☂️29☂️
Al día siguiente, el doctor visitó la casa de los padres de Minho donde nos quedaríamos unos días. Su presencia era calmante, llena de profesionalismo y comprensión. Nos explicó detalladamente la situación en la que me encontraba y discutió opciones de tratamiento para manejar mi condición.
—Has estado reprimiendo tu celo durante años mediante el abuso de sustancias a pesar de mis advertencias —continuó el doctor, su tono sereno pero firme—. Esto ha tenido un impacto significativo en tu sistema hormonal, complicando la gestión de tu condición de gamma no-estacional.
—Perdone, este término lo había escuchado algunas veces durante las consultas pero en realidad no entiendo bien qué significa. —aclaré con vergüenza, recibiendo miradas incrédulas de dos pares de iris sobre mí.
El doctor dio un suspiro, acomodando sus gafas antes de responder. —Dentro de la especie de gammas existen tres tipos de mutaciones, adaptativos, estacionales y flexibles. Tú Taemin, perteneces a la primera mutación, capaz de ajustarse a cambios bruscos del entorno y no seguir ciclos. Pero, aunque seas altamente versátil internamente, todo organismo tiene límites. Una vez que comenzaste a romper tus anticuerpos, tu propio cuerpo dejó de producir hormonas adaptables.
Tuve que parpadear unas cuantas veces para evitar soltar lagrimas. Ya había llorado mucho y mi garganta estaba seca. Mi mente estaba llena de nubarrones y mis palmas sudaban en todo momento.
—Pero no te preocupes, se lo que sea que tomaste, hizo que entraras en razón y aunque será un procedimiento complicado, aun tienes posibilidades de gestar y de llevar una vida bastante normal.
Minho escuchaba atentamente, con una mezcla de preocupación y determinación en su mirada. El doctor siguió revisando los resultados de los análisis con detalle técnico.
—Los suplementos hormonales adicionales que comenzaremos a administrarte estimularán tu organismo gestacional. —explicó, señalando los gráficos y resultados en su tableta—. Es crucial que sigamos un plan de tratamiento riguroso para minimizar los riesgos de complicaciones, especialmente dada tu historia médica. Este tratamiento incluirá progesterona y estrógenos en dosis ajustadas, así como otras hormonas relevantes para el ciclo reproductivo y la gestación.
Asentí, sintiendo el peso de las palabras del médico mientras intentaba procesar la información. Minho tomó mi mano con firmeza, una muestra silenciosa de apoyo y compromiso.
—Además de los suplementos, necesitarás terapias hormonales específicas para estabilizar tu estado hormonal a largo plazo —continuó el doctor—. Esto no solo ayudará a manejar los síntomas físicos, sino también a mitigar los efectos emocionales que pueden surgir debido a los cambios hormonales bruscos.
Mis pensamientos se agitaron con preguntas sobre el futuro y las implicaciones de mi condición. El doctor, percibiendo mi preocupación, continuó explicando los cuidados adicionales que serían necesarios.
—Por último mi querido paciente, es fundamental que sigas un régimen de seguimiento regular para monitorear tu respuesta al tratamiento —enfatizó el doctor, subrayando la importancia del autocuidado y la adherencia al plan médico.
Minho y yo intercambiamos miradas cargadas de determinación y aceptación. El camino por delante sería desafiante, pero estábamos decididos a enfrentarlo juntos.
—Estoy aquí para responder cualquier pregunta que tengan y para apoyarlos en este proceso —concluyó el doctor, ofreciendo un gesto de tranquilidad antes de despedirse.
Minho escuchaba atentamente cada palabra del médico, buscando cualquier indicio de esperanza para Taemin. Una vez que el doctor se marchó, Minho se acercó con determinación y administró el último supresor disponible, con manos firmes pero delicadas.
Minho me abrazó con ternura, sus palabras de aliento resonando en mi mente mientras comenzábamos a adaptarnos a esta nueva fase de nuestra vida juntos. Para cuando me desperté, no sabia de la hora, estaba abrumado y débil. Solo reaccioné a las feromonas tranquilizadoras con aroma de limón de Minho, quien me tenia bajo un extremo cuidado en sus brazos.
—Minho —susurré, apartándome ligeramente para mirarlo a los ojos—. ¿Crees... crees que en verdad soy infértil?
Minho acarició mi mejilla con suavidad, su expresión llena de comprensión y amor. —Taemin, la medicina ha avanzado mucho. Vamos a enfrentar esto juntos, sea lo que sea.
Mis manos temblaban mientras luchaba con mis propios pensamientos. Durante años había reprimido mi celo, creyendo que era la única forma de controlar mi vida después de Moon-gyu. Ahora, enfrentar la realidad de las consecuencias de mis acciones era algo que me tenia aterrorizado.
— ¿Y si... si no puedo tener hijos, Minho? —murmuré, mi voz quebrada por el miedo. En realidad, era lo que más me preocupaba, Minho podría dejarme, cansarse de mí y hacerme a un lado cuando viera que el gamma al que amaba no podía darle hijos. Entonces, el amor no bastaría. ¿Cómo podría enfrentar eso?
Minho me abrazó con más fuerza, como si quisiera protegerme de mis propios temores. Taemin, eso no cambia lo que siento por ti. No necesitamos hijos para ser felices juntos.
