➸ O4

Las grandes e inmensas puertas de la academia se levantaban con aires de grandeza e importancia frente a Alec.

El cazador no quería ni siquiera imaginarse el largo discurso que recibiría por haberse escapado de allí, ya podía escuchar al director recitando el reglamento; luego nombrando cada una de las leyes que había roto y como aquello y todo lo que esa pequeña aventura había implicado estaba completamente mal; por último contándole como resultaba una completa deshonra ayudar a seres sobrenaturales y más le valía a aquel hombre no hacer ni la más mínima referencia a Stiles, ya que de ser así, Alec lo golpearía, sin importarle el estúpido titulo que éste tuviera.

Apenas Alec cruzó aquellas grandes puertas las miradas de la mayoría de los presentes se clavaron en él, por suerte esa era otra cualidad en él que el dolor había logrado desaparecer, su vergüenza. Aquellas miradas, en una época más feliz en su vida, lo hubieran hecho ponerse nervioso, el calor hubiera subido rápidamente a sus mejillas y actuaría con suma torpeza, inseguro de cada paso, incluso tartamudearía a la hora de hablar... Sin embargo, aquel Alec estaba muerto. 

Esta nueva persona que ahora caminaba por los pasillos de la Academia rumbo al despacho del director sin necesidad de que ninguna de aquellas personas que no dejaban de mirarlo le dijeran donde tenía que dirigirse, mantenía una expresión de seriedad todo el tiempo. Tal vez por aquella misma razón las personas sólo se dedicaban a mirarlo, no fuera a ser que llegaran a hablarle para indicarle que el director lo esperaba y que resultaran golpeados por el cazador.

El pelinegro era toda una leyenda entre aquellos pasillos, "El chico novato que aprendió a ser un experto en cuestión de semanas."; "El cazador enfermo de venganza.", las personas solían nombrarlo de diferentes formas, no muchos lo veían, tal vez esto sea gracias a que la vestimenta del chico no fuera especialmente destacable de la del resto de estudiantes, o porque Alec sin siquiera notarlo, siempre mantenía un perfil bajo dentro de la Academia, pero de alguna forma había llegado a ser alguien en boca de todos.

  —¿Qué haces aquí Argent?—Preguntó el director sentando en su gran y cómoda silla frente a su escritorio, no levantó la mirada al decirlo, aparentemente se encontraba demasiado ocupado leyendo unos papeles, sin embargo, el hecho de que Alec no hubiera contestado a su pregunta lo hizo levantar la vista, haciendo soltar un suspiro al chico.

  —Estoy aquí para que me de el castigo por lo que hice.—Respondió el pelinegro de forma fría, sonando carente de cualquier tipo de preocupación por su vida.

El director levantó una ceja y se acomodó en su asiento.

  —Si te dijera que volvieras a intentar robar algo a los Originales... ¿Lo harías?—El chico asintió—Si te pidiera que cazarás a tu tía, ¿También lo harías?—El joven repitió aquel gesto sin dudarlo—Y si catalogara a tus amigos en ese pueblucho tuyo como una amenaza... ¿Qué harías?

  —Intentaría convencerlo de lo contrarío.—Respondió el chico, manteniéndose tan recto y serio como había estado desde que había entrado al lugar y luego de unos segundos añadió:—De no ser posible, mataría a cualquier persona que enviara para eliminarlos.

  —Bueno supongo que eso deja todo muy claro.—Habló el hombre para volver a su lectora, desconcertando al chico.

  —¿No me dará ningún castigo?—Preguntó extrañado Alec, levantando una ceja.

  —Podrías resistir cualquier tortura que se me viniera a la cabeza por romper tantas leyes—Contestó el hombre—; cualquier sermón que podría llegar a darte, resultaría sólo un gasto de tiempo y saliva; aceptarías cualquier misión por más peligrosa que resulte.—El hombre suspiro relajándose para entonces mirar profundamente a los ojos a Alec—Tú no estás aquí por ser un fiel seguidor de las tradiciones de tu familia.—El hombre se tomo unos segundos antes de soltar la última parte de aquello—Tú estás aquí porque eres alguien oscuro, y tienes miedo de que si no descargas toda esa oscuridad como este lugar te permite hacerlo, lo hagas con tus seres queridos u te conviertas en algo horrible.

