Capítulo 36
Jack estaba recostado a su viejo auto esperándome como todas las mañanas para ir juntos a la Universidad. Salgo de mi casa cerrando la puerta detrás de mí y me dirijo hacia él que no cabía de la emoción. Mi corazón latía con vigor dentro de mi pecho y mis ganas de abrazarlo iba en aumento.
Mis pasos son inseguros, pero van a su objetivo abrazar al chico más suave del planeta. Jack no se percataba de nada, ni siquiera del ruido que hicieron varias de mis pulseras cuando me detuve a escasos centímetros de él.
Estaba concentrado seriamente hacia unas hojas de cuaderno o de libreta que sostenían con firmeza sus manos.
—Hola —mi voz lo hace sobre saltar y levantar la vista de golpe.
—Ángel —enuncia con la voz entrecortada y me envuelve en sus brazos cariñosamente. Sonrío en ellos mientras mis manos se deslizan por su fortificada espalda, disfrutando de su calor y esencia —. ¿Cómo amaneces?
—Bien —dije apoyada en su pecho y lo miro para preguntarle lo mismo pero sus labios buscan los míos antes que pudiera decir una palabra y me besa haciendo que inevitablemente todo tiemble dentro de mí. Sonrío entre ellos y me dejo llevar por la magia de sus dulces besos —. ¿Tu? ¿Cómo amaneces?
—Preocupado y molesto —contesta después de darme varios besos cortos y se aleja un poco.
—¿Qué pasó? —inquiero angustiada, mientras acomodaba sus suaves rizos que caían sobre su frente.
—Anoche mi profesor avisó que el parcial de la semana entrante, lo cambio para hoy — dice enfadado—. Y me vine a dar cuenta a las cuatro de la mañana.
Mis ojos se ampliaron.
—¿Y-y piensas hacer?
Suelta un aire exasperado.
—Héctor me dejó ir por suerte y desde que llegué a mi casa no he dejado de leer esta mierda—observo su rostro, estaba ojeroso y cansado, también rabioso, no puedo dejar de sentir compasión. Entiendo perfectamente a mí también me ha pasado —. ¿Me puedes ayudar?
Asisto de inmediato.
—¿A qué horas es tu examen?
—Segunda hora, tengo tiempo de seguir estudiando por lo menos para pasar con un maldito diez.
—Tranquilo— acaricio sus hombros para tranquilizarlo—. Está bien yo te ayudo.
Sonríe a gusto y pega sus labios en mi frente.
—Gracias Ángel.
Subimos al auto y en minutos estábamos frente a mi facultad, nunca Jack había manejado tan rápido, pero es entendible, yo también estaría molesta y preocupada si me entero que cambiaron la fecha de parcial de la nada.
A mí me ha pasado más de una veces durante la carrera y aquí no hay excusa que valga. Los profesores muy pocos tienen compasión y el estrés y la impotencia que te genera es algo que no le deseas ni a tu peor enemigo.
Entiendo la situación del rizado y más cuando él es quién está llevando toda la responsabilidad de su familia, imagino su rostro despavorido enterándose de esa inesperada decisión.
Espero poder ayudarle en todo lo que este a mi alcance.
— ¿Qué tienes para hoy? —pregunta su voz sacándome de mis pensamientos.
Me giro, aun estábamos dentro de su auto.
—Ahorita tengo un parcial, en la segunda hora un taller en grupo— rodeo los ojos y medio se ríe —. Y en la tercera una tarea otro parcial.
— ¿Dos parciales? — asisto con horror, hace una mueca igual a la mía y después se suaviza, dirige su mano a mi mejilla y después deposita un beso en mis labios —. Yo sé que tu saldrás bien en todo.
Lo miro con ternura y dirijo mi mano a su rostro, cepillo su mejilla con mi dedo.
— También tú, ya lo verás tendrás la mejor nota de todos — comparto un casto beso y observo como se lleva una mano a sus lindos labios rosados—. Te veo en el campus—Asiste y me despido con nuestro ya mencionado saludo.
