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Melina....

Sé que es descortés y desagradable para alguien no haber agradecido después que te brindaron su ayuda.

Lo sé y me siento pésimo haber actuado de esa manera con Hades, no debí hacerlo o por lo menos debí dejarle un recado con la enfermera.

Actué por puro instintito, sinceramente no lo pensé, lo único que pasaba por mi mente en ese instante era escapar y no medité nada.

En mi apuro perdí mi teléfono. Me di cuenta que no lo llevaba cuando llegué al apartamento.

Creo que es fue el Karma

Estoy en el trabajo y no sé cuántas veces he mirado hacia la puerta esperando su llegada. Quiero disculparme con él y también quiero darle las gracias por haber sido tan hospitalario.

—Melina no debiste venir así—me dice Estela al oír mis quejidos. Le doy una mirada a Lucia y me sonríe de manera sombría.

Ella fue quien me aventó de la bicicleta en el parque, no sé por qué lo hizo.

—Estoy bien.

—Es obvio que no lo estas Melina, ve a casa y descansa esa rodilla. Vuelves el otro fin de semana.

—Solo tengo maltrato, no te preocupes.

—Te has estado quejando todo el día.

—Si siento que no puedo más retiro para mi casa.

—¿Segura que puedes? — asisto, mientras que por dentro gritaba de dolor— . De acuerdo.

Expulso el aire de los pulmones y me acerco otra vez a la puerta.

Por favor Hades aparece

La rodilla ya no me daba. Cada vez caminaba más lento y la gente comenzaba a quejarse de mí.

Quise aguantar, pero no podía más, la rodilla comenzaba a hincharse y por lo visto Hades no va a aparecer.

Salgo por la parte de atrás de la cafetería por órdenes de Estela, me sentía decepcionada, sinceramente creí que iba a visitar la cafetería. Camino con dificultad hacia la parada de autobús y me siento una banqueta hecha de hierro mirando el suelo.

Supongo que me disculparé con Hades cuando vuelva a la cafetería o si me lo encuentro de casualidad. Estuve muy cerca de decirle a Wendy que me avisara si Hades aparecía en la cafetería, pero eso solo llamaría su atención y no dudaría en interrogarme.

Tenemos poco conociéndonos y sé que no es mala persona porque me ha demostrado su sinceridad, a pesar de ello no me siento en confianza.

El auto bus llega la estación y saco las monedas del bolsillo de mi short, la sostengo firmemente dentro de mi mano para que no se escapen y con un poco de dificultad me muevo en su dirección.

—¿Melina?—me detengo a pocos pasos del auto bus y me giro sobre mis talones.

Siento regocijo en el estómago y casi no me salen las palabras cuando intento hablar.

—Hola—digo apenas.

Ya se quedó allí esperándome.

—Hola—responde a mi saludo.

Mi corazón estaba que se salía del pecho y era por la sensación de tranquilidad, finalmente podré calmar mi angustia.

— ¿Vas hacia tu casa? —pregunta y asisto con la cabeza como respuesta.

—¿Me dejas llevarte?

Iba a negarme y luego recuerdo por qué razón estaba sacrificando mi rodilla.

—Si-si—acepto e ignoro su notable asombro.

—Espera aquí por favor— pide con voz suave y doy un pequeño asentimiento. Miro hacia atrás para indicarle al conductor que no iba a usar su transporte.

Suspiro mirando las escasas estrellas que brillan en el cielo y medito las palabras que le voy a decir. Nuestra platica será rápida.

—Muchas gracias—digo luego de entrar a su coche, él había llegado a la parada de autobús, camino hasta donde me ubicaba y me abrió la puerta para que yo ingresara, fue muy educado.

—Ha sido un placer—dice y cierra la puerta para darse la vuelta. Lo sigo observándolo de pies a cabeza y miro para el frente cuando ingresa al auto.

—¿Cómo estás?—su voz es suave y ronquita.

— Bien—contesto con la vista fija hacia el frente— .¿Y tú?

—Muy bien —contesta con un leve suspiro. El interior del auto era pulcro y olía muy bien, al igual que él— Veo que tu rodilla no anda bien— Arrastro mi vista hacia mi pierna herida—. No has reposado como es debido.

Levanto la vista hacia él y sus ojos azules detallan los míos con profundidad.

Aclaro mi garganta.

—Si acepté irme contigo es para pedirte perdón— aclaro —. Ayer tú me ayudaste y yo me comporté como no debía, sé que estuvo mal y te pido disculpas, ni siquiera te di las gracias.

No sé si hablé muy rápido o no entendió nada de lo que dije, Hades me miraba embelesado y sus ojos cristalinos me analizaban de hito a hito.

—Eh... —moja sus labios—. No hay nada que agradecer.

—Disculpa enserio.

—Sin rencores— dice con una sonrisa amigable —. Yo te iba a entregar esto— inclina su cuerpo hacia adelante y lleva sus manos atrás. 

Sus músculos se tensionan un poco por la fuerza que ejerce.

Hades vestía una camisa negra en cuello V y pantalones jean azul oscuro.

Un atuendo sencillo, pero le lucia muy bien, el color de su camisa combinaba con el azabache de su cabello.

