17🦋
Melina...
Nunca le quité la vista a las bolsas desde que salimos del Walmart. Dean se reía y me repetía con seguridad que no me preocupara, que nada les iba a suceder.
Lo intenté, traté de distraerme mirando los edificios adornados y las tiendas, pero no pude. Cada vez que salíamos de un semáforo en verde no podía quitar la vista de mis cosas.
—Eres insegura.
—Son demasiadas bolsas — le digo—. Cualquiera se puede caer.
—Créeme que las tuyas no van hacer— Hago un gesto de manera insegura y giro mi cabeza para mi costado. El auto que estaba cerca de nosotros bajó el vidrio y miré con estremecimiento el rostro de Hades.
—Melina.
La moto hizo un movimiento y Hades desvío su atención de mi.
—Bades— dijo con sorpresa Dean —. Que sorpresa, ¿Qué tal todo?
—Hades— le corrige—. Y todo está muy bien.
—Me alegra— suena muy sincero Dean— .¿Quieres irte con tu amigo? —Me pregunta y aumentan los latidos de mi corazón.
Hades clava su mirada sobre mí.
—Ella tiene miedo que sus bolsas se caigan— le cuenta—. ¿La llevarías por mí?
—Por mí no hay problema— Contesta Hades y Dean le pasa mis bolsas del mercado.
—Te veo en el edificio —arranca.
Cuando llegamos a las instalaciones de mi edificio, miré a Dean con desaprobación al momento de bajarme de su moto, no estaba de acuerdo con lo que había hecho y él solo se reía
—¡Eso no se hace! — reclamo.
—Estabas preocupada por las bolsas y había que solucionarlo— dice despreocupado —. Estoy seguro que tu amigo no se va a poner bravo, ¿Quién se enojaría contigo meli?
—Esto un abuso— echa la cabeza hacia atrás al reír y quiero ocultar bajo tierra cuando Hades aparece— .¡Jamás lo vuelvas hacer!
Me acerco rápidamente y espero que se baje. Dean seguía subido sobre su moto con la atención puesta sobre nosotros, miraba expectante y con una sonrisa de costado.
—Buenas tardes— aparte la vista y no sabía que hacer o decir, estaba tan avergonzada que no me salían las palabras.
Él y yo apenas estamos conociéndonos y no tenemos ese tipo de confianza para hacer lo que el atrevido de Dean hizo.
—Hades— intento hablar, pero su actitud me lo dice todo, no habrá disculpas que valga.
Es obvio que está enojado conmigo y yo no quiero que lo este. Sé que había deseado que se alejara de mi pero ahora que siento lo que siento por él, no quiero que eso ocurra.
—¿Estas son todas? — pregunta en tono serio, no el que siempre habitúa usar conmigo.
—Si-sí.
—¿Hay una de él aquí?
—No-no— respondo buscando su mirada.
—Bien— Me da una mirada que apenas puedo captar y se dirige a Dean con largas zancadas— ¡Que nunca se repita lo que hiciste!
—Solo quería calmar la angustia de meli— se baja de la moto —. Relájate.
—Pudimos ocasionar un accidente —protesta, Hades estaba furioso —.Si querían que llevara las bolsas pudimos haber estacionado.
—La próxima tendré más cuidado, lo prometo — Yo me había acercado hasta ellos—. Meli, mi casco.
Hades se voltea en mi dirección y como si no estuviese allí, ya que no era capaz de enfrentarlo le entrego el casco a Dean.
Sé que estará pensando y quiero aclarar todo antes que me critique o me juzgue mal.
—Buenas tardes Bades— se coloca en frente de mi —. Si ese tipo se aparece otra vez, avísame. Le diré a mis amigos que le den una lección. ¿Si?
Asisto incomoda y con la mirada de Hades enterrada en mí.
Deseando internamente que se vaya para poder explicar.
—Buenas tardes, Meli.
—Buenas tardes —me despido evadiendo cualquier intento de afecto hacia mí.
Dean ingresa al edificio y todo en mi entorno se volvió silencioso y mucho más incómodo de lo que estaba.
—Antes que pienses mal quiero aclarar —anticipo rompiendo el silencio —. ¿Recuerdas el tipo de la cafetería? ¿El que se quiso sobrepasar conmigo? Hoy me lo encontré en el Walmart. Le pedí a Dean que me acompañara porque el tipo comenzó a seguirme e incluso me siguió con Dean acompañándome. Entonces... él me propuso irnos en su moto y yo me negué al principio, pero me recordó que el tipo podía aprovechar que estaba sola para atacarme. No quedo opción, por mí me hubiese ido a pie.
Pauso para tomar aire y su apariencia dura, se desvanece.
—Tu puedes andar con quien quieras Melina, no soy tu juez.
—Sí, pero...
—¿Tú estas bien?
—Sí, yo me encuentro bien.
—Es lo más importante.
— Hades— me acerco —.No quiero que pienses que me estoy burlando de ti, fue la ocasión que ameritó que me viniera con él, porque créeme que no hubiese aceptado irme con Dean si ese tipo no se hubiese aparecido.
Hago otra pausa para volver a tomar aire, estoy hablando muy rápido.
—Al único que le estoy dando la oportunidad es a ti — se queda estático y parecía que se había quedado sin respiración, no hablaba y me miraba de una manera que me gustaría descifrar.
—Así que soy privilegiado — mis mejillas se contraen al instante que expulsó aquellas palabras. —.Sabes que nunca me callo las cosas y que lo que siento lo digo.
