Capítulo 44

—Yo-yo —cierro los ojos al oír como los paquetitos de condones se estrellan contra el suelo. El rostro de Jack se dirige hacia el sonido y me congelo de la pena— .H-hablamos mañana.

—Espera—me detiene por el brazo cuando intento huir. Los latidos de mi corazón se aceleran y siento un cosquilleo en el estómago. Trago a fondo y me giro sobre los pies con la cabeza agachada. Me doy aires de aliento y levanto la cabeza de nuevo.

—Por favor no te sientas obligada por mi hazlo porque de verdad lo deseas. Me muero por estar contigo no te lo voy a negar, te deseo con muchas ansias desde el día que dormimos juntos en el Hotel, pero también debes sentir...—coloco ambas manos a cada lado de su cuello sintiendo cada palpito de mi pecho y lo interrumpo con un beso.

—¿Estas segura? —su pecho sube y baja con dificultad. Sus ojos brillaban de deseo, suplicantes esperando una respuesta positiva.

Sin decir una palabra me quito la parte superior del pijama. Esas esmeraldas que tanto adoro vibraron emocionados y una sonrisa de incredulidad dibujaron sus perfectos labios de corazón.

—Por favor dime que estas complemente segura...—repite con la mirada clava en mis pechos.

—¿Esto no te asegura nada? — sus pestañas parpadean pasmadas y su boca se abren con impacto cuando dejo caer mi pantalón por mis piernas.

—Prometo que no te soltaré toda la noche — dice sonriendo victorioso sujetándome por la cintura.

—Si lo haces te mando al infierno— amenazo y su risa profunda eriza cada poro de piel.

La puerta se cierra detrás de mí y el sonido del seguro de la cerradura hace vibrar mi corazón.

Dios mío va a suceder, dios va a pasar.

Evito hacer contacto con su mirada cuando se agacha a recoger los condones que se me habían caído.

—Creo que usaré más de uno esta noche —murmura contra mi mejilla haciéndome reír —. Se suponía que era con flores y música, champán— menciona triste.

—Aún hay tiempo para eso — menciono con normalidad mirando hacia el futuro.

Jack no responde y me arrastra hasta su cuerpo y captura mis labios en un beso aplastante. Mis labios forman una sonrisa cargada de nervios cuando sus manos viajan hasta mi trasero y lo acarician levemente mientras nos besamos.

Ahogo un gritito cuando me levanta del suelo y me sube sobre su regazo. Mis piernas se enrollan alrededor de su cintura y sin apartar nuestras bocas, siento su cuerpo moverse.

Mi cuerpo tiembla y lucho que el miedo no me invada y los recuerdos no me agobien.

—Estas temblando — atina a centímetros de mis labios

—Estoy bien.

—Podemos parar —niego varias veces y lo atraigo hasta mis labios—. Ángel.

—No Jack, no quiero que te detengas— mis pechos rebotan cuando se deja caer sobre el borde de la cama. Uno su boca con la mía y sus dedos se hunden en mi cintura cuando muevo mis caderas sobre su regazo —. No lo hagas nunca.

—Quiero probarte completa.

—Hazlo Jack —suplico sin dejar de moverme sintiendo como su pene comienza a rozar contra la tela de mi braga.

Es un parpadeo estoy debajo de él, mi cuerpo seguía temblando de nervios, pero no iba a cambiar de opinión. Hace años que no sé qué siente estar con un hombre y no quiero esperar más tiempo, sé que tenemos apenas un mes de noviazgo, pero mis abstinencias son de cinco años y ya no quiero seguir esperando, esto es demasiado tiempo y mi cuerpo lo desea.

Admiro todo su torso desnudo y muerdo mi labio con excitación observando su perfecta piel, pecho y abdominales.

Padre creador de los dioses, has hecho un buen trabajo.

Él también me observa con el misma excitación y fascinación. Sus ojos brillaban con ansias, con deseo, con lujuria como nunca nadie se había atrevido hacerlo.

Esto fue hermoso.

Me sentí deseada y no me sentía acomplejada por mis numerosas imperfecciones que adornaban mi cuerpo, de hecho, las olvidé por completo desde que él está conmigo.

Jack vuelve a tomar mis labios y se distancia lentamente. Roza nuestras narices con una leve caricia y me dedica una sonrisa cautivadora. Mis manos temblorosas acunan su perfecto rostro devolviendo el mismo gesto que me otorga.

—Te quiero Jack.

—Yo te quiero desde el primer día, desde que vi tus hermosos ojos cafés y tu sonrisa de Angelical por primera vez. En aquella foto cuando, desde ese momento dije, ella es para mí— sonrío enternecida sin poder emitir una palabra—. Solo para mí—musita y captura mis labios sonrientes.

