Capitulo 6

-Hasta la próxima muchachos -se despide la profesora finalizando la clase.

Mis compañeros van saliendo uno por uno con las manos ocupadas y comentando acerca de lo que haremos en la próxima clase mientras yo me quedo a esperar que todos salgan.

Me recuesto en el orillo de la mesa y me coloco los auriculares para escuchar música mientras dejo que pasen el tiempo. Vi pasar a Eva por el pasillo he intuí que él estaba afuera esperándola.

Salgo hasta que no queda nadie y me detengo de sorpresa al ver el cuerpo de una niña sentada en el orillo de la escalera de la academia. Estaba llorando, se abrazaba a sí misma y miraba de esquina a esquina como si esperara a alguien.

Me acerco para saber que le ocurre y cuando ella me muestra su perfil quedo petrificada.

-¿Eva?

Sus sollozos se detienen con el sonido de mi voz y gira su cuello en mi dirección. Sus ojos grandes, parecidos a los de Jack estaban rojos y de ellos descendían numerosas lágrimas.

-¿Qué haces todavía aquí? -pregunto intrigada.

-Sigo esperando a mi hermano -responde y consulto la hora en mi reloj, me abrumo. Es tardísimo.

-¿Y si le llamas a tu mamá para venga a recogerte?-limpio sus mejillas y recojo su lindo cabello hacia atrás-. Es peligroso que estés aquí solita.

-¿Acaso no lo sabes?

-¿Qué, cariño? -pregunto perdidamente.

-Mi mamá no puede caminar, está en silla de ruedas.

Oh, Mierda

-No tenía idea, cariño -me disculpo.

-No te preocupes.

-¿Has intentado llamarlo al celular?-intento no mencionar su nombre.

-Mi teléfono se descargó hace unos minutos.

Respiro hondo.

-¿Te sabes su número para llamarlo?-asiste al mismo tiempo que talla sus ojos.

-Ten, llámalo -le ofrezco mi telefonía resignada, parece que el encuentro entre los dos será inevitable.

Espero que no.

Eva toma mi teléfono entre sus pequeñas manos. Aparto la vista para no presenciar cómo realiza la llamada y hago omiso ante la situación.

Ya imagino su cara de satisfacción al ver la llamada.

-No me responde-dice y siento un aire de alivio al escucharla, me vuelvo hacia la pequeña y detallo cómo moja la pantalla con sus lágrimas, la satisfacción que se sentía se desvanece y el comienzo a sentirme pésimo.

-Hazlo otra vez, vuelve a marcarle -ella asiste moviendo su cabeza tres veces y le marca al inepto.

-Nada, no contesta.

-Seguro no ha escuchado el teléfono -trato de tranquilizarla cuando suelta un sollozo al ver que sigue intentándolo, y no hay respuesta.

¿Dónde estará metido?

Seguro debe estar con unas de sus diosas que olvidó buscar a su propia hermana.

Irresponsable.

-Ven princesa-no aguanto verla de ese modo, me da un poco de ansiedad y no quiere que siga sufriendo. Lo mejor es que la lleve a su casa.

Ella me mira con incertidumbre con sus ojitos verdes.

-Yo te llevo a tu casa, no llores más. ¿si? Tranquila-seco sus mejillas pecosas con el dorso de mi mano, su rostro se ilumina.

-G-gracias Merlina.

-Recoge tus cosas -digo, y bajo el cuello, mi cuerpo se siente incómodo y solo quería que se apartara, pero no lo hace hasta le pregunto si tiene hambre.

-Un poco.

-¿Qué te gustaría comer?

-No, no sé-susurra tímida y sus mejillas se enrojecen.

-Bueno-tomo sus cosas juntos con las mías y las llevo hasta el coche. Dejo todo en la parte trasera y me encamino hacia el copiloto para ayudarla a subir.

-Mi hermano no va a responder -me entrega el teléfono justo cuando ingreso al auto.

-No te preocupes.

Estaba ligando que no lo hiciera desde el principio, solo espero que no moleste cuando vea las llamadas perdidas.

-¿Y qué hiciste hoy?- su voz curiosa me hace regresar-. Porque hueles a chocolate.

Rio aferrada al volante y antes de contestar me aseguro que la vía quede sola para sacar el coche del estacionamiento.

-Hoy hicimos un volcán de chocolate-contesto después de rodar varios metros-. Pero el mío no salió bien.

-Ah-se lamenta, de reojo veo que niega-, pero supongo que quedó muy rico, porque el brazo gitano estaba mundial.

Rio.

-Sí, sí quedó delicioso-afirmo.

Las luces de KFC iluminan el entorno cuando ingreso por el auto pedido. Elijo rápidamente una hamburguesa con gaseosa para ella y en contra de mi voluntad le digo a la muchacha, que eso era todo.

-¿Tu no vas comer? -pregunta percatándose.

-No -respondo con dificultad, el olor a carne y pan, estaba instalando en mis fosas nasales, mi boca estaba hecha agua y mi estómago rugía con fiereza.

