Capítulo 22
El muchacho de ojos cafés estaba haciendo ejercicios, muy entretenido en lo que hacia y se detuvo para mirarme cuando llevo mi mano hasta su hombro para llamar su atención. Una sonrisa se dibuja en sus delgados labios en el momento que su mirada se conecta con la mía.
Paso despacio y rasco mi nuca.
— Ho-hola —saluda alegre y apunta a la máquina que esta detrás de él —. ¿La necesitas?
—No, no —contesto y me regala una sonrisa, mientras me analiza con su linda mirada —. S-solo quería disculparme contigo por lo sucedido de esta mañana, no debí comportarme así, pero es que tengo muchas cosas en la cabeza
—No ha pasado nada tranquila yo fui el imprudente — me corta de forma sutil sin borrar su carismática sonrisa —. Mi madre siempre me lo repite todo el tiempo, pero jamás le hago caso, no te preocupes no eres la primera que sale huyendo de mi con mis adivinanzas.
Sonrío incrédula ante su reacción tan tranquila, creí que me trataría mal o me daría la espalda. Se siente extraño, los chicos por lo general me ignoran o otros me dicen cosas hirientes. Hace años que no contacto de esta manera con ninguno por la misma razón y por eso tan...raro.
—Gracias — musito y me despido haciendo un ademan con la mano, me giro sobre mis talones para ir hacia las otras maquinas. Camino unos cuantos pasos y siento que me siguen, miro por encima del hombro y es él, Rubens.
Quise seguir, ignorarlo pero no pude asi que me aguante y me espere.
—¡Hey! — se coloca frente a mi, no se cuanto mide pero es tan alto que tengo que subir la cabeza para mirarlo. Una sonrisa de punta a punta se dibuja en su boca al pasar sus manos por cabello —.¿Qué vas hacer hoy?
Trago lento y me quedo unos minutos paralizada.
—Voy a estar muy ocupada hoy, tengo que estudiar...mucho — Rubens suelta una pequeña carcajada y niega.
—Me refería a la rutina de hoy, ¿qué ibas hacer? —mis ojos se abren por completo y miro hacia el piso avergonzada, su risa suave invade mis oído y no puedo moverme — .Pero si quieres salir conmigo no tengo ningún problema, para mi es un placer.
Niego.
—Solo bromeo ¿eh? —me informa — .¿Qué vas hacer de ejercicios hoy?
Paso saliva y lo enfrento otra vez.
—Cardio y Zumba.
—¿Te gustaría hacer cardio conmigo? —Rubens apara su atención de mi cuando unas risas que me resultan familiares llaman su atención, le saludaron y eras las voces de las chicas que se ha estado burlando de mi desde el momento que comencé a venir.
Una de ellas se lanza se lanza encima de él, sin darle tiempo a reaccionar y comenzaron a soltar comentarios mas dieciocho que colocaron al chico de ojos cafés en una situación bastante incomoda.
En silencio me retiro sin despedirme del chico de ojos cafés y me dirijo hacia la maquina de fortificar las piernas. Luego de media hora de intenso trabajo mi entrenadora me aconsejó que terminara la rutina con Zumba.
Estaba muy indecisa por lo que ocurre con esas dos mujeres. Juro que estuve a punto de marcharme y evitar sus insultos. Para nadie es agradable que te insulte por como te ves y como te vistes, es molesto pero si quiero ese cambio tan deseado. Debo olvidarme de esos comentarios estúpidos e inmaduros y seguir adelante, como si no existieran.
Tal como lo hizo Adele. Quien a pesar del rechazo de la sociedad ella no se dejó caer y es una gran mujer, una luchadora y un ejemplo a seguir.
—Ni sueñes que Rubens se va a fijar en alguien como tú —dice en tono despreciable una de ellas mientras me analizaba de arriba abajo —. Él solo baila contigo simplemente por simple lastima.
— Y compasión —añade la otra platinada con la misma actitud de la otra y ambas me rodean intentando intimidarme —. ¿Escuchaste gorda de mierda?
—Él nunca se fijaría en alguien como tu.
—Yo vine fue a hacer ejercicios no a buscar novio — me defiendo.
—¿Y quién quiere ser novio de una cerda tan fea ?
—Aunque no lo crean si existe alguien que muere por serlo — las dos estallaron a carcajadas mientras me apuntaban con el dedo.
—Será en tu imaginación.
—Sigue soñando, estúpida.
A mi mente llegan las palabras del rizado y sonríe conforme antes sus burlas y risas despiadadas, saco mi ropa de mi looker y me despido a ellas con una gran sonrisa en mis labios.
