Un paso adelante, dos hacia atrás.

Llevamos andando durante veinte minutos y no hemos pronunciado palabra aún des de que sus muros se han cerrado otra vez, dejándome con ganas de saber más. Parece que me ignora y ni siquiera sé hacia dónde estamos yendo, pero tampoco quiero tener que ingeniármelas para lograr que hable un poco más de dos frases; ya no me quedan fuerzas.

El Sol sigue brillando fuerte y hace bastante calor, por lo que la ropa se me pega al cuerpo más de lo que me gustaría y siento la tela de los tejanos apretarse alrededor de mis piernas. Suspiro frustrada y sigo andando, yendo a dónde sea que quiera ir.

Atravesamos un poco más el bosque y a lo lejos, tal vez a cien metros, aprecio un claro con una casa en él.

Daryl me hace una seña para que pare, alzando la mano y poniéndose en una posición que parece que va a atacar en cualquier momento. Agarra su ballesta y me mira, para luego alzar su índice y ponerlo sobre sus labios, pidiéndome silencio.

La casa se ve mucho más grande des de dónde estamos y está rodeada por una valla que no debe superar el metro y medio, pero que aún así parece ser perfecta para habitar en estos tiempos. Sé que realmente vive alguien porque dentro de perímetro vallado hay un huerto bien cuidado que cubre todo el espacio libre entre el cercado y la casa. Sé que Daryl está pensando en robar, y yo no puedo evitar sentir que no deberíamos porque seguramente esas personas lo necesiten incluso más que nosotros.

En cuanto Daryl avanza, yo lo hago también y andamos a pasos tranquilos hacia la casa, evitando que nos oiga quién sea que viva allí.

Daryl llega a la puerta del vallado y la abre, con sumo cuidado pero esta chirría levemente cuando lo hace. Se queda parado unos instantes y cuando ve que no pasa nada, sigue avanzando.

Estoy a punto de adentrarme yo también cuando siento que una mano me agarra el pelo y me tira hacia atrás, causando un dolor en mi cuero cabelludo que sé que persistirá unos días. Alguien rodea su brazo alrededor de mí cuello y tiran de mí, hasta que siento un pecho fornido en mi espalda y algo frío posicionado en mi cabeza. Suelto un grito cuando me doy cuenta de lo que está pasando y que además, ese alguien me está apuntando.

Todo pasa tan deprisa que cuando Daryl se gira, ya estoy presa de quién sea que esté detrás de mí.

Sé que estoy llorando porque siento mi cara mojada y odio que no tenga ni un momento de paz.

La cara de Daryl baila entre la sorpresa y el enfado, y empeora cuando el individuo detrás de mí fortalece su agarra, cortándome la respiración por unos instantes y sintiendo con más fuerza el cañón del arma en mi sien.

Y entonces aparece alguien más y Daryl carga la ballesta hacia él.

Intuyo que la persona que me tiene cogida es un hombre por la forma de su brazo y por la forma de su cuerpo tras mi espalda. No veo quién ha aparecido en escena hasta que da unos pasos más y se posiciona a mi lado, mirándome con lástima.

Es otro chico y está, para qué mentir, notablemente grande. Me mira con lástima y es en ese momento cuando me doy cuenta de que no son peligrosos, de otra manera ya nos habrían disparado.

Daryl sigue con la ballesta apuntando al chico a mi lado y no parece tener ganas de bajarla.

–Baja la ballesta. –Exige el chico tras de mí.–

Sigo llorando y está empezándome a doler la zona por la cual está su brazo. Cierro los ojos, esperando que esto pase rápido y podamos volver a la prisión sin más acontecimientos.

–Suéltala. ¡Ya! –Dice Daryl con una frialdad en la voz que me hace querer correr fuera de allí.–

Se encuentra con el semblante completamente serio y una posición de ataque que logra espantarme hasta a mí.