Asisto con la cabeza recordando que ya me lo había dicho y me lo demostró con Lucia.
—Admito que me sentí molesto y también celoso — mis cejas se elevan—. Celoso de como abrazabas al Hércules ese.
—Me estaba sujetando— aclaro.
—Celoso como lo sujetabas —corrige y me echo a reír— .No tienes idea cuanto desearía estar entre tus brazos así sea para sujetarte de mí. Tiene que ser una magnifica experiencia.
—¿Entonces no estas molesto conmigo? — Pregunto, tratando de procesar lo que había dicho de mí.
—Es imposible enojarse con alguien como tú —su voz es más suave y tierna, percibo su fragancia y también el calor de su cuerpo, dándome cuenta que estábamos más cerca uno del otro.
Hades llevaba un abrigo color vino, un pasamontaña negro y pantalones y botas de invierno. Tenía las mejillas sonrojadas debido a las bajas temperatura y los labios se veían, suaves y humectados. Sus cejas gruesas le daban vida a esos magníficos ojos azules que dios le otorgó. Poseía un rostro tan hermoso, tan fresco y tan sexy.
Parecía un dios mitológico.
—A veces le saco canas verdes a alguien.
— Me gustaría tener esas canas verdes —prensa con su dedo pulgar y su dedo índice la punta de mi mentón y levanta mi rostro en dirección a él.
Esos ojos increíblemente azules me detallan como si fuera algo majestuoso para ellos. Reduce más la distancia entre ambos y mis orbes se amplían asustada, no podía hablar porque mi lengua estaba atascada.
Mi cerebro me gritaba que me alejara, pero mis labios pedían lo contrario.
Mi corazón bombeaba más sangre de los niveles normales podía sentirla recorrer mis venas. El ruido había desaparecido y el ambiente helado se tornó cálido, encantador con su a proximidad.
Sus labios estaban dispuestos a besarme y los míos a aceptarlos pero mi cerebro me vuelve a recordar que debo retroceder, que estamos apenas conociéndonos y eso debe esperar.
Hades...
Melina la destruyeron tanto que cualquier muestra de afecto le aterra, hay tanta desconfianza en su mirada que me parte el alma que por culpa de esos imbéciles ella sienta tanto miedo de expresarse libremente.
Soy consciente que me dejé llevar por lo que siento y me olvidé que ella me había pedido que fuéramos despacio.
Tengo que controlarme mis impulsos o lo voy a cagar todo, por suerte ella se apartó a tiempo. Un segundo más y pierdo.
—¿Te ayudo con las bolsas? —pregunto y rasco mi nariz mientras observo como ella retrocede un poco más.
—Por favor, si no hay problema.
—Tu sabes que no — toco la punta de su nariz y ella arruga la cara dulcemente, le guiño un ojo al pasar por su costado y me encamino hacia las bolsas.
Había una sonrisa dibujada en mi rostro que no pude contener. Me sentía honrando, me sentía único, lo que me acaba de decir Melina me ha dejado muy claro que ella no quiere a mas nadie en su vida, solo a mí.
¡Joder!
Tengo que calmar mis impulsos me siento mal por haber sido un poco frio, ella está haciendo un gran esfuerzo de volver a confiar y yo la voy a arruinar con mis estúpidos dramas. Además, Melina puede permitir entrar en su vida a quien le dé la gana, no soy su juez y menos su dueño, admito que me sentí mal, pero debo entender que ella es dueña de su vida.
Pasamos hacia el interior del edificio y me doy cuenta lo pequeño que es. Ella saluda al portero y este le responde con una sonrisa amistosa. Mi corazón está a mil por hora porque es la primera vez que entrare a su morada.
Cuando le envié la cúpula con la rosa azul estuvo complicado saber cuál departamento era. Así que le dije al jovencito que preguntara por ella al encargado del edificio.
—Sencillo pero bonito— dice y doy un vistazo alrededor —. ¿no?
—Por supuesto que si— digo compartiendo una sonrisa correspondida con ella.
—¿Te gustaría una taza de café? — dejo las bolsas en el buró de la cocina y me giro hacia ella.
—¿Tienes te?
—Solo café — responde.
—Disculpa Melina, pero no me gusta el café— sus cejas se elevan sorprendidas.
—¿Jamás lo has tomado?
—No, nunca— confieso.
—¿Tomarías uno hecho por mí?
Quería decirle que no, Pero ¿Cómo me puedo negar a alguien que luce extremadamente hermoso cuando intenta convencerte?
Melina sonrió al aceptar que, si me tomaría una café hecho por ella y me llevo hasta la sala, me invitó a sentar en su sofá.
—Hice galletas navideñas ¿te apetece? — invita y no me pude negar, las galletas navideñas son mis preferidas.
Melina regresa con un plato de colores verde y rojo, sonrío en agradecimiento y estiro los brazos para recibirlo.
—Los hice yo— me informa orgullosa y bajo la vista sorprendido. Sus manos seguían sosteniendo el plato y las mangas de suéter estaban enrolladas un poco hacia arriba.
Levanto la vista.
—No fue por Jack —me aclara.
—Que-que pena, yo no quería ser imprudente.
—He planeado tatuarme algo para que no tener que verlas— dice—Solo me traen malos recuerdos que deseo olvidar— señala la cocina —.Voy a la cocina y ahorita te cuento...
— No, no es necesario.
— Para mí si es necesario, Hades.
🦋
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top