Capítulo 20
Jack deja las bolsas de las compras cerca de la entrada principal y me acerco al orillo de la escalera para tomar asiento, lo más lejos que pueda. Me espera con la vista clavada en mí, tenía una sonrisa de oreja a oreja, se notaba feliz mientras yo deseaba borrarle esa sonrisa con mi frustración.
Me siento, quito todo el pelo que tapa mi cara y espero que confiese, pero se queda viéndome el perfil de la cara como idiota.
—¿Te vas a quedar viéndome o vas empezar a hablar? — hago ademanes con mis manos con irritación.
Él sacude la cabeza y raspa su garganta, pide disculpas y murmura:
—Podría mirarte un día entero y nunca me cansaría —vuelco los ojos con fastidio—. Eres preciosa Melina. Ni te imaginas cuánto.
—Habla, Jack —demando ignorando sus halagos.
—Bien —emite rendido soltando un suspiro.
Lo miro de reojo y siento un friito en el estómago al verlo cerca pero no demasiado.
Tenía lo codos sobre su pantalón negro rasgado y sus brazos flexionados mostraban el buen trabajo del gimnasio. Rascaba su cabello esponjoso y rizado mientras su mirada se hacía algún lugar.
Siento la mirada de alguien más sobre nosotros. Giro mi cuello en dirección donde sentía la presencia y mis orbes se abren con sorpresa al encontrar a Florencia fuera de su casa. Ella me brinda una leve sonrisa desde la distancia y bajo la mira de nuevo hasta mis manos, Jack se mantiene hasta que finalmente habla.
—Amelia fue una chica a quién quise mucho.
—¿Estudia contigo? —las palabras se me salen solas y aprieto los puños con frustración. Él toma un prolongado silencio y vuelve a retomar.
—...Estudiamos en la misma escuela y estuve muy enamorado de ella -enfatiza las últimas palabras y casi lo miro, suena decepcionado, al mismo tiempo como si lo lamentara, no me atrevo a enfrentarlo y mantengo mi vista en el arbusto —.Solo que ella no correspondía al mismo sentimiento y soñaba con el día que ella se fijara en mí.
—¿Y qué pasó? —otra vez mis palabras se me vuelven a escapar.
—Jamás ocurrió —confiesa con voz amarga—. Ella nunca se fijó en mi porque...
—Eres muy feo —se ríe y no aguanto la tentación de mirarlo.
Jack remoja sus labios mirándome fijamente con aprecio, con esos grandes ojos verdes.
—Quizás si fue por eso —admite volviendo la vista hacia el frente, no muy contento —. Pero es triste ¿sabes? Estar enamorado de alguien cuando ella ni siquiera te prestaba algo de atención.
—¿Y entonces como te olvidaste supuestamente de ella? —indago un poco más.
—El día que te vi.
Rio con obviedad.
—Que buen chiste.
—Aunque no lo creas es la verdad — dijo sosteniendo su mirada apartada de mí y cuando se vuelve, las mariposas en mi estómago se enloquecen. Siento que mis orbes se expanden e intento que no se noten —. Pensé que este sentimiento jamás iba a desaparecer de no ser por ti.
—Ahora resulta que soy tu salvadora — expulso incrédula.
—Si —afirma y suelto una risita seca —. Si tú nunca hubieses aparecido, en estos momentos estaría llorando de dolor viendo cómo se casa.
Sacudo la cabeza, tenía la mirada en el pequeño arbusto y su confesión hizo que lo viera otra vez.
—¿Qué?
—Su mamá y la mía son amigas —dice, pero no le hace muy feliz, sus labios se hundieron y mente le costaba creer.
—Mentiras.
—Estoy hablando serio, Ángel — bajo la vista hacia sus manos cuando las lleva hacia atrás —Esta es la invitación la trajo hoy — me informa mientras acerca un sobre pequeño de blanco y dorado —. Es el próximo sábado.
Lo observo con detención y hago un ademan indiferente para que lo vuelva a guardar. Lo hace, doblandolo en el proceso.
Vuelvo hacer aquel gesto de sacudir sus rizos y coloca los brazos sobre sus rodillas dobladas.
—Mi hermanita piensa que sigo enamorado de Amelia porque no he vuelto a mencionar una chica en la casa.
—¿Y por qué no le dices que ya no estás enamorado? —pregunto ilógica, mirándolo por el ras de mi ojo.
—Porque quiero ver su cara cuando te presente como mi novia —una corriente viaja por mi cuerpo y aun así asisto con sarcasmo —. Amelia es mi pasado y tú eres mi presente y mi futuro.
Mi corazón se exalta cuando se pone de pie y se posiciona en frente de mí.
—El mal comentario de Eva hizo que se confundieran las cosas —dice mirándome suplicante —, yo no estoy enamorado de esa mujer y tampoco te estoy apostado Melina.
