Cambios

Holaaa a todas! Norman ha estado en Barcelona estos días y también en Madrid. Ha aparecido en el Hormiguero que es un programa que hacen aquí en España y he querido morir cuando lo que he visto. A parte Norman está exponiendo sus fotos en una galería en Barcelona y no puedo esperar para ir.

Sé que tal vez no lo he dicho pero sí, soy de Barcelona ¿y vosotros?

¿Des de dónde me leéis?

Espero que os guste!! :)

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Las dos semanas que le pedí a Rick para hacerme a la idea de que debía salir con ellos a por los materiales han pasado y me encuentro sentada en la cama, lista físicamente pero no mentalmente. Apenas he dormido y siento mi cuerpo pesado; las piernas me duelen por algo que intuyo tiene que ver con la falta de descanso y estoy mirando la pared sucia frente a mí con la esperanza de que se olviden de mí y vayan ellos solos.

Soy una cobarde; lo soy y por una vez no me parece tan malo porque la última vez que salí en una expedición me separé de mi hermano y Elton y no quiero que eso vuelva a pasar. No creo que volviera a sobrevivir si eso pasa, de hecho, no estoy segura de que lo haga ni aún estando aquí.

Suspiro frustrada cuando oigo el rechinar de la puerta principal del bloque. Agacho la cabeza y me miro los zapatos, cubiertos de suciedad y con una pequeña raja que se que se hará más grande con el pasar de los días.

Unos pasos resuenan en el eco del espacio enorme del bloque y se hacen cada vez más fuertes conforme se acercan a mi celda. Me tapo la cara con las manos y apoyo ambos codos en mis rodillas.

–Puedes esconderte todo lo que quieras, pero vas a venir de todas maneras. –Oigo que dice Glenn.–

Separo levemente mis dedos y le miro a través, para luego bajarlas y rendirme. Me pongo de pie y le sigo, golpeándole suavemente el brazo cuando oigo que se ríe.

El camino hasta el patio exterior es en silencio y lo agradezco, son las siete de la mañana a juzgar por el carente Sol y no soy una persona muy habladora por las mañanas.

Rick, Scott, Elina, Zach, Glenn, Daryl y yo.

Rick me sonríe y asiente la cabeza mientras se acerca a mí con pasos seguros y ambas manos en la cintura.

–Vamos a ir con la camioneta y Daryl irá con su moto. –Dice él informándome.–

No sé si es consciente pero me encanta que siempre trate de explicarme como van a ser las cosas porque me da la sensación de que él me considera parte de su grupo, nuestro grupo ahora.

La camioneta es la típica que tiene tres asientos alineados en una cabina y la parte exterior descubierta para poder transportar cosas. Asumo que es ahí dónde me tocará sentarme y me alegro cuando Glenn afirma que él también va a ir allí.

Asiento y nos encaminamos todos hacia la camioneta, menos Daryl, que sin siquiera mirarme se acerca a su moto y se sube.

Y entonces aparece Michonne y se sube con Daryl, creando un sentimiento desconocido para mí que me sacude el estómago y me arde.

Aparto la mirada de ellos y la poso en mi piernas encogidas, justo al lado de Glenn.


Llevamos más o menos media hora circulando por las desiertas carreteras y el Sol ya ha salido lo suficiente como para cegarme medianamente. Soy la mas cercana a la puerta y veo todo lo que vamos dejando atrás; las hojas caídas se ondean por el viento producido por el movimiento del coche al dejarlas atrás y casi parece un día normal antes del apocalipsi. Casi, porque de repente un infectado aparece andando con pasos lentos en dirección a nosotros pero lo dejamos atrás en segundos.

Los párpados me pesan y sin ser consciente me apoyo en el hombro de Glenn, quedándome dormida después.

No sé cuanto ha pasado des de que me he dormido pero oigo la voz del coreano pidiéndome que me levante. Parpadeo varias veces y me incorporo, para bajar de la camioneta después.

Estamos en un patio bastante grande frente a una tienda que parece ser de carpintería. Sonrío melancólica porque todo en sí me recuerda bastante a la carrera y en los días en los que mis máximas preocupaciones eran sacar buenas notas y no llegar tarde a clase.

Un gruñido me alerta y me relajo cuando veo que está bastante lejos aún. Glenn se acerca a mí y deposita un hacha en mi mano. Niego con la cabeza y trato de devolvérsela, pero este asiente y me empuja levemente para que vaya hacia él.

Con pasos temerosos me acerco al infectado y me paro cuando estoy a una distancia segura para mis nervios. Aún tardaría algunos minutos hasta llegar a mí, por lo que trato de pensar como hacerlo. De repente el miedo me invade y niego reiteradamente con la cabeza, girándome e intentando ir de vuelta a dónde se encuentran el resto de compañeros. Y es entonces cuando veo a Daryl observarme. Por un momento parece que sólo esté él conmigo y mi atención se centra exclusivamente en él. Me mira asintiendo y sus labios pronuncian una palabra susurrada que entiendo como "vamos", y es justo eso lo que me hace girarme de nuevo decidida y incrustar el hacha en el caminante sin siquiera parpadear.

Pero entonces la adrenalina, después de haber estado a 100, baja drásticamente a cero y caigo al suelo de rodillas. Miro a lo que antes era persona frente a mí y me entra el asco de que yo haya sido la causante de que ahora se encuentre en el suelo con un hacha en la cabeza.

La seguridad que me ha brindando un simple gesto de Daryl me asusta y cuando la realización me golpea deseo no haberlo hecho, no haber atacado al infectado. No me doy cuenta de que estoy llorando hasta que me miro las manos y una gota limpia levemente el rastro de sangre salpicada en mis manos.

Cierro los ojos y ni me inmuto cuando una mano se posa en mis hombros, intentando reconfortándome. Y entonces un cuerpo se sienta a mi lado y me abraza, haciendo que me recueste en él y esconda mi cara en su pecho. Sollozo de nuevo y caigo en la cuenta de que es Glenn.

No quiero esto, no quiero ver en lo que me estoy convirtiendo. No quiero ver que a pesar de hacer lo que tengo que hacer estoy dejando de ser quién soy. No quiero, pero parece que es la única manera. Sólo espero que el proceso sea rápido y que dejar de sentir duela menos que romperme con cada parte de mí que se modifica.

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