****
Estaba en mi habitación leyendo cuando escuché la voz de mi madre en el pasillo, bajo la portada del libro y salgo del cuarto para saludarla.
— ¿Y mi papá? —pregunto al no ver a mi padre.
—En una reunión —responde y le ayudo a quitar la chaqueta, se veía cansada, era tarde—. ¿Comiste?
—Hace rato — contesto — .Voy a culminar la tarea que estoy haciendo.
—¿Y cómo te fue hoy?
—Bien —respondo y me tumbo a su lado en el sofá.
—¿Qué ha pasado con Jack?
—Empezó con cartas y detalles, ¿no te recuerda a alguien? —mi madre se queda callada por unos instantes.
— ¿Y qué te dicen las cartas?
Suelto aire por la boca y niego con la cabeza.
—Dice que se mantendrá lejos para demostrarme que no hay apuesta, que sientes cosas por mí.
—Pero lo está cumpliendo ¿no?
Asisto con resignación.
—A mí no me parece que ese muchacho finja — insiste —. Soy madre y nosotras tenemos ese instinto maternal y yo con ese joven no siento nada negativo —inclino la cabeza sobre el espaldar, pensativa.
—En cambio yo soy todo lo contrario, esa punzada que me asiste cada vez que está cerca de mí es como un presentimiento que debo alejarme de él.
—¿Esa punzada no será otra cosa? — intuye —. ¿Es por eso que te quieres mudar?
—Si, por eso.
—Me lo imaginé —el sofá se hunde a mi lado y sus manos me toman por los hombros y me acuna en su pecho —. Tranquila mi amor, confía en mi instinto maternal. Ese muchacho no te va hacer daño. Créeme.
—Pero si ni quiera me gusta —se ríe sarcástica y niego, a quien engaño ese pendejo me gusta muchísimo —. Tengo tanto miedo.
— Lo sé, cariño —besa mi cabeza con amor y me rodea con sus brazos —. La vida nos golpea de muchas maneras y es normal sentir miedo.
Mis lagrimas mojan mi cara escuchándola.
—Nos volvemos desconfiados, pero también sabemos actuar con inteligencia y astucia, solo mira hasta donde ha llegado ese muchacho....quitarse los zapatos solo porque tú le dijiste que teníamos esa costumbre —rio bajito y absorbo la nariz — .Ya otro hubiese renunciado, no con esto estoy diciendo que debes aceptarlo ya, date el tiempo necesario para conocerlo mejor hasta que sientas que debes tener confianza en él y después está en tus manos decidir.
Muerdo mi labio inferior y suspiro pensativa.
*****
Estaba en el campus leyendo cuando me percato que alguien estaba parado en frente de mí. Levanto la vista y mi pecho se encoge cuando me encuentro con esas inconfundibles esmeraldas.
Bajo la vista de nuevo disimulando los nervios que me ha dado su presencia e intento retomar la lectura, cosa que fue imposible porque su presencia me desconcentra.
—Hola —saluda sentando frente a mis piernas cruzadas.
Solo muevo mi cabeza y sigo leyendo como si no estuviera pasando nada dentro de mi.
—¿Estas enojada? —interroga y no respondo.
—¿Hice algo mal?
Sigo con mi lectura.
—Me estas aplicando la ley de hielo eh — comenta riendo —. No quería molestar Ángel, solo quería saber cómo estabas, si me extrañas.
—He estado muy bien sin ti.
—Oh, vaya pensé que te habían comido la lengua los ratones —siento su mirada atravesando mi cabeza, tenia ganas de mirarlo y al mismo tiempo no — . Yo si te he extrañado.
—Bien, por ti.
Se ríe.
—También extrañaba tu frialdad.
Prenso los labios y paso la hoja de mi libro ignorando su presencia. Salto sobre mi sitio cuando deja sobre las páginas una pequeña carta, parecía una invitación.
—Este fin de semana cumple años mi hermana y eres invitada a la fiesta— comenta mientras mis ojos detallan la caligrafía infantil de Eva — .En realidad no es una fiesta, es una reunión entre sus amiguitos de la escuela y la familia, supongo a qué ese tipo de fiesta si te gusta asistir.
— ¿Te estas burlando de mí? —espeto.
— No, no, no, ángel —dice al mismo que niega con la cabeza y se aproxima hasta rozar nuestras rodillas. Su fragancia impregna mis fosas nasales y no puedo dejar de mirarlo. Hoy lucia muy atractivo. Como le sienta bien los colores oscuros a este cretino. Realza sus rasgos y sus ojos verdes se ven más definidos —. Como a ti no te gustan las fiestas pensé.
