Capítulo 29
Estaba en el campus de la universidad desayunando y por primera vez después de cinco años de completa soledad acepto que alguien se siente a mi lado.
Me cerré tanto a que nadie se acercara que olvidé como se sentía, olvidé como interactuar con alguien que no fueran mis padres, como lo solía hacer cuando era más joven, antes que destruyeran toda mi confianza y me volvieran lo que soy ahora.
Una completa desconfiada.
—Tú te has comportado bien conmigo —sus mejillas se tornan rosadas. Me estaba disculpando con Florencia, tenia que hacerlo, basta de seguir tratándola mal—.Si me mantenía aislada de todos no es porque lo hubiese deseado. Es porque en el pasado me hicieron daño y me obligaron a convertirme en esta persona. Espero que me disculpes por todo.
—Pensé que te caía mal.
—Por supuesto que no—digo mirándola con ternura, ella me dedica una sonrisa de alivio—. Solo tenía miedo, bueno aún tengo, pero estoy luchando con él.
—¿Y qué te hicieron melina? —me tenso completamente ante su pregunta.
—Si no me quieres decir está bien, creo que no tenemos la suficiente confianza como para contar esas cosas —repara.
Mi cuerpo se relaja y me gusta que no me presione.
—Igualmente, tu puedes contar con mi amistad.
Asisto con una cómoda.
—Gracias.
—Buenos días —saluda con voz cantarina Jack, causando que mi corazón se agite.
—Hola —contesto.
—¿Y esa cinta métrica? —pregunta curiosa, señalando con el dedo.
—Pregúntale a mi futura esposa para que sirve —lo miro con los ojos entre cerrados y después me vuelvo hacia Florencia.
—Es una larga historia.
—¿Cómo les fue en el debate? —inquiere el rizado, volviendo a sentarse a mi lado.
—Nos fue bien —contesta Florencia, modesta.
—A mí me contaron que fue el mejor debate de todo el grupo.
Ruedo los ojos fastidio.
Steven es peor que los chismosos de mi vecindario.
—¿Y ti cómo te fue? —pregunto a él y su reacción me hace sonreír un poco.
—También me fue bien—dice saliendo del trance—.Estuvo sencillo.
—Cuando se estudia todo es muy sencillo—comento, él asiste, no salía del impacto—. Felicidades.
—Gracias Ángel—suspira y deja caer sobre el pasto—.¿Qué van hacer este fin de semana? Qué les parece si vamos..
—¿Y si mejor vamos al teatro? —lo corto—. Hay una función del lago de los cines y me encantaría ir ¿Qué dicen? Las entradas no son costosas ya las averigüé, ¿vamos?
Jack queda con la boca media abierta y Florencia no se mueve.
—Lastima —la miro—. Este fin de semana mis padres vienen a visitarme.
—No hay problema.
—Prometo que iré en la próxima función.
—No te preocupes—ahora me vuelvo hacia el rizado, el que mas me interesaba.
Estoy segura que me dirá que no. Sé que los chicos odian entrar a un teatro y no creo que él sea la excepción.
—¿Y tú?
—¿Al teatro? —repite con la voz temblorosa.
—Esa chica de allá hace días le presté un libro y no me lo ha devuelto— Florencia se coloca de pie y nos hace una seña —. Ahorita regreso.
Asisto sin preocupación y me vuelvo hacia Jack.
—¿Sabes lo que es un teatro verdad? —cuestiono.
—Por supuesto que lo sé Ángel—masculla, mirándome ofendido.
No quería tratarlo de ignorarte, pero, ¿por qué me miró como si estuviera loca cuando le mencioné la palabra teatro?
Da que entender.
—Sólo pensé que había escuchado mal —explica.
—¿Quieres ir?
—¿Es enserio? —suelta una risita perpleja, misma reacción que tuvo cuando le propuse ir a la iglesia —. ¿Un teatro? ¿Y si vamos mejor a la piscina? los teatros con aburridos.
