☂️22☂️
La calidez adentro me envolvió, pero no logró calmar el frío que se había instalado en mí, los pensamientos negativos, los malos recuerdos. Me sentó en su sofá, mis manos temblaban mientras intentaba controlar las emociones que amenazaban con desbordarse.
Ava se sentó a mi lado. No hizo preguntas, no exigió respuestas. Simplemente se quedó allí, ofreciéndome su silencio y secando mi cabello. De un momento a otro apareció su esposo, quien dejó una taza de té en mis manos y se marchó rápidamente. Quería patearme, porque por supuesto había interrumpido en su hogar con mis idioteces cobardes,
Cuando sentí esa opresión en el pecho nuevamente, decidí que era hora de hablar. Las palabras fluyeron de mis labios, un torrente de recuerdos y emociones que había mantenido ocultas durante demasiado tiempo. Le conté sobre Moon-gyu, sobre nuestra relación y cómo se había desmoronado bajo el peso del escrutinio público. Le conté sobre Han–sol, sobre cómo había sido perpetrador y se había victimizado ante las cámaras.
Ava escuchó, su rostro era una máscara de comprensión y simpatía. No interrumpió, no juzgó. Simplemente me permitió hablar, dejó que las palabras fluyeran hasta que no me quedó nada más que decir.
Cuando terminé, el silencio llenó la habitación, pesado y cargado de emociones no dichas. Ava finalmente habló, sus palabras eran suaves pero firmes.
–Taemin, no puedes seguir huyendo. Debes enfrentar a los que conocías antes, no importa lo doloroso que sea. Pero si ese tal Han–sol te hizo tanto daño como dices, es hora de que pague. No solo por ti, sino por tu hyung y... –ella tocó mi vientre plano. –por esa pobre criatura que no tuvo la culpa de no nacer. Solo entonces podrás seguir adelante.
Sus palabras resonaron en mi mente, un eco de lo que había estado evitando. Sabía que tenía razón, sabía que tenía que enfrentar a Han–sol y a todos. Pero por ahora, todo lo que podía hacer era sentarme allí, en el silencio de la casa de Ava, y permitirme pensar en lo que sucedería cuando ya Minho no quisiera seguir cargando conmigo y mis inseguridades.
Tal vez debería comenzar por decirle a Minho la verdad de hace años atrás.
–Gracias, Avy –susurré, sintiendo cómo la tensión comenzaba a abandonar mi cuerpo después de haberme escuchado.
–Baby Taemin. –arrulló ofreciéndome una sonrisa cálida y me guió hacia una habitación sin permitirme preguntar ni contradecirle. Sacó una gruesa manta, ropa y toallas y me las dio.
–Toma una ducha y duerme un poco. Mañana podemos hablar de cómo enfrentaremos a Han–sol y qué le dirás a Minho. Pero por ahora, descansa. –declaró, dándome un corto pero sentido abrazos antes de marcharse.
La gratitud inundó mi corazón. Ava había abierto las puertas de su hogar y me había ofrecido refugio en la tormenta. Con su ayuda, tal vez podría encontrar la manera de enfrentar a Han–sol y recuperar las riendas de mi vida.
La noche cayó rápidamente, pero yo no había dormido ni un minuto, me dediqué a dar vueltas en la cama, pensando en Minho. La lluvia seguía cayendo afuera cuando Ava regreso para obligarme a comer junto a ella y su esposo en el comedor. La cena no fue ostentosa para tratarse de un chef y una empresaria de estilos exóticos, pero sentí que iba en camino a volverme adicto a su comida. El lugar estaba en un silencio agradable, solo siendo interrumpido por el bajo volumen de la televisión en la sala.
Cuando un furioso delta me encontró en casa de Avy, mi alma estaba desnuda al igual que mi cuello, expuestos y en espera del bombardeo de preguntas o reproches que esperaba de Minho, evidentemente me equivoqué porque nunca llegaron. Me envolvió en sus brazos, tembloroso y sorbiendo la nariz como si hubiese estado llorando. En él, encontré la promesa de que podía ser simplemente Taemin, no el ex ídolo, no el ex amante de alguien más, sino un gamma defectuoso, completo y amado.
–¿Qué hacemos ahora?– jadeé, mi voz apenas audible por el olisqueo de Minho en mi cuello. Su áspera lengua salió sin timidez alguna para marcarme con su olor sobre mi piel. Mis piernas se volvieron gelatina, mi cuerpo dócil.
Minho alejó el rostro del mío. Me miró, sus ojos llenos de una determinación que me hizo creer que tal vez, solo tal vez, podríamos enfrentar lo que vendría juntos. Pero también vi miedo y, quise pensar que era el miedo a perderme. Mi delta posesivo. Sonreí.
–Ahora,– afirmó él, –luchamos. Luchamos por este amor, por tu paz, y por un futuro donde puedas ser libre.
Y con esas palabras, supe que no importaba lo que el futuro nos deparara, no estaría solo. Juntos, enfrentaríamos las revelaciones y las huidas que vendrían, con la fuerza que solo el verdadero amor puede dar.
–Tendremos que volver a "Éclipse de Nuit" para darle las gracias a Avy y su esposo. Fueron muy generosos al brindarme su apoyo. –murmuré cuando salimos de casa de mi amiga mientras era apretado hacia el cuerpo ajeno bajo el paraguas, a lo que fui contestado con un beso en la frente.
Al abrir la puerta de la casa de Minho, el aroma a hogar nos envolvió, y una voz infantil rompió el silencio junto al sonido de pasos apresurados Byung–chan se detuvo en seco.
–Papá, ¿por qué está mojado el tío Taemin? –preguntó el pequeño, con una mezcla de curiosidad y preocupación en sus ojos. Me enternecí.
Minho sonrió, agachándose para estar a la altura de su hijo. –A veces, la vida nos sorprende con una lluvia inesperada, pero eso está bien. Nos recuerda que después de la lluvia siempre viene el sol. –explicó acariciando los cabellos de su hijo con ternura.
Yo observaba la escena, sintiendo cómo el último vestigio de frío se desvanecía de mi piel. Byung–chan asintió, satisfecho con la respuesta, y se acercó a mi.
–¿Quieres que te preste mi pijama de dinosaurios? Te hará sentir mejor, –ofreció con una sonrisa inocente.
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