Enox

Tayara no logra calmarse y veo llegar a la Luna. Las cosas vuelan a nuestro alrededor. Debo hacer algo pronto, pero yo tampoco puedo acercarme a Nazhira.

—¡Deja eso, ya! —chilla mi compañera y consigue golpear a la directora, pero está tan cegada que le pega varias veces en la cabeza contra el piso —¡¡Ya!! —Sus ojos se han vuelto completamente negros y se encuentra fuera de sí.

Sigo sin poder acercarme y veo como la Luna saca una espada.

Tayara reacciona cuando sus manos se llenan de sangre, pero eso provoca que chille y el suelo se rompa por la frustración.

Maldita sea.

—Si hubiera estado en el valle —Suspira la Luna —, hubiera contenido esto, lo hubiera detenido, se ve que no se puede escapar del destino —Alza la espada contra sí misma mientras sus ojos se humedecen —. Por el bien de todos me iré y me llevaré a los míos conmigo.

Veo como un montón de lobos se acercan, es imposible detener esto. La Luna se clava la espada y varios comienzan a caer, incluso Eleazar. Veo al padre de Tayara, que aparece, se está ahogando, porque es mitad lobo. Entonces observo que a su hija también le pasa, se está muriendo.

Todos están falleciendo, Tayara está pereciendo, debo hacer algo.

Tengo que salvar a Tayara.

Utilizo mi telequinesis, alejándola de todos los escombros que ha construido y al fin logro acercarme, al menos hasta ella. Puedo ver como vómita sangre y tiembla cuando la agarro. A diferencia de los demás que han muerto rápido, por ser solo de una especie, pero pronto le llegará la hora a ella también. Decido hacer lo que no quise desde un principio y utilizo mi vínculo, recupero a Tayara tomando su poder. Aunque eso provoca que el que se muera no sea ella, sino yo.