Capitulo 28



Cuando Jack se marchó a su casa me sentí desprotegida. Estuve muy tentada llamarlo y pedirle que me hiciera compañía, pero no fui capaz, me dio pena. Así que aseguré las puertas y las ventanas de toda la casa. A mi puerta también la dejé  con seguro y debajo de la cerradura coloqué una silla del comedor.

Benji lo subí a mi cama para que me protegiera. Sé que todavía es un cachorro, pero podría alertarme de cualquier ruido mientras duermo.

Intenté dormir, pero fue imposible, cada vez que cerraba los ojos veía los ojos oscuros y hostiles ojos de Ethan repasando mi cuerpo. Me levantaba alterada con la frente sudada y el miedo recorriendo cada parte de mi cuerpo. No podía cerrar los ojos porque lo veía a él y si lograba medio dormir soñaba que volvía a atacarme y nadie estaba allí para ayudarme.

Ni siquiera Jack.

Deseaba tener a mi hermano vivo. En momentos así es cuando más extraño su compañía. Desde pequeña era muy asustadiza. Creo que mi hermano tenía un poder especial porque sabia cuando tenia miedo. Me sacaba de la cama y me llevaba hasta la suya como un saco de papas. Hacíamos maíz rostizado y jugábamos en su consola de juegos hasta quedarnos dormidos.

Él siempre me protegía de mis temores, era como un héroe para mí, lo admiraba y aunque hayan pasado los años, lo extraño como nunca.

Logré dormir tan solo unas horas. Me ardían los ojos y sentía mucha pesadez. Mi cara era un destrate, ojerosa, demacrada, atemorizada. La piel de mi cuello tenían marcados los dedos del imbécil de Ethan.

Traté de cubrirlo con maquillaje, pero no fue suficiente, no quería que mis padres se dieran cuenta de lo que sucedió. Aun así mis vecinos se encargaron de contarles a mis padres.

No ayudan en nada, pero si sirven para regar chismes.

—Amor cálmate.

— ¡Pudo haberla violado! — exclamó nervioso y alterado —. ¡¿Cómo quieres que calme?!

—Gracias a dios Jack llegó a tiempo para evitarlo.

—¿Y si no hubiese aparecido? —siento un escalofrío bajar por mi espina dorsal de solo imaginarlo—. Jamás debiste abrirle la puerta y menos...

—Él violento la puerta —repito por tercera vez.

—Cariño los vecinos inventan muchas mentiras, ¿recuerdas cuando dijeron que habían visto un hombre en la casa? —papá la mira atentamente — Y que supuestamente era mi amante-hace entre comillas —. Y resultó ser mi hermano.

Niego rodeando los ojos.

Recuerdo ese día. Mi tío había venido a quedarse unos días en Washington por asuntos de trabajo y mi papá fue a visitar a mi abuela enferma. Los vecinos no tardaron en regar el chisme, especulando de la infidelidad de mi mamá. Le costó mucho hacer que mi mamá lo disculpara, mi papá la juzgó muy feo.

—Después de las diez de la noche las puertas de esta casa estarán cerradas. Lo que tengan que decir que lo hagan al siguiente día así el timbre se caiga no le abres a nadie. Esta ciudad se vuelve cada día más insegura —sus brazos cálidos me envuelven y sus labios depositan en mi cabello.

Puedo escuchar los latidos erráticos de su corazón. 

—Te quiero hija —murmura dulcemente en su oído con su voz ronquita —. Y me muero si algo te pasa.

Paso despacio y borro la idea de mi cabeza de no tenerlo en mi vida.

—Necesito que me pases el número de tu amigo —pide y no me opongo, acepto sin ningún inconveniente —. Quiero llamarlo para agradecerle.

—En un momento te lo paso.

—Tengo que atender esta llamada —me avisa y se aparta de mi dejándome a solas con mi madre en la sala.

—¿Ahora si le crees a ese muchacho? — pregunta y me giro — ¿O todavía piensas que juega contigo?