Sigo el ritmo de sus labios sintiendo cada palpitación de mi corazón, mis brazos se cruzan alrededor de su cuello para fundirme en ellos. Sus manos recorran mis hombros y se trasladan a mi espalda, sé que lo intenta hacer así que le facilito el trabajo.

Mis pechos se colocan tensos al sentirse descubiertos, ansiosos por ser invadidos por esos labios en forma de corazón.

—No te imaginas cuantas veces soñé este momento Ángel—murmura ronco —. Tenerte debajo de mi mientras gritas mi nombre.

Me cubro la cara.

—No tienes idea lo feliz que esta mi...— Niego.

—¡Cállate!

—Mi corazón— completa la frase y suelto una carcajada, sus manos se instalan en mis muñecas y las aparta de mi rostro —. Eres una pervertida.

—Tu-tú eres el mal pensado.

Admite con una sonrisa cómplice y captura mis labios sensualmente.

—Tu provocas esos malos pensamientos.

—Ahora la culpa es mía.

— Si—Confiesa—. Por ser tan jodidamente perfecta— sus palabras me conmueven y mis ojos se cristalizan fácilmente.

—No tienes idea lo que bien que a mí me hace oírte hablar de esa manera, no tienes idea cuan efectiva han sido tus palabras para mí vida, para mí alma— sus ojos me miran fijamente —. Tú me has construido poco a poco. Cada fragmento de mi vida que he recuperado te lo debo a ti.

—A mí me da mucho gusto—sincera en voz baja —. ¿Seguimos?

—Si te paras te mato—se ríe y de repente da un vistazo por encima de su hombro derecho —. ¿Qué?

—Me pareció oír algo—dice regresando su vista hacia mí.

—Seguro fue la lluvia.

—Si la lluvia —repite en susurro—. Te voy a dar una demostración de cómo te lo hacía en mis sueños.

—Adelante —doy autorización y sus ojos vislumbran en deseo en toda su expansión cuando le doy acceso y una sonrisa diabólica se dibuja en sus labios.

Oh dios mío.

Se acerca en cámara lenta y toma uno de mis pechos entre su boca, mis labios expulsan un gemido al sentir su calor. Jack chupa y lame mi pezón haciéndome estremecer debajo de su cuerpo.

—Dulce—murmura chocando mis labios—. Muy dulce— presiona su miembro con mi intimidad y no puedo reprimir mi grito.

Su mano se desliza dentro de mi braga y sus ojos brillan ante la tenue luz de la lámpara.

—Ángel— estaba húmeda y lista, impaciente por sentirlo dentro de mí.

Jamás creí que un hombre me querría de esta manera, después que él me gritara en la cara que un hombre nunca se acostaría conmigo y si lo hace, seria apostando.

Me gustaría decirle o mostrarle a ese maldito, que aquí estoy, siendo deseada por un hombre maravilloso quien desde el día uno ha demostrado su amor y cariño por mí.

Me encantaría decirles que aquí está la gorda Melina siendo amada, deseada y feliz, como tanto se burlaron que nunca pasaría.

—Jack... —abre mis piernas para dar acceso a su lengua cuando mis bragas son despojadas. Me aferro a su cabello y aprieto los ojos disfrutando de su invasión a mi intimidad, sin miedo que mis gemidos sean escuchados.

—Eres hermosa—menciona mientras sube por mi vientre depositando sus besos, hace una parada y chisto los dientes —. Esto son...

—Cortadas —antes que comience a indagar me apresuro a recalcar—. Estoy pasando un buen momento, ahorita no quiero recordar.

—¿Es de tu pasado? —no contesto—. Bien Ángel, perdona.

Sigue haciendo recorridos con sus besos por mi estómago y llega a la mitad de mis pechos continúa hasta mi cuello y ataca de manera sutil mis labios.

Mis manos acarician su espalda y sus abdominales con suavidad sin dejar de besarnos, Jack gruñe en mi boca cuando sin querer rozo su miembro.

—Joder.

—Perdón.

Se ríe.

—Hazlo otra vez—mis ojos se abren sorprendidos —. Con confianza, recuerda que puedes hacer conmigo lo que te plazca— rio y seguidamente mi mano es desviada por él hacia su zona.

Jadea.

—Perfecto—musita y sonrío rubor izada —. Me encanta— Jack se ríe genuino cuando no soy capaz sola y me besa para compensar.

Sus caricias y las mías continúan hasta que no podía más, cuando presencie como se protegía tome un gran respiro, bajé la mirada en el momento que cernió sobre mí y esperé.