Lo miro boquiabierta.
—¿Has ido a uno para decir que son aburridos?
—No —dice con una expresión de horror.
—Es una experiencia maravillosa—digo con firmeza mientras él no dejaba de mirarme incrédulo—.Pero si no quieres ir está bien, yo voy sola.
—Bien, Ángel, iré.
Festejo para mis adentros.
—El viernes compro las entradas—digo manteniendo una postura normal. Ignorando la manera como sus ojos miran mis labios—.Es este sábado a las ocho de la noche.
— ¿Y tengo que vestir elegante? —inquiere como si fuese la cosa más nefasta del mundo.
Niego.
—Si tú quieres ir desnudo es tu problema—eso le arranca una sonrisa juguetona, no sé por qué dije eso, ya conociéndolo.
Aquí viene.
—Admite que me quieres ver desnudo.
—Si te parece ridículo ir de traje no te preocupes —se ríe cuando ignoro su perversidades—. Le puedo decir a Rubens que me acompañe.
—Ya te dije que si quiero ir contigo solo preguntaba cómo había que ir vestido—hace una pausa y se me queda mirando confundido—. ¿Quién es Rubens?
—Un chico que conocí.
—¿Dónde? —pregunta en un tono serio.
—En el gimnasio —respondo, a través de mis pestañas noto como su rostro se endurece.
—¡Melina!—alzo la vista, Florencia se acerca a toda prisa—. El profesor ya llegó.
—P-pero si aún nos falta.
—Hoy le dio por llegar más temprano—ruedo los ojos con fastidio y me pongo de pie.
—Hasta luego —me despido de Jack.
—Hasta pronto.
****
Las siguientes clases continuaron como siempre, más exámenes y trabajos para las siguientes semanas. Falta un poco para que termine el semestre y ya deseo que venga pronto la fecha. Necesito vacaciones, no importa si sean durmiendo todo el día en la casa, pero las deseo, estoy tan estresada que siento que en cualquier momento iba a explotar.
El rizado aparece en mi aula después que todos la abandonaron en estampida. Carga mi bolso a su espalda, me entrega las llaves de su auto y me da la punta de la cinta métrica en las manos, todo sin decir una sola palabra, manteniendo una sonrisa genuina.
No dijo nada de camino a su facultad, creí que lo haría ya que ahora las cosas comenzarán a cambiar entre nosotros y la vedad no me incomoda pero si me intriga. Su actitud es fuera de lo normal o tal vez son solo ideas mías. Quizás este procesando todo o no lo sé, nunca lo había visto tan callado y eso me ansia.
Quiero saber que pasa.
¿A qué se debe tanto silencio?
¿Será que se arrepintió?
—Oye, inepto... —un grupo de chicas que salen prácticamente de la nada y me hacen a mi un lado, dejándome con la palabra en la boca y perdiendo toda la atención de él.
—Hoy te vas con nosotras basta de desplantes —le dice en reclamo la mas alta de todas rodeándole el cuello y arrastrándolo hacia ella.
—Si Jack ven con nosotras.
—No puedo estoy ocupado.
—¿Ocupado? —se miran abrumadas —. ¿Y de que?
—Estoy con ella —me apunta y todas tres sus cuellos en mi dirección, me siento un poco cohibida ante sus miradas hostiles pero cuando Jack se coloca a mi lado, la sensación desaparece. Lo miro y me decía una sonrisa, me hace un gesto con la cabeza y comenzamos alejarnos.
—¡Jack! —chillan.
—¿Es enserio?
—¡No puedo creer que se haya ido otra vez con esa cerda de mierda!—entre cierro los ojos ante su desagradable ofensa. No sé qué le ve a esa cosa tan fea.
—Ignóralas cariño —me dice pero era imposible hacer oídos sordos ante tantos insultos.
—¡Grey lo vas a lamentar!
