Tayara

A la mañana siguiente, despierto levantándome de la cama, Ithiry duerme, mientras tanto me visto. De alguna forma me siento vacía, así que decido salir del cuarto a despejar mi mente.

En el pasillo me encuentro con Enox, el cual sonríe.

—En mi forma original puedo hacer más que usar telequinesis ¿Quieres ver?

Me río.

—¿Te volviste loco? Además no puedes cambiar aquí, te castigarían, ¿no? A menos que la élite tenga privilegios, aunque no me sorprendería.

—No, de hecho no, no tenemos ese privilegio, también está prohibido para nosotros transformarnos, pero tienes razón, me volví loco, rompiste mi vínculo, así que ni sé para qué te hablo.

Frunzo el ceño.

—Yo puedo hacer de mi vida lo que se me dé la gana, además no es como si hubiera algo entre nosotros ¿Qué te da derecho a recriminarme tan siquiera algo?

Suspira.

—Tienes razón, yo soy el que está mal, mejor no volvamos a tocar el tema y ya ¿Cuándo se irán?

—¿Eh? —digo confundida —¿Te refieres a la nave, cierto?

—Así es —Asiente.

—Pensé en el baile, es una gran distracción —le cuento.

—Me alegra, buen viaje —Se da la vuelta y sigue su camino.

Me hace sentir tan mal esto, a pesar de que he discutido varias veces con él, hay algo diferente en esta ocasión.

Decido ignorar el vacío que empieza a inundarme, entonces me dirijo a prepararme para el momento del baile. Debo huir de aquí lo antes posible y todo tienen que salir sin fallas, ni una.

Eso espero.