Cualquiera diría que Abi aparentemente era extremadamente feliz.

Y no estaban tan mal como lo pensaban, pero como bien dicen.; las apariencias engañan.

En una efímera temporada de otoño, cuando las hojas de los árboles se tornaban de colores marrones y rojizos. Ella fue plena y genuinamente feliz.

Gracias a él.

Alguien que decidió irse luego de hacerla creer en si misma. Y el gran poder que tenía de convertir sus tormentas en arte.