CAPITULO 3
–Las hondas epileptiformes se aprecian en esta área, como pueden ver los picos poseen una inconsistencia con respecto a otros parámetros– aquel medico señaló con su bolígrafo sobre la alargada hoja de papel que mostraba una serie de lineas en zigzag de distintos colores, cosas medicas y vocabulario técnico que retumbaron en las orejas del paciente.
El joven estaba con sus ojos clavados en el papel, dentro de su cabeza había una sensación muy similar a cuando observas engranajes atascados que se mueven tortuosa y lentamente, un suave toque de su acompañante le hizo aterrizar una vez mas, pero algo no cuadraba en todo ese panorama.
"Imbecil, aceptas que te traigan al medico pero igual aceptas que te noquee cuando le venga en gana"
"Puedes guardar silencio? necesitamos escuchar, si nos recetan medicamentos entonces tendremos que salir a comprarlos, traemos suficiente dinero?"
"Maldito hereje, a ti lo que te hace falta es meterte en la iglesia para alejarte de las tentaciones de diablo"
–Agendaré una cita para la próxima semana, sugiero realizar un segundo electroencefalograma para tener un panorama mas claro y proseguir, joven Johnson, hasta ahora no recomiendo que usted este en contacto constante con luces neon y mantenga una rutina de sueño saludable para evitar las sobrecargas de actividad neuronal, alguna duda que usted tenga?
–... esto... ¿esto puede matarme?– uso su derecho de hablar y lentamente su mirada se elevo en busca de alguna esperanza, como esas personas que están esperando con ansias que les digan que se trata de una broma.
–No señor, a como usted comenta esta clase de episodios le han ocurrido desde su infancia y si hasta ahora ha logrado tener una vida normal con unos saludables 24 años quiere decir que el problema no es tan grave, sin embargo tenemos que tomar cartas en el asunto desde ahora, ¿sus padres jamas lo llevaron a una revisión medica?
–ah, no, usted sabe– una risa mal articulada se escapo de sus labios torcidos –ama de casa y un señor chapado a la antigua, ya sabe, em... ¿los niños se curten solos?– hasta su pareja le miro extraño mientras daba esa explicación, por lo que decidió dejar de hablar ya que responder solamente porque sí era ridículo.
–Bien, es de mi deber informarle que usted no tiene porque asustarse, en muchos casos la epilepsia se presenta con crisis de ausencia en vez de ataques convulsivos, incluso muchas personas realizan su dia a dia sin notar que poseen algún padecimiento así pero de igual forma se les pide encarecidamente que tengan cuidado, especialmente al cocinar o al conducir, es recomendable que jamas los dejen solos para evitar accidentes que si puedan poner en riesgo la vida propia y la de otros–
Aun si no era alentador lo que escuchaba por lo menos dejaban en claro que no se vería arruinado por dicha condición, le causó algo de gracia ya que en medio de su ignorancia pensaba que la epilepsia estaba mas relacionada con el corazón y no con el cerebro, si no era el corazón entonces no habria problemas de continuar con su peculiar estilo de vida, ¿o no?.
–Bueno, por ahora hasta no tener mas estudios no me aventuraré a darle alguna receta medica la cual seguir, puede retirarse, el pago se realiza en ventanilla
Ambos asintieron y se pusieron de pie remarcando otra vez la notoria diferencia de altura entre ellos, era imposible el no prestar una particular atención a ese detalle, mas de una cabeza y media, el gran pelirrojo coloco su mano sobre la espalda del mas bajo y ambos se fueron.
–¿Algo mas que tengamos que hacer aqui adentro?– el tono aspero y ligeramente irritado de su pareja le llamó la atención pero de manera sutil.
–Lo siento, sé que los hospitales te carcomen los nervios, puedes ir a esperarme en el auto, solo tengo que ir a pagar y listo...- con los papeles entre sus manos buscaba minuciosamente el total de la cuenta. Se dividieron y andaron por caminos distintos, los pasillos perfectamente alumbrados le daban una amplia sensación de calma mezclada con la satisfacción de toda la limpieza que podía haber a su alrededor, quizás parte de su extraña fijación con tener un entorno descontaminado para sentirse tranquilo.
En cuanto estuvo ante la mujer que atendía la caja entregó el papel que marcaba la suma de dinero a pagar y de sus bolsillos tomo una discreta billetera color café la cual se notaba ya desgastada, contó uno a uno los billetes para tenerlos listos e igual aprovechar tomándose su tiempo para evitar hacer contacto visual.
–Ian, paciente de 24 años, un 1 metro con 56 centímetros y 52 kilos de peso, vino hoy 14 de marzo para realizarse un electroencefalograma– la señorita comenzaba a teclear en su computadora para rellenar el expediente en cuestión y así programar la próxima cita que ya se marcaba en aquellos documentos.
Ian se limitó a asentir con pequeñas contestaciones de "ajá", en cuanto todo estuvo en orden tomo las cosas con apuro entre sus manos sin importar el estrujar demasiado las cajas y arrugar los papeles entre sus manos. Mientras el eco de sus pasos marcaban el camino en el vacío estacionamiento, se sentó en el asiento del conductor y su mano fue a sostener la llave a punto de dar la vuelta pero esas fracciones de segundo se tornaron un minuto entero y eso alertó al mayor.
–¿ocurrió algo?
–ella dijo que hoy es 14 de marzo...
