chapter six
Cuándo llegamos a la cafetería, sentí alivio y pesar al mismo tiempo. Alivio porque estaría separado de este chico por fin después de veinte largos minutos. Y pesar, por ver el lugar donde Minho pretendía que entrará.
—¿En serio Min, aquí? —reclame bajando de la moto, Felix imitó mi acción.
—Lo escogí yo. —confesó Jisung— Es un lugar bonito, ¿Cierto, Lix?
—Si, muy a nuestro estilo. —añadió con una sonrisa.
Un gran letrero de colores chillones y letras curvadas se alzaba por encima del local, Honey Mel's coffee lucía en color rosa.
Eso solamente me hizo tener náuseas por imaginar que clase de decoración tendría el lugar, si era al "estilo" de estos dos arcoiris andantes, entonces mi día sería una pesadilla.
—Ajá, hubiéramos elegido nosotros. —bufé con evidente hastío.
—Eso sería descortés, idiota. —corrigió Minho con una sonrisa burlona.
De haber sido decisión mía, ni siquiera estaría aquí parado en primer lugar. Y de haber sido arrastrado por él aún así, al menos estaríamos en mi café bar favorito, no en esta cosa llena de luces y colores raros.
—Ya no seas amargado, vamos —Jisung comenzó a caminar junto con Felix, nosotros solo los seguimos.
Suspiré pesado antes de dar un paso al frente, realmente no tenía ganas de estar en una cita doble, mucho menos con ellos. Porque si, por más que lo negaran, esto está catalogado con una cita, término que odio, por cierto.
Minho me sacó de mis pensamientos con un codazo ligero, lo miré confundido obviamente, y él señaló con la mirada hacia abajo. Por inercia seguí la dirección que indicó, y juro que mi cara se tornó rojo brillante gracias a sus estupideces.
—Minho, no estés de pervertido. —le susurré un poco apenado.
—Tú tampoco has apartado la vista. —rió levemente.
Si bueno, la vista no era mala, debo admitir que estos pantalones le quedan muy bien a Felix, pero ¡No!, ¿Qué carajos dije?
Y Minho casi babeando por ver a Jisung, esto está mal, la cosa aquí es ¿Por qué seguí con los ojos clavados en... ese lugar?
En fin, luego de que logré separar mi vista de su cadera —por no mencionar lo que realmente capto mi atención— y enfoque mi alrededor, nuevamente quise golpear a Minho, además de sentirme nauseabundo. Es que simplemente todo era horrible a mi parecer.
Había demasiada luz cuando no debía ser así, ¿De qué sirve tener encendidos ésos focos a las tres de la tarde?
El piso era como un tablero de ajedrez, cosa que podría marear a cualquiera que lo mirara fijamente por más de diez segundos. Y para rematar los sillones eran azules con rosa, tan brillantes y coloridos que eran difíciles de verlos.
Ah, y la música que estaban usando para ambientar no podía ser peor. Madonna, su voz ha estado adherida en mi cabeza por casi dos días consecutivos, lo único que quería era no tener que escucharla aquí también. Mi única fortuna fue que era una canción diferente a la que me tiene traumado, ni siquiera sé cómo se llama, pero sé identificar que no es Vogue.
Jisung fue quien indico en qué mesa nos sentaríamos, escogiendo un lugar sumamente cliché, una mesa para cuatro junto a un ventanal.
Desde allí había vista hacia la calle, así que por un mínimo segundo agradecí ya que podría estar pendiente de las motocicletas. Pero me cae un poco mal el hecho de que él no esté diciendo que hacer, solo falta que también escoja lo que comera cada uno.
¿Se nota que odio todo con respecto a esta salida "amistosa"?
Literalmente solo hay dos cosas que puedo considerar agradables, una vista privilegiada y un aroma dulce, la desgraciada es que ambas están vinculadas a Felix.
—Bien, ¿Que quieren ordenar? —pregunto Minho dando un ojeada al menu.
—Un café. —respingo Jisung.
—Un café en una cafetería, que original. —bufé por lo bajo.
—¿Que pedirá el señor odioso entonces? —me miró mal Felix.
—Probablemente un refresco y nada mas, entrometido. —regrese la mirada, haciendo que el suspirara pesadamente.
—¿Pueden fingir que no se quiten matar por unos segundos?, gracias. —aclaro su garganta y prosiguió la idea que yo había cortado algunas frases atrás— Yo pediré un café capuchino, ¿Ustedes?
—Creo que un americano y galletas están bien para mí. —contestó Minho.
—Yo quiero pastel y una malteada. —sonrió emocionado.
—Solo quiero un refresco, el que sea. —respondí serio, sin darme cuenta en qué momento había llegado una mesera para tomar las órdenes que tiramos al aire.
