Capítulo 42
Jack me devolvió la confianza y él más que nadie debe saber por qué era así tan cortante y desconfiada.
Sé que no será fácil porque esta es la primera vez a quien le voy a confesar mi tragedia, pero será necesario para que entienda muchas cosas y Florencia también.
Son las únicas dos personas que han sido desde un principio maravillosos conmigo y merecen saber todo.
— ¿A dónde más te gustaría ir? — me pregunta Jack mientras nos servimos Té, ambos nos levantamos de la cama sin tener una gota de sueño, estaba oscuro eran como las dos de la mañana, las chicas todavía no habían llegado de la casa de Stacy.
—Me gustaría ir a una iglesia de aquí—respondo sentándome a su lado en el sofá—. ¿Qué opinas?
—Te iba a decir lo mismo—cruza su brazo detrás de mi espalda— En realidad no conozco ninguna por aquí, pero estoy seguro que habrá una muy bonita— dice y guardamos silencio—. ¿Tienes sueño?
Niego.
—¿Qué te tiene tan preocupada?
—¿Cómo sabes que estoy preocupada? —inquiero sorprendida y lo miro.
—Se te nota Ángel—sincera—Estas así después que mencionamos en la plaza hablar sobre tu pasado— Mi corazón se precipita—. Si no puedes contarme no lo hagas Ángel, no es obligado así haya hecho una promesa.
—Es necesario que lo sepas Jack.
Niega.
—Y creo que es un buen momento para hacerlo, estamos solos.
—Sé que te pedí que me dijeras tus motivos de desconfianza, pero si sientes que no....—niego pegando mi boca a la suya para callarlo y me aparto lentamente.
—Déjame hacerlo—pido, pongo nuestras tazas sobre la mesa del centro y me subí sobre su regazo.
—¿Estas completamente segura? —lleva mi cabello hacia atrás mientras me analiza con sus perfectas gemas verdes.
—Si—contesto con temor y mis manos empiezan a temblar.
—Te escucho Ángel.
Bien Melina, aquí vamos, es el momento de abrir tu corazón, es hora de sacar tus demonios.
—En la escuela donde yo estudiaba, un muchacho de nombre Axel...
—Espera Ángel— me corta cuando su teléfono recibe una llamada —. ¿Qué pasó Mugre?
Era su hermana Nix, adoro la manera como ellos tres se tratan son tan hermosos.
—¿Y qué fue lo que pasó? —pregunta asustado—. ¿Dónde están? ¿En qué parte queda eso?
Alcanzo escuchar la voz de Nix quien se escuchaba desesperada.
—Ya salgo para allá, no se muevan.
—¿Qué pasó?
—Hubo un problema en casa de Stacy y sacaron a todos de la fiesta— me quito de su regazo y nos ponemos de pie—. Las chicas no llevaron dinero y no quieren venirse solas, voy a irlas a buscar.
—Te acompaño.
—No ángel tu quédate.
—¿Y si necesitas ayuda?
—Todo estará bien— pega sus labios a los míos y se dirige corriendo hacia la habitación de invitados — .Ya regreso—dicho esto Jack, sale de la casa y me quedó sola hasta unas horas.
***
Anoche nuestra conversación quedó olvidada, las chicas estaban medio tomadas y dejaron la sala y el pasillo hecho un desastre, el regreso a casa las puso mal por el vaivén del coche.
Ellas le contaron a Jack que los padres de Stacy le tenían prohibido hacer fiestas y ella aprovechó que no estaban para desobedecer, engañó a todos diciéndoles que sus padres le habían quitado el castigo y todos confiaron en ella, los padres llegaron sin previo aviso y se produjo el caos, Nix dijo que nunca había visto tanta decepción en el rostro de alguien y que ella también se sentía de esa manera porque confió en la palabra de Stacy.
Al día siguiente Jack y yo comentamos lo sucedido camino a la Catedral de Santiago, me identifico con esos padres porque sé que es sentirse decepcionado de alguien que amas, te sientes burlado e impotente porque mientras tu eres transparente con esa persona, ella solo te está viendo la cara.
Es duro entenderlo, todo el tiempo te preguntas ¿por qué? Hasta que comprendes que jamás fuiste valorado y la rabia pasa, las heridas se cierran, pero no vuelves a ser la misma persona.
Después de la eucarística fuimos a desayunar a un lugar llamado Crepe T.O. Jack me comentó que allí vendían deliciosas tortillas rellenas y malteadas típicas de Puerto Rico.
Mientras Jack pedía nuestra comida, yo le estaba dando una inspección al lugar desde mi silla.
La estructura era hecha de obra limpia lo que le daba un ambiente demasiado fresco, en sus paredes colgaban algunos adornos referentes a las tortillas y las bebidas con sus respectivas banderas.
Detrás de la barra, estaba el personal trabajando de lado a lado atendiendo y despachando a la clientela.
El olor que había era distinguido, una mezcla entre dulce y salado. El olor café era el que más predominaba.
Un chico de cabello azabache, y grandes ojos azules ha estado observándome desde que llegué, él estaba en su mesa mirando su teléfono y cuando el rizado me dejó sola para ir hacer nuestros pedidos él tenía su mirada clavada en mí.
No sé quién es y no sé por qué me mira de una manera distinta, no sé si eso se puede hacer, pero desde mi perspectiva puedo apreciar que su mirada irradiaba aprecio y encanto, no sé si será así porque ese no es el tipo de mirada que recibo, pero es lo que veo.
Eso creo
—¿Qué te parece? —me pregunta sentado frente a mí, tapando todo alcance con el chico que hace unos mini segundos había vuelto su atención en mí.
—Delicioso.
—¿Y la bebida que te parece?
—El batido estupendo—sonríe satisfecho.
