☂️7☂️
Llegué corriendo a mi apartamento y encontré sorpresa no recomendada para susceptibles. Mi estado de hoy.
Genial, el dueño del taxi casi me baja en el primer semáforo que encontró cuando le pedí ir más rápido, estaba nervioso porque aún ni tiempo he tenido de pensar sobre la visita al hospital y cuando entro a mi apartamento, lo primero que veo es a Byung-chan sentado al lado de Park, con esta pasando una mano por su espalda en un intento urgente de su omega por calmarlo. Literalmente, el niño era puras lágrimas. Eso, sumado a que sus sollozos eran bastante altos, pusieron mis instintos al máximo. Joder, es que no me liberaba nunca de ser sentimental.
Corrí a su lado, con Park dándome una mirada de pies a cabeza, alzando una ceja y tornando sus labios en una mueca. Sí, le mentí sobre mi ropa. La ignoré por el momento para arrodillarme frente al niño. Y por suerte, ella me dejó.
–Channie, ¿por qué lloras? ¿Tu papá dónde está?
Byung-chan sorbió sus mocos en un pañuelo que le di y comenzó a hablar hipando cada vez. –Hyung se fue temprano y no se despidió de Chan.
–Oh, hyung tenía trabajo, por eso no te desperté, para que descansaras más y tuvieses energías. –El pobre me miró con una cara que preguntaba: '' ¿de verdad? '' Estaba mal mentir, pero no podría decir que tuve una emergencia y fui al médico sin garantizar el grito de Park noona. Ella iba querer indagar y yo no quería hablarle de eso frente a Byung-chan. Temía que, en su inocencia, se lo dijese a Minho.
–Bueno, Channie, responde mi otra pregunta. ¿Dónde está Minho?
Sus cortos bracitos se cruzaron sobre su barriga y su cambio a molestia fue rápido. –Papá no quería traerme a casa de hyung, así que seguí a la señora Park cuando fue a verte.
Oh no, ahora sí iba a terminar mal el día. Y apenas eran las... nueve de la mañana según mi móvil. Secuestro y retención de un menor. Cárcel, espérame que aquí voy. –O sea, que te escapaste de la habitación para verme sin decir nada a tu familia. ¿Sabes que papá va a estar muy enojado?
–¿Te metí en problemas, hyung? –Sorbió comenzando a llorar nuevamente. Vaya que eres inuit, Lee. –No quiero que le griten a hyung.
–No, no, tranquilo Channie. Todo estará bien conmigo. –Miré a Park noona, ambos teníamos la cara de dudas sobre qué hacer al respecto y cómo afrontar las cosas. Sacudí mi cabeza aislando mis pensamientos. De seguro Minho me echará la bronca, o me mandará a la cárcel, pero ¿qué más da? Si lo va a hacer, que sea cuando huela a limpio y elegante. Sí, porque a la guerra se va con capa y espada. O solo bien vestido.
Dejé al pequeño con Park mientras me iba a bañar. Si iba a tener problemas de nuevo, necesitaba sentirme bien antes de siquiera mirar a los ojos negros de Minho y... no puedes hablar en serio, Lee Taemin. Ahora pensando en las hermosas pupilas de la persona que debes alejar de tu vida una vez más, la misma que va a regañarte en cuanto vea tu rostro. Que lo condenen, pero Minho tenía un iris especial, oscuro, peligroso. No podría evitar pensar en eso, aunque no pudiera mirarle directamente cuando hablaban.
Después de usar el gel más oloroso que tenía en la ducha para ocultar mi propio aroma un poco, me vestí con algo simple pero no menos elegante, camisa clara con mangas largas y pantalones oscuros. Maquillé un poco mi tez y labios y tomé un supresor. Luego me dirigí a la sala.
