Confianza
Estuvimos avanzando entre arboles, esquivando lo más que podíamos a los infectados que íbamos encontrándonos por el camino. Sorteando algún que otro grupo de no más de tres que se movían haciendo círculos imperfectos. El Sol pegaba con fuerza haciendo caer gotas de sudor por los laterales de mi cara hasta caer en mi camiseta ya algo sucia debido al uso.
Cuando ya iba a preguntar dónde estábamos, Daryl paró.
Era un lugar rodeado de árboles pero más amplio que los sitios por los que habíamos pasado. Un poco más allá había un pequeño arroyo que debía llenarse en época de lluvias pero que ahora su caudal era bastante escaso.
Daryl miró a ambos lados, asegurándose de que estábamos solos. De repente se giró, encarándome.
–Bien, aquí será. –Dijo sin mirarme a los ojos.-
Asentí, no sabiendo qué hacer. Crucé mis brazos, frotándolos con mis manos para ahuyentar el nerviosismo que empezaba a sentir.
–Ven aquí. -Dijo, con una voz tan ronca que hizo que mi piel se erizara.-
Me acerqué a él, no sabiendo exactamente qué hacer. Su sola presencia era capaz de inquietarme como la mierda, dejándome tal muñeco de cera. Me miró durante unos escasos segundos y con un movimiento sacó algo de su cintura. Y fue cuando lo tendió que vi que era un cuchillo. No era extremadamente grande pero servía para defenderse si algún infectado intentaba atacarme. Já, pensé, como si yo fuera capaz siquiera de usar uno de estos.
Con manos temblorosas acerqué una de ellas al cuchillo, haciendo que nuestros dedos se rozaran. Él miró mi mano y luego a mí, haciéndome agachar la cabeza para tratar de esconder el rubor que se había formado en mis mejillas. Él carraspeó, rascándose la nuca después. Escondió rápidamente su nerviosismo y habló.
–Como sigas apretando el cuchillo con tanta fuerza serás capaz de aplastarlo. Relaja la mano, Honnie. La fuerza guárdala para matar a los caminantes. Simplemente confía en ti.
La sola idea de que ese día fuera mi primera vez matando uno me revolvió el estómago. No estoy hecha para esto, no lo estoy, pensé.
–Bien. –Dijo acercándose a un árbol.- Clava el cuchillo aquí. –Señalando un punto exacto del tronco.- Sé ágil. Clávalo de forma concisa, pero no recargues todo tu cuerpo en el golpe. –Asentí.- Bien, inténtalo.
Volví a asentir, echándome la coleta trenzada hacia atrás y sacándome los mechones de cabello que caían en mi cara. Me concentré en la madera frente a mí, tratando de localizar un punto del árbol y alcé el cuchillo. Armé el brazo, dispuesta a clavarlo en el tronco. De repente una mano envolvió mi brazo, frenándome de realizar mi cometido. Miré a Daryl, sin entender exactamente por qué lo había hecho. Mis ojos encontraron los de él, hablando entre ellos sin saber qué querían decirme los suyos; como si estuvieran comunicándose en idiomas diferentes. No soltó mi brazo. Traté de calmarme, logrando que la tensión se drenara de mí. Bajando mi brazo antes cargado sentí aún el calor de su mano envuelta en mí, sintiendo cada uno de sus dedos alrededor de mi muñeca.
–Tu mano está demasiado cerca del filo del cuchillo. Con la fuerza del golpe te hubieras cortado. –Habló casi susurrando. Su voz tan ronca que despertó mil sensaciones en mí.-
Pareció darse cuenta que aún no me había soltado y lo hizo, instalando un frío repentino en la parte de mi brazo que antes se encontraba envuelta por su calidez. Carraspeé y moví mi mano colocándola correctamente alrededor del mango del cuchillo.
Me concentré, está vez sintiendo cada movimiento que hacía, confiando en mí. Porque si algo sé es que la confianza determina en gran parte tu capacidad para lograr algo. Si crees en ti, si crees que puedes conseguirlo, simplemente lo harás. Si te concentras en pensar que la única cosa que puede llevarte al lugar al que quieres ir eres tú, entonces estarás mucho más cerca de alcanzarlo. Y en eso enfoqué mis pensamientos.
Traté de ser limpia y cuando creí estar preparada, incrusté el arma en la madera frente a mí. Me sorprendí a mi misma cuando vi que el cuchillo había entrado hasta dejar oculto un cuarto del filo, mucho más de lo que yo creía que podría.
–Nada mal, Honnie. –Dijo Daryl. Sonreí, sintiéndome orgullosa de mí. No habiéndome sentido así en mucho tiempo.-
Repetí la acción varias veces, sintiéndome cada vez más segura con el arma en la mano.
–Sigue haciéndolo, voy a sentarme un momento. –Dijo él. Sin mirarle asentí y seguí.-
Estuve intentando una y otra vez. Con cada golpe que daba, parecía que una parte de mi inseguridad se iba, provocándome una sensación que me estaba resultando encantadora.
A los diez minutos, jadeando y con el cuchillo aún incrustando en el tronco, puse mis manos en mis rodillas y con mi brazo limpié las pocas gotas de sudor que se habían formado en mi frente. Sentí mis músculos destensarse, así como mi cabeza y los nudos de mano engarrotada. Todo iba bien, hasta que el grito de Daryl me asustó, activando mis cinco sentidos.
Me giré lo más rápido que mi cuerpo cansado me permitió. Y lo que vi me heló. No podía ser verdad, esto no tenía por qué pasar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top