☂️32☂️
Doble actualización para no cortar el hilo.... XoxO
Finalmente, con un movimiento rápido, Minho se inclinó hacia mí y me envolvió con sus brazos fuertes, sus labios encontrando los míos en un beso urgente y desesperado. Sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo, cada fibra de mi ser ardiendo por él. Lo necesitaba, ahora más que nunca.
Él me empujó suavemente hacia atrás, haciéndome caer sobre el montón de ropa donde había estado esperando. Su peso cálido me cubrió de inmediato, y su boca nunca se apartó de la mía mientras sus manos viajaban por mi cuerpo, acariciando, explorando, reclamándome. El aroma de Minho estaba en todas partes, en su ropa, en su piel, en el aire que respiraba, y eso solo intensificaba la conexión entre nosotros.
Comenzamos a arrancarnos la ropa que llevábamos puesta en un intento de acercarnos más, de restregar el olor en el otro. Podía sentir sus feromonas adherirse a mi piel y me permití un segundo de tristeza por Minho, ya que él no podría sentir las mías.
Mi respiración se entrecortó cuando él se detuvo por un instante, levantándose ligeramente para mirarme. Sus ojos brillaban con una mezcla de adoración y deseo reprimido, pero también había algo más, algo que no había visto en él antes.
—No sé cuánto más podré aguantar esto, —dijo entre dientes, su voz cargada de emoción—. Te necesito, pero no quiero hacerte daño.
Sus palabras me atravesaron, llenándome de un calor indescriptible. Lo había empujado hasta este punto, y aún así, Minho seguía controlándose por mí, preocupado por mi bienestar.
—Nada más importa, —susurré, llevando mis manos a su rostro para acariciarlo suavemente. Quería que entendiera que estaba bien, que lo necesitaba tanto como él a mí—. Sólo quédate conmigo.
Minho cerró los ojos y dejó escapar un suspiro profundo, como si mi simple toque pudiera aliviar toda la tensión que llevaba encima. Y entonces, con un movimiento suave, se dejó caer a mi lado, envolviéndome en sus brazos de manera protectora, como si temiera que me desvaneciera si no me sostenía lo suficientemente cerca.
—Tu cuerpo es tan receptivo a mis manos, —murmuró con voz rasposa, su mirada fija en mí mientras sus dedos se clavaban dentro de mí con burla, buscando placer. Mi respiración se aceleró, el calor extendiéndose por todo mi cuerpo—. A mi boca, —añadió mientras sus labios tocaron mi cuello, succionando, maltratándolo.
Nos quedamos así por unos minutos, respirando el uno al otro, sintiendo los ritmos acelerados sincronizándose. Había algo profundamente desgarrador en ese momento, un entendimiento tácito de que no necesitábamos hacer nada más que estar juntos.
Pero, en el fondo de mi mente, seguía latiendo la duda que me había acompañado todo este tiempo. La pregunta que me había hecho esa misma mañana volvía a surgir con fuerza: ¿Cuánto duraría esto? ¿Cuánto tiempo más antes de que Minho se diera cuenta de que no era suficiente?
Como si pudiera leer mis pensamientos, Minho me besó la frente, rompiendo el silencio con una suavidad que contradecía la pasión de los momentos anteriores.
—No te preocupes por nada, —dijo, su voz en un susurro tranquilizador—. Estoy aquí. Y no voy a ir a ninguna parte.
Quise creerle. Quise aferrarme a esas palabras como a un salvavidas. Pero el vacío en mi pecho seguía allí, esperando el momento perfecto para recordarme que, a pesar de todo, aún me sentía incompleto.
Quizás lo que necesitaba no era solo a Minho. Quizás lo que buscaba estaba más allá de esta habitación, más allá de este momento.
Pero esos pensamientos negativos se callaron cuando mi delta me invadió sin aviso, tomándome por sorpresa mientras su mandíbula se cerraba a la vez sobre mi glándula. Mi tracto reproductivo agradeció la recompensa tan ansiada abriéndose para el delta sin resistencia alguna. Minho se asentó dentro como si fuera su hogar, como si me conociera de una vida y no quisiera salir. Yo lo dejaría con gusto.
El subidón que causó con esa acción fue como ir en picada de una montaña rusa. Mis manos se aferraron con uñas a sus brazos, un sollozo continuo salió de mi garganta y mi visión se volvió blanca cuando lo escuché tragar. Nada fue jamás tan aditivo como eso. Minho nunca dejó de moverse y gruñir haciéndome sentir más necesitado que antes.
—Delta, malo. —logré susurrar cuando encontré mis palabras, mi voz ahogada en deseo. Para cuando me di cuenta, di gracias por no estar en una cama. Nos habíamos vuelto insaciables, yendo al encuentro con el cuerpo ajeno, sin querer separarnos.
El anhelo y la tensión entre nosotros eran tangibles, brutales, y me entregué a él entre quejidos de deseo, sabiendo que, en este momento, éramos lo único que importaba.
—Te gusta que te haga llorar, Taemin. —Su tono era áspero, brutalmente honesto. Sus dedos trazaron líneas por mi piel, y yo me estremecí bajo su toque, sin poder evitarlo. —Por eso eres mi mate.
Minho sonrió, una sonrisa torcida, casi cruel, antes de acercarse más, sus manos envolviendo mi rostro.
Las palabras me salieron de los labios sin pensar, jadeantes. —Mate, —pregunté con sorna, mi vista nublada.
—Mate, —concluyó él con un gruñido bajo, su boca apenas rozando la mía antes de sumergirse en un beso mordaz.
Su control se desvaneció antes de dejarse ir, marcándome con total libertad. Su grito resonando con el mío. Dejándome saber que estaba saciado. Me quedé en sus brazos, aferrándome a la calidez que provocaba su piel tan cerca.
—Gamma testarudo, —murmuró entre besos, mordisqueando suavemente mi mentón.
—Delta gruñón, —respondí con una sonrisa en mis labios, disfrutando cada segundo de su desesperación por mí.
Ambos nos sentíamos flotar sobre agua quieta, en un limbo de éxtasis del que no queríamos bajar. Por mi parte, pensaba que si era un sueño, quería repetirlo hasta el cansancio. De hecho, la noche se mantuvo así.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top