39. Final parte 1
Tayara
Faltan unas horas para mi cumpleaños, estamos por llegar al Internado de Bestias, la nave va lento porque tiene poco combustible. Tenemos que ser rápidos y liberar a todos, es la oportunidad, ya que habrá cazadores que le hagan caso al líder de la rebelión y otros no. Obviamente Nazhira debe estar desesperada.
Me quito el artefacto anti-magia y bajo de la nave cuando aterriza.
—¿Segura? —me pregunta Enox mientras camina en la rampa.
No me había quitado el brazalete antes, porque pensé que me ayudaría, pero no sirve de nada tenerlo, no funciona, no controla mi poder y si la directora tiene algún aparato que lo manipule, será mejor prevenir.
Asiento para responderle a Enox y seguimos nuestro camino, cruzando el bosque, así llegar al edificio.
—No deberías hacerlo —Me detengo al visualizar a quien creo que es mi padre, el cual camina a través de los árboles mientras se acerca a nosotros —. Todavía estás a tiempo de irte.
Frunzo el ceño.
—¿Y quedarme en un valle evitando que se me descontrolen los poderes? Ni hablar.
Sonríe.
—Eres una guerrera, pero hay batallas que se pueden hacer otro día.
—Ya no hay tiempo —digo seria y él deja de sonreír.
—Lo sé.
—Tú también eres guardián, ¿cierto?
—Tu madre me dijo una vez, que te sobreprotegía mucho y tenía razón, la sigue teniendo, no se pueden borrar los recuerdos trágicos para siempre, tantas muertes perdidas en el tiempo de tu memoria.
—Así que también eres un asesino —declaro fríamente.
—Hay cosas que son inevitables —Hace una pausa —, o no. Detén el paso del tiempo, retírate ahora.
—Sabes el futuro, pero yo hago el mío propio.
—No lo dudo, ¿pero serás capaz de aceptar tus acciones?
Desaparece y me sobresalto.
—Ay —chilla Anais —me asustó.
—Me agrada el tipo —dice Ithiry sonriente —. Habla de muerte, que divertido.
—Yo también estoy preocupado —expresa Orus.
—¡Ay ya cálmense! —me quejo —Toda acción tiene sus consecuencias, solo tenemos que procurar que sean a nuestro favor.
—Cierto —me contesta el adivino —. Hay muchos futuros posibles, ¿pero qué me garantiza que harás el que quiero?
—¿Y por qué no me dices cuál es?
—Eso formaría una paradoja y no soy un guardián para arreglarlo.
Enox me mira.
—Tú sí lo eres —me aclara el extraterrestre.
Bajo la vista.
—Lo soy pero... creo que es el poder que menos entiendo.
—Y yo que pensaba que ese era el de convertirte en hombre —se burla Enox y lo miro de mala manera —. Es broma —Se ríe.
—Que bueno que te volvió la confianza —expreso con sarcasmo, aunque después me vuelve el humor y le sonrío.
Seguimos nuestro camino, entonces visualizo a Nazhira en la entrada.
—Directora —La miro vestida de cazadora y para nada formal.
Observo que sonríe.
—Sabía que volverías —confiesa —¿Quieres unirte a tus compañeros?
Veo como varios guardias empujan las jaulas y presiono el puño.
—No si logro evitarlo.
—No lo hiciste antes, no lo harás ahora, además... —Sonríe —feliz cumpleaños, ya es la hora.
No lo creo.
¿Calculé mal?
Eso no importa, está equivocada, mi poder sigue intacto, así que mientras esté tranquila, no pasará nada.
—No logrará nada —le aclaro.
—Ah, ¿no? —Levanta un artefacto con su mano —Conseguiré que te descontroles y haré que la Luna tenga que matarse para acabar con todos los hombres lobo —Presiona un botón —. Una especie menos ¿Qué te parece?
Ese aparatito hace un pitido que me desconcierta, tapo mis oídos y noto como hay una onda expansiva que me aleja, debo detenerla, sino se llevará a todos.
Avanzo como puedo, pero es inevitable, los rayos salen de mis manos y nadie más que yo puede acercarse, es una trampa mortífera.
¡¿Dónde estaba la opción que buscaba?!
Al parecer me equivoqué.
Todo explota.
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