risueño - ¿Me invitas a pasar? – preguntó, acercándose peligrosamente a los labios de Jungkook. El menor recibió una mordida juguetona en su labio inferior y Jimin rió como si hubiese un chiste que Jungkook no estaba logrando comprender.

- Yo... sí... sí, pasa – carraspeó para despertarse de su embobamiento y que su mente reaccionara. Abrió la ventana más ampliamente y Jimin se subió al borde de la pared y pasó su cuerpo hacia el interior de la casa - ¿Iremos a clases juntos...? – preguntó, aún confundido de por qué Jimin había llamado por la ventana y entrado por allí.

- No iremos a la escuela...

- ¿Qué? – Jungkook se sorprendió, alzando las cejas hacia su mejor amigo, ya que éste siempre iba a la escuela y le arrastraba a él consigo – Pero-

No pudo seguir hablando porque tuvo a Jimin encima de él, con sus brazos envolviéndole el cuello y su boca sobre la suya.

Bueno, realmente no le importaba la escuela si en cambio podía tener a Jimin completamente sobre él y para él. Le abrazó con fuerza, recibiéndolo con gusto. No era suficiente simplemente sentirle cerca, lo necesitaba aún más. Inmediatamente abrieron sus labios para comenzar a besarse con el movimiento de sus lenguas mediando el beso. Era placentero, suave y, a la vez, poderoso. Todo el cuerpo de Jungkook vibraba, se estremecía por el calor que Jimin emanaba con su tacto. Su aroma, su ropa mullida y su cuerpo duro debajo de ella. Sus manos deslizándose recorrían su cuerpo. Y sus... caderas moviéndose contra las suyas. Era la tortura más dulce.

Jimin caminó hacia delante, empujándole a él hacia atrás. Los besos dejaron su boca y recorrieron su mandíbula hasta su cuello. Jungkook sentía que el aire en sus pulmones le abandonaba, Jimin le dejaba sin aliento con sus besos fogosos, tan insaciables y voraces. Le quemaba en los labios, le humedecía la lengua, y le hormigueaba la piel.

Jungkook posó sus manos a los costados del rostro de Jimin y le alejó un poco, deteniéndole un segundo. Ambos se miraron, los dos pares de ojos igual de vidriosos, encendidos por todas las emociones que estaban prendidas fuego en sus interiores. Les ardía el pecho.

Qué hermosamente devastador eres.

- Dime... que tienes tantas ganas como yo... - dijo Jimin, su voz temblando, sonando ahogada por el deseo. El aliento de Jungkook volvió a dejar su cuerpo a través de sus labios. Inhaló con fuerza y asintió fervientemente. Sintió todo el calor intensificarse en sus mejillas.

- Quiero... - admitió – Dios, lo he querido por años.

- Yo igual – Jimin sonrió tan ampliamente que sus ojos se cerraron. Le besó nuevamente, apretando sus labios al atraer su cabeza con sus manos en la nuca.

- Pero... Taehyung... ¿Qué pasó con él? – preguntó, sintiéndose inseguro de estar haciendo lo correcto.

- Él no es mi novio, Kook... - se rió un poco y le acarició el pecho con las manos para que se relajara – Nunca acordamos ser exclusivos... sólo estábamos probando cómo nos iba. Pero ahora que sé que te gusto, sólo te quiero a ti.

- ¿Él no va a enojarse? – aún no se sentía del todo convencido. Jimin lanzó una risa y negó con la cabeza.

- No, él lo entenderá. Confía en mí.

Entonces asintió, convenciéndose de que todo estaba bien y que quería realmente disfrutar esa oportunidad. Finalmente, él iba a tener relaciones sexuales por primera vez con el chico del cual estaba irremediablemente enamorado.

Lo quería en ese instante. Lo quería todo.

Mientras volvían a besarse, Jungkook sintió una mano contra la parte delantera de sus shorts. La tela era delgada, su miembro estaba descaradamente erguido y sobresalía debajo de la fibra. La mano de Jimin, siempre algo más chica que las suyas, le acarició con firmeza, arrancándole un gemido de la boca. Jimin lo estaba tocando. Jimin lo estaba masturbando.