—Cuando visito a mi hermana siempre la traigo aquí—asisto escuchando atentamente, perdida en sus magníficos ojos—. Traeré a mi mamá pronto.
—Así será inepto.
El chico de cabello color azabache y ojos azules iba pasando por nuestra mesa, él me sonrió de manera amigable en el momento que su mirada y la mía se cruzaron, yo le devolví el gesto simplemente por cortesía.
—¿Lo conoces?
—No tengo la menor idea—confieso, igual de confundida—. Seguramente se equivocó de persona.
—Seguramente le gustaste—deduce y hago un gesto de incredulidad—. No lo culpo, eres hermosa y hoy estas esplendida.
—Gracias—musito sonrojada y me inclino para besar sus labios rosados. — Tenemos que hablar Jack, anoche no pudimos. Podemos ir a la plaza a donde me llevaste ayer —sugiero.
— ¿Tu estas segura Ángel?
Suspiro antes de dar mi afirmación y entrelazo mis manos con las de él
— Si Jack—una lagrima moja mi mejilla, respiro hondo.
— No hay apuros Ángel, cuéntame cuando te sientas preparada ¿sí? — asisto y cierro mis ojos cuando junta nuestras frentes—. Yo estaré dispuesto a escucharte siempre— Sonrío agradecida.
—¿Melina? —frunzo las cejas, esa voz la conozco—. ¿Melina Wells?
Giro mi cuello
— ¡Oh, por dios, eres tú!
Esto no puede ser
—¿Quién es él? —pregunta Jack, me vuelvo hacia él.
—Vámonos de aquí—suplico en susurro.
—Jamás imaginé verte por aquí—se reía en forma incrédula—. Y menos así de cambiada. ¿Qué te hiciste una reconstrucción completa? o ¿Hiciste brujería?
—¿Quién es este? —pregunta Jack con la mirada puesta en Cody, mi ex-compañero de secundaria.
—¿Quién es él? —no le aparto la mirada al rizado cuando se pone pie— . ¿Es tu novio?
—Si—responde seriamente, Cody comienza a reírse de manera burlesca—. ¿Cuál es la risa?
—Tenías que verla hace cinco años hermano, porque esta Melina que ves ahora que por cierto esta buenísima no es la sombra de la Melina que estudio conmigo, Mejoró completamente —aseguró sin dejar de reírse—. ¿Ya se la metiste? ¿Cómo está eso?
Jack golpea a Cody fuertemente en la cara y su cuerpo cae al suelo de medio lado, todos detuvieron lo que estaban haciendo para girar su cuello en nuestra dirección.
—Créeme amigo, esta melina que vez es una diosa, la de hace cinco años parecía una cerda. Tu jamás la hubieses invitado a salir al menos que hayas hecho una apuesta con tus amigos—Jack se abalanza otra vez cuando se puso de pie y lo estrello contra la pared tumbando todo lo que estaba allí, golpea su otra mejilla y Cody dobla sus rodillas al no poderse mantener en pie.
Se estaba riendo.
Es un maldito.
Agarro el brazo de Jack para intentar sacarlo y siento su cuerpo estaba rígido, su pecho subía y bajaba de la ira y sus ojos estaban oscurecidos de la ira.
— Vamos— lo arrastro como puedo hacia la salida sintiendo todas las miradas sobre nosotros, mientras Cody continuaba seguía riéndose como si nada le hubiese sucedido.
—¿Quién era él?
—Eres una maldita suertuda Melina —continua Cody.
— Jack no vale la pena, vámonos.
—Si hubieses estado así de deliciosa hace cinco años, yo hubiese tomado el reto, te lo juro—Jack se suelta de mi agarre y tira a Cody al suelo con un golpe directo en su nariz.
— ¡Hijo de puta! —se sube sobre su abdomen y continúa golpeándolo.
— ¡Jack! por favor para, no vale la pena ¡Jack! —suplico a gritos y mi llanto desesperado es lo único que lo detiene.
Su rostro estaba fuertemente enrojecido, su respiración era desigual, se colocó de pie lentamente y se me acerco, capturé sus manos entre las mías y lo alejé de Cody cuando este no se detuvo con las ofensas.
—¡Cuéntale Peppa Pig, cuéntale a tu noviecito como eras! —grita—. Igual eres una nerd de mierda Melina, nunca cambiarás.
Lo retengo y observo sus nudillos ensangrentados.
— Déjalo, déjalo Jack— suplico utilizando todas mis fuerzas para no dejarlo escapar, las lágrimas brotaban de mis ojos y sentía que se me iban a desprender los brazos.
Jack me supera en tamaño y fuerza.
— Es solo un compañero—su tensión se relaja y se gira hacia mí.
—¿Solo un compañero? —cuestiona incomprendido—. Te acaba de ofender y te acaba de decir algo muy fuerte Melina, si fuese un compañero no te trata de esa forma.
Me quedo callada.
—Habla Ángel o me regreso a romperle las bolas y no me importa si me llevan preso—mis orbes se abren del susto y me aferro a su codo antes que lo intente.
—Él estudió conmigo.
Asiste.
—Y se metía conmigo todo el tiempo, se burlaba de mi por mi gordura— pauso unos segundos, mi pecho ardía y se extendía hasta mi garganta— Él...
Jack comienza a darse cuenta que no podía hablar, el ardor de mi pecho se hizo más intenso y sentí como si me quitaran la respiración.
—Tranquila Ángel— toma mi cuello entre sus manos y me hace mirarlo—. Respira, respira cariño.
Besa mi frente varias veces.
—Vamos a casa.
—Él —intento continuar, pero me interrumpe con un beso.
—Aquí no hablemos Ángel, estas muy alterada.
—Pe-pero Jack.
—Hablemos en casa, más calmados. —asisto convencida y lo abrazo.
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