Capítulo 46

Me levanto del sofá y lo golpeo directo en la cara con mucha fuerza hasta sentir dolor en mi mano. Su cabeza se dobla hacía atrás por el impacto y me ensaño de frente con él descargando toda mi ira contra su pecho.

—¡Eres un maldito desgraciado! —grito sin dejar de pegarle —.Eres una maldito Jack Grey, ¿qué fue lo que mierdas te hice?

—¿D-de que hablas?

—¡Hablo de la maldita apuesta!

—¿C-cuál apuesta?

—¡La maldita puesta que Steven y mis compañeros planearon y que tú te ofreciste a cumplir! ¡De esa apuesta es la que hablo! —sus ojos se amplían impactados  y siento que el mundo se derrumba dentro de mi ante ese gesto.

—Te-te juro que la idea fue de ellos, no mía, yo no tuve nada que ver.

—¡¿Cómo tienes descarado de decir eso?! —reviento y descargo mi ira contra su pecho—. ¡¿Crees que eso es una excusa?!

—Sé que jamás debí aceptar—me aprieta fuerte las muñecas para inmovilizarme —.En ese momento juro que no lo pensé.

—¿No lo pensaste?—escupo histérica—.¿y cuando mierdas ibas a pensarlo? ¿Cuando? ¿Después de decirle a todos que lo hiciste? ¿cuando?

Baja la cabeza.

—¿Y sabes que es lo peor de toda esta mierda? —me estaba costando respirar—. ¡Es que yo lo sabía! ¡Maldita sea yo lo sabía!

—Discúlpame.

—¡No me toques! —sus manos se detiene a escasos centímetros de mi cuerpo y lo miro con repudio —.Ni se te ocurra volverme a tocar con tus sucias manos infeliz, ¡aléjate de mí!—me pongo de pie como puedo y camino en círculos buenos la salida.

—Melina.

—¿Y cuál era el plan? —me detengo a mitad de camino y me giro sobre los pies para enfrentarlo. Él se queda viéndome y no es capaz de contestarme, traga despacio y parece que se hubiese quedado estático—. ¿Acaso era grabarme mientras teníamos relaciones y compartirlo en internet?

Vuelve a tragar grueso y no sé inmuta. Sus ojos y rostro estaban teñidos de rojo y le salían lágrimas.

—¿Qué fue lo que yo les hice para que armaran este plan? — inquiero con dolor   mi voz mirando directo a sus ojos, mientras las imágenes corrían por mi mente —. ¿Qué te hice yo a ti Jack ? ¿Qué te hice para que me hicieras esto? 

Silencio.

—¿Por qué me hiciste esto Jack?— pregunto impotente mirando directo a sus ojos.

—Steven —hace una pausa  y absorbe la nariz— y parte de tus compañeros estaban celosos que fueras la mejor alumna y que los profesores tuvieran prioridad contigo. No soportaban el hecho que no hacías equipo y aun así tenías el mejor promedio, y solo querían vengarse—me quedo absorta escuchando cada una de sus palabras.

—Y tú te ofreciste hacer el trabajo— le aplaudo sonriendo con tristeza.

—Pero no lo hice — recalca.

—¿Y qué se supone que debo hacer al respecto?— le pregunto —. Responde Jack, dime ¿qué hago? Debo¿Agradecerte por no haber llegado al final de la apuesta? ¿Aplaudirte que no me hayas grabado? ¿¡Eso debo agradecer!?

—No.

—¿No te das cuenta lo asqueroso que es que llegues a aceptar algo así? —digo asqueada—. ¿De la clase de persona que eso te convierte?

—Te juro que no lo pensé.

—¡Por supuesto que no lo hiciste! porque si te hubieses detenido a pensar un poco todo el daño que iban a causarme ¡Con este maldito juego! te habrías detenido, pero no lo hiciste, lo mantuviste hasta el último minuto —expulso con rabia —. No tuviste corazón ni compasión por mí, ni siquiera teniendo hermanas te detuviste.

—Yo...—pausa y se limpia las lágrimas con el dorso de su mano, expulsa aire por la boca —. Yo iba a decírtelo, pero no sabía cómo hacerlo.

—¿Eso fue antes de contarte mi tragedia o después?—inquiero y mi voz sale roca. Mi mente se anidan los recuerdos de la noche anterior, cuando confesé mi secreto por primera vez después de tantos años y no sabía si arrepentirme o agradecer por ello—. ¿Es por eso que estabas tan extraño ayer verdad? ¿Es por eso que me pedías disculpas después que estuvimos juntos? ¿¡Verdad!?

