Capitulo 21


Presiono contra mis labios las yemas de mis dedos  y cierro los ojos con una negación incrédula. Ha pasado varios días desde esa noche que estuvo aquí y aún tengo su fragancia, su tacto y la presión de sus labios como si hubiese sucedido tan solo unos minutos. 

Me tiene admirada que desde esa  noche no ha vuelto a la facultad, no le he visto por los largos pasillos acompañado con Steven o una de sus amigas, tampoco por el estacionamiento donde casualmente me lo conseguía. Ha estado cumpliendo al pie de sus palabras, se siente extraño no verlo recorrer mi facultad pero veo que se ha tomado en serio su palabra. 

A pesar de todo, todavía me cuesta confiar, me cuesta creer que él sea alguien sincero y que todo lo que dice él es honesto, me cuesta muchísimo y tengo mucho terror, muchas dudas que no me permite creer.

Mientras leía mi libro mi cabeza no dejaba de pensar  alguna solución a esto y la única es rendirme, dejarme llevar pero también medité en la posibilidad de cambiar de universidad. Pensé en Canadá, optar por una beca y mudarme para allá a cualquier parte pero que sea alejada de él.

Me entusiasmó sin tomar en cuenta algo muy importante. Las leyes de los Estados Unidos son totalmente diferentes y me tocaría empezar de nuevo si decido mudarme como tuve pensado  y sinceramente no quisiera volver al inicio estando tan cerca de graduarme.

Además ¿qué podría pensar mi papá con respecto a mi idea de culminar mi carrera en otro pais? ¿Cuál sería el motivo de esa repentina decisión? es lo primero que me preguntaría y por razones que están ajenas a él no le confesar lo que realmente sucede. 

—Estas muy callada hija, ¿todo está bien? —esa es la voz intrigante de mi padre. Normalmente comparto mucho con ellos, ahora que estoy viviendo esto con Jack, me mantengo callada para evitar sospechas.

—¿Papá podemos mudarnos? —suelto y sus se alinean con los míos.

—¿Mudarnos? —repite sorprendido mientras le da un sorbo a su café —. ¿A dónde?

—No lo sé — digo con desdén —.  cualquier parte.

—¿Y para qué quieres mudarte si aquí estamos bien?— me mira incomprendido mientras limpia sus labios levemente con una servilleta —. Y mudarnos a otro estado implica empezar otra vez y conseguir un puesto es complicado.

Suspiro con desanimo.

Tampoco había pensado en ello.

— ¿Y si te ofreciera una oportunidad en otro estado que te paguen mucho mejor que aquí? — insisto, la mirada de mi mamá se clava en mi nuca y en la mirada de mi papá provoco incertidumbre —. Es solo una curiosidad que tengo, nada mas. 

Sonrío forzadamente.

—En ese caso, si.

****

Termino mi desayuno y me apresuro a lavar los dientes con premura porque voy tarde. Como he mantenido mi teléfono apagado lógicamente no me despertó esta mañana y el ruido de la moto del vecino fue quien literalmente me levantó.

Me perdí la primera clase del día a pesar que hice todo mi esfuerzo por llegar a tiempo. El profesor no dejó entrar faltando solo dos minutos para su hora, le suplique que me dejara ingresar pero me lanzó la puerta a la cara como respuesta que no lo iba a hacer. En esta facultad existen profesores que les da igual si llegas tarde y otros como este, que no tiene compasión. 

Me encontraba en una cafetería cerca de mi facultad. Está era pequeña constaba de tres o cuatro mesas para los clientes. Tenía ventanas enormes que podías ver al exterior y sus paredes estaban decoradas con cuadro llenos de mensajes positivos y otros graciosos. Nunca había venido, pero si había escuchado comentarios acerca de el.

Estaba aprovechando las horas libres  para leer.  Me encanta informarme antes de cada clase, este método me ha servido para los exámenes y defenderme de cualquier pregunta que alguno de los profesores lanzan, la mayoría de las veces soy yo quien responde o Florencia. 

