Capítulo 49
La conversación con mi papá quedó completamente en el olvido. Le doy gracias a dios que en el momento que fui hablar con él, le llegó una llamada de un compañero de su trabajo. Cuando mi padre habla con un cliente o compañero de trabajo, se lleva horas y los temas que quedaron pendientes no tan importantes, no los vuelve a mencionar.
Un golpe de suerte para mi vida tan miserable.
Han sido unos días realmente difíciles, no sé de donde estoy sacando fuerzas para mantenerme y aguantar las actitudes de mis inmaduros compañeros de clases.
Tener que verles las caras de burlas y oír sus comentarios despectivos todos los días es insoportable. Y más insoportable es encontrarme a Jack y sentir como me duele el corazón y al mismo tiempo late por él.
El efecto que causa en mi sigue siendo muy fuerte a pesar del daño que me causó, siento rabia, ira y amor. Lo extraño, aunque no debería, no debería ni quererlo porque todo lo que él me demostró fue falso, pero mi corazón es un vil traidor y no entiende, se agita cuando lo ve como si no le importara nada, es un masoquista y lo detesto.
Hoy coincidimos al mismo supermercado, él estaba en el pasillo cinco y yo estaba por ingresar cuando lo vi. Sentí un vacío en el estómago y un frio por la espalda. Se me olvidó como caminar y me costó mucho mover mi cuerpo porque me congelé totalmente.
Creí que no me había visto hasta que me alcanzó unas cuadras más abajo. Se interpuso en mi camino, tal como la primera vez que lo conocí y me entregó un sobre, solo pronunció Nix y después se marchó sin decir nada más, pero dejándome un centenar de emociones recorriendo todo mi sistema, no quise mirar atrás y no destape el sobre hasta llegar a casa.
Era una invitación y no cualquiera, era una invitación al acto de grado de Nix.
Y era este fin de semana
—¿Vas a asistir? —pregunta mi madre.
Suspiro
—No-no lo sé —manifiesto mi duda.
—Deberías—aconseja.
—Es que no quiero porque él va a estar ahí —confieso.
—Hazlo por ella mi amor—insiste, muerdo mi labio inferior negando con renuencia—. Estoy segura que a ella le gustaría verte en su graduación.
Echo la cabeza hacia atrás y exhalo aire exasperado por la boca.
—Sé que no quieres ver a ese muchacho, lo comprendo y siento culpa de ello que estés pasando por esto-mis ojos se cristalizan y el llanto se instala en mi garganta— Pero Nix es tu amiga y ella se ha portado muy bien contigo— acaricia mi mejilla levemente—. No le hagas ese desplante por culpa de ese muchacho.
—Verlo me produce tanta rabia mamá, tanta indignación e impotencia—sincero—. Y lo peor es que todavía lo quiero y lo he extrañado mucho. Y no debería.
—Lo sé mi vida—me acoge en sus brazos—. Entiendo que no es fácil sacar a una persona del corazón, es un proceso difícil pero no imposible y sé que con el tiempo iras sacando a ese muchacho de tus sentimientos. Así como pasó con Axel. ¿Te acuerdas cuando me decías que no ibas a poder dejar de quererlo?
Asisto en medio de lagrimas
—Sé que con Jack pasará lo mismo.
—¿Y si no? — pregunto-. ¿Y sigo queriéndolo?
—Eso solo el tiempo lo dirá mi vida- Besa mi mejilla.
—Voy al gimnasio— ella asiste—. Necesito despejar mis pensamientos y meditar mucho mi decisión.
—De acuerdo mi vida.
****
Unas manos se posan las mías encima del volante y una voz me hacen sobresaltar, alzo la vista y me encuentro con el rostro de sonriente de Rubens Bach.
—¿Cómo estás? —pregunta con notable sorpresa—. ¿Dónde estabas?
—Hola —saludo sin ánimos.
—Que felicidad volverte a ver—dice y me da un beso en la mejilla —. ¿Mucha tarea en la universidad?
Solo asisto con la cabeza.
—Yo también he estado lleno, los últimos días son los peores-se sube a la bici que está al lado y seguidamente me bajo yo, había terminado mi tiempo.
—Sí, adiós.