–He dicho que bajes la ballesta. –Grita de nuevo el chico.–

–Daryl, bájala. –Me mira por unos segundos, pero sé que no está del todo decidido a hacerlo.– Bájala, por favor. No va a pasar nada. –Me mira de nuevo por lo que parece una eternidad, y finalmente baja la ballesta, dejándole en el suelo.–

Me agarro a su brazo cuando siento que me presiona más contra él, y cierro los ojos de nuevo, cansada de las situaciones de estrés constante.

–¿Qué estáis haciendo aquí y de dónde venís?

Daryl lo mira pero no dice nada, aguantando los ojos en él, enviando dagas que parecen tensar al chico que sujeta el arma contra mí.

–Suéltala y nos iremos. –Dice Daryl.–

–No. –A pesar de que lo que dice es rotundo, su voz suena un poco suave, por lo que intuyo que Daryl ha logrado atemorizarle.–

–Troy, baja el arma. –Dice su compañero.– De verdad, baja el arma.

–No, no. –Dice negando con la cabeza.– Ya hemos hablado de esto, Artie.

–Venga Troy, de verdad. No nos van a hacer nada, ¿a qué no? –Dice el que ahora sé que es Artie.–

Él nos mira y yo asiento, pero Daryl simplemente se encoge de hombros.

Parece que Troy va a soltarme pero vuelve a agarrarme fuerte, provocándome un dolor en la espalda. Suelto un suspiro ahogado y cierro los ojos de nuevo por un instante. Daryl me mira con el semblante levemente contrariado por la situación, pero aparta la vista de mí y la posa en el chico en mi espalda.

De repente, Troy suspira frustradamente y me suelta, haciendo que caiga a un lado de rodillas contra el suelo.

Me giro y Daryl se encuentra golpeando el rostro de Troy de una brutal manera que logra congelarme por unos instantes. Troy está tirado en el suelo y Daryl encima de él, apuntándole con el arma que ha parecido recuperar de sus manos. Suspiro cansada y miro a Artie, porque sé que él tanto cómo yo, quiere que acabe esto.

Me acerco a Daryl y le pongo una mano en el hombro, sintiendo que se tensa hasta que se da cuenta de que soy yo.

–Suéltale. –Le pido.–

Pasan varios instantes en el que los dos se miran intensamente, y entonces Daryl alza el brazo y le proporciona otro puñetazo.

–Esto es por creerte que puedes conmigo. –Dice Daryl.–

Entonces le da otro golpe y Troy se lamenta en el suelo, sin poder hacer nada.

–Y esto por creerte que puedes hacerle daño. –Gruñe.–

Le agarro del brazo y sus ojos se posan en mí, entendiendo que quiero que se levante y pare de golpearlo.

Me hace caso y coge la ballesta, esperando a que Troy se ponga de pie. Y entonces Daryl alza la ballesta de nuevo hacia él y no puedo evitar rodar los ojos.

–Daryl, basta. –Le ruego.– Creo que ya te tiene bastante miedo.

Troy luce bastante mal y no puedo evitar sentir lástima por él porque en el fondo sé que debe tener el mismo miedo que yo.

Ambos compañeros parecen tener la misma edad que yo, y algo en mí me hace querer apiadarme de ellos.

–Soy Artie. –Dice él tratando de aligerar la tensión.– Y el de la cara como un cromo es Troy.

No puedo evitar reír y Daryl me mira como si estuviera loca, haciendo que alce los hombros en señal de que no he podido evitarlo.

–Soy Honnie, y este es Daryl. –Digo presentándonos a los dos.–

Troy gruñe y abandona su posición, poniendo rumbo hacia la casa y chocando su hombro contra el de Daryl cuando pasa por su lado.

Agarro su mano y la entrelazo con la mía, porque sé que va a querer ir tras él y ya he tenido suficiente espectáculo por hoy.

Su mano se tensa y me mira, preguntas para las que no tengo respuesta saliendo de sus ojos. Entonces su mano se suelta de mi agarre y no puedo evitar preguntarme si eso ha sido un paso adelante con él, o dos hacia atrás.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top