—Es una increíble sorpresa verte aquí —exclama una voz suave masculina cerca de mi. Doy un saltito  y levanto la vista exaltada. Unos ojos marrones me miraban directamente mientras una sonrisa abordaba sus labios — .Hola, ¿Cómo estás?

— Hola —respondo tímida, llevando una mechón detrás de mi oreja.

—¿Está ocupado? —sacudo la cabeza en señal de negación  —. ¿Te molesta si me siento contigo?

Parpadeo un poco sorprendida y me toma varios segundos reaccionar.

—Eh...no —las comisuras de sus labios se elevan con aprobación  y sin esperar arrastra la silla para sentarse.

Bajo la vista de nuevo hacia mi libro para retomar mi lectura. Escucho como el chico es atendido por el mesero. Luego hizo un comentario acerca del clima y pienso que le estaba hablando por teléfono hasta que siento que me esta mirando.

—Cuando me desperté ya estaba sobre la hora y ni modo me tocó que perder esa clase — despego la vista del libro y lo miro un poco perdida.

—¿Qué estudias?

—Leyes.

—Increíble—alude alegremente —.  Yo estudio comercio exterior y me faltan dos años para terminar.

—A mí también quedan dos —contesto brevemente, sintiéndome incómoda por la manera que sus ojos me miran fijamente, quizás por la dulzura, nunca nadie me había observado así a excepción de Jack.

—¡Genial! —extiende su mano hacia mi —. Me llamo Rubens Bach, es un placer.

Bajo la vista hacia su mano y oculto las mías debajo de la mesa. 

—Melina Wells.

—¿Sabes? —dicta —. Tengo la habilidad de adivinar los nombres de las personas que apenas conozco.

Entrecierro los ojos incrédula.

—Tú debes llamarte —chasquea los dedos intentado adivinar, reprimo los labios para no sonreír tiene un aura divertida —. Alicia, tienes cara de Alicia.

Niego.

—Pensé que te llamabas así —manifiesta triste —. Dame otra oportunidad, tú te debes llamar...

—M-me tengo que ir —lo corto.

—¿Por qué? — no lo respondo solo recojo libro y lo guardo dentro de mi bolso —. ¿Dije algo malo? —mantengo mi silencio mientras saco el dinero de la billetera. 

Cuando lo consigo lo dejo encima de la mesa y me olvido del cambio.

—Adiós.

Regreso a la Universidad y todavía me quedaban diez minutos para que la siguiente clase comience. Para evitar tener un encuentro con ya saben quien. Me oculté en mi guarida casi secreta, lugar que estoy segura que él nunca pisaría. La biblioteca, mientras él este distanciado allí me voy a ocultar, por si se le ocurre romper tu propio trato. 

Florencia y yo coincidimos a pocos metros de nuestra aula. Ella venia el pasillo principal y yo de los baños. Lucia tan bonita que todos los que pasaba por nuestros perfiles hombros y mujeres doblaban sus cuellos para admirarla, unos le lanzan halagos y otros le guiñan el ojo. 

Suspiro con disimulo viendo que cosas como esas nunca me pasan a mi, nadie me dice lo linda que me veo o me admira como está haciendo con ella...bueno en realidad hay una persona pero ese tonto esta en tela de juicio. 

Todavía me sigo preguntando que hace estudiando leyes, con ese cuerpo y ese rostro impecable, fácilmente podría estar conquistando las pasarelas. Ella está equivocada de carrera, aunque diga lo contrario.

—¿Podemos hablar? —pide y su voz me hizo aterrizar, la detallo. Se notaba un poco tensa  —. Es sobre la clase de esta mañana.

Steven el amigo del inepto pasar el frente de nosotras y le sonríe a ella, a mi me ignora y cuando desaparece observo como ella hace una mueca de disgusto.

—¿Qué me ibas a decir? —retomo fingiendo que no la había visto.

—Esta mañana el profesor asignó un debate y la fecha para entregar es la otra semana — asisto y comienzo una actitud extraña en ella. 

—Te juro que lo intenté, pero el profesor me dijo que no podía porque el debate valía la mitad cada una.

—¿Estamos juntas en el debate? —intuyo.

—Si —responde sus mejillas se tornan rojas, tan rojas como el labial que lleva puesto —. Yo sé que a ti te gusta trabajar sola.