Alec bajó la cabeza frente a esas últimas palabras, el hombre había hecho una movida inteligente.

El dolor más profundo es el emocional.

  —Puedes retirarte. 

Aquella noche el pelinegro apenas pudo dormir algo. Los recuerdos no dejaron de atormentarlo trayéndole de vuelta una vida que creyó que ahora le resultaba ajena y aún así, seguía sintiendo lo mismo frente a aquellos recuerdos, el mismo dolor, la misma tristeza, la misma nostalgia... Su corazón palpito mucho más fuerte cuando el recuerdo de una conversación con Stiles volvió a él. Estaban en la cama del palido, uno frente a el otro sin dedicarse a hacer demasiadas cosas, Alec estaba demasiado ocupando admirando los lunares del chico, trazando lineas invisibles entre ellos como si de una constelación se tratase, y por otro lado, Stiles se veía demasiado inverso en el cuerpo del cazador. Para este punto el joven ya no recordaba bien como habían llegado a tocar aquel tema, pero de alguna forma, habían terminado hablando sobre el futuro y prometieron huir juntos en aquel jeep azulado una vez todo aquello acabase, alejarse de Beacon Hills y de todo lo demás para ser sólo ellos, claro que Alec sabía que aquello no era verdad, Stilinski jamás dejaría a Scott; o a su padre; o a Lydia u Malia, no podía culparlo, por su parte, en aquel entonces, él también tenía una familia de la que preocuparse. De cualquier forma, aquello no fue lo más importante de aquella tonta conversación en mitad de la madrugada cuando se suponía que debían estar durmiendo, lo importante fue que luego de un chiste por parte del cazador del estilo "Como podría confiar en alguien cuyo nombre no sé.", Stiles, le reveló su nombre.

El pelinegro mordió su labio y se levanto de la cama para salir de los dormitorios no sin antes tomar su celular, caminó a lo largo de los pasillos de aquella institución reprochándose mentalmente que rayos estaba haciendo, pero realmente se encontraba cansado, ya no quería luchar más frente a aquellos impulsos que le gritaban que llamara a Stiles. Alec extrañaba cada mínimo aspecto del pelinegro, lo sabía a la perfección, sin embargo, no había sido sino hasta aquella pequeña aventura junto a ellos en la que ese manto que lo aislaba de cualquier tipo de emoción se había roto, ahora, en aquel momento en el que se alejaba de la Academia con el único objetivo de escuchar por unos segundos la adormilada voz del chico, se encontraba completamente expuesto a los sentimientos. Se sentía frágil, estaba nervioso y a la vez ansioso, también preocupado por que pensaría el chico al llamarlo a aquella hora... Se dedico a cerrar los ojos durante unos segundos para reunir valor (sintiendo nuevamente como aquel chico indefenso que creyó muerto) y luego marcó el número.

  —¿Alec?—Se escuchó un ilusionado Stiles al otro lado de la línea.

  —Hola Stiles.—El pelinegro tuvo que tomarse unos segundos para decir aquello.

  —¿Estás bien?—Preguntó ahora preocupado y aquello resultó ser un golpe directo al estomago para el cazador, quien tarde o temprano rompería en llanto.

No sabía que rayos le sucedía, pero todo lo que había logrado conseguir, todo lo que había avanzado... Todo simplemente se había desmoronado. Ahora ya no le importaba toda la mierda que hubiera pasado en aquel horroroso pueblo en mitad de la nada, ahora sólo extrañaba su hogar, su antigua vida.

  —Convénceme.—Pidió, aunque pudo ser interpretado como una suplica.

  —¿Convencerte? ¿Convencerte de qué?  

  —Convénceme de volver Stiles.

Y entonces, sólo pudo reafirmar lo que ya había averiguado cuando el pelinegro lo llamó por primera vez.

Ya estaba cayendo nuevamente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top