4🦋

Hades Ross...

—¿Qué haces aquí nana?

—Vengo a cuidar a mi niño hermoso —me aparto para mirarla, estábamos abrazados —. Si no te molesta.

Otra vez me envuelvo en sus brazos, son tan únicos.

—Por supuesto que no nana, me alegra mucho que estés aquí—confieso.

—¿Comiste mi cielo?

—Me tome un té.

—¿Tienes hambre?

—Un poco.

—Un poco mucho —comenta al oír mi estómago gruñir. Río y antes de ingresar la abrazo otra vez. Quería comprobar que no era un sueño.

Mi nana es italiana y por ende estábamos haciendo lasaña. Mientras ella preparaba la carne yo me encargo de la sala bechamel.

Bueno si no la quemo.

Cuando me fui a estudiar fue muy poco lo que compartimos durante. Las vacaciones eran cortas y la usaba más que todo para estudiar e informarme. Casi no salía y si lo hacía era como para despejar la mente de tantos términos médicos.

Antes de la universidad no tenía tantas obligaciones como ahora y siempre fui un alumno aplicado así que no tenía problemas para mis estudios. Me sobraba tiempo y ese fragmento me la pasaba con nana en la cocina viéndola o ayudándola.

— ¿Y cuéntame tesoro ya tienes novia?

—No nana.

—Mejor mi amor, así no sufres.

Río bajito.

—Pero si hay una chica—deja de cortar la zanahoria para mirarme.

—Ay no.

Carcajeo al ver su reacción de horror. 

—¿Es enserio mi amor? —me mira incrédula—.Después de lo que paso con Madison, ¿tienes las agallas de volverte a enamorar?

Subo y bajo los hombres, no tengo remedio.

—¿Y cómo se llama la próxima rompe corazones?

—M-melina Wells—digo con una amplia sonrisa.

—¿Y dónde la conociste?

—Es amiga de Nix—asiste, la miro fijamente esperando su reacción con lo siguiente que le voy a decir— .Y al parecer es su ex-cuñada.

—¿Cómo así?—le explico cómo fue nuestro encuentro y lo que me dijo Nix. Noto el cambio de su rostro en cada una de mis palabras.

— ¿Tu qué piensas nana? —pregunto después de finalizar.

—Quizás ese muchacho no la amó lo suficiente.

«Puede ser»

—El día que coincidimos en el avión la vi muy mal. Ahora que recuerdo—menciono—. Ella lloró en todo el viaje. Incluso dormida se le salían las lágrimas.

—A lo mejor él estaba saliendo con otra chica a sus espaldas—enumera otra posibilidad.

—Que estúpido.

—¿Vas a hacer lo que te dijo Nix?

—Es que me cuesta creer que no haya querido a Melina —expongo mi inquietud —. Si la primera vez que los vi se les notaba que ambos se amaban.

—Lo mismo que te pasó con Madison —hundo los labios, la mención de su nombre me revuelve el estómago—. A ella se le veía el "amor" por los poros.

—¿Qué le haría?

—Sólo ella lo sabe corazón.

—Si Jack no supo valorarla yo si lo haré.

—Solo espero que ella no sea como todas las chicas con quien has salido — dice girándose hacia mí. 

La  miro con una sonrisa.

—No me gustaría verte con el corazón destrozado, otra vez— expresa con profundo sentimiento y se le humedecen los ojos—.Me partería el alma.

—Estoy seguro que no será así nana—digo abrazándola.

Mi nana no solo era ni nana.

Es la mujer quién me ha acompañado durante toda mi vida. Me llenó de amor y mucha enseñanza cuando era niño. Por eso la amo tanto.

Soy hijo de padres millonarios y no voy a decir que era vacíos conmigo, porque nunca lo fueron.

Ellos son los padres más amorosos que dios pudo darme y nunca me hicieron sentir solo o abandonado, complacían mis caprichos de niño y adolescente pero también me brindaban amor y estuvieron siempre muy pendientes de mí.

Su trabajo nunca fue impedimento, como le pasaba algunos de mis amigos. Ellos si tenían que espaciar una reunión para felicitarme personalmente lo hacían, porque para ellos la familia siempre está de primero.

Por eso repito, dios me premió con ellos.

Ellos contrataron a mi nana para que se dedicara a nosotros mientras no estaban. Porque mi hermanita y yo éramos muy traviesos y dejarnos solos era un peligro.

Se ganó el corazón de todos y se convirtió en una más de la familia. Fue como la abuela que jamás conocí, porque mi mamá perdió a la suya cuando estaba pequeña y creo que por eso se encariño tanto con ella.

Mi nana sabe a quién le di mi primer beso, quién fue mi primera novia y a quién me entregué primero.

Madison fue mi última relación. Ella era una mujer condenadamente hermosa, inteligente y amorosa. No solo me impactó su increíble belleza si no también su manera forma de ser.