La mente de Jungkook se elevó más con cada segundo, con cada rozamiento de la mano caliente sobre él.

Cuando Jimin dio un fuerte apretón, Jungkook gruñó, sintiendo la zona baja de su vientre burbujear. Se apresuró a mover sus manos también, y siguió las acciones de Jimin. La tela de su pantalón era de jean, y por lo tanto no era tan fácil llegar a él. Al notar aquella dificultad, Jimin desabrochó sus pantalones rápidamente, y tomó la mano de Jungkook, metiéndola dentro de su propio pantalón y dentro de sus bóxers.

Sintió toda su piel caliente, su miembro duro y ardiendo. La excitación de Jungkook se disparó aún más.

- Es ahí – dijo Jimin con una sonrisa llena de satisfacción, y entonces también llevó su mano dentro de los shorts de Jungkook, derribando todas las barreras textiles.

Para Jungkook, sentir la mano de su amigo directamente sobre su piel fue una explosión de placer, y poder tocar con su mano el cuerpo de Jimin volvía todo aún mejor. Ambos gimieron, retomando los besos y respirando contra sus labios.

Luego de tocarse por un rato y frotarse contra el cuerpo del otro, se recostaron finalmente sobre el colchón. Jimin no tardó en tomar la iniciativa nuevamente, quitándose la chaqueta que traía puesta y la camiseta. Jungkook barrió con su mirada toda la piel pálida de Jimin, gustándole cada centímetro de su cuerpo, queriendo sentir sus músculos contra él.

Él se encontraba boca arriba y Jimin se acercó de rodillas, inclinándose y dándole un beso. Le tironeó un poco de su camiseta para animarle a quitársela, y así hizo. Jungkook levantó sus brazos y y Jimin se la quitó por la cabeza. La dejó a un lado y su pecho al descubierto pronto tuvo esos labios carnosos sobre él.

Así, la boca de Jimin hizo de las suyas sobre su piel, besando un camino desde su esternón hasta uno de sus pezones. Jungkook enterró la parte posterior de su cabeza en la almohada cuando arqueó su espalda ante la lengua caliente de Jimin lamiendo su pezón. Sus labios se cerraron sobre él, chuparon y succionaron hasta provocar un chasquido y dejar la zona enrojecida.

Nuevamente, se veía a la merced de la boca jodidamente caliente y experimentada de su mejor amigo. Era el cielo, o quizás hasta mejor que eso. Estaba mucho más lejos que eso, más allá de las nubes, más allá que la luna y las estrellas. Estrellas que veía detrás de su cabeza cada vez que sus ojos tendían a irse hacia atrás por el placer que le desbordaba.

Placer, amor, complicidad.

Esos labios gruesos jugaron con su sanidad, queriendo volverle loco cerca del borde de sus shorts, justo debajo de su ombligo.

No podía seguir vivo después de eso.

Los dientes de Jimin tomaron porciones de su piel, apretaron, rechinaron y tironearon. Jungkook se retorció con placer y dolor mezclados en porciones iguales. Estaba extasiado y apenas habían comenzado. 

Jimin se alejó, y en cierta forma lo agradeció, de lo contrario iba a perder los estribos y terminaría antes de lo esperado.

Entonces, sus shorts y bóxers fueron tironeados y quitados de su cuerpo. Y allí volvió la tortura, y lo mejor que sentiría en toda su corta vida. La boca de Jimin le tomó por completo, húmeda y caliente, suave pero poderosa. Sintió un dolor placentero en la punta de su miembro que asombrosamente estaba presionando la garganta de Jimin para luego alejarse y volver a tocarla. Levantó sus brazos y los llevó hacia atrás. Se aferró con sus manos a la almohada, sus dedos sujetándose como tenazas y estrujando la textura mullida.