–sí, esa es la fecha de hoy
–Sion...– la cara de susto que puso Ian impulso al contrario a sostenerle de los hombros y hacerlo girar de frente a él tanto como el asiento lo permitiera.
–¿qué tienes?, ¿qué sucede?– con la vista inspeccionaba detenidamente cada rasgo, si le estuviera dando una crisis entonces no podría conducir o peor aun, tendrian que ir corriendo a la clínica otra vez.
–Sion... yo... no me acuerdo que hice en todo febrero...– al parecer eso fue algo que lo dejo en un ligero estado de shock, si bien casi no hablaba de ese tipo de situaciones con su pareja, en ese punto ya no podía evitar sentir genuino terror, no de ese que te genera el estar en peligro inminente, es ese que suave pero descarado te ha hecho caer varias veces y sin que lo puedas evitar e incluso una vez que lo notas empeora considerablemente la sensación que te causa.
Al principio Sion no se sintió realmente convencido de si eso seria cuestión de preocuparse tanto, menos ahora con el diagnostico que dejaba a su pequeño ángel como una víctima de la epilepsia y de esas crisis de ausencia, intentaba darle algo mas de neutralidad a ese asunto y no llevarlo hasta el extremo, tantas cosas en puerta y lo que mas le apuraba era una simple fecha?. Ya que eso resulto suficientemente impactante para causarle un ataque de temblores y escalofríos, lo mejor fue volver a casa y hacerle reposar de una forma u otra, lo cual se traducía en destapar alguna de las píldoras y diluirla en algun jugo, de esa forma logrando que tome la dosis que le permita dormir y sin batallar tanto, podía decirse que sentía cierta culpa de medicarle a escondidas pero en mas de una ocasión era necesario, no por cualquier cosa, si no por esos ataques de pánico que dejaban al pobre sin sueño, sin hambre y peor aun, sin control, patadas y golpes, arañarse, arrancarse el cabello, gritar hasta enronquecer, era mejor apagar la bomba antes de que fuese a explotar.
Ahora sus ojos miraban a una dirección confusa, veía al frente pero no estaba realmente concentrado con el paisaje que poco o nada dejaba ver gracias a la bruma.
–Siempre he sentido que gran parte del dia estoy durmiendo... pero también se que hago muchas cosas, duermo pero jamas siento que descanse...- dando una larga calada al cigarro que tenia entre sus labios, en momentos tan poco transitados como esos era lo ideal para charlar con su compañero y lo mas cercano que tenia a un amigo.
–ya habíamos hablado de esto, es estrés, mucho y con justa razón, digo, no es como si el trabajo de sicario y prostituta fuera igual a probar toboganes en parques acuáticos- FAY por su parte solo miraba al cielo, su amigo pasaba por algo grabe pero tampoco era que el mismo tuviera mucha oportunidad de intervenir en algo si quiera, quizás lo mas noble que quedaba en sus manos era el actuar sin mostrar temor.
–... pero... que mas puedo hacer?... no tengo estudios mas allá de la preparatoria, un trabajo de medio tiempo como cualquier persona no podría sostener este ritmo de vida, tan solo los medicamentos se llevan mas de un tercio de mi salario anualmente, el auto, las deudas, si tengo que huir no puedo moverme con una paga de cinco dólares por hora... aun estoy pagando lo del mentado objetivo que se fue con vida...– volvió a inhalar con fuerza, ya eran cuatro cigarros en tiempo récord.
–y vaya que si fracasaste horrible aquella vez, me sorprende que te hayan dejado con vida... puede que quizás seas el consentido- mal sarcasmo en aquel momento –pero hablando en serio Ian, dudo que sea así de complicado el retirarte-
–ese es el problema de ser el consentido, crees que alguien como esa persona dejaría ir a uno de sus lacayos medianamente populares?, obvio que no, saben demasiado y un ex-empleado suelto solo esta condenado a moverse durante unas cuadras antes de que una bala le atraviese la nuca desde quien sabe que lugar...- retiro el cigarro y lo dejo caer al vacío desde aquel enorme puente.
"vamos a tirarnos también"
Ahí estaba otra vez, un pensamiento tan tosco y seco pero tan normal en esos últimos días, era como simplemente un estornudo que dejas pasar a los segundos de sentirlo, cerró los ojos y solo apoyó su frente contra de su brazo tapando así su rostro. ¿Que habría mas allá de todo eso que estaba viviendo?, ¿la opción de retirarse y escapar realmente estaba ahí y solo tenia que dar el primer paso?.
–Me iré a España por unos largos dos meses... me preocupa dejarte solo en esta ciudad de locos- mencionó FAY haciendo que el otro pudiera aterrizar su conciencia con mas facilidad.
–tranquilo, no seria la primera vez...- el rubio enderezó la espalda y trató de mantener el cuerpo relajado, en alguna pose de descanso.
–Si algo ocurre será mejor que vayas con él... sabes que es un buen sustituto, será tus ojos mientras yo no estoy– después de dar unas sutiles palmadas de apoyo a su compañero, ambos sin cruzar mirada se apartaron por caminos distintos.
A cada paso el eco resonaba otra vez, como si todo se tratara de una película y él desde la extraña cabina que parecía ser las cuencas de sus ojos podía observarlo, literalmente se sentía asi, como si vieras todo lo que ocurre a través de los ojos falsos en una pintura mientras te escondes detrás de ese muro.
Paso a paso fue avanzando mientras las gotas de lluvia comenzaban a caer.
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