Estuvimos juntos casi por un año. Todo parecía perfecto. Todos la querían en la familia, hasta mi perro Willow la amaba y eso que él no quiere a nadie.

Pero ese amor de Madison era una falsa. Ella solo le interesaba por el dinero y porque había apostado con sus amigas de la universidad que sería capaz de enamorarme y complacerle todos los gustos. Incluso el más grande que tenía.

Un coche.

Y estuve a punto de hacerlo. Por dios santo. Había ido al concesionario de autos. Se lo iba a dar como regalo de cumpleaños. Sabía que le iba a gustar porque siempre me lo mencionaba.

Una llamada anónima llegó a mi celular y me dijo un montón de cosas de madison que yo al principio como idiota enamorado no quise creer.

Porque cuando estas en ese trance, no oyes, no ves y no entiendes razones.

Pensé que lo hacían para molestar.

A los días me llegó otro mensaje diciéndome lo mismo y me dijo que si quería conocer quién era realmente Madison Wolf que fuese a su apartamento.

Yo no quería dudar de mi chica, pero no era la primera vez que me lo decían.

Fui al apartamento como me habían indicado y me di cuenta de todo. La encontré haciendo el amor con dos hombres.

Fue doloroso y me costó recuperarme. Yo la amaba y me cuestionaba porque las chicas no me tomaban en cuenta por lo que era si no por lo que poseía.

Dinero que no era mío, si no de mis padres.

Antes de madison tuve otras novias que me pagaron mal, pero no fue tan crucial como madison. Creí que no iba volver a sentir nada por nadie. Porque quedé muy lastimado hasta que vi a mi mariposa.

Nana tiene razón, nada me asegura que no sea otro madison. Aunque me cuesta creer que ella sea ese tipo de mujeres.

—Debes tener mucho cuidado mi vida, con tu corazón.

—Si nana, no te preocupes.


Melina Wells...

Creí que al hablar con Hades mis preocupaciones se irían, lamentablemente no fue como pensé. No lograba conciliar el sueño y estos largos fines de semana que han pasado han sido tormentosos no he quitado la vista de la puerta. He estado muy expectante y nerviosa sentía que en cualquier momento Jack iba a parecer o me lo iba a encontrar en cualquier lugar de la cuidad.

Aunque no lo conozca debo confiar en la sinceridad de Hades, es difícil para mí creer en la sinceridad de una persona cuando me han mentido tantas veces. Pero no me queda otra alternativa.

Solo espero que no sea como del montón.

— Cuídate mucho —me dicen Estela y Wendy expresando todo el cariño hacia mí, desde el incidente de la otra noche, están más pendientes de mí.

— Lo tendré —digo con aprecio y abrazo a ambas.

— Espero que te vaya bien en tu maestría —sonrío a Wendy.

—Gracias —digo dibujando una sonrisa.

—Avisa cuando llegues para estar más tranquila —me dice Estela y yo asisto con la cabeza.

—Buenas noches.

—Hasta la próxima— me dicen en coro.

Salgo por la parte de al frente de la cafetería. Arrugo la nariz por la humedad y el humo toxico de los coches. Mi cuerpo siente el cambio de temperatura y por instinto me coloco el abrigo.

Monto al autobús y saludo a su conductor. Él me da las gracias cuando le pago y atravieso el pasillo hasta el final. Tomo el puesto al lado de la venta y echo la cabeza hacia atrás en el respaldo de la silla.

Una mujer de edad ocupa el puesto que esta a mi lado y me saca de mi nube de pensamientos, ahí estaba nuevamente pensando en Hades.

Quisiera no preocuparme, pero es imposible.

Creo que mi mayor angustia de volver a Jack es que todo este tiempo que estuve ausente de él y las terapias no hayan servido para nada y que cada emoción que reprimí afloren con solo verlo.

Soy consciente que no voy a volver con él, eso jamás sucederá porque lo nuestro fue una mentira, lo que me molesta y me indigna es que a pesar de todo el daño que me causó mi corazón vaya a latir como si nada hubiese ocurrido.

—New york es una ciudad muy congestionada pero no la cambiaría por otra — comenta la señora y me borro una lagrima que estaba a punto de escapar de mi ojo —. Toda mi vida la he vivido aquí.

Asisto con una sonrisa al mirarla.

—¿Y tú eres de aquí niña?

Niego.

—Vengo New Jersey.

—Oh— sonríe — .Nunca que he ido, pero dicen que es muy bonito.

Que linda señora.

—¿Estas estudiando?

—Estoy haciendo mi maestría.

Sus cejas grisáceas se elevan.

—Pues te deseo mucho éxito.

—Gracias —toma mi mano entre las suyas y las palmea suavemente.

—No te angusties. Ese lindo muchacho de ojos azules es bueno, con él vas a ser muy feliz, no temas a los obstáculos. Lo superaran —dice de la nada.

—¿D-disculpe?

—No es como el de ojos color esmeralda —se pone de pie —. Buenas noches.

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