—¿Lista?

Asisto y sus manos toman mis muñecas, cierro mis ojos y siento la invasión.

—¿Estas bien?

—Excelente —digo con una sonrisa.

—Voy a moverme ¿bien? —muerdo mi labio y asisto —. Avísame si te hago daño.

—Bueno —susurro y comienza a mover las caderas, primero lo hace lento como para que me vaya acostumbrado y después aumenta con profundidad su ritmo. Mis gemidos y los suyos quedan atrapados entre nuestras bocas mi cuerpo tiembla y mi espalda.

Admiro sus músculos contraídos y el placer que destilaba su rostro ante el goce que estábamos experimentando. Sus mejillas estaban sonrojadas y su cabello rizado caía sudado sobre su frente debido al sudor, sus pupilas dilatadas flameantes y lujuriosas debido al libido.

—Montante Ángel...

Parpadeo sin comprender y entonces en un parpadeo estoy sobre él.

—Eso así —sonríe complacido—Muévete cariño, muévete por mí, sube y baja— Hago lo que me pide sin tener idea como hacerlo, pero sintiendo más profundidad— Así, así Ángel—sigo moviéndome de arriba abajo, sus manos se cierran sobre mi cintura para ayudarme —. Perfecta Ángel. Sigue.

El placer es inexplicable y no puedo reprimir los gritos, Jack me elogiaba y gritaba mi nombre entre jadeos.

—Melina.

Sonrío viendo cómo se retorcía entonces me agité más rápido.

—Me encanta.

Sus movimientos son certeros e implacables cuando toma el control y me pone debajo de su cuerpo, hundiéndose dentro de mi sin piedad, como si el mundo se fuese acabar mañana.

—Jack.

—Melina— grita después que mis labios expulsaran su nombre, melodía que quisiera oír por el resto de mi vida.

Jack sigue embistiéndome hasta que ambos llegamos al orgasmo, su cuerpo sudoroso y brillante se desploma sobre el mío y antes de salir de mi interior, apartó el cabello de mi cara, besó las heridas de mi vientre, de mis muñecas y por último me dio un profundo beso.

Eso fue hermoso.

—Estuviste grandiosa— dice con la voz ronca e irregular—. ¿Te hice daño?

Niego mientras recupero el aliento, eso fue maravilloso, me encantaría repetirlo mil veces más.

—Si lo fue —admito con una sonrisa, volviendo a vivir el momento.

—Como me hubiese encantado ser el primero Ángel —comenta triste.

Suspiro.

—A mí también Jack.

—Tu primera vez debió ser linda—expulso una risita sarcástica.

—Fue linda hasta el día siguiente después de eso.

—¿Qué pasó?

Mis ojos se cristalizan con los recuerdos, hundo los labios y niego al no poder evadirlos.

—Estas heridas son secuelas de mi pasado— pauso —. De esa primera vez.

Me mira ceñudo e incomprendido.

—Lo que te voy a contar no será una historia agradable, es una historia dolorosa e injusta —cubro mi cuerpo con la manta que está debajo de la almohada y él se cubre también —. Me entenderás y comprenderás porque era tan... hostil como me llaman algunos de mis compañeros.

—Te escucho Ángel.

Tomo un largo respiro y acoplo una posición que me sea más cómoda.

—A mi escuela llegó un chico de intercambio para cursar su último año, su nombre era Axel y desde que llegó cautivó a todas las chicas del instituto, incluyéndome. Yo me enamoré de él desde el primer día y sabía que nunca se iba a fijar en mi por obvias razones.

Tomo una pausa y prosigo.

«Mi mejor amiga de ese tiempo me hizo el comentario que Axel hablaba lindo de mí y al parecer le gustaba. A mí me costaba creer porque todos los chicos de mi escuela me miraban con repudio y me hacían a un lado por ser gorda y por muchos factores»

Los ojos de Jack se ponen en blanco y hace una negación con la cabeza.

«Una mañana él se me acercó y me confesó lo que tanto me había negado a creer. Al poco tiempo nos hicimos novios. Fue como un sueño hecho realidad, una fantasía que yo creía que solamente iba a estar dentro de mi sueño, todo fue tan bonito, tan especial, tan único, cómo un cuento de Hadas. Él me defendía de mis compañeros de la escuela y de todos los que se metían conmigo, me daba mi lugar. Era como un príncipe. Me llenaba de regalos, me decía que me quería tal y como era.»

Vuelvo a tomar otra pausa, la mano de Jack seguía entrelazada con la mía, la aprieto para tomar fuerzas, mientras las lágrimas comienzan a mojar mis mejillas con anticipación.