—Tranquila —digo resignada, respirando hondo.

Florencia seguía mirando con terror y eso no me gustó. Sé que no me gusta trabajar en equipo, pero tampoco es para que me tenga miedo, no soy alguien malo, solo soy alguien que se cuida la espalda.

—Luego vemos cómo trabajamos.

Ingreso al trabajo cruzada de brazos y todos se me quedan viendo al pasar. Por sus formas de sonreír debo suponer que ya todos deben saber que estoy en equipo, deben sentirse satisfechos que por primera vez después de tanto tiempo no trabajaré sola.

Hago omiso a esas miradas de triunfo de mis inmaduros compañeros me lanzan y me siento en la última mesa, de la zona más alta del salón. Saco mi libreta, junto a mi plumón de color rosado cuando una sombra hizo presencia sobre las hojas.

Alzo la vista y me consigo con la fea sonrisa de Steven.

— Hola— saluda y mis ojos se desvían hacia sus manos, inevitablemente —. Esto te lo envía mi amigo Jack Grey.

—Si quieres te regalo un megáfono creo que nadie te escuchó—digo con sarcasmo haciendo que todos suelten varias carcajadas.

—Dijo que espera que te guste—dijo manteniendo el mismo tono el tono de voz, ruedo los ojos con desagrado y por mi perfil detallo lo que colgaba sus manos. Un llavero en forma de Ángel y bonito sobre color rosa.

—Todavía le dan detalles y lo desprecia, no sé cómo alguien se fijó en ella si es tan distante y rara- murmuran a mi lado después que Steven se reúne con su grupo de amigas.

—Pues por lo menos hay alguien que se ha enamorado de mi rareza —me defiendo y miro a Selene, quién sobre salto asustada y pensó que no la había escuchado—. Y si los desprecio o no ese es mi bendito problema no el tuyo.

Noto como todos comienzan a girar sus cuellos en nuestra dirección.

—En vez de meterte en lo que no te importa porque no mejor te enfocas en algo más importante como mejorar tus notas y conocer los artículos de la constitución— me mira con recelo por el ras de su ojo, el mensaje no era solo para ella, también para el grupo que les encantan criticar y juzgar a las personas.

Caer en boca de ellos es como caer en un pozo llena de víboras venenosas, para eso ellos son buenos, pero para conocer las leyes de este país son pésimos. Estoy ansiosa por graduarme pronto para no ver más las caras de ellos y también la de Jack.

****

El sobre rosado se sale de mi bolso cuando lo vacío sobre mi cama, junto a él estaba el llavero de Ángel de plumas doradas que me obsequió el apostador de Jack, se me había olvidado que existía.

Quise echarlo a la basura, pero me intrigaba conocer el contenido del sobre. Quería saber que otra estupidez había escrito. Me dejo caer sobre la cama y me llevo instintivamente los dedos a mi boca la última vez que lo vi, mientras sus palabras de esa noche abordan mi mente.

Sacudo mi cabeza y los recuerdos se despejan, menos la sensación de sus labios y niego con frustración. Con recelo agarro el sobre rosado y le doy vueltas, este olía a su fragancia.

-Soy una tonta -me digo a mi misma después de llevarlo a mis fosas nasales y aspirar el olor que tanto lo caracteriza.

Rompo el sobre y saco el contenido. Le di vueltas a la hoja blanca al darme cuenta que estaba al revés y con una mucha resignación comienzo a leer.

" Extraño tu sarcasmo, tus groserías y tu antipatía, esa mirada de asesino serial tan especial que me dedicas, estoy haciendo un esfuerzo para no ir a tu facultad y sentarme a tu lado, a cien centímetros de distancia y viéndote leer, pero esta es la única manera que poseo para demostrar que no existe tal apuesta. Espero que hayas tenido un lindo día y espero que me extrañes.

Atentamente: Tu futuro esposo sexy Jack Grey.

Para: Mi futura esposa madre de mis veinticinco hijos.

Pd: Estoy enamorado del sabor tus labios.

Termino de leer con una sonrisa tonta se dibuja en mis labios.

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