5🦋
Melina..
Observo con incertidumbre la señora bajándose del autobús y miro a los que están alrededor pensando que alguien más la escuchó a parte de mí. Pero cada quien estaba en su asunto y solo una niña compartió su mirada conmigo. Me dedicó una leve sonrisa amigable y le devolví el gesto antes de voltear hacia la ventana.
«Ese lindo muchacho de ojos azules es bueno, con él vas a ser muy feliz, no temas a los obstáculos. Lo superaran»
«No es como el de ojos esmeraldas»
Eso fue muy extraño.
Lo que sea que haya dicho no voy a dejarme llevar por comentarios tontos que quizás se lo ha dicho a un montón de personas. Le pudo atinar a los colores de sus ojos, pero ella no tiene idea quien es Hades.
¿Bueno?
Ajá.
Así me dijeron de Jack y resultó ser un gran farsante.
Hades puede ser incluso peor y ahora que está aquí, debo ser más cuidadosa de lo que fui con Jack.
Mi vida parece un bucle, donde la tragedia se me repite.
Acompañaba a Wendy a comprar un vestido. Fue invitada a unos súper dieciséis y me pidió que fuese con ella al centro comercial.
Se probó casi todos los vestidos de todas las tiendas que visitamos. Soy sincera y ninguno de los que ella se midió le quedaban bien y eso que ella es preciosa.
Wendy se frustra rápido y estaba a punto de darse por vencida cuando consiguió el vestido perfecto.
—Finalmente —expresa exhausta.
—Sabía que lo ibas a encontrar.
—Gracias Meli —murmura con cariño—.Tanto recorrer las tiendas me dio hambre. ¿Qué tal si vamos por unas hamburguesas?
—Está bien.
—Yo brindo—iba a protestar —.Es mi manera de agradecerte de haberme acompañado y haberme aguantado mi inseguridad—prenso los labios para no reír.
—De acuerdo.
Wendy escogió nuestros menús.
Yo había pensado por la más económica. Sin embargo, ella pidió por ambas y no pude hacer más que solo elegir la gaseosa.
Hace unos años no podía comer nada de esto, primero por la dieta que mi médico que me tenía impuesta y segundo porque ya no la soportaba.
Poco a poco he ido tolerando las cosas que me encantaban y me caían mal. He vuelto a comer lo que me habían prohibido, pero con más prudencia y respeto.
Este tipo de comida, aunque es deliciosa no es saludable para el cuerpo.
Si la comes con moderación no hay ningún peligro.
—¿Eras gorda?—dice con asombro Wendy cuando le comento que este cuerpo delgado no siempre fue así.
Saco mi teléfono y le enseño unas fotos viejas de mi galería. La tenía guardada para ir viendo mi progreso.
Los ojos claros de Wendy se abren con incredulidad al detallar la imagen.
—Era toda una Pepa-Pig—me rio.
—Pero eras igual de bonita melina—murmura enternecida.
—Gracias.
—Ahí te veías muy linda, muy tierna—dice sinceramente, y se me cristalizan los ojos un poco. Si supiera que nadie se expresaba así se esa manera todos me agradecían verbalmente solo por ser gordita—.Eres como Adele.
Me sonrojo.
—Adele quedó como una diosa.
—Ella es un ejemplo a seguir — asisto—. Tú me caes bien Melina. Eres una chica muy genial.
—Gracias Wendy tú también eres una gran persona.
—Lucia solo te tiene envidia —suelta y me gustaría saber la razón de su desprecio hacia mí.
—Me gustaría saber el motivo —no oculto mi interés—.Ella lo tiene todo, ¿Cuál es su rabia hacia mí?
—Lucia asegura que los hombres guapos que llegan a la cafetería van a escogerla a ella solo por el hecho de ser hermosa y como ninguna de nosotras poseemos todos esos atributos. Entonces ningún de esos tipos van a pedir que los atendamos. Y desde que tu llegaste varios de esos dioses han solicitado que sean atendidos por ti.
—¿Es enserio? —pregunto atónita.
—Tú tienes poco tiempo con nosotras y aun no reconoces los rostros— niego—. Su nombre es Asher y tú lo atendiste una vez.
Me llevo una mano al pecho sorprendida.
—Él es un futbolista profesional y se convirtió en otro cliente fijo del café de estela— asisto con atención, no quiero perder ningún detalle —.Tú te habías ido a las ocho y él llegó a los minutos después que dejaste la cafetería. Lucia corrió a atenderlo como siempre llevando la delantera y recuerdo su rostro de total desagrado cuando Asher le dijo que quería hacer atendido por ti.
—¿Realmente eso pasó?
—Por mi diosito lindo que así fue — me llevo una mano a la boca — Lucia se había hecho la desentendida y le preguntó que cual morena bonita. Por supuesto porque para ella nosotras somos un vomito de perro.
Ruedo los ojos.
—Entonces Asher dio tu descripción y Lucia casi se muere de la histeria. Escupió veneno esa noche. Dijo que como era posible que Asher hubiese preferido a ti en vez de ella.
—Es una tonta.
