32🦋
Melina Wells....
—¿Te pidió matrimonio? —pregunta Florencia a todo pulmón cuando le enseño el anillo.
—No —digo entre risas viendo su reacción —. Este no es de compromiso, es simbólico. Con él definiría si quiero tener algo con él o no.
La euforia se desvanece y se convierte en decepción, hace una mueca con la boca, pero después vuelve a animarse de manera muy cursi.
—Hades es —pausa —. Es perfecto.
Me dolían las mejillas de tanto sonreír.
—Me encanta verte, así —dice con aprecio, llevando sus manos al pecho —. Hace mucho que no sonreías de verdad.
—Jack me quitó la felicidad —sus ojos se vuelcan —. Pero Hades me la está devolviendo. Hoy, a pesar del susto que pasamos, me sentí más importante que nunca, sus palabras se oyeron tan profundas y sinceras, aún no lo asimilo.
—Estoy feliz por ti amiga —dice y se queda callada mirando pensativa —. Hay algo que debo decirte -Su voz suena preocupada y no hace falta que me diga, ya me imagino de quien se trata.
—Jack.
Toma un largo suspiro y pasa las manos por su cabello.
—Sabe dónde estás —siento un retorcijón en el estómago —. Conversó con tu padre y como no tiene idea de lo que pasó entre ustedes, se lo dijo todo. Luego vino hasta mi casa muy molesto y me aseguró que te recuperaría
Aunque no debería sentir ni la más mínima compasión por él, siento pena y me da lástima que esté en esta situación. Si me sorprende que haya descubierto donde me encuentro, pero no me asusta en lo absoluto, me gustaría que me viera con Hades y él mismo se dé cuenta con sus propios ojos que no eran mentiras lo que le dije en Washington, en ese reto él lo perdió todo y tiene que aceptarlo.
—Siento un poco de pena hacia él —el sentimiento es recíproco.
—A mí también —humedezco los labios después de escuchar como Jack se sentaba casi todos los días cerca de mi casa a esperar que yo apareciera, fumando y con una botella en la mano —. Me gustaría que conociera a alguien.
—Pienso lo mismo, en el fondo de mi ser siento que no es mala persona, solo tomó una pésima decisión y tal vez pensó que no se iba a enamorarse de ti.
—Lo creyó imposible.
🦋
Una de mis compañeras de clases invitó a celebrar su cumpleaños en un club. Su nombre es Támara y es la chica más popular. Es conversadora y amigable, ella, no nos hemos hablado, son de esas personas que no son egocéntricas y les cae bien a todos, el alma de la fiesta.
Aunque invité mil escusas para no asistir, logró convencerme.
Íbamos en su auto pegado uno con otros, con la ropa que teníamos y los bolsos colgando en nuestras espaldas. Todos entonaban "That's what I like" de BrunoMars al mismo tiempo, mientras yo no me sentía cómoda en lo absoluto.
Tamara se aseguró que estuviera bien y me toma de la mano para ingresar. Mi piel estaba fría y mis oídos irritados por la música tan alta, la visibilidad era escasa, las pocas luces de colores eran quienes ayudaban a que no te estrellaras con lo que había al frente.
—¿Qué van a beber? —como yo tenía que trabajar mañana, pedí agua. Me valió las miradas y risitas incrédulas de mis compañeros. No voy a beber.
—¿Por qué no pides una cerveza? —alienta, Mark.
—Con ella estoy bien—sentencio y coloco mi bolso sobre mis piernas.
Paso el cierre para abrirlo y saco mi celular.
Un mensaje de aparece en mi pantalla.
Hades♡: Hola preciosa, ¿ Cómo estuvo tu día?
Muy bien, ¿A ti? <3
Hades♡: Pensando en ti es difícil de concentrarse.
Solté una sonrisita silenciosa
Me pasó lo mismo hoy <3
Hades♡: ¡Muero por verte!
Siento la mirada de mis compañeros escudriñándome curiosos, levanto la vista y me guiñan el ojo en forma de juego. El vital líquido reposa en frente de mí y lo tomo para refrescar mi garganta ardía de lo seca.
—¿Pasa algo?
—Jamás habíamos visto a alguien beber agua en un club, responde. Todos viene aquí a por alcohol y tú has pedido...