En seguida Byung-chan tomó mi mano y salimos los tres de la habitación para devolver al niño a la suya antes que la policía tocase mi puerta. Me detuve frente a la de Minho y Byung-chan sacó una tarjeta de acceso para dármela ya que no alcanzaba la cerradura. Temblé con algo de pavor, tuve miedo de ir a la cárcel por esto, me carcomía la cabeza tener que volver a hablar con Minho, me sentí temblar pensando en las enseñanzas que tuve en educación del género en la secundaria. Los deltas eran conocidos por ser poco, pero dominantes incluso ante un alfa y por perder los estribos por casi cualquier cosa que los enoje. Nadie estaba exento de sus impulsos. Ni siquiera Minho. Tomé una respiración profunda bajo la atenta mirada de Park antes de decidirme a abrir.
Nada más entrar, un carismático Minho nos recibió. ¿En serio? ¿Estuve muriendo, casi en pánico por lo que podría suceder y cuando entro me topo con Minho y su hermana poniendo la mesa? Se les veía hasta alegres. Vaya día más loco este.
–Oh, ¿llegaron? Me preguntaba cuando volverías, Channie. –El niño fue dando pasitos tan cortos que parecían de pingüino. Estaba tan temeroso como yo de este delta que aparenta estar normal. Minho se le acercó primero dándole un beso en la frente y enviándolo a lavar sus manos. Cuando me miró, mis piernas eran gelatina líquida. El muy cabrón sonrió e invitó a Park a sentarse a la mesa con ellos.
–Uhm, Choi, ¿podríamos hablar en privado un momento? –Asintió rápidamente y entramos a la habitación donde había dormido yo anoche. Su habitación. Joder, mentiría si dijese que no me trajo nostalgia la cama e inclusive las paredes. Tampoco iba a negar que, teniendo su aroma en un lugar a puerta cerrada, me causaba asfixiaba al punto de querer llorar o correr lejos. No me decidía.
–Bien, te escucho. –Metió sus manos en los bolsillos de su ajustadísimo pantalón azul mezclilla. Madre de todos los cacahuates, necesitaba una canción en mi cabeza pronto. Pensar en insectos funcionó.
–Primero que nada, gracias por ayudarme ayer cuando pasó lo del periodista y luego también. –Asintió en silencio. Eso me puso más nervioso. –Segundo, yo no sabía que Channie estaba en mi habitación por tanto tiempo, él dijo que siguió a Park noona y yo quise traerlo por mí mismo antes de que llamases a la policía. No quiero que malinterpretes lo sucedido.
–¿Policía? Tae, siempre tan inocente. –Acarició mi mejilla al acercarse mientras reía. Necesitaba salir de ese lugar, pronto. Una voz nueva saludando afuera me hizo reconectar con la realidad y alejarme de su toque. Casi caigo al sentir esa chispa en mi mejilla, mi parte gamma estaba a punto de soltar un gemido y obligarme a restregarla en su mano.
–...El personal del hotel lo vio en el elevador a través de las cámaras de seguridad. –Siguió diciendo con voz calmada y baja, pero con un casi inaudible gruñido detrás. –Además, siempre supe dónde estaba por el GPS de su reloj de pulsera, estaba en buenas manos.
–Sí, eh, solo quería asegurarme de que esto no me iba a causar problemas. –Miré hacia el suelo. ¡Qué loza más blanca tenía!
–Entonces, una vez aclarado todo, ¿nos acompañas a desayunar? Suzy me obligó a cocinar. –¡Hoyuelos del infierno que buscan ser pellizcados y besados! Iba a aceptar la invitación, más al salir, me encontré con otro mal suceso en una misma mañana. Taeyeon y otra chica a la cual sabía que había visto en el pasado, pero no enfocaba el recuerdo bien. Igualmente, no podía estar allí, rodeado de personas que sabían quién y qué era yo. La cara arrugada en enojo de la otra chica y la sorpresa de Taeyeon me lo dijeron, no era bienvenido tampoco a arruinarles la vida.
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