—Y ocurrió con otros clientes más —niego—Un hombre como de treinta y tantos años también pidió ser atendido por ti. Se quejó de ella y preguntó que si así era como atendían a todo el cliente sin importar la condición — Wendy se lleva las manos a la cara no pena —. El tipo era casado y lo más atroz es que eran italianos.
—¿Italianos?
—Todo el mundo piensa que los americanos somos unos idiotas y con este tipo de actitudes afirman esos rumores.
—¿Y cómo se llamaba el señor?
—Alessandro Ricci y no te negaré. El hombre esta como quiere, pero no todos los tipos están solteros.
—Qué pena.
—Es que no todos los hombres les impresiona sus atributos y ella asegura que sí.
—Si ese es el motivo de su molestia es una inmadura.
—Y también porque Estela te tiene más consideración que a nosotras.
Niego, que absurdo.
—Tú eres la única que estudia y todo el mundo sabe que la carrera de derecho no es fácil y la jefa Estela te considera porque su hija también estudia la misma carrera —expone.
Sonrío con aprecio y a la vez con amargura.
Lucia.
Ahora lo entiendo todo.
Tengo que tener los ojos bien abiertos y cuidarme mucho de esa mujer. Si fue capaz de cambiarme los pedidos, puede hacer cualquier cosa con tal de perjudicarme.
Dios mío, es que yo no pego una.
Ahora nadie puede mostrar un poquito de empatía hacia mí porque se van en mi contra.
Terminamos de comer y nos encaminamos hacia el estacionamiento. En el camino compartimos algunas preferencias musicales y hablamos sobre algunas series de Netflix y películas que estaban de estreno.
Wendy me agrada.
Es una chica que cae muy desde el primer instante que la conoces. Es carismática y muy dada con las personas, logra capturar la atención de cualquiera con tan solo saludar.
Su manera de ser es tan natural que no se ve forzado ni fingido.
—Cuídate Melina nos vemos el otro fin de semana.
—Tu también—bajo del auto.
—Gracias por haberme acompañado.
—Olvídalo—digo modestamente y le voy un vistazo a la estructura de mi edificio.
—Hasta luego meli.
Doy un paso hacia atrás.
—Cuídate.
🦋
Estuve recorriendo alrededores de Central Park y me detuve para recobrar el aliento. Saco mi pequeña botella de agua para refrescarme y verifico en mi reloj avanzado cuantas calorías había quemado.
Últimamente he estado comiendo comida chatarra y la última vez que me pesé. Aumenté cinco kilos.
No quiero perder todo el esfuerzo. Me costó mucho llegar a esta talla y no deseo regresar a los malos hábitos y engordar de nuevo.
No quiero ser la chica de quien tanto se burlaron y miraron como basura.
La suave brisa acaricia mi piel sudada y me refresca. Siento como las gotas de sudor bajaban por mi espalada y aterrizar en el contorno de mis glúteos.
Es agradable este lugar y el solo hecho de estar aquí me despeja de muchas preocupaciones.
Miro la pista de patinaje mientras bebo agua y casi me atraganto al visualizar a Hades caminando a pocos metros de distancia. Mi pulso se acelera cuando cambia su curso y se dirige en mi dirección.
Ay no.
—Melina—quiero escapar, quería huir. Mis sentidos de alarma se activaron, sin embargo, me interesa quedarme.
Quiero saber si ha mantenido su palabra.
—Hola—respondo por educación. Se sienta a mi lado y me aparto disimuladamente.
Sus ojos me observan de manera distinta, como con agrado, aunque yo no me encontraba en las mejores condiciones.
Estoy mojada y el cabello sudado pega contra mi cara y algunos mechones andaban sueltos por más que los intenté arreglar fue un fracaso total. Por ende, debo oler mal.
En cambio, él era todo lo contrario.
A pesar de estar todo sudado y tener el cabello húmedo pegado a su frente no le afectaba en nada a su atractivo. Se veía muy bien, resaltaban más sus ojos azules al igual que sus mejillas sonrojadas y sus delgados labios que tornaron el mismo color, le daban un semblante malditamente atractivo que era imposible apartar los ojos de él viendo lo hermoso que se ve.
¿Hades?
¿A quién se le ocurrió poner un nombre así a alguien tan bonito como él?
—¿Cómo estás?
—B-bien—murmuro saliendo de la ensoñación y una sonrisa se dibuja en sus labios. Aparto la mirada por unos segundos—. ¿Has hablado con Nix?
—No—musita y lo miro—.He mantenido mi palabra como te lo dije la otra vez.
Asisto con dificultad.
Tengo que creerle o no estaré tranquila jamás con tanta incertidumbre dentro de mí.
—Gracias —doy por terminada la corta platica—.Tengo que irme—me pongo de pie y su mano se enrolla alrededor de mi muñeca haciéndome sobresaltar.
Sus ojos se agrandan con gran impresión al rozar sus dedos por mis viejas cicatrices y siento que se me hunde el estómago.
—M-melina—tartamudea consternado y sin importarme abandonar mi termo de agua. Salgo corriendo.
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