—Déjala en paz —interviene Tamara riendo y Mark deja de juzgarme. Bajo la vista a mi teléfono y le escribo a mi novio, deseo que me saque de aquí, no estoy para nada cómoda.
Hades♡: Enseguida voy Perséfone, ¿quieres ir a central Park a caminar?
Cualquier lado, pero sácame de aquí, por favor.
Hades: no te muevas, ya voy para allá.
El club no estaba del todo lleno, aún era temprano. Miraba el lugar mientras bebía mi agua. Los chicos fueron a bailar y yo me quedé sentada con Mark, quien no dejaba de parlotear sobre sus viajes.
—Una vez fui a las Cataratas del Niágara...
—Buenas noches —la voz de Hades se escuchó por encima de la música y la de Mark.
Sonrío campante.
Finalmente, me iré.
—Hola—dije levantándome y tomo la mano que me ofrece, nos dimos un corto, pero significativo beso—. Por favor dile a Tamara que me tuve que ir, qué feliz cumpleaños —advierto a Mark que parecía consternado y salí del club con Hades tomados de las manos.
—Hay algo que quiero enseñarte —antes que pueda preguntar de qué se trataba me cubrió los ojos.
Su fragancia inundó mis fosas nasales.
—¿Qué será novio mío? —se ríe suavecito detrás de mí.
—¿Tu amiga no se molesta que hayas ido?
—No —respondo dudosa —. ¿Puedes decirme que es?
Un lindo ramo de rosas azules descansaba sobre una moto grande de color negro. Me acerco y la tomo entre mis brazos, estas olían al perfume de Hades.
—¿Te gustaron?
—Están preciosas, gracias —beso su mejilla.
—¿Y qué me dice de la otra sorpresa? —menciona rozando mis labios con los suyos, haciéndole cosquillas.
—¿Cuál? —indago confundida.
—Toda mi vida he querido una moto —comenta.
—¿Es tuya?
—Nuestra—corrige y mis cejas se alzan —. ¿Te gusta?
—Es preciosa —contesto observando con fascinación y después clavé mi mirada en él. Quien también se veía hermoso y compaginaba con la moto.
Camisa cuello V color azul al igual que sus ojos, chaqueta de negra, jeans y zapatos. Tenía lentes y los usaba de cintillo.
—¿Cuándo la compraste?
—Esta mañana—responde dirigiéndose hacia el vehículo. En los manubrios colgaban dos cascos negros y agarró uno de ellos.
—¿Y nos iremos en ella? —aún estaba en shock.
—Por supuesto—se coloca uno y ladea su cabeza hacia un costado —. ¿Por qué?, ¿te dan miedo las motos?
—No, no les tengo —digo segura con la frente en alto.
—Chica ruda —arrugo la cara en forma de juego y me coloco el casco —. Estuve pensando mientras venía que podemos cambiar nuestra cita Paint Street Park o como a mí me gusta decirle a la playa de Brooklyn. ¿Lo has oído?
Niego perdidamente.
—Te va a encantar —dice con seguridad —. Es un lugar tranquilo, ir a sentarnos en la orilla, apreciar la ciudad, ver las estrellas, darnos besos. ¿Te animas? Podemos ir por unos perros calientes o hamburguesas.
—Esta semana he sido fiel con los ejercicios y la comida, así que me puedo salir de la dieta.
Se monta primero y después me ayuda. Coloco el ramo en medio de nuestros cuerpos y apoyo mis manos en sus hombros.
Muerdo mi labio inferior y ahogo un gritito cuando acelera.
Hades Ross...
Abrimos paso por toda la ciudad después de comprar los perros calientes. Fue un recorrido mágico, donde Melina era el escenario perfecto. Ella, con toda la libertad, sin temor a caerse, extendió los brazos y cerró los ojos. Conduje a una velocidad prudente, donde no arriesgar su vida y pudiera disfrutarla a través del espejo retrovisor.
Ingresamos a la playa de Brooklyn como me gusta llamarla y nos sentamos en la orilla sobre las pequeñas piedras de arena. A mano izquierda podías apreciar los altos edificios de la ciudad y frente a nosotros estaba hermoso cielo con su imponente arrebol sobre las nubes. El sonido de las olas y de la ciudad era una combinación extraña entre tranquilidad y el desorden.