Baja la mirada, otra vez.

—¿Y si no te hubiese contado mi tragedia hubieses continuado con la apuesta?

—No.

—¿Y qué fue lo que te detuvo? — pregunto—. ¿Fue la conciencia? La verdad no creo que sea por eso, porque tú no tienes conciencia, ni menos corazón porque si lo tuvieras jamás te prestas para esto.

Asiste.

—Eres un monstruo Jack Grey, te lo dije la primera vez y me hiciste creer que no lo eras.

Hunde los labios.

—¿Dime que fue lo que te detuvo?— inquiero derrotada.

—Te conocí y empecé a quererte—responde dando un paso adelante, lo miro con impotencia y niego evadiendo sus ojos verdes —. Tenía miedo de decirte la verdad porque no quería perderte.

Suelto una risita carente de gracia y lo miro.

—Tú jamás me tuviste Jack, te recuerdo que fui una apuesta.

****

Las personas que pasaban por el pasillo del avión, volteaban a mirar cuando me escuchaban sollozar. Desde que dejé la casa de las chicas no he parado de llorar. El taxi en el que venía, no apartó su mirada de mí y me preguntó en repetidas ocasiones si me encontraba bien ya que mis sollozos interrumpía su concentración. En la sala de embarque me sucedió exactamente lo mismo, las personas no apartaban su atención de mí.

Un chico que está ocupando el puesto de al lado desde hace rato ha estado lanzando miradas de soslayos y tal como el taxista que me llevo hasta el aeropuerto, me preguntó si me encontraba bien. Le di una mirada rápida y pude apreciar dos esferas azules mirando con "Preocupación" pero no lo respondí inmediatamente, estaba memorizando donde había visto esos ojos antes y por qué razón se me habían hecho familiares.

—Estoy bien —respondo después de un prolongado silencio, mirando a través de la ventana las nubes que rozaban la aleta del avión.

—¿Un mal día? —niego levemente deseando haber tenido un puesto individual y que nadie me molestara, pero el puesto desgraciadamente estaba ocupado. Miro al chico de cristalinos ojos azules y le doy una mirada significativa cuando sus ojos conectan con los míos —. Disculpa, no quería molestar.

Me vuelvo hacia la ventana y me oculto entre el gorro de mi suéter. Me muevo de modo que nadie me vea y seco mis lágrimas con las mangas de mi suéter antes de cerrar los ojos.

Por favor dios mío, que esto sea un sueño, te lo pido —suplico dentro mí, apretando fuertemente los ojos — Que esto sea un sueño, por favor dios mío. Esto no me puede estar pasándome.

Abro los ojos y me encontraba en la habitación del cuarto de invitados y me levanto de la cama sorprendida observando mi entorno.

¿Qué?

La maleta de Jack estaban al pie cama y también mis pertenencias, miro confundida e intento comprender que estaba pasando cuando de pronto la puerta del baño se abre. Levanto la vista y encuentro a Jack saliendo de allí envuelto en una toalla alrededor de su cintura. Su cabello mojado y despeinado caía por los lados, y las motitas de agua salpicaban por los lados.

Sus labios en forma de corazón sonrieron y muerde su labio inferior mientras me analizaba con la mirada. Mis ojos lo miraban escéptica, mi corazón estaba latiendo de emoción. Me llevo ambas manos a mi boca incrédula y las lágrimas de alivio caían por mis mejillas.

—¿Qué tienes ángel?

—¿Era un sueño? — divago entre mis pensamientos —. ¿Q-qué día es hoy?

— Martes —responde tallando una sonrisa sentándose delante de mí.

—Martes —susurro.

—Hoy debemos regresar a Washington, así que mi pequeño saltamontes vaya preparándose —besa mi frente con cariño y cepilla mis mejillas suavemente con su pulgar, sus labios buscan besar los míos, pero no respondo. Estaba en shock —.¿Qué tienes bonita?

—¿Esto es real?

—¿Real que, mi amor?

—Esto que está pasando.

—¿Quieres una demostración? —pregunta divertido y se acerca a besar mis labios nuevamente, gruñe frustrado cuando no me inmuto —. ¿Qué pasa?

—Tuve un sueño muy real — respondo—. En donde varios compañeros de mi clase me apostaron y te ofreciste hacerlo.

—¿Qué? —se exalta.