—Lo de tu historia con Amelia si puede que sea cierta —él asiste con una sonrisa de alivio y susurra un gracias —. Pero que no me estas me apuestas y todas estupidez, no se lo cree ni tu abuelita —su sonrisa se desvanece en el acto y su ceño se frunce.
—¿¡Ya dime por qué mierdas piensas eso!? —me alza la voz y respondo con un empujón.
—¡A mi tú no me gritas! —me levanto del suelo —. Estúpido.
—Melina, lo siento —su brazo pasa alrededor de mi cintura y me detiene, forcejeo, pero su agarre es mayor que el mío —. Tus dudas me alteran, me vuelven loco.
—Aléjate de mí.
—Jamás te haré daño —me mira por el costado de mi perfil — Créeme. ¿Por qué te cuesta tanto?
—No puedo, no puedo.
Niego aterrada, abrazada a mi misma.
—¿Por qué? —pregunta incomprendido.
Reprimo un sollozo y agacho la cabeza cuando sus manos firmes me hacen girar y quedar el frente de él. Las lágrimas salen solas e intento borrarlas antes que lo note pero es tarde, su mirada atrapante estaba analizando mi rostro, mis mejillas como intentando leerme.
—¿A qué le temes?
-¡Alguien como tú! —escupo con dolor y rabia apartando sus manos de mi —. Déjame en paz por favor, déjame la vida tranquila.
—Es que no puedo hacerlo.
—Claro que puedes.
—Pero no quiero hacerlo.
—Es por la apuesta.
—¡No! —eleva su voz hacia mí y mi ceño se frunce, insinúo darle una cachetada, pero me detengo cuando me pide rápidamente perdón, resoplo aire por la boca y me alejo dando varios pasos hacia atrás.
—Joder que difícil son las cosas contigo, mas con esa mierda que tienes metida en la cabeza.
Subo y bajo los hombres sin importancia.
—Tú me gustas.
—Pero tú a mí no —dicto, pero mis palabras no se oyen tan firmes como esperaba, ni yo las hubiese creído por el tono tan débil que eso salió. Sin embargo, lo sostengo —. Por favor entiende que aparte de no creer en nada de lo que dices, tampoco siento ningún tipo de afecto hacia ti. Solo rabia y desprecio — sus cejas se elevan con cierta incredulidad — .Mira, antes que eso que hacer llamar cariño crezca lo mejor que puedes hacer es que te alejes de mí. Así evitas otra decepción amorosa.
Esas palabras no son para él, eran dirigidas hacia mí.
—Buenas noches —giro sobre mis talones hacia las bolsas del mercado y las recojo sintiendo su mirada penetrante detrás de mi espalda.
—Aún no hemos terminado —me dice cuando paso por su lado y llego hasta la puerta,
—Lastima, pero yo si — empujo la puerta con el hombro y me devuelvo para cerrarla, pero su anatomía lo impide.
—Tú sí, pero yo no.
Frunzo las cejas.
—Vete de aquí o llamo a la policía —mis manos se colocan firmemente en la madera para no permitir su entrada. Pero como siempre su fuerza es mayor a la mía y logra ganarme.
Jack ingresa con una sonrisa campante y me choca el hombro intencional.
—Tuve uno así cuando era pequeño pero un vecino lo envenenó —suspiro grande, dejo las bolsas a mi lado y me giro para enfrentarlo.
—Largo Jack.
Me ignora.
—Llamaré a la policía —amenazo, pero no se inmuta —. Esto es acaso ¿sabías? Y también es invasión a la privacidad.
—Después tuve un lorito llamado Polo — dice entre risas, pero no me hace caso, sigue con sus historias de animales —,y le estaba enseñando a cantar.
—Márchate por favor.
—Le gustaba andar por el techo de la casa y un día estaba lloviendo mucho y lo mató un rayo —froto mis sien con impaciencia y me dirijo hacia la puerta abriéndola en par —. También tuve un conejito llamado Rody y una mañana fui a llevarle su comida y ya no estaba.
—Muy triste, ahora lárgate.
—Ahorita tengo una tortuga —vuelvo a respirar hondo para no estallar, este chico vuelve loco a cualquiera —. ¿Has visto hotel Transilvania?
—Te lo advierto —prosigo a dirigirme hacia donde está el teléfono inalámbrico, lo agarro y me giro en dirección a él —.Llamaré a la policía si no te vas.
—Eva le puso ese nombre por Drácula — sigue con su actitud inmadura, bien después no diga que no se lo advertí
—. Le encanta esa película.
Finjo que marco el nueve once —ya que no se puede hacer una llamada sin razón aparente —y no lo pierdo de vista.
—¿Hola? —dramatizo una voz angustiosa que hace que sus cuentos y caricias se detengan en el acto —.Hay loco aquí en mi casa que no quiere salirse.
—¿Qué haces? —me mira aterrorizado.
—Yo te lo advertí — susurro tapando la bocina y volviendo a mi teátrico —. Si señor policía, no deja de perseguirme y...