— ¿Te espero para el baile? —pregunta—. He practicado mucho. Ya no más pies izquierdos.
No le contesto y me dirijo hacia mi instructora. Ella me saluda con un abrazo y me indica por dónde debo empezar. Me preguntó mientras me tomaba el tiempo por qué no había vuelto al gimnasio. Sin tener más otras excusas le respondí que estaba muy atareada con las tareas de la universidad, pensé que iba a seguir interrogando cuando sus ojos color avellana se fijaron en las bolsas oscuras de mis ojos, pero no lo hizo, supongo que lo asoció con el cansancio de la universidad.
Las paredes del gimnasio son hechas de espejos y podía ver a través de él desde donde estaba a todos. También a Rubens, quién constantemente echaba miraditas en mi dirección.
Sé que él no debe pagar por lo que estoy pasando, pero, así como Jack se mostró dulce y con buenas intenciones. ¿Quién me da la seguridad que ese chico no es igual? Yo estoy condenada, ningún chico se me va a acercar con buenas intenciones, no hay chicos con buenas intenciones... al menos conmigo no lo existen.
Ya tengo dos experiencias y no deseo otra más.
—¿Todo está bien Melina? —pregunta Rubens a mi lado, cuando logra alcanzarme, lo había estado evitando e ignorando todo el día—. ¿Hice algo que te hubiese molestado? porque si es así, discúlpame por favor.
—¿Cuáles son tus intenciones?—inquiero directamente.
Parpadea consternado.
—Te lo advierto, no voy a caer, esta vez no—frunce las cejas subiendo y bajando la mirada —. Ya aprendí y dos veces.
—¿De qué hablas?
—Si piensas que seré la tonta chica que caerá en tus buenas intenciones. Estas bien equivocado, no seré la burla de nadie, así que mejor déjame en paz.
—No-no entiendo—niega sin dejar de mirarme —. ¿Por qué me estás diciendo esto?
—Aléjate de mí.
¿Por qué me haces esto dios mío?
—Espera Melina—niego y comienzo a caminar más rápido— ¡Melina!
—Déjame en paz.
—Oye —se coloca en frente de mí y me detiene por los hombros, me pide que me calme, pero no podía hacerlo. Estaba muy alterada—. ¿Por qué me dices esas cosas?
—¿Por qué quieres jugar conmigo?
—¿Qué? —se exalta.
—T-tú me estas apostando o estas cumpliendo un reto —alzo la vista—. Tu-tú me dices cosas lindas es para que yo caiga, pero no lo voy hacer. La Melina estúpida no caerá otra vez.
Me miraba horrorizado.
—Jamás haría algo así Melina —parece honesto —. ¿Qué inhumano haría eso?
—Los hombres —expreso con ira—. En especial los hombres como tú. Así empiezan. Pero no, ya no más, de esta no se burlan más. Permiso.
—¿Quién se burló de ti?—interroga.
Sonrío con amargura, por supuesto que le iba a contar.
Mi error fue no haberle contado nada al idiota de Jack, si lo hubiese hecho no estaría tan destrozada.
—Primero fue una apuesta—comienzo a hablar—Mi mejor amiga y mi novio habían hecho una apuesta, enamorarme y después llevarme a la cama, grabarme y luego reproducirlo en medio de una fiesta y publicarlo en las redes— sus me miran con horror—. La segunda. Un plan entre mis compañeros de clases. Apostaron con un chico que me enamorara para después grabarme teniendo relaciones y luego publicarlo en la facultad. Para humillarme delante de todo el mundo. Así que si tienes algún reto o piensas burlarte de mí. Ya se te adelantaron—Rubens oculta su boca con la mano abrumada.
Su rostro se torna más pálido y sus ojos me miraban horrorizados. Como si no pudiera creerlo.
—¿P-o que mierdas te hicieron eso?— pregunta pasmado.
—No-no lo sé—flaqueo y rompo a llorar—. Por-por favor si eres consiente, te pido que lo tienes en mente. Para.
—Lo que me acabas de confesar me ha dejado sin aliento y me doy cuenta que así no vas a creer en mi sinceridad —sollozo—Así te jure por dios no me lo vas a creer, te comprendo y tienes toda la razón de actuar de esta manera-pausa para respirar—Dios mío jamás imaginé una mierda como esa-expresa con ira, sus ojos estaban cristalizados—. Pero yo sé lo que soy y sé que no así. Sé que no me vas crees y es entendible.
