𝟭𝟭. 𝗅𝗈𝗏𝗂𝗇𝗀𝗅𝗒 𝖱𝖾𝗆𝗎𝗌 𝖩. 𝖫𝗎𝗉𝗂𝗇

 ੈ ‧ 𝐅𝐀𝐋𝐋𝐄𝐍 | 𝟷𝙰
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००० ━━━ ❛ lovingly Remus J. Lupin ❜

La noche de la víspera de Navidad, Remus se encontraba sentado en el pequeño comedor de su casa junto a su madre, Hope cantaba en voz baja mientras terminaba de tejer, el castaño la escuchaba maravillado, ya que ante sus ojos, Hope Lupin era la mujer más amable y bondadosa que existía.

─ ¿Te gustaron las galletas?

─ Sí, gracias, mamá.

─ ¿Por qué no comes más?

─ Creo que es suficiente por hoy.

─ Bien, yo...

Hope no pudo terminar su oración, ya que por la chimenea apareció Lyall, su padre. El cuerpo de Remus se tensó en ese momento.

─ Buenas noches. ─ Dijo el hombre.

─ Buenas noches, ¿Quieres cenar? ─ Preguntó Hope.

Lyall simplemente negó con la cabeza y se dirigió escaleras arriba formulando un casi inaudible "Descansen"

Remus dio un suspiro cansado y tomó una galleta del platón que había al centro de la mesa.

─ Entiéndelo, él está...

─ Intentándolo, ya lo sé mamá ─ Remus dejó un beso en su mejilla y también se dirigió a su habitación.

─ Se siente culpable, Rem, él jamás...

─ Buenas noches, y feliz Navidad.

El castaño entró a su habitación dando un suspiro y cerrando con cuidado, no era un cuarto demasiado grande, solo tenía una cama individual, un clóset en donde guardaba su ropa, que realmente no era mucha y un escritorio enfrente de una ventana, tomó asiento en la silla de este, tomando un pedazo de pergamino.

' Querido Sirius, quisiera...

No.

Canuto, qué hay...!

No.

Solo quiero... '

Lupin arrojó ese último trozo de pergamino al piso y llevó sus manos a su rostro, gruñendo con irritación. Después de varios minutos, volvió a tomar otro pedazo y después de tomar un respiro, comenzó a escribir.

' Querida Vega, solo te escribo para desearte una feliz Navidad. Espero que todo esté marchando de maravilla,
ten un feliz Año Nuevo.

Con cariño, Remus J. Lupin. '

Remus sacó a la lechuza de sus padres de su jaula y le entregó la carta, para después simplemente acostarse en su cama y tratar de dormir un poco.

. . .


Todos sabían que los Black eran una de las familias con más posibilidades dentro del mundo mágico, y eso solo se podía confirmar por las grandes fiestas que organizaban, cada año, Walburga y Orión, daban las más grandes galas para las familias que conformaban a la élite de la comunidad mágica.

Walburga terminaba de atar el moño de su hijo menor, cuando se dirigió a Sirius.

─ Oh, y Orión, trata de no dejarnos en ridículo esta noche.

─ Triti di ni dijirnis in iridicili isti nichi ─ Murmuró en voz baja rodando los ojos, haciendo que una pequeña risa se le escapara a su hermano.

─ ¿Decías algo?

─ Nada.

─ ¿Regulus?

─ Solo... ah...

─ Él tosió ─ Dijo Sirius ─ Cierra las ventanas si no quieres que tus invitados se refríen.

Walburga fulminó con la mirada a sus dos hijos e hizo un ademán con la mano a una elfina para que revisara las corrientes de aire.

. . .

Cuando los Grace llegaron al 12 del Grimmauld Place, no ocultaron su emoción por encontrarse allí, no era una sorpresa para nadie Rebecca y Marcus Grace eran personas ambiciosas y que en su necesidad por pertenecer, la mayoría de las veces, dejaban en ridículo a su hija, sin si quiera notarlo.

─ Tal vez atrapemos a Sirius hoy ─ Comentó Rebecca con emoción.

─ ¡Mamá! ─ La reprendió Vega en voz baja.

─ Calma, querida... ─ Comenzó Marcus ─ tu madre tiene razón, si esta noche conseguimos que el joven Black te entregue un anillo, nuestra familia se reposicionará... después de aquel error de tu bisabuelo.

─ Yo no quiero...

