➸ O3
Todos los sentidos del cazador se habían puesto nuevamente alerta una vez la coyote y la kitsune, advirtieron que no se encontraban solos. Hace un rato el pelinegro ya tenía aquella sensación de que estaba siendo observado, aunque se había concentrado en ignorarla ya que no era extraño que aquello le sucediese.
Cuando los ojos de la coyote brillaron en un fuerte azul, el cazador, casi en un acto reflejo, tomó una flecha del carcaj que todo aquel tiempo había estado guardado bajo el asiento de su motocicleta y que al fin se había dignado a ponerse y a la vez que la chica rugía cargó el arco que había estado guardado en el mismo lugar que el carcaj, listo para atacar a cualquier tipo de criatura que se les acercase.
"Protege a Stiles" Fue el primer pensamiento que cruzó por su cabeza.
—¡Ve! ¡Yo los cuido!—Le gritó a la kitsune quien asintió con seriedad para luego correr tras la otra chica.
Los tres observaron a la chica desaparecer de la misma forma que Malia lo había hecho segundos antes, apenas en ese momento Alec pudo notar el mal lugar en el que habían parado. La tierra y la noche en conjunto con aquellas rocas y plantas que los rodeaban, lograban que sólo pudieran ver la carretera. Sin embargo no pudo criticarse por ello, sabía perfectamente porque no lo había notado.
Stiles.
El hecho de que el jeep se encontrara nuevamente con un problema no dejaba de remontarlo a aquella noche en el taller mecánico.
Aquella noche, cuando ambos fueron atacados por el kanima, y vieron como aquel vehículo que ahora Stiles se encontraba intentando hacer funcionar aplastó al pobre hombre... Ambos pensaron que eran los siguientes, que aquel era su final. Y por mucho miedo que la idea de morir causara sobre los dos, sus miradas se habían conectado de una manera profunda, sólo necesitaban aquella libertad que el veneno de Kanima deja al paralizarte para sentirse listos. En un momento, cuando notaron como aquella bestia se acercaba, los ojos de Alec brillaron con un "Voy a encontrarte.", y en respuesta, los de Stiles lo hicieron con un"Te estaré esperando".
Ambos se encontraban listos para morir por el sólo hecho de estar junto al otro.
—Más vale que te des prisa Stiles.—Habló devolviendo a la realidad al chico, quien obedeció para volver a concentrarse en el vehículo.
***
Ya habían pasado varios minutos desde que ambas chicas habían desaparecido de su campo de visión, el cazador se veía realmente tentado a ir por ellas, sin embargo, su hermana jamás le hubiera perdonado el dejar a su mejor amiga en una situación como aquella y él mismo tampoco lo hubiera hecho al dejar al chico a su lado.
Cuando estuvo a punto de sucumbir a aquel instinto que le decía que debía ir por ellas, Alec pudo percibir movimiento por aquello zona en la que se habían ido. Frunció el ceño en busca de concentración, si no se trataba de las chicas, no se permitiría fallar el tiro, sin embargo, bajo el arco cuando la melena de la kitsune se hizo visible entre la tierra.
—¿Qué sucedió?—Preguntó con preocupación al ver a la coyote herida.
—Algo rápido y fuerte.—Respondió Kira dedicándole una mirada preocupada a su compañera.
Rápidamente Alec guardo la flecha en el carcaj y paso su brazo a través del arco para así poder llevar a Malia hacia el jeep.
—¿Stiles?—Habló el cazador mientras abría la puerta pare dejar dentro a Malia.
—Creo que lo tengo.—Contestó, cerrando el capo del vehículo.
Lydia y Kira no esperaron una prueba de aquello para subir al vehículo y en cuanto Alec oyó el rugir del motor, levantó el asiento de su motocicleta para guardar el carcaj y el arco en el compartimiento que éste ocultaba para posteriormente subirse.
Ambos vehículos regresaron a la carretera y tomaron una rápida velocidad, ya habían perdido demasiado tiempo en aquella parada. Y si ellos se habían encontrado con aquel ser que atacó a Malia, Alec aún no podía imaginarse con que se habría encontrado Scott hasta ese momento.
***
Alec estacionó su motocicleta unos pocos metros atrás de donde Stiles detuvo el jeep, todos se acercaron a la gran entrada de lo que alguna vez habrá sido una increíble iglesia, que sin embargo, en ese entonces sólo lograba emanar un aire tétrico.
El pelinegro alcanzó al grupo justo con Lydia, a tiempo para ver a Scott y Braeden saliendo de aquella arruinada entrada llevando a un chico recargado sobre sus hombros.
