19. Asesina

La directora Nazhira esquiva el ataque de la que creo que es mi madre. Está estupefacta porque al parecer es lo que se encontraba encerrado en la puerta negra del sótano y es imposible abrir esa cerradura. Todo su desconcierto se va cuando visualiza a la diosa Luna, creo que está emocionada por verla y por descubrir a la culpable del escape de la asesina de sus guardias.

—Deberías huir —me repite la chica platinada que está a mi lado.

—¿Por qué siento que la directora quiere matarte?

—Porque estamos conectadas, todo lobo siente mis sensaciones.

—No —La miro —es diferente.

—Ella sabe que puedes asesinarme, si matas a un dios, matas a toda una especie —declara y me quedo paralizada.

—¿Qué dices? ¿Por qué me cuentas esto? —exclamo preocupada —¿Qué pretendes? No comprendo.

—Solo te guío, como a cualquier lobo —Se gira en dirección a la ventana para retirarse.

—¡Luna, regresa aquí! —grita Nazhira esquivando otro ataque de mi madre.

—No te olvides de huir —expresa lo último y se va por la ventana.

—Tayara —me llama la directora al verme en mi forma de chico —, cambiaste sin permiso —acota indignada.

«¿Tiene tiempo para quejarse de eso?». Al menos mi loba interna y yo concordamos en algo.

¡Están matando a sus guardias y me aclara esa estupidez!

Estoy muy nerviosa como para seguir sus reglas ahora, hay mucha sangre y muerte en este lugar. Los inocentes corren peligro y lo que más deseo ahora es irme de este horripilante sitio. La verdad no deseo cruzarme con esa fémina que se supone que es mi madre, me niego a aceptar algo así.

—¿Tayara? —expresa la mujer impregnada de sangre que no es suya detrás de la directora.

Nazhira sonríe.

—Lo ves Tayara, te dije que era un monstruo que no debería existir y no me querías creer, ahora puedes observarlo con tus propios ojos —Se gira mirando al ser sobrenatural y lo señala —. Te presento a Agatha, alías Las Voces.

—¿Quién te crees que eres para hablarnos así? Estamos hartas de ti —habla en plural. Su odio desaparece al mirarme —¿Eres Tayara? —Da dos pasos cerca de mí y yo retrocedo, ella sonríe algo afligida —Has crecido mucho.

—¡No te acerques! —grito asustada —Yo no tengo madre —declaro y tiro el relicario —¡Mi madre no puede ser una asesina, me niego! —Salgo corriendo.

—¡¡Tayara!! —La directora y esa cosa me llaman pero no me detengo, corro directo al patio.

Preferiría seguir mi conversación con la luna, no me sentiría tan perdida.

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