Dios, huele divinamente.

- ¿Y tú qué hiciste hoy? -desvío cualquier interrogativo.

-Bueno -hace una pausa para para tragar y suelta una exhalación -. Nosotros hicimos galletas con chispas de chocolate y unas rellenas de arequipe y fresa.

-Eso suena delicioso.

-Ahora te regalo unas para que las pruebes.

Asisto y cuando salimos de KFC, le pregunto en qué dirección queda su casa.

Cuando me la dicta no sabía si gritar, llorar, lanzarme del carro o echar correr. Ahora comprendo porque coincidimos en el mismo supermercado ese día.

¡El inepto vive en el mismo barrio que yo!

No me lo puedo creer, estos es una jodida broma, ya es demasiada coincidencia.

Ayudo a bajar las cosas de la niña del auto y las llevamos hasta la puerta de su hogar, ella estaba buscando las llaves dentro de su bolso mientras yo miraba constantemente hacia atrás.

Mordía mi labio con ansiedad y me movía inquieta sobre mi sitio, Eva no hallaba las llaves y estaba comenzando a ponerme más ansiosa.

Pongo en prácticas las respiraciones, es como puedo al menos bajar mis niveles de ansiedad.

Cuando por fin las consigue siento un aire de paz recorrer mi interior. Sus pequeñas manos introducen las llaves dentro de la cerradura de la puerta y mientras tararea una canción, le da un empujón con el pie.

-Espero que te gusten -en una pequeña bolsa, introdujo tres galletas de chipas de chocolate para mí.

Esta niña es un amor.

-Gracias princesa -sonríe a gusto.

-Hasta pronto Merlina -otra vez me abraza y me cuesta un poco responder.

-Cuídate linda -asiste en mi hombro y con un beso en la mejilla se despide de mí.

Me dirijo como un lucero hasta el coche e ingreso torpemente. Mi corazón casi sufre un infarto al ver un chico muy parecido a Jack, que pasa por el lado, era alto y tenía el mismo estilo de vestir solo que este tenía el cabello oscuro y no castaño como el del inepto. Relaje los músculos y respiro otra vez, antes que el verdadero aparezca es mejor que me largue de aquí.

****

- ¿Podrías dejar de hacer eso? - reclamo, pero me ignora. Su mano tenía mi muñeca e hizo el saludo de hombres.

-Si no quieres que te salude como una señorita no me dejas opción -dice con una sonrisita.

Blanqueo los ojos.

-Eres un idiota -se ríe y clava su mirada en mi.

Trago despacio y alejo mi mano antes que se dé cuenta, mi corazón esta acelerado.

-Te debo una -susurra y me mira con agradecimiento, mientras aprovecha para dar un paso adelante -. Se me complicó todo en el trabajo. El jefe pidió que nos quedáramos, no podíamos usar los teléfonos, estaba con un humor de mierda y no pude decirle a nadie quien pudiera pasar por ella.

Elevo las cejas sorprendidas, no tenía idea que su demora se debía al trabajo, me siento un poco mal haberlo jugado, pero que iba a imaginar que este tonto trabajaba.

A lo mejor es un invento, sin embargo, no creo que haya dejado a su hermana sola, para estar con sus amiguitas.

-No hay nada que agradecer cualquiera lo hubiese hecho mismo, y no hay necesidad de explicar, que hayas fallado a tu hermano es tu asunto -claudico para marcharme, pero su mano en mi codo lo impide.

-Para mí si es necesario explicarte ¿sabes por qué? -murmura detrás de mí -. Porque no quiero que pienses que soy un monstruo.

-Quizás no lo seas, al fin y acabo no te conozco. Pero lo que tú y tus amigos están haciendo conmigo es una monstruosidad.

-Ven, vamos a salir de dudas.

-No gracias.

-Ven conmigo.

Suelto una risita irónica.

-No iré contigo a ningún lado.

-Es solo a mi facultad.

-¿Y qué voy hacer yo allá?

-Hablar con mis supuestos socios.

-Me voy a clases, se me hace tarde.

-Conozco el horario todavía falta para que entres a clases -aprieto las manos enfurruñada.

Maldito Steven, tenías que ser tan chismoso.

-No iré donde tus amigos y me vale lo que me digan -forcejeo y me suelto, pero vuelve y me agarra por el codo -. ¡Suéltame!

-Ellos jamás me dejarían hacer algo así - dice como si eso fuera a dar algún tipo de crédito.

-Oh, sí claro, como si no se pusieran de acuerdo.

Suelta un aire exasperado.

-Tú lo quisiste -frunzo las cejas y en un abrir y cerrar de sus ojos estoy colgada detrás de su espalda.

¿Pero qué demonios?

- ¡Bájame!

-Tengo amigas -me informa y me sostengo de su espalda para no irme de cabeza -. Y ellas jamás me dejarían apostar a ninguna mujer.

-No me importa, no te creo nada, entiéndelo. ¡Bájame!

-Y tú debes entender que estas destinada para mí, que tendremos muchos hijos y viviremos en una casa en alguna playa de los Ángeles.

