38. Sentirse devorada
Tayara
Corremos a escondernos con Enox y cuando los depredadores son engañados por nuestro plan, le mandamos la señal a Ithiry. Nos adentramos en una cueva y apoyo la espalda en la piedra, mientras Enox espía muy cerca de mí.
—Esto me recuerda cuando éramos chicos —Se ríe.
—Y corríamos en el parque —agrego.
—El patio del Internado de Bestias era enorme, lástima que lo destruyeron para armar jaulas.
—Sí... —Bajo la vista —por eso hay que volver, para que no se vuelva peor de lo que ya es.
—Otras personas los liberarán.
Frunzo el ceño y alzo la vista a mirarlo enfadada.
—No si no se enteran, Nazhira es corrupta, jamás dirá una sola palabra, se callará y seguirá usando a nuestros pobres compañeros.
—Podemos avisarle a alguien.
—No hay tiempo.
—¡¿Por qué eres tan testaruda?! —se queja.
—¡¿Qué te importa a ti?!
—¡¡Es que... —grita pero luego se detiene, sus mejillas se ruborizan y luego baja la vista —es que... no puedo decirlo.
—¿Por qué no?
—Porque estoy avergonzado.
—¿Enox avergonzado? —Alzo una ceja —¿Quién eres y qué has hecho con mi rival?
Se ríe y vuelve a mirarme.
—Te dije que no me conoces realmente, no soy el chico que crees —confiesa —. En realidad no tengo tanta confianza como aparento, todo fue una fachada para acercarme a ti, como Nazhira me indico que lo hiciera.
—Cierto —Hago una pausa pensativa —¿Entonces quién es el verdadero Enox?
—No voy a negar que soy competitivo, pero no tengo tanto ego como crees y si piensas que ando detrás de muchas chicas, estás equivocada.
—¿Y qué hay de Aqua? —Alzo una ceja.
—Ella me seguía, yo no hice nada.
—¿Me vas a decir que nunca has coqueteado con una chica? —bromeo y se ríe.
—No —expresa rotundamente —. Aparte de ti, nadie.
Me quedo callada un momento por el impacto de la confesión.
—Eh... pero supongo eso lo hiciste porque Nazhira te lo dijo —expreso avergonzada y luego agrego con más confianza —. Aunque admito que no supiste ligar hasta que vino Ithiry —me burlo.
—Tienes razón, solo intentaba llamar tu atención, porque soy un inexperto —Ríe nervioso.
Alzo una ceja.
—O sea que antes de Ithiry también me molestabas por eso —exclamo indignada.
—Ya te lo dije, no sé ligar —Hace una pausa —. Ni tener amigos —agrega pensativo —. Por eso decía que no pertenezco a ningún lugar.
—¿Decías? —Sonrío al oírlo hablar en pasado —¿Y ahora a dónde perteneces? Me encantaría saber.
Sus mejillas vuelven a sonrojarse y mira hacia un costado evitando verme.
—Eh... ¿No deberíamos estar alertas en vez de andar hablando?
—Vamos, Enox, no seas cobarde y dime.
—Bueno, es que... —Se toca el brazo un momento y sigue con la vista baja —pues la verdad es que yo quería llamar tu atención porque...
—Por la directora, ya sé —Ruedo los ojos —¿Eso qué tiene que ver con pertenecer a un lugar?
Frunce el ceño, entonces al fin alza la vista para mirarme, aunque lo hace tan de repente que me sobresalto.
—Nazhira me dijo que debía vigilarte, ser tu amigo, aunque creo que tenía otras intenciones con esa orden, que al final se le cumplieron.
—No hables en clave que me aturdes —Lo observo extrañada —¿No tenías que coquetear conmigo pero en realidad sí? —Alzo una ceja —Eso suena confuso.
—¿Recuerdas cuando jugábamos a perseguirnos y siempre te encontraba?
Ruedo los ojos.
—Sí, cuando comenzaste a llamarme Perdedora.
Se ríe.
—Bueno, es que me gustaba ver la expresión que hacías —Me señala la cara —. Sí, justo eso.
—¿Te gusta torturar a la gente o qué? —digo molesta.
Me mira sonriente y con más confianza.
—No, solo a ti, porque me gustas, Tayara. Aunque no me había dado cuenta hasta hace poco y... —Suspira —me avergüenza.
Quedo tildada ante su confesión y luego reacciono.
—¿Y... ¿Y cómo te diste cuenta? —pregunto nerviosa.
—Primero con la llegada de Ithiry, estaba celoso, y luego... luego lo confirme cuando hablé con la Luna.
—¿Qué tiene que ver la luna? —expreso impactada.
—Ella me dijo un montón de cosas... —Toma mis manos —pero lo más importante es que me hizo entender que pertenecía a un lugar y ese es en donde estés, porque quiero estar siempre a tu lado.
Mi corazón se acelera y siento que mis mejillas arden, así que bajo la vista nerviosa, porque no puedo mantener la mirada.
—¿Pero qué dices Enox?
—No sé si lo entiendes, ni idea si lo he aclarado bien en palabras terrestres. La Luna habló de... ser compañeros, no lo comprendo bien, lo único que sé es que no quiero separarme de ti, ni que me odies.
—¿Compañeros?
«Yo lo sabía, pero no te lo iba a decir». Me recuerda mi loba Interna.
¡¿Por qué me detestas?!
«La magia negra en ti me pone en tu contra». Por primera vez me lo explica.
¿Por qué?
«El vínculo de Enox se llevó un poco de energía negativa y me calma».
—¿El vínculo? —digo en voz alta confundida, pensando en esa cosa rara de los extraterrestres.
—¿Tayara? —me llama Enox y reacciono, así que alzo la vista a mirarlo —Eso, de lo que tú hablas, no está roto —me aclara.
—¿Eh? —Me sonrojo —¿Tu regalo no está roto? Pero pensé que lo destruí cuando...
—También yo pero... la Luna me explicó que esa conexión de lobos que tenemos, reforzó el vínculo de mi raza e hizo que no se rompiera.
—Vaya... —expreso aturdida —cuanta información junta.
—Sinceramente no me sale explicarlo bien con palabras, solo puedo actuar como lo hace mi especie.
—¿Cómo? —digo confundida.
Acerca su rostro al mío y me paralizo, así que me quedo quieta.
—Refuerzo nuestro vínculo —declara entonces acto seguido me besa.
No puedo evitar corresponderle, siento un fuerte efecto como aquella ocasión que nos besamos por primera vez, es mucha adrenalina. Esa sensación de sentirse devorada, confusa, hipnótica y oír esos susurros que aumentan la sensación. Enox me vuelve loca con esos labios que me llevan a cualquier parte, menos a la realidad, tengo demasiadas fantasías juntas con nuestras bocas arrebatándose en cada beso.
—¿Interrumpimos? —Oigo la voz de Ithiry y me alejo rápido de Enox.
Visualizo como Anais se oculta detrás del chico de cabello verde, que ya no está en su forma de extraterrestre.
—Me disculpo porque hayas visto eso —le digo avergonzada a mi amiga ya que sé lo que siente por mí.
—Terrestres, siempre aburridos —acota Ithiry —. Olvidemos los corazones rotos y sigamos con el plan —Se gira agarrando la muñeca de Anais, para empezar a caminar.
—¡¿Eh?! ¡¿Qué te pasa con mi amiga?! —le grito —¡¿Es confiable ese tipo?! —le digo a Enox y cuando nuestras miradas se cruzan nos sonrojamos.
Ya hasta olvidé la razón de estar indignada.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top