Me siento quedando frente a ella con el suceso todavía reproduciéndose en mi cabeza, como lo quitó de mi a tiempo y el acuerdo. Mi mano todavía siente la suya.

—Lo voy a intentar —concluyo y ella sonríe ampliamente al punto de hacerme ruborizar, mi corazón estaba palpitando rápido y un airecito viaja por mi espalda que me estremece —. Sé que no será fácil confiar de nuevo, pero haré un esfuerzo.

-¿¡Ya son novios!?-pregunta emocionada.

—¿Qué? —mis mejillas se ruborizan más, mi corazón se queda sin latidos por unos cortos segundos —. Por supuesto que no, voy a intentar ser su amiga.

—Eso me alegra mucho mi amor-expresa alegremente acariciando mi mejilla—. Es hora que salgas de esa burbuja que tú has creado y empieces a ver el mundo de otra manera, no todas las personas son iguales, las hay malas y buenas, el mundo está lleno personas malas y por más que tratemos de evitarlas siempre las vamos a encontrar en nuestro camino.

—Yo espero que él sea buena persona-ruego acurrucada en su pecho.

—Claro que si cariño lo es mi amor.

— Espero no equivocarme.

—Has tomado la mejor decisión-muerdo mi mejilla—. Ese chico será lo mejor que te ha pasado en la vida.

Sonrío y una lagrima baja por mi mejilla

**

Me preparaba para la Universidad y mi teléfono repica sobre la cama, lo miro por el costado de mi hombro mientras enrollaba la bufanda alrededor de mi cuello.

-¿Qué pasó papi? -contesto sin mirar la pantalla, mis padres salieron temprano esta mañana y seguramente se les olvido algún papel importante.

- ¿Papi? -el pecho se me hunde y por un segundo dejo de sentir el piso bajo mis pies -. Lo que me gustaría escuchar que me llamaras papi -dice en un tono coqueto.

- Hola buenos días-saludo.

-Hola Ángel ¿Cómo amaneces? ¿Dormiste?

-Bien- contesto, tomé aire para preguntar -. ¿Y tú cómo estás?

-Muy contento-responde, se le nota -. ¿Vas ir a la universidad?

Aclaro mi garganta.

- Ya estoy de salida.

- ¿Nos vamos juntos? -muerdo mi labio inferior y no respondo-. Tú manejas.

-Mi uber está afuera.

Se ríe.

-Estoy afuera Ángel-aprieto los ojos-. Vámonos, se me está haciendo un poco tarde hoy tengo el parcial.

-Un momento.

El auto del rizado esta estacionado justo en frente de mi casa, su figura alta y distinguida me esperaba afuera recostado a él, resaltando todo su esplendor.

Él me sonríe cuando nuestras miradas se encuentran, llevaba otros lentes muy parecidos a los que obsequió. Se los bajo hasta la mitad de su nariz para echarme un vistazo, no aguanto la presión de su mirada y miro para otra parte.

Se aproxima para ayudarme a bajar el último escalón, siento chispas electrizantes por todo mi sistema cuando su mano entrelaza a la mía para evitar que pisara en falso.

Las piernas aun me dolían por todo el esfuerzo que hice, tengo algunos moretones.

- Estas hermosa-menciona.

-¿Enserio lo crees? - cuestiono-. Estoy toda herida.

-Para mí siempre estas hermosa.

Suspiro con una media sonrisa, sus palabras me hacen sentir un poco mejor.

-Gracias.

Jack menea las llaves entre sus largos dedos y me cuesta no mirarlo al rostro, se veía tan hermoso y tan malditamente sexy, con esos rizos a su alrededor y ese atuendo que lleva puesto.

Camisa negra cuello V, chaqueta de gabardina y jeans negros que moldeaban bien sus piernas torneadas.

-Aquí tienes tu carroza-tomo las llaves y nuestro dedo se rozan en el intercambio -. Vamos rapidito que el parcial es a primera hora.

Asisto y me dirijo al auto, me subo rápidamente y cuando el rizado llega del otro lado piso el acelerador.