-¿Con el dinero de la apuesta? -me burlo y me zarandea haciendo que mi quijada choque contra su espalda -. ¡Oye!

-No hay apuesta.

-Si la hay.

Bufa exasperado.

-No, no hay, necia.

-Sí, sí y si hay, insoportable.

Dejamos mi facultad y nos adentramos a la suya en cuestión de minutos. Dejo de luchar para que me libere y como la princesa Fiona me apoyo en su espalda mientras espero que llegue a su destino.

-Eres muy callada -vacila.

-Y tú eres patético.

Se ríe.

- ¿Por qué piensas que todos los hombres son monstruos? -me zarandea cuando no respondo y lo nalgueo fuertemente en el culo.

-Porque lo son -contesto -. Al menos conmigo lo han sido.

- ¿Jack qué es esto? -dice una voz, gruesa y afeminada. No podía ver nada, estaba en una posición que sólo podía ver su redondo trasero -. ¿Quién es ella y por qué la traes de esa manera?

- ¿Se acuerdan de la chica que les he estado hablando desde hace tiempo?

Varios murmuran un sí y me doy cuenta que no es la única persona que está allí, hay más, y en esas escucho voces de hombres.

Me tapo la cara avergonzada y solo quiero que me absorba la tierra, estoy en una posición bastante comprometedora.

-Bueno, ella es Melina Wells, futura abogada, futura madre de mis cinco hijos y de mis... Siete nietos.

-Y tú serás el futuro cadáver de esta facultad si no me bajas, ya.

Todos los que están presentes, se ríen en coro y él también. Pero en vez de bajarme, decide dejarme un rato más colgada en su hombro.

¿Acaso no le peso?

- ¿Y así es como la vas a conquistarla? -pregunta curiosa otra voz femenina, esta vez mucho más suave y dulce.

Jack vuelve a reír y finalmente me baja de su hombro, cuando mis pies tocan el suelo intento escapar, pero sus brazos fueron muchos más agiles y me apresaron dentro de ellos pegándome a su pecho.

Me cohíbo de miedo entre sus brazos y siento cada latido del corazón, intento salirme, pero no puedo. Los que están presenten observan curiosos y divertidos.

Me remuevo hasta que pierdo la fuerza y dejo de luchar. Jack cierra más sus extremidades alrededor de mi y recarga su mentón sobre mi cabeza.

Siento un chispazo en todo mi cuerpo, que intento disimular. Hago un gesto de desagrado contradictorio a lo que estoy sintiendo.

-Eso intento -me mira por el costado, y le lanzo rápida mirada punzante. las comisuras de su boca se elevan y mira de nuevo hacia los cuatros chicos que están en frente de nosotros -. Pero ella cree que la estoy apostando y ustedes son mis socios.

- ¿Qué?

Suelto una risita carente de gracia al ver su falsa reacción, y niego entre los brazos del orangután.

- ¿Por qué dice eso?

La voz suave, pertenecía a la chica de cabellos dorados y ojos verdes. Se parecía un poco a taylor swift.

-No lo sé -responde y me mira por el costado de mi rostro otra vez, lo ignoro poniendo mala cara -. Ellos son Esther, Rebecca, Eldrik y...

-Jev - interrumpe con una sonrisa dulce -. Es un placer conocerte Melina Wells.

-¿Por qué dices que te estamos apostando? -jack me arrastra hacia dónde la rubia y pierdo de vista, al chico de ojos oscuros y mirada profunda.

Estúpidos.

-Disculpa corazón, pero nosotros no hemos planeado nada -dice la otra chica, de voz gruesas, pero a la vez afeminada. Ella era morena, cabello olor castaña y grandes ojos negros. Parecía a la pocahontas.

Solo modelos hay en este grupo.

-Si ellos llegan hacer una mierda así, yo misma les corto los huevos a los tres. Estoy en contra de todo que quiera hacer mal a alguien y ellos lo saben - Jev se cubre sus partes y el otro chico también, a pesar de verse afeminada, eso fue muy rudo.

-El primero en negarme en hacer algo tan bajo como apostarte, sería yo-dice Jev, mis ojos se dirigen a él. Otra vez esa sonrisa coqueta y esa mirada profunda -. Y menos si se trata de ti. Eres muy guapa.

-Demasiado guapa- se une Eldrik, y ambos comparten una mirada.

Este otro amigo del inepto también era atractivo, castaño, ojos azules, cuerpo atlético.

Todo queda en silencio luego de esa falsa aclaración. Los escrudiño con la mirada, incrédula y me remuevo entre los brazos del inepto.

-A ninguno de ustedes les creo - decreto y con mi talón, piso con todas mis fuerzas la pata del inepto. Sus brazos me sueltan, un grito ahogado sale de su boca y se aleja dando saltos -. A mí no me van ser la cara de idiota, vayan a joder a otra estúpida, imbéciles.

- ¡Melina! - Huyo a toda velocidad-. Joder creo que me partió el pie, ¡Melina!

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