Mi mente estaba llena de escenarios negativos y dudas autocompasivas. ¿Qué significaría para nuestra relación si no podía cumplir con las expectativas naturales de una pareja? Sería reafirmar que era un gamma, y que era defectuoso, no importaba la variante Adaptativa ni nada más. ¿Podría Minho seguir amándome si no podía darle la familia que siempre había deseado?
—No quiero ser una carga para ti. —murmuré, incapaz de sostener su mirada.
Minho tomó mi rostro entre sus manos, obligándome a encontrarme con sus ojos llenos de determinación. —Taemin, escucha. No eres una carga. Eres mi compañero, mi amor. Vamos a superar esto juntos, pase lo que pase.
Sus palabras resonaron en lo más profundo de mi ser, ofreciéndome una chispa de esperanza en medio de mi tormento emocional. Aunque el miedo seguía latente, su presencia constante y su apoyo inquebrantable me daban la fuerza para seguir adelante.
Recordé aquel día, hace seis años, cuando todo cambió irreversiblemente.
Moon Gyu, mi antiguo amor, había sido mi ancla en un mundo de incertidumbre y fama deslumbrante. Nuestro amor había sido intenso, y cuando descubrimos que íbamos a ser padres, fue como si el mundo se detuviera en un momento de dicha perfecta.
Pero la vida tenía otros planes. Moon Gyu se fue y me dejó, falleciendo en ese trágico accidente antes de que pudiéramos celebrar nuestro futuro juntos como familia. Mi corazón se destrozó en mil pedazos ese día, y el bebé que esperábamos se perdió con él.
Esa pérdida me marcó profundamente, dejando cicatrices emocionales que aún no habían sanado por completo. Desde entonces, el temor a perder de nuevo lo que más quería se había arraigado en mí como una sombra persistente.
—Minho —murmuré en la noche mientras estábamos acurrucados en la cama, incapaz de contener mis pensamientos más oscuros ni mis lagrimas. Minho acariciaba tiernamente mis mejillas, quitando los restos de luiquido —. Perdí a alguien antes, no solo a Moon Gyu. Cuando… cuando él murió, mi tristeza por el abandono se llevó a nuestro bebé.
Minho me miró sin decir nada, aun acariciando mi cabello con ternura mientras escuchaba.
—Tengo miedo de que... de que algo similar pueda pasar de nuevo —confesé, las lágrimas asomando en mis ojos—. No sé si puedo soportar otra pérdida así.
Minho me abrazó con fuerza, su corazón latiendo contra el mío en un gesto de consuelo y promesa. —Taemin, todo estará bien. No estás solo esta vez, no te dejaré aunque ya no me quieras. Sin importar qué pase, serás fuerte y tendrás mi apoyo.
Sus palabras fueron directo contra mi dolor y mi miedo. Aunque seguía atormentado por los recuerdos dolorosos del pasado y las dudas sobre el futuro, sabía que tenía a alguien a mi lado que estaba dispuesto a compartir cada carga y cada alegría.
—Prométeme que... que siempre estarás aquí —susurré, aferrándome desesperadamente a su presencia reconfortante.
Minho tomó mi rostro entre sus manos, obligándome a encontrarme con sus ojos llenos de amor y determinación. —Te lo prometo. Pero Taemin, aun sino estoy vivo, serás fuerte por los dos. Y vivirás por ti.
Mis lágrimas no pudieron ser contenidas mientras me aferraba a la mano de Minho, angustiado al saber que nunca experimentaría la conexión de feromonas como otros y que, posiblemente, Minho tampoco llegara a sentir las mismas satisfacciones que un vínculo con un omega.
—Minho… —murmuré entre sollozos, mi voz quebrada por la emoción—. ¿Cómo puedes…?
Minho me interrumpió suavemente, colocando un dedo en mis labios para silenciarme suavemente. —No importa, Taemin. Estoy aquí y viviremos el ‘’ahora’’. Eso es lo que importa.
Después de un momento, Minho me ayudó a bañarse y a vestirme con la ropa que mi asistente había traído de mi piso. Cada gesto era cuidadoso, deliberado, lleno de la intimidad tranquila que habíamos construido juntos en los últimos días tumultuosos.
—Taemin —dijo Minho con voz firme pero amorosa, guiándome hacia la sala donde su familia los esperaba, incluyendo Suzy, aunque a la vista no estaba Hansol. Para mi alivio—. Permítanme presentarles a mi Mate.
Mis ojos Taemin se abrieron de par en par ante la declaración pública de Minho. Miré a los rostros sorprendidos de la familia de Minho, sintiendo una mezcla de miedo y nerviosismo ante la realidad de las expectativas e sus padres.
—Desde mañana, oficialmente estarás unido a mí en en actas y en todos los medios—continuó Minho con una sonrisa suave, sus ojos brillando con determinación y afecto.
El gesto que siguió no fue un sello de una promesa con un beso, pero fue significativo. Dejó su frente contra la mía y miró a mis ojos. —Estaré contigo en cada paso del camino, Taemin.
El tiempo pareció detenerse mientras nos perdíamos en el calor y la ternura del otro, ignorando el mundo exterior por un momento precioso y eterno.
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