—Ellos querían humillarme porque me tenían celos — relato lo que sucedió en el sueño —,y querían de alguna manera perjudicarme.

Me mira abrumado.

— Por favor dime que todo ha sido una pesadilla —junto las manos —. Dime la verdad, dime que todo fue un mal sueño. Porque lo que viví fue demasiado real.

—Tranquila, tranquila ángel — ataja mi rostro entre sus manos y me lleva hacia su pecho. Lo abrazo con fuerza y espero impaciente su respuesta —. Ha sido sueño mi amor, todo ha sido una horrible pesadilla. Yo jamás te haría daño, yo te quiero y nunca haría algo así.

—Júrame que no eres parte de una apuesta.

— Te lo juro ángel —eleva mi rostro —. Yo te luché demasiado y me costó mucho convencerte que no eres una apuesta.

Sonrío aliviada sintiendo una nube de paz recorriendo cada parte de mi sistema y me desplomo a llorar en su pecho. Él no tiene idea lo mucho que me alivia escuchar que todo se trataba de una horrible pesadilla.

Sabía que no podía tener tanta mala suerte en mi vida.

Me acuno en su pecho esperando sentir sus brazos a mi alrededor, pero el abrazo que tanto anhelaba sentir nunca llega. Su pecho ya no era tan cómodo y la tranquilidad que emanaba su habitación es reemplazada por murmullos y otros sonidos aledaños.

Las lágrimas mojaron nuevamente mi rostro cuando abro los ojos y me doy cuenta que todo el tiempo estuve soñando y lo que me está pasando es totalmente real no un sueño como pensé.

Yo deseaba que fuera un sueño, pero no lo es, lamentablemente esta mierda está pasando y por segunda vez.

Camino el aeropuerto hasta la zona de los taxis como un alma en pena, mirando como todas las personas que pasaron a mi alrededor sonreían alegres, ajenas a lo que me estaba ocurriendo.

El conductor del taxi me miraba desde su retrovisor esperando que le indicara a donde iba a dirigirse. Lo hizo tres veces y me advirtió que si no le decía a donde iba lamentablemente me tenía que bajar.

Había un debate enorme dentro de mi cabeza no sabía si llegar directo a donde mis padres. Jack había mencionado que parte de mi salón estaba involucrado en la apuesta y quería saber si Florencia también era parte de ese grupo.

Si es así, no sé qué va hacer de mí.

Le doy la dirección al conductor después de decidir y este con un gesto de aleluya pone su auto en marcha. Mi vista estaba puesta en la ventana y pude divisar al chico de ojos azules que me había tocado como compañero de avión. Él alcanza a verme y se despide de mi haciendo un ademan con la mano sin borrar su cara de "preocupación" hago una negación ignorando su presencia y me oculto sobre mis rodillas.

***

Llego a mi vecindario y desde el taxi diviso la casa de mis padres, el dueño del taxi no paraba de mirarme desde su retrovisor, recuerdo sus caras de entusiasmo y ahora imagino la cara de mi madre cuando sepa la verdad.

—¿Todo bien joven? —arrastro mi mirada hacia el hombre.

—¿Pu-puede ayudarme a bajar las moletas? —pregunto reteniendo el llanto en mi garganta, él asiste sin despegar sus ojos de mí.

—Si —se queda viendo —. ¿Seguro que todo está bien?

Vuelvo mi mirada hacia él.

—Muy bien —sonrío forzadamente y me bajo del taxi.

Mis brazos y mi cara sienten el frio. Espero impaciente que el taxista baje mis maletas, cuando lo hace se acerca hasta mi con ellas y no me acepta el pago, me dice algo como que todo va a estar bien y después se marcha en su taxi.

Doy un largo suspiro mirando como el auto desaparece en la esquina y me giro en dirección de la cara de Florencia.

— Por favor dime que tu uno eres parte de ese juego —digo directamente a Florencia cuando nos encontramos frente a frente, sus ojos claros me miraban de arriba abajo abrumados —. Por favor dime que tu no estas involucrada.

—¿Q-qué juego de que me hablas?

—Solo respóndeme por favor.

—Es que no entiendo nada, no sé qué me estás hablando —toca mi rostro —. Dios mío estas helada, estas temblando.

—Ellos me apostaron.

Me derrumbo.

—¿Cómo que te apostaron? —su voz se quiebra al oírme llorar —. ¿De qué me estás hablando Melina?

—Steven y el salón me apostaron y Jack...—sollozo —. También Jack.

—¿¡Que!?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top