—Es muy difícil Rubens.
—Comprendo—sostiene mi mentón entre sus manos —. Si a mí me hubiesen hecho algo tan vil como eso desconfiaría hasta de mi propia sombra.
—Rubens...
—¿Quieres que te lleve a casa?
— No—no tú tienes que terminar tu rutina-le recuerdo.
—Me dieron ganas de bailar cuando te vi —confiesa, siento un poquito de rubor en mis mejillas —. Y eres la única que entiende mis pies izquierdos.
Río.
—Las otras chicas me daban a la mierda—carcajeo —. Déjame llevarte.
—Traje mi bici.
—No hay problema, ella también está invitada— dice para alegrarme.
—Gracias Rubens.
—Y dios va a castigar a todos esos que te causaron daño —me conmuevo—. ¿Me dejas darte un abrazo? Creo que necesitas uno.
Asisto y me dejo envolver entre sus brazos. Su cuerpo estaba un poco sudado, pero no me importaba yo también estaba igual y creo a él tampoco le importaba.
—Ahora entiendo porque tu rechazo al principio—suelto un sollozo—. Pensé que te caía mal.
—Perdona Rubens.
—No te preocupes.
Rubens estaciona su auto en frente de mi casa. Me ayuda a sacar la bicicleta y me la lleva hasta la entrada.
—Es una bicicleta muy bonita-dice—. He visto las que vende mi primo en su tienda y ninguna como esa. Es única
—Y vieja. Por eso es tan diferente— se ríe.
—Sin embargo, no deja de ser bonita—asisto.
—Gracias—susurro —. Y gracias por traerme.
—Ha sido un placer Melina—dice y se planta delante de mí —. Espero de todo corazón que puedas superar esto que estás pasando y cuando logres recuperar tu confianza. Búscame. Te aseguro que tendrás a un amigo en las clases de zumba esperando por ti.
Sonrío enternecida y lo abrazo.
—Gracias.
—Descansa—susurra dulcemente—. Y me alegra que hayas vuelto. Ya te extrañaba—sonrío.
Ingreso a mi habitación y me dirijo directamente al baño. Lentamente me saco la ropa y me meto debajo de la regadera después de graduar el agua.
"Sé que no me vas crees y es entendible"
"Así te jure por dios no me lo vas a creer, te comprendo y tienes toda la razón de actuar de esta manera"
Doy un largo suspiro mirando al techo y aparto mis lágrimas que se confunden con el agua.
"Espero de todo corazón que puedas superar esto que estás pasando y cuando logres recuperar tu confianza. Búscame. Te aseguro que tendrás a un amigo en las clases de zumba esperando por ti"
Después de esto no creo que pueda confiar en nadie más. Quizás las intenciones de Rubens sean sinceras, pero así mismo creí de Jack. De nada sirvió ponerlo a prueba, él iba a cumplir el reto contra viento y marea. Así le hubiese pedido que caminara por carbón caliente, lo iba a hacer.
Me duele saber cuánto le ofrecieron para sacrificarse por mí, debió ser un montón de dinero para poder aguantarme y llegar hasta donde llegó.
Maldito.
Dicen que hay perdonar para sanar el alma, pero esto es imperdonable.
Salgo del baño envuelta en las toallas, camino hasta mi armario. Me abrigo con mi suéter después de ponerme el pijama. Arrastro mis pies hasta mi cama y me tumbo sobre ella, recuesto mi espalda en el respaldo y respiro hondo.
—¿Flor?
—Melina, mi amor —expresa con dulzura cuando contesta el teléfono—. ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?
—Bien—digo con la voz apagada, mirando la invitación de Nix entre mis dedos—. ¿Flor tienes algo que hacer este fin de semana?
—Nada, ¿por qué?
—La hermana de Jack me invitó a su graduación y tengo dos pases, te juro que no quiero ir, pero no quiero quedar mal con Nix —aclaro la garganta —. ¿Me acompañas? Si no puedes no te preocupes.
—Por supuesto que iré Melina—contesta al instante.
—Gracias Flor.
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