—Enseguida les traigo sus órdenes. —sonrió levemente la chica y se fue tan rápido como había llegado.
—¿Para eso viniste?, un refresco lo pides beber perfectamente en tu casa. —reclamó Felix, al parecer tiene interés en buscar pleito conmigo.
—Para tu mayor información, yo realmente quería quedarme en mi casa, no venir aquí. —bufé.
—Si no dejan de hablarse así, Minho y yo nos cambiaremos de mesa, y a ver qué hacen ustedes solo el resto de la tarde. —rodamos los ojos al mismo tiempo por esa amenaza.
—Es más, muévete. —Minho me tomó del brazo, haciendo que me levantará.
Yo había quedado sentado entre él y Jisung, algo lejos de Felix. Y para molestarme aún más, me obligó a cambiar de lugar, quedando demasiado cerca de la persona que menos quiero ver.
Ellos se enojan porque nosotros no nos soportamos, cuando sabían de antemano que esto pasaría si nos jugaban nuevamente a la fuerza. ¿Culpa de quién es?, mía no, y tampoco de este rubio que me está mirando con cara de "pudrete".
—A ver si así aprenden a platicar como gente decente. —Jisung apoyó eso con un movimiento de cabeza.
—Me empezabas a caer bien Sung. —bufó Felix.
En fin, algunos minutos incómodos después, la mesera trajo lo que pedimos y entonces el ambiente se relajó levemente.
Básicamente porque Jisung y Minho se concentraron en hablar entre sí, Felix se perdió en su malteada de fresa y yo me quedé clavado en mi lata de sofá mirando por la ventana. Literalmente cada uno se fue a su propio mundo, lo cuál, fue relajante de cierto modo.
Hasta que él sorbió las últimas gotas de líquido rosa y se giró a verme con intención de iniciar una conversación.
—Pregunta, ¿por qué traes la misma ropa del sábado? —formó una mueca de confusión, y yo sin escapatoria, solo suspiré antes de contestar.
—No es la misma. —desvíe la mirada, pues no era la primera vez que alguien me decía eso.
—Claro que si, no me engañas. —se movió unos centímetros hacia a mí— Se nota que es exactamente la misma.
—Ajá, ¿por qué, según tú? —si me quedaré aquí aplastado por lo menos una hora más, debería tratar de entablar alguna clase de plática.
No quiero, pero Minho me romperá su taza vacía en la cabeza si no lo hago, o algo así.
—Misma chaqueta. —pasó sus manos desde el cuello de ésta hasta mi pecho— Mismo peinado. —acarició un poco mi flequillo— Mismo pantalón con cadenas. —casi muero ahí cuando pasó sus manos por mis piernas, desde las rodillas hasta mi cinturón— Y por supuesto, misma cara amargada.
—¿Era necesario tocarme? —dije intentando ocultar mis nervios cuando me tocó el mentón.
—No, pero quería ser específico en mi explicación. —retiró su mano— Vaya, estás rojo.
—Mentira. —verdad, totalmente verdad, ¿Pero que esperaba?, acaba de manosearme todo lo que quiso.
—Te ves diferente así, más agradable diría yo. —sonrió levemente.
—¿La palabra bipolar te suena, de casualidad? —rodó los ojos, entendiendo a qué me refería con eso.
—Estoy intentando ser amable, valoralo baboso. —se cruzó de brazos, y por un momento me pareció tierno.
—Ya, vale. — respiré hondo sintiendo como el calor en mis mejillas iba bajando— Y... ¿recuerdas algo del sábado?
—Siendo honesto no, solo tengo memoria de haber estado en la barra contigo y Chan, de ahí todo se vuelve borroso. —explicó comiendo un trozo de su pastel.
—Ah, entonces estamos igual. —seguir con una mentira que nadie me pidió hacer es mi mecanismo de defensa.
Menos mal él no recuerda nada. Pero ¿por qué carajos yo si tengo que tenerlo tan claro?
—Lo que sí tengo presente es que fue la peor cita que he tenido. —añadió con una sonrisa burlona.
Si, sigue diciendo eso Felix.
Lo dice porque no se acuerda de cuando me tomó de la mano, bailó conmigo, luego bailó desvergonzado frente a mí, y cerró la noche con un beso.
El alcohol toma control de nuestro sistema definitivamente.
—Al menos en algo estamos de acuerdo. —decidí seguirle la corriente.
Luego de tantas escenas, cortas pero extrañas, los otros dos al fin notaron que existimos y nos pusieron atención.
—Hyun, ¿estás de acuerdo? —preguntó de repente mi amigo, como si yo supiera de lo que estaban hablando tan animadamente.
—¿Con que? —fruncí el ceño.