—No le hagas caso, Melina —lleva su mano debajo de mi mentón y me hace mirarlo, no quería hacerlo pero fue imposible no darle un vistazo a mi aspecto y pensar en mis aspecto, y evitar cuestionarme mucho—.Solo están celosas.
—Acaban de llamarme cerda asquerosa, creo que estén celosas de mi.
—Es su manera de liberar su frustración—dice y lo miro incrédula—.No les prestes atención.
—¿Cuál frustración?
—Primero de no tenerme—se me escapa una carcajada y aparto su mano de mi mentón—. y segundo porque eres hermosa, es la verdad, si no me quieres creer hazle la pregunta mi grupo de amigos, ellos te dirán la verdad.
—¿Y alguna vez saliste con ellas?—investigo, tratando de ocultar mi sonrisa.
—Si, un par de veces —admite, asisto con recelo—.Pero se me quitaron las ganas desde la primera vez que te vi. Ya no me parecía tan interesantes.
—Ya.
—¿Por qué no me crees?
—Mentir en vano es pecado ya te lo he dicho—levanta ambas cejas —.Dios castiga.
—¿Quieres saber cómo andabas vestida ese día?—desafía.
—Es imposible que lo recuerdes — aseguro, y me mira de una manera que me hace dudar.
—Tengo una memoria que puedo recordar absolutamente todo—dice orgulloso—.¿Cuánto quieres apostar que puedo recordar como llegaste el primer día a clase?
Lo escrudiño con la mirada.
—¡No me mires así! —exclama entre risas y pierdo la noción del tiempo mirando su sonrisa—. A mí no me gustan las apuestas. Solo que en esta es una ocasión si amerita hacer una.
—¿Y cuál fue la ocasión que te ameritó apostarme?— regreso a tierra y vuelvo la vista hacia sus ojos que se ven cansados.
—Por favor deja pensar así—se queja y sacudo la cabeza.
Vamos melina, deja eso atrás.
—Se me hace difícil, lo siento.
—No te preocupes—sonríe y retoma la pregunta, mi atención se desvía otra vez hacia su sonrisa—.¿Y entonces que apostamos?— levanto la vista.
—Olvídalo—dije, mi piel se erizo.
—¿Tienes miedo?
—Por supuesto que no—titubeo y los recuerdos nublan mi mente por unos micro segundos, trato de despejarlos respirando hondo y estos van desapareciendo y el rostro de Jack aparece en mi cambo visual.
—Hey —pasa su mano por mi cara, parpadeo y me quito el sudor del cuello —.¿Estas bien?
Asisto humedeciéndome los labios.
—Es que recordé...— pauso y expulso aire denso —.nada, nada, ¿qué decías?
—Segura que te encuentras bien — coloca una mano en mi frente, me miraba preocupado — oh, joder. Estas fría.
La aparto con cuidado y guardo un mechón suelto detrás de mi cabello.
—Estoy bien, no te preocupes —le digo, y le insisto que prosiga. Él se me queda mirando un rato y luego hace un pequeño asentimiento con la cabeza.
—Mira, si tú ganas puedes pedirme lo que sea —me quedo unos segundos en blanco, viendo fijamente sus ojos verdes y exclamo internamente al recordar —. Pero si yo gano, te quedas una noche en mi casa.
—Ni de chiste me quedare en tu casa—reacciono y se echa a reír.
—Bueno, bueno yo me quedo en la tuya.
Ahora la que se ríe soy yo.
—No dormirás en mi casa y mucho menos yo dormiré en la tuya—le aclaro—. Dile a tus amigas.
—Sólo hay una mujer en mi vida que quiero en mi cama—fija su mirada e intenta rodear mi cintura, me alejo pasándole por el lado e ingreso a su coche. Sintiendo mi corazón en el estomago. Sonrío en el corto fragmento que me quedo sola y la borro en el acto cuando escucho la puerta abrirse.