- Ji-Jimin...- soltó con poco aire. Su cuerpo temblaba con cada subida y bajada de los labios de su amigo, que se deslizaban con un sonido húmedo y con facilidad. Era asombroso. Era malditamente mágico. El interior de su vientre estaba quemando y hormigueando tan bien. Se sentía jodidamente bien – Ya... para, o no voy a aguantar.

Era vergonzoso, pero era la verdad. Jimin le soltó, y él suspiró aliviado, retomando el aliento que le había quitado con cada succión a su miembro en su boca. Amaba eso. Amaba todo.

Jimin le miró mordiéndose el labio inferior con una sonrisa. Estaba disfrutando de hacer un desastre con él, de verle perder la cabeza por él.

- ¿Te gustó? – preguntó, su voz siendo tan sedosa que nunca la había escuchado así, y a Jungkook le encantaba esa faceta sensual que estaba conociendo por primera vez.

- Fue... increíble – no tuvo reparos en admitir - Fue un viaje a las estrellas - Jimin se rio, Jungkook tenía su pelo revuelto, sus labios rojos de los besos y entreabiertos en busca de aire.

Jimin comenzó a quitarse lo que le quedaba ropa. Nuevamente Jungkook sentía que todo lo que podía hacer era admirar, finalmente, el cuerpo desnudo de su amigo. Le vio quitarse los pantalones y su ropa interior con tanta seguridad y soltura. No tenía ni una pizca de vergüenza, y no era de extrañar siendo que esa no era la primera vez que tenía sexo con alguien, pero Jungkook se sentía en desventaja al respecto. Él no sabía nada de cómo tocar a Jimin para que se sintiera bien. Había hecho unas cosas increíbles en su cuerpo simplemente usando su boca y ya le había enviado cerca del borde en solo unos pocos minutos. Eso era poder. Poder del cual él carecía.

Tenía allí al chico que él amaba y no sabía qué demonios hacer, cómo comportarse.

La mano derecha de Jimin cayó sobre su pecho, justo sobre su esternón, y le acarició con suavidad y calma.

- ¿Qué sucede?

- Nada – negó con la cabeza. Su pecho desnudo subía y bajaba rápidamente bajo la mano de su amigo.

- Tu corazón está latiendo como loco. ¿Estás nervioso?

- Yo... - comenzó, sintiendo una gran presión en su garganta y su pecho. Dios santo, no podía ponerse así de repente. Incluso notó que su erección estaba perdiendo fuerza. Soltó una bocanada de aire para intentar relajarse – Sí, lo estoy.

- ¿Por qué? – preguntó sorprendido, sus labios mostrando una sonrisa dulce – Sólo soy yo.

- Ese es el problema... - admitió aunque le avergonzara comportarse así – Sabes que... nunca he tenido sexo con nadie y tú sí, y... probablemente has tenido experiencias geniales con chicos más experimentados que yo y-

- ¿Tienes miedo de que te compare con otros?

- Creo que sí... y de no hacerte sentir genial – finalmente lo había dicho y sintió los nervios y la vergüenza arremolinarse en su estómago. Se mordió el labio inferior con fuerza, se sentía tonto. Pero así y todo, Jimin le sonrió con cariño.

- ¿Qué te hace pensar que otros chicos lograron hacerme sentir genial?

- No lo sé... ellos son geniales en general – respondió con simpleza y cierta mueca de enfado, cosa que hizo a Jimin reír – Yo... no sé qué es lo que te gusta para hacerte sentir bien.

- Bueno, ¿quieres saberlo? – preguntó, y entonces asintió – Me gustan los besos en el cuello, pero por sobre todo me gusta cerca de las orejas. Si muerdes por allí, no necesito nada más. El resto... eres hombre, tócame como te tocarías a ti – sonrió y se acercó a su boca, dejando un beso pequeño – El resto lo iremos resolviendo...

- Está bien... - respondió sobre los labios sonrientes de Jimin.

