Camino por el pasillo, entonces veo a Ithiry acercarse, la duda me inunda así que tengo que preguntarle, ya que Enox se fue y no me dijo más nada.

—¿Puedo preguntarte algo? —cuestiono.

—¡Sí! —Asiente enérgico.

—¿Tus padres vendieron a Enox?

—Sí, yo le gané, entonces me quedé en nuestro planeta.

—¿Por qué tenías que ganar? ¿Por qué harían eso? —expreso desconcertada.

—No sé, había que enviar a uno, eso dijeron.

—Que mal —opino.

—Yo gané, siempre le gano —aclara.

—¿Y no te sientes mal por eso?

—¿Por qué? —Ladea la cabeza.

—Ah olvidé que no tienen sentimientos.

—Sí tenemos, es adaptativo —explica y me sorprendo.

—Enox no sabía eso.

—Porque no estuvo mucho en planeta mío, somos adaptativos —Señala su cuerpo humano —. Cambia genética, para sobrevivir.

—Ah entiendo —reacciono —. Tu cuerpo cambia de forma dependiendo de donde estés.

—¡Sí! Es progresivo, cambio lento, por eso no aprendo rápido de sentimientos. Enox, seguro ya sabe.

Por eso estaba frustrado.

Bufo.

—Ya me mareó tanto hablar de extraterrestres.

—Hablemos de beso —dice de repente y me sonrojo.

Lo había olvidado por completo, la verdad que con la visita al sótano pude distraerme, aunque no fuera la mejor forma para hacerlo.

—¿De qué quieres charlar sobre eso?

Se ríe.

—Cosa bonita, cosa preciosa.

—¿Eso es un halago?

—Yo di vínculo —aclara pero sigo sin entender a qué se refiere.

Siento que estos extraterrestres quieren abducirme con tantas rarezas que hablan, encima me integran en ellas así de fácil.

—Mejor me iré... a charlar con... —digo en pausas retrocediendo —Eleazar —Me voy rápido.

Busco al hombre lobo toda la tarde pero no lo encuentro, incluso ya se hizo de noche. Quería preguntarle muchas cosas, que lástima. Me detengo cerca de una ventana, entonces visualizo a la luna. Una de las razones por las que quería hablar con Eleazar.

¿Notará esa tristeza que se puede percibir cuando la miras?

Siento que puedo oírla llorar, se supone que mi raza puede hablar con ella, pero no sé si es así como debería ser, pero encuentro su preocupación en mi ser y duele, por eso no la miro mucho.

Bajo la vista y saco el relicario de mi papá donde está la foto de mi madre, para distraerme de esa triste sensación que me trae la luna.

—¿Por qué la directora te llama monstruo si eres hermosa?

—¿Hablas sola? —Oigo a Enox y me sobresalto.

Frunzo el ceño.

—No, pienso en voz alta.

—Ah sí, muchos hacen eso —Sonríe.

Hago una sonrisa también.

—Ya no estás enojado —afirmo.

—Ya se me pasó el berrinche emocional terrestre que no me lleva a ningún lado —explica sin expresión en su rostro.

—Interesante definición —Alzo una ceja.

—Gracias.

—Bueno, y ahora que Ithiry te ganó, ¿vas a huir del Internado de Bestias? —menciono el nombre largo de la escuela.

—No puedo, estoy atrapado aquí como todos ¿Yo contra un montón de cazadores y guardias? Imposible.

Me río.

—¿A dónde fue tu ego?

—Soy realista, son muchos.

—Si Ithiry arregla su nave... —Miro hacia la ventana evitando observar a la luna, entonces veo el patio —varios podrían huir.

—Es arriesgado, llevar a muchos levantaría sospechas.

Suspiro.

—Sí, lo pensé, pero bueno... —Lo observo —tú sabes de su existencia, así que podrías venir.

—Si Ithiry se va, no tengo una razón para irme, estoy en el lugar correcto.

—Cierto, eres de la élite, aunque nunca entendí a ese grupo selecto.

—Mejor no deberías saberlo —declara serio.

—¿Qué ocultas Enox?

—Hay muchas formas de llegar a este internado, te secuestran, te venden, te mienten, te extorsionan, bastantes formas —repite —, y a veces hay cosas que no te gustaría saber.