- ¡Hey! - estallo a carcajadas y espero que vuelva a acercarse, acelero de nuevo y lo observo por el retrovisor riéndome sin parar-. Muy graciosa.

- Recordar es vivir- digo con un largo suspiro.

Jack se ajusta el cinturón de seguridad y se me queda viendo.

- ¿Y qué te recuerda haberme hecho correr?

- A mi hermano-confieso con la vista al frente-. Cuando me estaba enseñando a manejar siempre me jugaba con él así.

-¿Él fue quien te enseñó a manejar?

- Si-susurro nostálgica sonriendo ladina-. Aunque recibí muchos regaños al principio.

Se ríe.

- A mí me enseñó mi primo en la camioneta de mi tío-cuenta-. Siempre sufría cuando no veía la camioneta en el estacionamiento.

Alce las cejas.

-Una vez dimos trompo -continua-. Estaba lloviendo y no sé qué pasó, pero perdí el control de la camioneta y nos chocamos contra un árbol- subí ambas cejas-. Gracias a dios no nos sucedió nada grave, pero si nos dimos un gran susto.

- Debió ser horrible-asiste.

- ¿Sabes que fue lo peor?

- Mataron un perro.

-Mi tío estaba más preocupado por la camioneta que por nosotros - expresa sonriendo disgustado.

-Yo jamás he chocado.

-¿Nunca?

- Jamás-afirmo.

-Estoy a salvo contigo.

-Pero puedo chocar eh-advierto y se ríe ligeramente- ¿Dormiste bien? -indaga después de un corto silencio, su mirada estaba clavada mis nudillos rojos, trato de ocultarlo estirando las mangas de mi suéter, pero no es posible, no son tan largo como los demás.

Y mis manos están sobre el volante.

-Casi no pude dormir-respondo sinceramente-. Pero no me hables del tema por favor, quiero olvidar lo que pasó.

-P-perdona Ángel esa no era mi intención.

-No te preocupes.

- ¿Quieres escuchar música?

Alzo los hombros en respuesta.

-Te advierto que no pondré Shawn feo Mendes.

- Como quieras.

- Nuestros hijos van a escuchar música de verdad - alzo las cejas con ironía mientras cruzaba la calle que nos guía a nuestra universidad-. Tú sabes, Bad Bunny.

Me echo a reír, no me lo esperé.

- Es una leyenda- asisto con sarcasmo-. A nuestros hijos escucharan arte puro, hasta podemos incluir al tal Shawn.

-Shawn es arte-corrijo.

- Si tú lo dices.

-Miles de personan lo aprueban-afirmo y siento su mirada en mi cuello, de repente olvido donde debo cruzar.

Aclaro con disimulo mi garganta y enderezo mi espalda.

-¿Tienes Sam Smith? -como no responde, insisto como si su mirada no me afectara-¿Bruno Mars? - continua en silencio y le doy un vistazo corto, suficiente para acelerar mi corazón, sus esmeraldas estaban enterradas sobre mí-. ¿Que?

-Nada.

-¿Qué tanto me miras?

-Me gusta hacerlo, eres muy hermosa- dice y menos mal hemos llegado, estaciono su auto en el estacionamiento de su facultad y me bajo primero.

- Éxitos en tu parcial - digo dejando las llaves sobre el techo de su auto y emprendo viaje hacia mi facultad.

- ¿A dónde crees que vas? ¿Y nuestro saludo? -aferro mis manos a las correas de mi bolso, algunos levantan las cabezas en mi dirección.

Mis pies se mueven, pero no veo que avanzo, todo parece más lento de lo normal.

-¿Y nuestro saludo? -Jack estaba en frente de mí, supongo que no avance nada cuando me alcanzó-. ¿O prefieres que me despida como lo hacen las señoritas? -no me da tiempo de hablar cuando ya sus labios estaban aplastando mi mejilla.

Levanta mi mentón.

-Te veo ahora-me guiña el ojo y se marcha, dejándome en el sitio sin saber cómo actuar, increíblemente deseando que ese beso me lo hubiese dado en los labios y no en mi mejilla.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top