Termino mi examen y soy la primera en salir de todo el grupo, como siempre siento que todos se me quedan viendo y algunos me gritan apodos que decido ignorar.
Le envío un mensaje al inepto para avisarle que me estaba dirigiendo al campus y me contesto enseguida.
Melina: Ya salí de mi examen, te espero en el campus.
Mi Inepto♡: Estoy en el campus Ángel, esperándote.
Jack levanta el brazo para hacerse notar en el momento, como si su presencia no hace presencia en cualquiera parte y apresuro mis pasos sintiendo cada palpito de mi corazón.
—¿Cómo te fue?
Aspiro profundamente.
—Estuvo un poco complicado.
—Saldrás bien —asegura besando mi mejilla—.¿Empezamos? tengo exactamente diez minutos.
Asisto y tomo sus hojas de examen, Jack se tumba sobre el césped y pone su cabeza en mis piernas.
Bajo la mirada.
—Así estudio y tengo una linda vista —me guiña el ojo.
—P-primera pregunta.
Carcajea.
Pasaron los diez minutos y el inepto estaba listo para responder su examen, se fue corriendo a su facultad y yo ingresé a mi salón para la siguiente actividad, tres horas donde tendré que compartir con tres compañeros que el profesor asignó, por suerte me toco con Florencia.
Es la única que me cae bien de todo mi grupo y quien estoy empezando a confiar.
—Este fin de semana es mi cumpleaños —menciona Esther, estaba en el campus con Florencia cuando Jack y sus amigos se unieron y formamos un circulo.
El inepto dormía cómodamente sobre mis piernas, dijo que quería descansar porque no había dormido nada y tomo mis piernas como su almohada.
—Todos están invitados a mi fiesta — dice celebre.
Asisto, pero no hago ningún comentario al respecto.
Las fiestas no me gustan, para nada.
Me dejaron una muy mala experiencia.
— ¿Vas a ir Melina? —me pregunta directamente y caigo en cuenta, mi mente había volado a la primera vez que asistí a una.
Horrible.
— A ella no me gustan las fiestas—interviene el rizado con voz pasiva y ronca —. Así que no creo que vaya.
— No puedes hablar por ella—refuta Rebecca.
— Es-es verdad—murmuro un poco apenada.
—Las fiestas son divertidas y la mía será diferente —comparto mi mirada con el inepto, él niega dándome entender que no le haga caso —. Quiero que los hombres se vistan de mujer y las mujeres de hombres.
— ¿Así como elite? —pregunta Jack de forma burlesca, Esther hunde los labios —. Que original eres, me sorprendes.
Ella rueda los ojos y le lanza una piedra, pero falla en su objetivo.
Jack sonríe triunfante cuando se queja.
—Te apuesto que todos han visto esa serie y te van a criticar por copiarte.
—A mí me gustó la idea y es lo que pienso hacer, es mi fiesta no la tuya así que te callas —refunfuña y Jack se ríe victorioso.
—Eres malo —lo regaño.
—Sincero.
— ¿Irás melina? —insiste—. Me encantaría que estuvieras allí, tu igual Florencia.
—Gracias— dice la voz de Florencia.
—Meli.
—No-no me gustan las fiestas, perdona.
—¿Por qué no te gustan? — consultan ambas chicas.
—Porque no—respondo.
— Es imposible que no te gusten las fiestas—alzo los hombros sin importancia—Pero no importa igual te dejo la invitación por si te animas— coloca su invitación entre mis manos—. Debes vestirte de hombre, de quien tú quieras. Piénsalo.
Jack me esperaba afuera de mi salón recostado sobre la pared con unas rosas blancas en sus manos, miraba distraído hacia el pasillo que no se percataba que estaba parada al frente de él.
— Hola — dije en suspiro y él se gira hacia mí. Sonrío ampliamente haciendo que sus mejillas se hundieran. Deposita un tierno beso en mi frente y me dio las rosas. Estas eran artificiales —. Están lindas. Gracias.