Viene la parte que más, me duele y de la cual aún me persiguen los recuerdos.

«Cuando cumplimos el tercer mes de novios él me pidió que estuviéramos juntos. Al principio me negué totalmente, me asusté mucho su propuesta y mi peor error fue habérselo contando a Madison porque necesitaba un concejo....Si nunca se lo hubiese dicho jamás hubiese caído en aquella trampa.»

—¿Cuál trampa?

«Ellos me... apostaron y planearon una fiesta en dónde confesaron todo mientras  en una pantalla se producía un vídeo de Axel y yo teniendo relaciones. Él relató delante de todos nuestros compañeros como habían planeado todo y como fue estar esos tres meses a mi lado... E-el asco que le producía y lo que le costó acostarse conmigo para poder cumplir con la apuesta. Me gritó que nadie en la vida iba a fijarse en alguien tan repugnante como yo»

—¿Y... tu mejor amiga también fue parte? — me corta abrumado y me aprieta las manos cuando asisto con la cabeza —. ¿P-por qué mierdas lo hizo?

—Ella nunca me quiso, solo me utilizaba.

—Son unos malditos.

—Casi me muero —mi voz sale entre cortada —. Esas heridas que has visto en mis muñecas son las veces que intenté quitarme la vida —me aparto lentamente de su cuerpo y le muestro cada una de ellas.

Las de mi muñecas, abdomen, vientre y piernas. Pero las más profundas eran las de mis muñecas.

—Dios mío —murmura con el rostro pasmado y lleno de impotencia.

—Me hicieron pedazos Jack —limpio el borde de mis lagrimales pero estos no dejaban de botar lágrimas.

Nunca me vi contarle este dolor tan grande a alguien más que no fuera mis médicos o mi mamá, pero Jack necesitaba saber la razón de mi actitud, la razón por qué ponía en duda su honestidad.

—Jamás imaginé que una cosa así iba a sucederme en mi vida, jamás creí que podían existir personas tan miserables.

—Malditos, mil veces malditos— masculla golpeando la cama y esta rebota.

—R-recuperarme no fue nada fácil y mantenerlo en secreto de mi papá tampoco. Ese video fue colgado en redes sociales y mi mamá hizo de todo para que fuera eliminado —Suspiro mirando las cicatrices de mis muñecas y las lágrimas mojan mi piel —. Después de lo que me pasó ¿En quién podía volver a confiar? Por esa razón cualquiera que se me acercara mis alarmas se encendían. Por ese motivo me mantenía alejada evitando repetir aquella tragedia que casi acaba con mi vida.

Todo queda en silencio y alzo la vista. Jack tenía los ojos inundados en lágrimas. Me acerco hasta él y tomo su rostro entre mis manos.

—Gracias por escuchar y discúlpame todo lo que te hice pasar—sus ojos se cierran cuando beso sus labios —. Gracias por haber sido paciente y haber aguantado mis ocurrencias, solo me estaba defendiendo. Discúlpame.

—No-no tienes nada que agradecer—sostiene mi mentón entre sus dedos y me besa con intensidad, le sigo y siento sus lágrimas mojar mis mejillas. Me aparto y vuelve a besarme de la misma manera —. Esto que me dijiste me ha abierto los ojos y me hace pensar lo estúpido que podemos llegar a ser los hombres.

—Las personas — lo corrijo—. La maldad no tiene género.

—Si las personas —repite y su quijada tiembla, niega y vuelve a golpear la cama —. Maldita sea Melina, ¿Cómo no me dijiste eso antes? ¿¡Por qué!?

—No era nada fácil Jack — se lleva las manos a la cabeza, trago a fondo lo que me impedía respirar — . Es una historia cruel..

—Disculpa Ángel, estoy impactado y estoy molesto también — hunde los labios y cierra los ojos, seguía con las manos en la cabeza —. Los hombres somos unos malditos.

—No, tu no Jack —beso la punta de sus labios y acaricio su mejilla, sus ojos se abren. Mis manos acarician su lindo rostro sufrido —. Tu eres la excepción, cerraste las grietas de mi corazón, lo construiste de nuevo.

—No lo creo Ángel, yo...

—Créelo inepto, gracias por traerme de vuelta—beso sus nudillos y cierro mis ojos al sentirlos pesados, me dejo caer hacia un costado y me acurruco pegando mi espalda a su pecho —. Vamos a dormir que mañana hay que viajar.

—Discúlpame, te lo pido, por todo.

—Todo esta perdonado Jack — tomo su brazo y coloco encima de mi cuerpo.

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