- Ahora tienes ventaja sobre ellos – le susurró, dejando luego un beso sobre su mejilla.

- ¿Por qué?

- Porque nunca ninguno me preguntó qué es lo que me gustaba.

- ¿Por qué no? – Jungkook estaba confundido y algo molesto ante esa revelación. Jimin volvió a sonreír, mirándole con ternura por verle indignado. Jungkook era el tipo de amigo que saltaría a la boca del lobo por protegerle, y eso le hacía sentir importante, y le hacía quererle demasiado.

- Supongo que nunca les importó saberlo. Esa es la diferencia entre tú y ellos. Eres perfecto tal cual eres. No quiero a una estrella porno – se rio - te quiero a ti porque tú eres quien me gusta, y sé que con el tiempo nos haremos sentir cada vez mejor, y eso es lo divertido. No importa cuánta experiencia tengas, si nunca te interesas por saber qué quiere la otra persona, vas a estar tocando los lugares equivocados, porque no somos todos iguales.

Jungkook suspiró, se sintió bien al saber que Jimin no iba a estar juzgándole o comparándole con otros chicos con los que había estado. Fue reconfortante y sacó de encima suyo todo el peso que se había impuesto. Al final se trataba de su mejor amigo, ambos se conocían desde pequeños, se querían y cuidaban desde siempre. No tenía sentido sentirse inseguro con él. Todo iba a salir bien porque era lo que ambos querían, estaban en la misma página y era todo lo que importaba. Era el momento.

Tal vez otros chicos nunca se interesaron por saber qué era lo que a Jimin le gustaba o hacía sentir bien, pero a él sí le importaba, quería darle a Jimin todo de sí mismo.

- ¿Y a ti? ¿Qué es lo que te gusta? - le preguntó su amigo y él se encogió de hombros.

- Hasta ahora no lo sabía, pero definitivamente me gustan las mamadas. Y estoy seguro que especialmente las que haces tú - respondió, a lo que Jimin asintió con una sonrisa.

- Supuse que dirías algo como eso - acarició su cabello con una de sus manos, peinando su flequillo hacia atrás - Bueno, será divertido descubrir qué más te gusta.

- Lo que sea que tú me hagas me gusta - admitió con voz baja y rasposa, el cuerpo de Jimin se estaba frotando desnudo contra el suyo.

Acercó el rostro de su amigo al suyo, tomándole de las mejillas y dándole un beso reforzando su postura de continuar con aquello, deshaciéndose se sus inseguridades. Sus manos comenzaron a acariciar a Jimin, recorriendo cada porción de piel que pudiese alcanzar, desde sus brazos a sus hombros, desde su espalda a su cintura, desde sus muslos a sus caderas. Mientras tanto, Jimin frotaba sus cuerpos y aumentaba el calor entre ellos, la excitación y las ansias. Se posicionó a horcajadas sobre sus caderas, y Jungkook se levantó, irguiéndose para sentarse mientras Jimin aún estaba sobre su regazo.

Jungkook rodeó con sus manos el cuerpo que tenía sobre él, la piel caliente de su espalda se sentía demasiado bien bajo sus manos, la textura era suave y encontró atrapante el subir y bajar por los costados de su cuerpo, surcando con sus manos las curvas de la cintura de Jimin y cómo se ensanchaba al deslizarse por su espalda hasta llegar a sus hombros. Mientras tanto, Jimin le besaba en los labios, y le hacía pensar que no podía cansarse de sus besos nunca.

- Déjame alcanzar mis pantalones y tomar un condón – dijo Jimin.

- De acuerdo.

El chico se separó de su cuerpo, saliendo de su regazo y gateando por el colchón hasta llegar a sus pantalones. Hurgó en sus bolsillos hasta que sacó el pequeño paquete cuadrado. Volvió hasta donde estaba Jungkook y le miró a los ojos.

- ¿Cómo quieres hacerlo? Me refiero, ¿quieres estar arriba o abajo?