Lo freno antes que comience a decir pistoladas.
—Una cosa son las fiestas infantiles y otra muy diferente son las fiestas de adultos.
—Disculpa Ángel, no te enojes por favor — sostuvo mis manos entre las suyas y las llevo a sus labios para besarlas. Imposible de reaccionar ante ese gesto inesperado, miro a otra parte para que no note mis mejillas ruborizadas —. ¿Vas a ir?
—Lo pensaré.
Sonríe complacido y sus manos sueltan las mías. Lo seguí con la mirada. Jack en vez de irse se acuesta a mi lado, coloca su bolso debajo de su nuca usándolo como almohada y después dirige su esmeralda mirada en mi dirección.
Mi estómago se hunde y mi ritmo cardíaco se acelera.
—Tengo un parcial y estoy muy asustado —comenta —. Anoche medio estudié porque salí bien tarde del trabajo. Puedo perder la materia si no paso este examen. ¿Me ayudas, por favor?
Solo lo miro.
—Por favor Meli— suplica—Anoche logré hacer un cuestionario, y quiero asegurarme que si aprendí algo— mientras explica extiende la cinta métrica en medio de los dos —. ¿Puedes?
—Sólo me quedan cinco minutos —me niego.
— Eso es suficiente.
—¿Y tus socios? — pregunto levantando una ceja —. ¿Ellos por qué no te ayudan?
— Esther y Rebecca no vinieron porque ambas están enfermas y los otros dos no van a presentar porque ya la dan por perdida —se lleva una mano al pecho—. Yo no puedo darme ese lujo de estar perdiendo las materias, no tengo padres ricos que me respalden como a ellos.
—Mmm.
—Por favor Ángel ayúdame—ruega otra vez, parecía de verdad angustiado —. Hagamos esto más interesante ¿Te parece?
—No— contesto sin vacilar al ver su picardía.
—Escucha —suelta una risita cómplice y me pierdo por unos segundos en la silueta en su hipnótica sonrisa —. Si contesto mal las preguntas tú me das por la cabeza.
Entre cierro los ojos desconfiada, no he aceptado, pero no es mala la idea, pero ya conociéndolo sé que detrás de esa sonrisa cómplice hay algo más.
—Pero si las contesto todas bien— me apunta con el dedo —. Tú me tienes que dar un beso en la boca.
—Olvídalo.
Se ríe.
—¿Tienes miedo?
— S-seguramente te sabes todo el examen y esto es solo un pretexto.
—Un pretexto bien delicioso ¿No crees? — aparto la mirada y siento la cara tensa, mis labios vibran— Solo estoy jugando Ángel—lo miro por el ras de mi ojo—. Ayúdame, no quiero reprobar.
—No.
—Por favor no me dejes morir, mira que he cumplido con mi palabra.
—Pero...
— Por favorcito—suelto aire por la nariz con resignación y acepto ayudarlo a regañadientes.
— Si te pasas te golpeo.
— Gracias ángel—expresa aliviado y me pasa unas hojas blancas, estire mi cuerpo para tomarlas y las coloque encima de mi libro.
Observo el cuestionario pasando las hojas y coloco un mechón detrás de mi oreja.
—Pregunta número uno —alzo la vista.
—Lánzala — dice preparado—. Por cierto, estas muy bonita hoy.
— Primera pregunta— ignoro su alago y se ríe. Observo por unos minutos su perfecto perfil antes de abrir la boca—Gracias Jack— suelto y sus ojos verdes se abren sorprendidos, antes de hacer contacto con él, bajo la mirada hacia la hoja de examen que había utilizado como cuestionario.
Date el tiempo necesario para conocerlo mejor, que sientas que debes tener confianza en él y después está en tus manos decidir.
Alzo la vista de nuevo hacía él. Sus estaban cerrados los ojos nuevamente. Detalle todo su perfil y su cabello, sus labios rosados y aquel lunar pequeño en la parte inferior de su barbilla.
Jack era perfecto no cabía duda, pero su honestidad sigue en tela de juicio. Sé que él ha hecho todo lo que ha prometido y aunque puede ser una estrategia suya para convencerme tal vez no lo sea, quizás si está siendo sincero.
Ahh, dios es tan difícil poder creer en alguien que se parece tanto a mi pasado.
Tengo mucho miedo, muchas dudas, es tan parecido todo que temo que sea lo que he estado sospechando.
¿Qué hago?
Si me voy a dar la oportunidad de conocerlo voy hacerlo con calma hasta sentirme segura. No quiero cometer el mismo error, seré cuidadosa y cuando me sienta segura, daré el siguiente paso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top