─ Tal vez nos podrías dar un heredero en un año o dos.

─ En un año o dos, yo seguiré en Hogwarts y la idea de que yo tenga un hijo es total y completamente ridícula.

─ Vega, no uses ese... ¡Walburga, Orión, muchas gracias por invitarnos!

La matriarca de los Black río cortamente antes de dirigirse a los Grace ─ Solo queríamos conocer a los padres de... la novia de Sirius, disculpa querida, ¿En qué casa estás?

─ En Gryffindor ─ Respondió con orgullo.

Marcus y Rebecca rieron ─ Es verdad, pero casi queda en Slytherin, fue... un accidente de ese viejo sombrero.

─ Ya veo, en fin, disfruten la fiesta.

Vega se volteó hacia sus padres, pidiéndoles con la mirada irse en ese momento, sin embargo, ambos hicieron caso omiso a su petición silenciosa.

─ Yo creo que nos fue muy bien ─ Comentó su madre.

─ No me jodas ─ La rubia menos rodó los ojos ─, bien yo iré a embriagarme o tirarme del techo, lo que sea que pase primero.

─ ¡CONSIGUE QUE SE QUIERA CASAR CONTIGO! ─ Gritó Rebecca, sin embargo, Vega se tapó los oídos y comenzó a caminar más rápido.

La melena rubia se movía por todo el salón, capturando las miradas de varios jóvenes, algunos habían intentado acercarse, pero fueron rechazados.

Vega tomaba su tercera copa de vino, cuando sintió un par de manos en su cintura, se volteó dispuesta, a golpear a quien fuera cuando se encontró con el rostro de Sirius a centímetros del suyo. Lo observó por varios segundos, deteniéndose en su vestimenta, iba completamente de negro, con el cabello mucho más ordenado que como solía llevarlo en Hogwarts, pero eso no lo hacía lucir menos atractivo y fue cuando Vega se dio cuenta de que el lugar entonaba perfectamente con él, y que si lo quisiera, Sirius bien podría ser el digno heredero que los Black.

Negó con la cabeza, antes de decir ─ No debes tocar a las personas sin su consentimiento.

─ Eres mi novia.

─ Últimamente repites demasiado esa oración, pero eso no te da ningún trato especial, si no te estoy dando permiso, no te creas con la libertad de tocarme.

─ Estás de mal humor.

─ No, solo te estoy pidiendo que tengas algo de decencia.

El pelinegro rodó los ojos, antes de observar a Vega de abajo hacia arriba, llevaba un vestido negro, algo esponjado que le llegaba hasta los tobillos, con unas sandalias de tacón en el mismo color. Su maquillaje era algo dramático, con sombras en tonos oscuros, el negro predominaba, en sus labios solo había algo de bálsamo con color y su cabello era sostenido en un moño desordenado que le daba un toque más relajado.

─ Combinamos.

─ No me había dado cuenta ── Rodó los ojos.

─ Oh, deja eso, creo que necesitas algo más fuerte para dejar de ser molesta.

─ No soy molesta.

─ Lo estás siendo en este momento.

─ No.

─ Sí.

─ No.

─ Ven.

Sirius se dirigió hacia la barra, jalando a Vega de la muñeca con suavidad ─ Un Whisky de fuego, y para la señorita uno doble.

Vega alzó una ceja en su dirección, sin embargo, el pelinegro simplemente negó con la cabeza en un gesto relajado.

Ambos jóvenes pasaron la mayor parte de la noche bebiendo y riendo por ahí, probablemente aquella era la primera fiesta en la que Sirius se la estaba pasando realmente bien.

─ Sabes... ─ Comenzó el pelinegro ─ pensé que nuestra mentirilla iba a durar menos, creí que en cualquier momento me golpearías y dirían que no querías saber más de mí.

─ Ganas no me han faltado.

─ Si ganas no te faltaran, ya lo habrías hecho.

─ Puede ser ─ Comentó, dándole otro sorbo a su copa.

─ ¿Cómo te sientes?

─ Extrañamente bien, ¿Tú?

─ Bien... pero tengo ganas de hacer algo ─ Dijo relamiendo sus labios y dándole una mirada corta a los de la chica.

─ ¿Ah sí?

─ Sí.

─ ¿Y por qué no lo haces?

─ Porque no me has dado permiso.

Ella sonrío asintiendo ─ Te dejo hacer lo que quieras.