—¡Cuelga eso!
Salgo disparada hacia el otro extremo de la sala, huyendo de él y suelto un gritito cuando me agarra de los hombros, me quita el teléfono y me acorrala contra la pared.
Me miraba furioso y con la respiración agitada, más cuando se da cuenta que no había llamado a nadie.
—¿Ibas a llamar a la policía? —me mira molesto.
—¡Si!
—¿Por qué? —parpadea perplejo —. ¿Qué te he hecho?
—Me estas acosando —lo acuso.
Sacude la cabeza
—¿Estas loca?
—¡No me llames loca!
—¡No soy un acosador!
—¡Deja actuar como uno!
—Bueno pero deja de decir que lo soy.
—¿Y entonces por qué me persigues si sabes que no me caes mal?— lo enfrento y retrocedo con el corazón casi abatido cuando corta la distancia entre ambos.
Mira verme tragar despacio y sonrie ladino.
—Yo te agrado tanto como tú me agradas a mí, solo que no lo reconoces —prensa mi mentón y mis ojos se desviaron a sus labios en forma de corazón. Mi nariz es invadida por su fragancia y su aliento mentolado me indica lo cerca que está de mi —. Y sé que te gusto tanto como tú me gustas a mí.
—No, no me gustas — digo a pesar que mi voz sale nerviosa.
Sus labios esbozan una sonrisa arrogante.
—¿A qué se debe tanta seguridad? — le pregunto enfurruñada viendo que no dejaba de sonreír —. ¿Sólo porque tienes ciertos atributos tienes la certeza que todo el mundo le tienes que gustar? —su sonrisa presumida comienza a desaparecer enarco una ceja.
Sus labios se entre abren para decir algo pero no soltó nada.
—Hay personas que no necesitan de lo externo para ser queridos.
Asiente y humedece los labios con resignación.
—Tienes razón pero lo que me causa gracia es que me digas que no te gusto cuando sé que si lo haces.
—¿Y qué, si siento por ti? —me mira fijamente, paso despacio —. ¿Es obligado que deba tener una relación contigo?
Pestañea sorprendido.
—No-no...
—A si me gustaras —pauso un segundo —. Jamás tendría algo contigo estuvieses o no apostándome, no lo haría. No volvería a entregar mi corazón a alguien que seguramente lo volverá pedazos.
—Si tú me das tu amor lo cuidaría con mi vida —suelto una risita sarcástica y sus manos se acoplan sobre mis mejillas. Se acerca discretamente hacia mi rostro y contemplo sus labios inclinándose en dirección a los míos —. Créeme Melina, me importas más de lo que piensas.
Eres linda mi gordita, te amo y no me importa lo que hablen los demás, tu eres única para mi
Gracias Axel, nadie me había dicho tantas cosas lindas, ¿y no te importa que sea gorda?
¿A quién le importa?
A nadie le importa, No-no me hagas cosquillas, no por favor, Axel para, para
Eso te pasa por ser tan linda
¡Basta!
¿Amigas por siempre?
Hermanas por siempre, te quiero mucho Madison"
También yo, Meli, Meli
Axel me invito a cenar, ¿me ayudas que ponerme?"
Tengo el outfit perfecto
Vuelvo a la realidad cuando siento un suave roce en mis labios. Me aparto bruscamente asustada y coloco mis manos a cada lado de su hombro para alejarlo.
—¿Qué sucede? —protesta en susurro buscando mis labios de nuevo, los mios intentan responder y me retraigo, atemorizada, él sin embargo insiste.
—Estaba recordando la razón por que no debo confiar en ti —se detiene a escasos centímetros de mi boca. El calor, el olor de su rostro lo sentía en el mío. Paso despacio haciéndome la indiferente con lo que me está pidiendo el cuerpo y miro fijo directo a sus ojos —. Es mejor que te largues y me déjame en paz.
Los músculos de su mandíbula se tensa con resignación. Limpio mis lágrimas cuando se aparta de mí y miro hacia la salida de mi casa evitando su mirada.
—Realizaré lo que me pidas — insiste y me llevo una mano a la frente, agobiada— . Porque te dije. Haré lo que fuera por ti. Aunque al principio había dicho que me alejaría.
—Vete —señalo la ignorando todo lo que dice.
—Si no quieres tener nada conmigo, está bien, lo respeto, tú serás quien decida dar ese paso —me limito a responder y mirarlo —. Pero si te voy a demostrar que no hay apuesta.
—Si la hay, no sigas mintiendo.
—Ya veremos —vuelve acercarse y no puedo escapar de su alcance.
Sus manos grandes y cálidas se apoderan de mis mejillas y me hacen mirarlo a la cara.
Mi corazón casi se sale del pecho y me quedo paralizada cuando deposita un casto beso sobre mis labios antes de desaparecer de mi vista.
-------
Gracias por leer <3
Mis redes:
Instagram : Forevercoffe1
Tiktok: Forevercoffe
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top