—¿Y qué?—Alec escuchó preguntar a Malia, sin embargo, su asombro era tanto que su mente ni siquiera registró aquello—¿Ese es Derek?
—En parte.—Respondió Stiles con las mismas palabras que Alec tenía en su mente.
—Ayúdennos a cargarlo.—Habló Braeden sacando a todos de su trance.
Alec comenzó a retroceder con sigilo, esforzándose por no llamar la atención de nadie y de esta forma poder escapar de una despedida para la cual no sabía si se encontraba listo. Logró llegar a su motocicleta, y disponía a ponerse el caso para luego marcharse sin embargo, falló.
—¿Te vas?
"Maldición Stiles." Pensó mientras cerraba los ojos, "Sólo déjame marchar.", pidió en su mente.
—Sí.—Respondió Alec volteando para poder mirarlo.
Notó al chico nervioso, se encontraba jugando con sus dedos mientras lo miraba, señal indiscutible de que realmente se encontraba así.
—¿Por qué no vuelves a Beacon?—Preguntó y por tonta que aquella pregunta resultara, el tonó de pena e inocencia que había en su tono, logró llegar profundo en Alec.
—Sabes porque.
Sus miradas estaban nuevamente conectadas, todo lo demás había desaparecido, para ellos, podían perfectamente estar en el taller aquella noche, cuando el Kanima los atacó, o en el cuarto de Stiles, cuando éste se encontraba acariciando el cabello de Alec mientras se miraban con la misma intensidad, la misma noche en la que la madre del ahora cazador experto había muerto.
—No es sólo por lo que pienso ¿Cierto?—Preguntó Stiles ahora con una mezcla entre preocupación y curiosidad.
—Stiles, tú sabes porque.—Reafirmó con seriedad—Y no, no quiero hablar de ello.
—Pero si no lo hacemos ahora ¡¿Cuándo se supone que lo hagamos?!—Aquella pregunta si había captado la atención de todas las personas a unos metros, aunque sólo por unos segundos.
El chico apretó sus dientes con fuerza para evitar mandar todo a la mierda ¡¿Qué rayos se supone que debía decir?!, ¿"Entiendo por qué elegiste a Lydia"?, ¡No! ¡Claro que no lo entendía! ¡Y tampoco lo había perdonado!, ¿"No es tu culpa que mi hermana muriera"?, por favor, ni siquiera había tenido el valor para decir en voz alta "Mi hermana está muerta" en todo aquel tiempo y ni mencionar la frase que perfectamente podría decir: "Oh, tranquilo por aquella vez que tuvimos sexo contigo estando poseído por el espíritu maligno que mató a mi hermana, realmente no significó nada, por cierto ¡Muy buena lengua!".
Dios, debía irse.
Debía hacerlo antes de arruinar aún más la situación, si es que eso era posible.
Alec volteó para cerrar los ojos, deseando que aquello se acabe pronto y tomo el casco nuevamente con intenciones de ponérselo.
—Te extraño.
Sintió un escalofrío recorrerlo con aquellas palabras, su piel se puso de gallina, sintió su garganta cerrarse durante unos segundos y seguramente cualquiera de los seres sobrenaturales que se encontraban a unos metros, pudieron escuchar los fuertes latidos del moreno. Dios... Stiles había sonado tan sincero, tan frágil... Alec combatía con el impulso de besarlo.
Realmente no se esperaba esas palabras.
—También te extraño.—Logró responder sin mirarlo, si lo hacía se quebraría frente a él, y no se iba a permitir llorar, no lo había hecho en todo aquel tiempo y menos lo haría frente a Stiles.
—¿Aún...
—Sí.—Lo interrumpió sabiendo perfectamente lo que iba a decir, volteó para mirarlo a los ojos al decir lo siguiente:—Aún te amo.
Resultaba algo increíble que Malia no interrumpiera la escena con un "¿Pueden tranquilizarse? Sus corazones me molestan.".
—Yo también lo hago.
"Aún así elegiste a Lydia." El pensamiento apareció en la mente de Alec sin que este pudiera evitarlo, causando que el dolor se esparza con la misma rapidez con la que su corazón latía.
Stiles dio un paso hacia el chico, pero éste encendió la motocicleta.
Antes de ponerse el caso, Alec le dedicó una última mirada a aquello orbes marrón claro que él consideraba hermosos.
"No me dejes." Suplicaron.
"Lo siento." Respondieron los suyos.
Y se colocó el caso para luego comenzar a alejarse.
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