─ Creí que me costaría más trabajo.

─ Hoy ya tomé demasiadas buenas decisiones, una mala no le haría mal a nadie, ¿O sí?

─ No, tienes razón ─ Sirius la tomó de la mano ─ Acompáñame.

Black dirigió a Vega hasta su habitación, esquivando a todos los invitados y tan pronto como cerró la puerta, atacó sus labios en un beso desesperado, al cual, la rubia respondió al instante, Sirius relamió sus labios pidiendo permiso para entrar con su lengua, a lo que Grace accedió con rapidez, ambos parecían pelear por quien llevaba el control, así que Sirius separó sus labios para atacar el cuello pálido de la chica, succionaba su piel despacio, tratando de no dejar marcas, ya que aunque ambos podían usar magia fuera de Hogwarts debido a que ya tenían la mayoría de edad, Black encontraba algo de diversión en aquello.

Vega abrazó el cuello de su contrario con sus brazos, dirigiéndolo más abajo a lo que Sirius accedió gustoso, la rubia comenzó a soltar jadeos ligeros, los cuales hicieron que las hormonas del pelinegro se dispararan al instante, rápidamente alzó el vestido de la rubia y llevó una de sus rodillas a su intimidad, moviéndola en círculos, haciendo que Vega se retorciera ante su toque.

─ Sirius...

─ No hagas ruido, muñeca, recuerda que hay una fiesta allá abajo.

─ Eso me importa poco, si me escucharan, les estaría haciendo un favor ─ Respondió entre jadeos.

La rubia metió una de sus manos en los pantalones abultados del Black y comenzó a acariciarlo, haciendo que él volviera a sus labios con más intensidad.

─ Hay cosas que tenías bien escondidas.

─ Y te aseguro que te gustaría conocer las que faltan.

─ Quiero conocer todo de ti.

─ Así como de Remus, ¿No?

─ Ya se lo dije a él, te lo digo a ti ─ Succionó su cuello, esta vez sin importarle, si dejaba marcas o no ─, él no te es indiferente y tú tampoco se lo eres, así que dejen sus estupideces para otro momento.

─ Y eso no te molesta...

─ Oh, Vega, si supieras todos los escenarios que he tenido con ambos ─ Sonrío en la curva de su hombro ─, pero hoy los puedo cumplir contigo, eso no es problema.

Vega tomó su rostro por unos minutos, estudiándolo ─ Eres el imbécil más grande que he conocido.

Y entonces lo volvió a besar, yendo cada vez más abajo, hasta quedar de rodillas en el piso.

─ ¿Estás segura?

─ Si no, no lo estaría haciendo.

Black tomó el moño de su cabeza y la sostuvo con fuerza ─ Bien.

. . .

Vega y Sirius no volvieron de inmediato a la gala, de hecho, estuvieron varios minutos intentando arreglar su ropa y tratando de volver a verse presentables, ambos jóvenes recibían las miradas alarmadas de las personas mayores y algunas divertidas de las de su edad, pero que estaban llamando la atención, eso era seguro.

Rebecca se acercó a su hija besando sus mejillas.

─ Les contaba a todos lo buena que eres tocando, cariño.

─ Sí, de eso nos dimos cuenta ─ Comentó Lucius Malfoy recibiendo las malas miradas de su esposa y Sirius.

─ ¿Por qué no tocas algo para nosotros?

─ Mamá no...

─ ¿O por qué no lo hacen ambos? ─ Propuso fascinada.

Sirius sonrío con satisfacción y se dirigió con Vega al piano, comenzó a tocar un villancico conocido y la rubia no tardó a encontrar el ritmo y unirse a él, y si en ese momento algo agradecía a su madre, era que mínimo no estaba quedando en ridículo.

El dueto rápidamente comenzó a recibir más atención y pronto, todos los presentes se encontraban deleitándose de la música que ambos tocaban. Al terminar, Sirius besó la frente de Vega y esta sonrío en su dirección, todos aplaudieron.

En algún momento la mirada del pelinegro se encontró con la de su madre y por primera vez de muchos años, vio algo que nunca creyó, orgullo.

. . .

author's note:

Pues feliz Navidad, jajaj.

Espero que lo hayan disfrutado
mucho y por mi bien y su bien,
que no lo hayan leído junto a
alguien duranta la cena, jajaja.

maratón parte dos.

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