Y no pude evitar detallar sus brazos, eran velludos.

—Dejaste tu teléfono en mi asiento — aparto la vista antes que se vuelva hacia mí.

Siento como la paz regreso a mi cuerpo después de ver entre sus manos mi viejo aparato telefónico.

Lo tomo de manera de no tener contacto con él, sin embargo, rozamos nuestras manos.

—Gracias — digo temblando un poco— .Yo me bajo aquí— no habíamos salido de la estación de autobús y lo que tenía que hablar ya se aclaró.

—Por favor, déjame llevarte.

Niego y antes que volviera a insistir me bajo del auto.

—Melina.

—Ya-ya hablé contigo — digo caminando coja debido a la gravedad de mi rodilla.

—Por favor permite que te lleve.

Niego rotundo.

—Melina.

— No te preocupes, voy a estar bien.

—Si tu rodilla no descansa será peor— camino más y más lento —. Créeme.

—Estaré bien.

—Melina— usa su cuerpo como escudo.

— De acuerdo —asiste —. Tomaré un taxi.

—No hay necesidad Melina, mi coche está cerca.

—Ayúdame tomar un taxi.

—No tengo problemas en llevarte — su insistencia activa mis alarmas.

— Bien no lo hagas, lo tomaré yo— levanto la vista hacia la avenida y trato de visualizar un anuncio brillante y amarillo.

—¿Por qué no quieres aceptar mi ayuda?

Doblo mi cuello hacia él

—Estoy previniendo otro desastre.

Sus cejas se arrugan.

—¿Desastre? —me mira con el rostro lleno de confusión.

—Sea el plan que tengas hacia mí no te va funcionar—le aseguro—. Esta vez no caeré.

—¿Plan?

—Apuesta, reto, desafío lo que sea no me vas hacer caer.

— ¿Cómo?—finge asombro, igual que Jack—. ¿Por qué dices eso?

—Solo déjame en paz.

—¿Plan de qué?—me sostiene del brazo—.Explícame por favor.

—Hacerme creer que te gusto y después convencerme que estemos juntos, en el proceso me grabas para después hacerlo público.

— Por supuesto que no, yo nunca haría eso.

—Claro que si—espeto y mis ojos comienzan a picar. El pecho se me hunde y siento un agudo dolor—.Te empeñarás hasta convencerme...

—No melina.

—Sí, si lo vas hacer—escupo —.O-o si no me vas a convencer que no me estas apostando, me pides que confíe en ti, y cuando lo haga me llevaras a la cama más...

—¿Por qué piensas que yo haría eso?—pregunta y mis lágrimas comienzan a descender por mis mejillas, confundiéndose con las gotas de lluvia que empezaban a caer.

—Eso es lo que hacen conmigo—sollozo— Apostarme—sus ojos se amplían y lucho por reprimir el llanto que está por salir de lo profundo de mi ser—. La primera vez en la secundaria, me enamoraron para humillarme públicamente.

—¿Qué?—dijo en un hilo de voz.

—La segunda vez fue en la universidad— continuo—. Y aunque ya estaba advertida, igualmente caí como la propia estúpida.

—Jack— acierta y me sorprendo ante la acusación tan específica y directa—. Ahora comprendo todo, ahora entiendo porque te estas escondiendo.

¿Que?

Unas luces parpadean. Giro mi cuerpo hacia atrás y hago una sombra con mi mano. Un autobús estaba detrás de su coche y le estaban haciendo señas.

Aprovecho su distracción, pero apenas puedo dar un paso cuando intentó escapar.

—Espera, Melina.

— Yo solo quiero que te alejes.

—Bien lo haré —dice —. Permite que te lleve...

—Ya te dije que no, no lo voy hacer. Tomaré un taxi y me iré a mi casa. Y sinceramente espero que cumplas tu palabra de alejarte de mí.

—Lo voy hacer, pero tengo que revisar tu rodilla.

—Solo son excusas...

—Observa tu misma, esta agua no le hace nada bien y hay que desinfectarla cuanto antes— muerdo mi mejilla interna—. Mírame como médico que te esta ayudado, no como Hades.

Niego aterrada.

—Hazlo por ti—mis lágrimas no dejan de caer mientras miro sus ojos—. Ven conmigo.

Esto no me perece justo, la vida no puede ser tan desgraciada conmigo.

—B-bien.

—Quédate aquí—me ordena con voz suave—.Iré por mi coche. Quédate tranquila.

Me mantengo silencio

—No lo hagas por mí, hazlo por ti. Si continuas no podrás ir al trabajo.

—No me iré.

— R-regreso enseguida.

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¡Capitulo sorpresa!

Esto debido a las 20k  en el primer libro de Falling *Baila de felicidad* 

Muchísimas gracias por el apoyo inmenso que me han dado, no pensé que llegara tan lejos. Se que no es mucho, pero para mi es maravilloso y esto se lo debo a ustedes.

Son las mejores lectoras de la vida.

Las quiero. 

Nos vemos el fin de semana.

Ya me recupere del brazos, ahora me jodi un pie. Yo no tengo suerte. 

Les mando abrazos psicológicos.

Espero que les haya gustado.

Por aqui mi instagram : Forevercoffe1 allí subo adelantos <3 

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