Prólogo

En las mañanas con la hermosa vista de la ciudadela francesa de Reims retomando su rutina, el aroma del pan, el café y el césped recién cortado era la justa combinación que acompañaba a cada transeúnte por su camino hacia donde quiera que estuviese dirigido. Tomar un tour por la ciudad sería lo ideal a esas horas por el ambiente fresco y lo servicial que podía ser la gente en tan prospero horario.

No había necesidad de estar corriendo tan temprano y menos recién habiendo tomado el desayuno de la cafetería más cercana a su destino, podía dedicar al menos media hora para que el proceso en su estómago hiciera su trabajo adecuadamente. Con los brazos cruzados tras de la espalda baja, caminando derecho y con la frente en alto, su mirada gris apuntaba regularmente al cielo contemplando el hermoso color celeste y sin pizca de nubes que estuvieran deambulando en su inmensidad, "un día particularmente bonito" fue lo que repetía cada cierto tiempo en sus adentros, mucha gente estaría repleta de pensamientos positivos inspirados por la atmósfera, pero él no, por su parte no había nada más allá que esa frase regular de elogiar el alba mientras ésta duraba lo justo en el espacio del reloj.

Tomó asiento al borde de una fuente, su cabello rubio caía por la espalda ordenado cómodamente por una trenza que le llegaba casi a la mitad del cuerpo y hacia un bonito contraste con el delicado suéter color blanco que le cubría, miró hacia a sus pies admirando como era rodeado por las palomas que a destiempo todas arrullaban en el área, las veía andar y revolotear sin que ésto pudiera causarle algún cambio en su expresión, en días así era como si ninguna clase de evento pudiera impactar directamente en su ser, como estar en un frasco totalmente hermético que le dejaba aislado de cualquier sensación del exterior, odiaba eso, pero irónicamente lo agradecía también, si tuviera que elegir entre ser un insensible o estar constantemente con el nudo en la garganta, sin duda era mejor el hecho de estar ausente de si mismo, aunque de cierta forma, pensaba que eso igual podía llegar a ser algo peligroso.

La tenue campanada que resonaba a la distancia le dio el aviso de que ya eran las 11 de la mañana, había transcurrido el tiempo prudencial, mecánicamente se incorporó sobre sus pies y caminó rumbo al aparcamiento, si quería llegar pronto a su destino habría que partir en ese preciso momento.

Apenas llegar y entrar su pequeña burbuja de aislamiento comenzó a reventar, entre dientes al subir a su vehículo maldijo por un instante, ¿A qué o quién se estaba refiriendo? Quizás a la alta tarifa que proclamaba el establecimiento por albergar la motocicleta, quizás al señor de la recepción que le veía de forma extraña apenas entrar, lo había hecho al llegar y ahora reiteraba su acción cuándo estaba por partir, sabía que eso era por su aspecto que encajaba más bien nada en lo que correspondía a un varón, quizás, tal vez, era igual por que ahora tras haber tomado un almuerzo en vez de un desayuno su cuerpo estaba presentando señales de cansancio y ganas de dormir, quizás era todos esos pequeños detalles que sonsacaban su paciencia, el periodo de estar dentro de "su frasco" había acabado. Después de partir y andar un par de horas frente del volante, detuvo la motocicleta justo frente del lugar que había deseado llegar, sacó su cabeza del casco y retiró los lentes de su rostro, la mirada suavemente afligida contemplo la estructura de dos pisos perfectamente reconstruida y mantenida, era claro que se encontraba habitada por una familia tomando en cuenta los dos autos aparcados, los juguetes desperdigados por el césped y el buzón decorado con pegatinas en la entrada.

El color pistache a su parecer era de pésimo gusto combinado con el amarillo limón, pero por otro lado apreciaba que quien fuera que había adquirido la casa le haya dado un remodelado total que la hacia distar enormemente de cómo él la recordaba ¿Hacía cuantos años que se había mantenido renuente a poner un solo pie cerca del lugar? intentaba hacer memoria de la última vez que estuvo en la ciudad de Reims, ¿tres años? ¿cuatro? ¿cinco?. Donde el recordaba que estaba el cuarto de lavado ahora se encontraba situada la casa de un perro, el jardín había sido dividido por mitad y una parte había sido pavimentada para darle paso a un garage exterior, las viejas y pesadas cortinas color vino habían sido remplazadas por persianas blancas de múltiples hojas. Con pasos ligeros se paseó sobre la acera al frente de la casa, habia plantitas pequeñas que decoraban el borde de la cerca pintada de blanco, sobre ella se alzaba un pequeño caracol que andaba tan lento como aquel muchacho, tomándose todo el tiempo que le era necesario, esa imagen curiosamente le resultaba familiar, aunque eran otras las circunstancias, una imagen algo difusa se arremolinó frente a sus ojos, con un ligero pero rapido movimiento de cabeza en negación, miró al frente, la casa estaba habitada, podia escuchar los pasos dentro, pero lo que no le gusto escuchar fue un grito.

-¡Mamá, Lewiss me ha pegado!- seguido de la frase, unos enormes lloriqueos a todo pulmon por parte del infante se hicieron presentes.

-!No es cierto!, ¡ya para!- gritó un segundo niño con enfado.

Las manos del mayor se crisparon al momento de escuchar como las bocanadas de aire entraban por ese pequeño cuerpo para salir transformadas en intensos chillidos, imprevistamente, el sonido de un material metalico y pesado retumbó dentro de sus orejas, algo pateaba duro para salir de ahi, algo habia sido invocado y estaba a punto de salir. 

El llanto del niño no paraba, chillidos insoportables que parecían haber activado una alarma dentro de su cabeza, un fuerte pitido que le obligó a retroceder y colocarse sobre la motocicleta otra vez, se colocó el casco y descuidadamente arrancó el motor para impulsarse hacia adelante, desgraciadamente los llantos de aquella criatura seguían mi presentes dentro de sus oídos y el pitido no ayudaba en lo absoluto, ignorando cualquier situación de riesgo evidente, cerró los ojos, no quería ver al frente las imágenes que se alzaban ante el, la experiencia tan vivida le tenía horrorizado, cosas muy horribles estaban por llegar.

"Ponte adelante"

Al abrir los ojos se encontraba dentro de un coche, su traje negro especial para el tipo de trabajo, sus manos adornadas con guantes gruesos que poseían pinchos a la altura de los nudillos, el maletín elegante de material duro y color negro mate que reposaba sobre de sus piernas, gracias a la mascara de gas que tenia encima de la cara pudo disimular como respiró profundamente con tal de tranquilizarse. Muy a pesar de eso, no se sentía enteramente despierto, sus párpados aun resultaban ser bastante pesados aun si se esforzaba por mantenerlos abiertos, se sentía empujado por algo invisible, era algo normal desde hacia tiempo, pero resultaba genuinamente molesto estando en horario de servicio en cualquiera de sus dos trabajos.

-Espero que puedas manejar esto Ian- dijo la voz femenina quien sostenía un cigarro entre sus labios, su mirada era severa, casi amenazante.

-Claro...- respondió a secas mientras que pasaba sus manos por encima de dicho maletín, seria un dia de trabajo como cualquier otro, eso queria pensar.

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