—Este lugar es muy pacífico —comenta Melina, sonrío ladino contemplando su perfil, sus labios y sus pestañas —Llevo meses en esta ciudad y conozco tan poco—niega —. tengo que salir más.
Suelto una risita por el tono tan cómico que usó y rodeo mi brazo por encima de sus hombros.
Su cuerpo se sobresalta y me acerqué con la intención que nuestros rostros se encuentren. Cuando se gira pega un crítico, su nariz chocó con la mía y no aguante las ganas de robarle un beso.
Sus labios sonríen y sostienen mi rostro con sus pequeñas manos. Ahí van las mariposas en mi estómago iniciando una guerra mundial, mi corazón bombardeando dentro de mi pecho y mi cuerpo volando como si fuera posible.
Ella me produce tantas cosas lindas que no es fácil romper con algo que te hace sentir tan bien. Su modo de mirarme, de abrazarme y de besarme es perfecto, ella transmite su amor de una manera que no haya dudas, no solo son sus demuestras de afecto también son sus atenciones. Melina estuvo pendiente de mí en estos días en los que mi nana no podía hacerlo, me cocinó y ninguna de mis parejas hicieron algo tan especial como preparar lo que más me gustaba para complacerme y verme feliz.
¿Quién quiere alejarse de alguien así?
Me siento muy afortunado y lamento a los dos estúpidos que jugaron con ella, no tienen idea lo que perdieron.
—¿Qué tanto piensas? —pregunta curiosa.
—En lo afortunado que me siento de tenerte a mi lado —susurro acariciando su mejilla con el dorso de mi mano mirando sus ojos marrones —. Y no logro concebir una vida en la que no existas Melina Wells.
Sonríe y sus orbes se empapan en lágrimas, se lanza a mis brazos.
—Cuánto más te conozco, más me quiero a tu lado Hades Ross—me abraza —. ¿Por qué no apareciste antes? me hubiese ahorrado tantas decepciones y heridas en el corazón.
—Todos los seres humanos estamos expuestos a ser lastimados, solo que no sabemos cuándo sucederá y tampoco la razón —se aparta de mi cuerpo.
—Y entre más personas conozcas más propenso eres de salir lastimado —comenta.
—Es una ruleta rusa —asiste —. Pero no situados en un lugar tan bonito para hablar de las injusticias de la vida.
Sus labios extienden una sonrisa.
—Es cierto —la miro con ternura y aplasto mis labios contra su mejilla.
— Para usted novio mío.
—Gracias novia mía —le digo al recibir el perro caliente.
—Esta delicioso —dice después de tragar y mete otro mordisco. Suelto una risita al verla bailar mientras come.
—¿Siempre bailas?
—Oh, si —aclara. Muerde otro pedazo y finge ser un robot.
Río.
—Este fin de semana llegan mis padres —su mirada se centra en mi —. Vienen a ver a mi nana y por supuesto a mí.
Hace un gesto de obviedad.
—Y solo se quedarán el sábado, el día siguiente se irán y no sé cuándo vuelvan —explico —. Pensé que después de tu trabajo podríamos reunirnos con ellos. ¿Qué opinas?
—Me parece bien —responde y expulso un aire de alivio — . ¿A qué horas?
—Como el tráfico de aquí es una mierda pensé que a las nueve y media sería ideal para que de tiempo de arreglarte.
—Bueno —dijo bajito, su voz se escucha temblorosa.
—Hey Perséfone a mis padres les vas a caer muy bien no te preocupes.
—Asiste y le doy un beso corto en los labios — ,Relájate.
Respira hondo y se refugia en mi pecho.
—Es muy pacifico este lugar—comenta mientras apoyo mi mentón en su cabeza, contemplando el cielo casi obscuro.
—¿Te gusta?
—Muchísimo.
—Podemos venir cuando quieras — beso su mejilla.
—Este será nuestro sitio.
🦋
¡Hola chamas!
¿Cómo están?
Nuestros bebes cada vez y mas unidos.
Queda poco para que los padres de hades y melina se conozcan😍
Y Jack sabe donde esta Melina😒😒😒😒
Buenos mis chamas gracias por leer y nos vemos mañana.
¡Las amo!
Feliz sabado❤
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