- Yo... no sé hacer ninguna de las dos... - respondió con honestidad, soltando una risa algo nerviosa. Su amigo también rio – Lo siento, esto no es sexy para nada – con eso hizo reír a Jimin aún más fuerte.

- No tiene que ser sexy – negó con la cabeza – Me gusta que sea así, divertido, y cómodo... - se desplazó con sus rodillas y se acercó a Jungkook nuevamente para sentarse sobre él una vez más – Eres mi hogar, y espero que yo pueda ser el tuyo.

- Lo eres... lo eres desde siempre – aseguró mirándole con intensidad, haciéndole saber que sus palabras eran lo más real que tenía para decir.

- Entonces no debes sentir vergüenza de no saber algo. No tienes que fingir nada conmigo, siéntete libre de ser como eres. Es así como me gustaste.

Su tono de voz era sutil, dando confianza y calidez. Era como si pudiese abrazarle solo con sus palabras, apañarle y hacerle sentir seguro.

A pesar de las cosas malas que a Jimin le habían pasado, a pesar de los abusos que sufría en su casa, él siempre tenía cosas buenas para ofrecer de sí mismo, como si estas fueran inagotables. La comprensión, la amabilidad, el cariño, nunca se terminaban en él, incluso aunque hubiera recibido violencia casi todos los días de su vida. Esa luz, esa esperanza que Jimin tenía, nunca se apagaba. No dejaba que la maldad del mundo le consumiera. Ni las peleas en su casa, ni los golpes de su padre le hacían comportarse mal con nadie. Jamás estaba enojado, jamás insultaba a nadie –a menos que se tratara de proteger a los suyos-, y jamás le privaba de ayuda a alguien que lo necesitase.

Lo especial de la ocasión no solo era la excitación, era estar en intimidad con la persona que hacía girar su mundo, aquel mejor amigo que estaba siempre a su lado, que le hacía reír, que le compraba comida y golosinas cuando no tenía dinero para él mismo. Esa persona que le ponía por delante ante todo.

¿Cómo no iba a enamorarse de él?

- Estaba pensando que lo mejor es que te relajes y yo haré todo. No quiero que te sientas más nervioso, así que todo lo que tienes que hacer es quedarte en esta posición, y encargarte de mantenerte duro.

- Oh, eso no va a ser un problema para nada - bromeó, riéndose cuando Jimin también lo hizo – Mi amigo está muy emocionado – dijo, mirando a su propio miembro y Jimin asintió, manteniendo una sonrisa divertida en su boca.

- Puedo notarlo – abrió el paquete del condón, lo sacó del interior y colocándolo en la punta del miembro de Jungkook, lo deslizó hacia la base – He querido ver tu polla por años.

- No puede ser cierto – se rió, negando con la cabeza.

- Sí es cierto. En mi mente te he desvestido tantas veces que no puedo contarlas.

Jungkook se quedó mirando a Jimin con la boca abierta, anonadado por la confesión. Nunca había sido consciente de eso, había estado tan encapsulado en su mierda que nunca notó que Jimin lo miraba de maneras no amistosas. Qué bien se sentía saber que había sido el foco de deseo de su amigo. Se sentía tonto, pero estaba malditamente feliz. Malditamente feliz de que él estaba siendo correspondido.

Mientras sonreía como tonto y se quedaba sin palabras, miró a Jimin lamer sus propios dedos y llevarlos hacia atrás. Jimin tuvo que erguir su espalda, abriendo su pecho para llegar hasta el lugar entre sus propios glúteos.  Separó un poco las rodillas de donde estaba apoyado en el colchón, para abrir más las piernas. Parte del cuerpo de Jungkook estaba debajo de él.

Agradeció tener el trabajo de sólo mirar, porque nunca pensó poder tomarse el tiempo de mirarle descaradamente. Era una vista diferente, y le gustaba no sólo saber cómo era Jimin cuando reía, cuando estaba enojado, o cuando tramaba algo, sino ahora también saber cómo era su lado sexual, su rostro con sus mejillas rojas, sus labios y ojos brillosos, su expresión emanando la excitación que vibraba a lo largo de su cuerpo mientras movía sus dedos dentro suyo.