Jack ingresa cerrando la puerta con cuidado y se coloca el cinturón de seguridad.
—¿Y como se llama la mujer?—indago, haciéndome la tonta y bajo la cabeza al sentir sus dedos rozar los míos.
—Melina Well de Grey.
Mi corazón se hunde y siento.
—Dios me libre y el espíritu me favorezca—vacilo sintiendo mis mejillas arder, Jack no quita su atención de mi y finjo que no me doy cuenta, aunque me estoy derritiendo.
—Bien — dice entre risas, volviendo hacia el frente pero lanzándome miraditas cortas —. Entonces...serás mi novia por veinticuatro horas.
—¿Estás loco?—me rio nerviosa y me sostengo firme del volante para no matarnos —. No voy a ser tu novia.
—Es tu turno—ignora todo lo que digo—. ¿Qué apuestas? ¿Puedes pedir lo que quieras?
—No.
—Miedosa—me mira divertido.
Bufo.
—No apostaré contigo.
—Si me equivoco en una sola prenda tu ganas.
—No.
—Y si me equivoco en los colores también pierdo, ¿qué te parece así?
—No, no quiero apostar.
—Tienes miedo de perder.
—Cla-claro que no.
—Acepta.
Ruedo los ojos y resignada accedo.
—Como sea —farfullo.
—Recuerdo claramente; Jeans negros, un suéter rosa con un corazón en el medio, tenías el cabello recogido y tenías otro bolso, era una de color chocolate.
—Te equivocas yo no tenía nada de eso puesto. Perdiste.
Dios mío, le ha atinado.
Me Jodi
Igual no tiene manera de comprobarlo.
—¿Eso crees? — me mira astuto, levantando una ceja —. Si en la imagen que te voy a enseñar sales con todas las descripciones que te dije gano, si no, tu ganas.
— ¿C-cual imagen?
—Me gusta fotografiar momentos únicos y tu facultad se prestaba ese día. El sol caí sobre las estructuras de una manera tan especial que no pude resistirme, saqué mi cámara he hice varias tomas y cuando enfoqué el lente para tomar la siguiente tu apareciste en medio de la toma como caída del cielo.
—Tú lo tenías ya planeado ¿verdad? —entrecierro los ojos.
—Claro que no, sólo fue casualidad.
—Tú lo sabias.
—Te juro que no.
—No voy a ser tu novia —advierto—. Así pierda no lo seré.
—Bien entonces quédate en mi casa una noche —insiste.
¡Pero que insistencia!
—Se supone que nos estamos conociendo y así no se empieza una relación de amistad—aclaro—. Es que ni siendo amigos aceptaría nada de eso si tú quieres dormir con alguien dile a esas chicas —sus labios aplastan mi mejilla pillándome por sorpresa y mi corazón late con violencia contra mi pecho, me aferro fuerte al volante para no desfallecer y provocar un accidente.
—¡Por eso me encantas! —exclama y no puedo evitar el otro beso que me da. Una de sus manos estaba en mi mejilla y la acaricio suavemente—. Tienes razón y por eso me gustas más, eres una chica que se hace respetar y eso me encanta, eres sorprendente Melina enserio.
No puedo hablar, solo hago un movimiento con mi cabeza
—Sigamos con la apuesta—iba a hablar —Espera, espera, cariño— boto el aire de mis pulmones—. Si yo gano vamos esta noche al cine con todas las reglas impuestas, un metro de distancia, tú manejas, cargo tú bolso, sin besos y menos abrazos, ¿te parece justo?
— Ya que —digo indiferente y cruzo la calle que me dirige al barrio mi casa, cuando detengo su auto frente mi hogar, coloca frente a mis ojos su teléfono —. Aquí esta.
Clavo mi vista en la pantalla, y detallo la imagen, no escucho los laditos de mi corazón después de observarla detalladamente.
Tengo una cita con el inepto.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top