—Quería traerte un ramo más grande pero no encontré— las admiro con detalle —. Son artificiales, para que no te produzcan alergia.
—Así está bien— aprieto los labios para no reír, había olvidado que le había dicho que era alérgica a las flores—. Están preciosas.
—¿Cómo te fue? — Jack me quita el bolso y se lo guinda detrás de su espalda.
—Solo quiero llegar a mi casa y descansar, me duele la cabeza—. Manifiesto con cansancio caminando junto a él y nuestras manos se entrelazan.
—También yo— hace una negación—. Quiero dormir todo el día, estoy agotado.
—Toma un baño caliente — recomiendo y sonríe juguetón, niego y coloca su brazo alrededor de mi cintura para acercarme a su cuerpo y juntar nuestras frentes.
— ¿Tú me lo darás? —niego con el corazón abatido y sus mejillas se hunden al reír —. Imagínate tú y yo en una tina llena de burbujas, velas, música de fondo, como dios nos trajo al mundo encargando a nuestros bebes —muerde su labio inferior, mirándome lujurioso y siento mi rostro enrojecido.
Abro mis labios para replicar y me interrumpe con un beso, sus dedos me hacen cosquillas y me separo para después abrazarnos.
—¿Y qué has pensado sobre la fiesta de Esther? —abandonamos mi facultad y en minutos estamos atravesando la suya, abrazados firmemente uno del otro.
—No lo sé —levanto la vista hacia él—. ¿Tú va a ir?
—Seria genial que fuéramos los dos.
Hago una mueca.
—Tú sabes que no me gustan las fiestas.
—Lo sé.
—Pero anda tú y diviértete— le ánimo y hace una negación.
—¿Qué sentido tiene ir si no estás tú?
—No-no lo sé.
—Tranquila Ángel no es obligado ir, solo decía.
—Esther me quiere ver allá...
—No, no, Ángel no te sientas comprometida por lo que Esther dijo, ella es muy manipuladora cuando quiere conseguir las cosas —asisto y me tranquilizó al escuchar su confesión —. Si no quieres ir no vamos, ya veremos que hacemos nosotros el fin de semana.
—¿Y si te dijera que sí? —inquiero—. ¿De qué te gustaría disfrazarte?
—Creo que de Amy Winehouse—responde con soltura y me rio incrédula.
—¿Hablas enserio?
—Adoro esa mujer— adula y no puedo imaginarlo vestido como ella, aunque sería muy gracioso —.¿Y tú de quien te disfrazarías?
Río un momento y trato de pensar en un actor o cantante famoso.
—No me lo digas—me corta—. Shawn Mendes.
—No, claro que no— me mira incrédula y me hace reír—. Yo pensaba en Bruno Mars.
—Te verías muy genial— sonrío ruborizada, y me zarandea el brazo con ánimo —. Ángel vamos, aunque Esther sea una copiona debe ser genial ir a una fiesta vistiendo lo opuesto.
—No lo sé.
—Tú vas a estar conmigo toda la noche y mientras estés a mi lado no te va a pasar nada—muerdo mi mejilla interna—. Solo piénsalo.
—Bien, lo voy a pensar no te prometo nada— anticipo.
—Tenemos hasta el viernes para pensarlo y encontrar los disfraces perfectos—dice—. El año pasado asistí a una también de disfraces y ella premia al mejor vestido, supongo que este año hará lo mismo.
—Oh — expreso sorprendida.
—Y creo que podríamos ganar con nuestros disfraces—dice entusiasmado—. Piénsalo, pero si no te animas no te preocupes, podemos ir al teatro o cualquier otro lugar.
—Está bien.
—Tengo que ir Traer Joe's ¿Me acompañas?
—Si te acompaño.
—¿Unas malteadas antes de ir?
Hago una negación.
—No puedo.
—¿Café? — consulta.
—Me encantaría.
—¿Un beso?
—No— se ríe y aplasta sus labios sobre mi boca.
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