Su cuerpo estirado, sus músculos dándole forma a cada una de sus extremidades, su miembro erguido entre sus piernas, tocando su ombligo con la punta y su nuevo tatuaje a un costado.

La mano derecha de Jungkook se posó sobre su rodilla y subió suavemente por su muslo, pasando por el hueso de su cadera hasta llegar a su abdomen. Los abdominales se tensaron cuando pasó su palma por allí. Acarició suavemente, subiendo y bajando, el abdomen de Jimin brillando por la fina capa de sudor que comenzaba a hacerse presente. Comenzó a jadear y a soltar sonidos en aprobación.

- Me gusta eso... - dijo, su voz sedosa era lo que más le ponía a Jungkook. Querer tocarlo era inevitable.

Entonces su mano bajó y rodeó el falo, apretando y subiendo hacia la punta con un movimiento lento donde soltó el agarre al pasar del grande.

- Dios – Jimin se inclinó hacia delante en un reflejo por contraerse sobre su erección estimulada. Jungkook volvió a repetir la acción, y él volvió a doblarse sobre él. Jadeó abrumado – Maldición, no hagas eso de nuevo o me vendré.

- Quiero que te vengas... - murmuró en sus labios, besándolos luego.

- Pero no ahora – se quejó – No antes – Quitó sus dedos de su interior y se acomodó sobre el miembro de Jungkook, alineándose con él y bajando despacio cuando se encontró en la posición correcta. Cuando comenzó a entrar, Jungkook apretó las sábanas a su lado.

- Maldición... - jadeó, el calor y la presión del cuerpo de Jimin bajando sobre él.

- Eso es – Jimin sonrió por la reacción de su amigo, soltando un jadeo para relajar sus músculos y continuar bajando hasta que tocó fondo.

A partir de allí, las manos de Jimin tomaron el cabello de Jungkook y ambos estrellaron sus labios. Jimin comenzó a moverse de arriba abajo, y ninguno de los dos despegó la boca del otro. Mordiendo y lamiendo, respirando y tragando los gemidos contrarios. Era increíble, el calor en sus pieles, el fuego que brotaba con cada roce de sus zonas erógenas.

Sus cuerpos se movían a la par, buscando saciar esa necesidad de placer y de llenarse mutuamente. Jungkook rodeaba por completo la cintura de jimin con sus brazos, los empujaba y apretaba contra su cuerpo.

Te tengo y no quiero soltarte nunca.

Se acariciaban y besaban por todas partes. Cortaban los besos para poder mirarse a los ojos, y la conexión se sentía incluso más fuerte que la de sus cuerpos. Se dedicaban sonrisas, miradas que buscaban desesperadamente perderse en el otro. 

Jungkook quería abrirse el pecho y dárselo todo. 

El calor escaló en sus vientres, la excitación bombeando con cada movimiento y tentando a explotar en cualquier momento. Sus cuerpos temblando, sus bocas buscando aire jadeando. 

El orgasmo arrasó con ellos minutos después.

Todo el cuerpo de Jungkook se estremeció, mientras Jimin seguía moviéndose sobre él. No quiso desatenderlo por la abrumadora ola de su propio orgasmo, entonces desquitó sus sentimientos y lujuria en el cuello de Jimin, mordiendo su piel suave y subiendo al lóbulo de su oreja. Jimin terminó al instante, soltando sonidos satisfechos y cansados.

Tiempo después Jungkook estaba mirando al techo, escuchando de fondo la respiración del dormir profundo de su mejor amigo a su lado. Cerró los ojos proponiéndose quedar dormido.

Fue feliz.

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Hola, gente bella. 

Les dejo nuevo capítulo.

Espero les guste, he estado escribiendo pero también muy ocupada con mi trabajo y más cosas. Espero poder traer el siguiente capítulo más pronto. 

Gracias por leerme!

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