—Con que Jisung y Felix vayan a nuestro ensayo mañana. —Si fuera una persona agresiva, o por lo menos me importará poco su integridad personal, ya le hubiera roto la cara.
—Bueno, ¿Tú no entiendes la definición de "me cae mal"? —bufé con evidente molestia.
—Son tal para cual, Jisung tampoco la entiende al parecer. —apoyó Felix con una expresión igual a la mía.
—Y ustedes son idénticos, odiosos. —respondió el chico peliazul.
—Por ponerse así, ahora aceptan la invitación y se callan. —con esa simple frase, Minho acabó la discusión, o eso creyó.
—Tal vez falte al ensayo. —soy retador, no puedo negarlo.
—Tal vez la banda se quede sin baterista permanentemente. —ja, con qué así quiere jugar.
—¿Ah sí?, pues quizá alguien no recupere la guitarra que me prestó para practicar. —ambos nos mirábamos con enojo, hasta que los otros dos nos detuvieron.
—Ya, silencio. —hablaron al unísono.
—Lix y yo iremos a verlos tocar, no los interrumpiremos.
—¿Quién te dijo que yo acepte ir? —Ahora va la pelea de dos bombas de colores.
—¿Te quieres quedar sin alma gemela? —uy, sonó como un golpe muy bajo. Jisung es temperamental, con eso Minho pagará todo su karma.
—Ash, que grosero —me contuve para decirle que el puchero que formó se veía demasiado tierno— vale supongo que sí estaré allí.
—¿Supones? —se notó un cierto tono amenazante en su voz.
—Bien, iré, ¿feliz? —Jisung asintió con una inocente sonrisa.
—Les gustará seguramente, somos una buena banda. —Minho relajó su expresión anterior.
—No puedo esperar. —pude ver cómo Jisung suspiraba como enamorado al decir aquello, cosa que me causó incomodidad.
¿Saben por qué?, porque de solo imaginar que ambos terminarán juntos me siento condenado. Si ellos en algún momento se vuelven pareja, Minho me arrastrará a más encuentros con él y obviamente ahí se incluye Felix. Estoy pensando más allá de lo poco evidente, pero no puedo evitarlo.
—Ya tortolitos, sería mejor irnos. —intervino precisamente de quién hablaba— es tarde y debo irme a practicar.
—¿No lo harías pasado mañana Lix? —se notaba a leguas que él no se quería ir.
—Si, pero también lo haré hoy. —quería preguntar a qué se refería, sin embargo nuevamente me contuve.
—Vale, entonces vámonos. —pidio la cuenta y entre los cuatro juntamos el dinero para pagar.
Si, yo no quería salir ni siquiera, pero soy buen amigo o eso creo, así que debía cooperar.
Al dejar la cafetería largue un suspiro por pensar en lo siguiente que tenía que sufrir, pues otra vez Felix subiría a mi moto, y serían veinte minutos demasiado eternos para mí.
Bueno, ¿A quien engaño?, fue un poco agradable su cercanía en el trayecto de inicio.
Ya alguien que venga y me cierre la boca de un palazo.
—Sube, y está vez evita manosearme. —dije cuando ya estaba acomodado en el vehículo.
—Que poco aguante tienes. —y se da el lujo de burlarse, perfecto.
Enredó sus brazos en mi cintura, y recargó su mejilla en mi hombro, haciendo que su perfume frutal invadiera totalmente mi espacio personal. Me gusta ese aroma, y de alguna forma la calidez que emana es relajante, pero no por eso cambia mi pensamiento sobre él.
Arranqué, iba siguiendo a Minho sin rebasarlo en ningún momento. Aprovechando un poco la cercanía, y con el afán de hacer el trayecto un tanto menos incómodo, decidí platicar con Felix.
—Por cierto, ¿qué es lo que vas a practicar hoy? —pregunté intentando no sonar tan interesado en la respuesta.
—Patinaje en el parque cerca de la casa de Sunggie. —Sunggie, Jisung, ya captó.
—Vaya, ¿pátinas? —Eso no lo esperaba.
—Si, se hacerlo con patines de rueda, patines para hielo, y ahora estoy practicando para lograrlo con patineta. —no suena nada mal a decir verdad.
—Es genial. — sonreí levemente —Siempre me gustó la idea de usar patineta, pero pienso que no sería bueno en ello.
—Tal vez lo serías, podrías intentarlo. —ví que sonrió, obviamente no quité los ojos del camino, solo lo observé en el espejo retrovisor —Es más sencillo que manejar una motocicleta, te lo aseguro.
Reímos un poco,y con eso el ambiente en los siguientes quince minutos fue más ameno de sobrellevar.
Es que podría caerme ligeramente bien, pero es tan diferente a mi y... No lo sé, no me acomodo en esta situación.
Hyunjin:
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