1. Internado de Bestias

Tayara

Esa sonrisa arrogante ¿Quién se cree que es? Es uno más atrapado en este lugar ¿De qué se burla?

—Perdedora —declara.

Estúpido, Enox.

Mejor ni le respondo, solo porque me haya superado en el puntaje otra vez, yo tengo mejores motivos para aprobar.

Largarme de aquí.

Una nota alta significa una oportunidad de salir fuera del internado de Bestias, el lugar que encierra a los adolescentes sobrenaturales como yo. Desde hace diecisiete años, todo colapso y los cazadores decidieron encerrarnos a todos. Cuestión, buena calificación te permite un vistazo más allá del bosque, como una excursión, pero yo quiero usarlo para escapar y este inútil no lo necesita para nada en absoluto, porque los extraterrestres son los únicos que no utilizan brazaletes anti-magia.

Así es la injusticia por aquí.

Quiero golpearlo pero si la directora me descubre, terminaré en el sótano de nuevo.

Camino alejándome del tablón de notas y del estúpido.

—¡¡Tayara!! —grita mi compañera de cuarto corriendo hasta mí, es una bruja, bueno si no tuviera un brazalete como yo —¡¡Mira este hermoso pinta uñas que me compré!! Quedaré preciosa —Anais revolotea las pestañas —. Envídiame.

¿Alguien me dice por qué mi compañera de cuarto es tan fifi cuando yo soy todo lo contrario?

Continúo por mi camino y me sigue.

—No me interesan tus pinturitas, no es como si me importara arreglarme o algo —Ruedo los ojos.

—Deberías, ese cabello negro tuyo se está poniendo rebelde ¿Qué tal un tinte? —Se muerde el labio.

—Me estás mirando raro desde que viste que puedo cambiar a hombre, deja de hacer eso, por favor —Bufo.

—¡No! Lo que me sorprende es que hayas roto el brazalete por quinta vez ¿Cómo lo haces?

—Tengo demasiada energía acumulada, no puedo contenerla, menos cuando me hacen enojar.

—Enox, ¿cierto? —Mueve las cejas y yo ruedo los ojos —Es interesante, ¿no?

—No me interesa Enox, él me busca para molestarme.

—Yo creo que le gustas —Chasquea los dedos.

—Sospechoso —opino.

—¿Por qué? No eres linda pero tampoco eres fea, eres regular.

Alzo una ceja.

—¿Y se supone que eso es un cumplido?

—¡Sí! Dame otra razón para que te siga.

—No sé, soy un híbrido raro, tengo muchos poderes, además de ser la hija de un monstruo que no debería existir, o al menos eso dijo la directora.

—¿Sigues con el deseo de buscar a tus padres?

—Primero tengo que salir de aquí, ser libre, luego pensar en mi sangre, aunque sí, me gustaría saber la razón de porqué no los conozco.

—Mm ¿Harás algo en tu cumpleaños? —Me cambia de tema como siempre, ella se aburre rápido.

—No, solo intentar huir.

Se ríe.

—Todos los días dices eso.

Nos detenemos en la puerta del cuarto y luego entramos. Tiro mi mochila a un costado, entonces me tiro de espaldas a mi cama.

—Si tan solo consiguiera una oportunidad —Suspiro.

Oímos un estruendo cerca del ventanal y me levanto abruptamente del colchón.

—¿Qué fue eso? —dice asustada mi amiga.

—Fue en el patio trasero —Corro a mirar la ventana —. No veo nada —opino abriendo los vidrios —, está muy oscuro.

—A esta hora no creo que los guardias miren ahí.

—¡Tengo que verlo! —Salgo corriendo en dirección fuera del cuarto.

—¡Estás loca, te van a matar! —Me sigue.

Llego al pasillo y camino despacio para que no me vean los guardias, voy en cuclillas hasta saltar en la puerta que quiero, la cruzo entonces rápido bajo las escaleras, Anais va detrás de mí.

Al llegar al patio, se oyen los grillos. Sigo sin ver nada, aunque ahora sí sé el porqué, ya que hay mucho humo. Me cubro la nariz que es muy receptiva, al tener parte de lobo en mi sistema y avanzo. Mis ojos se abren en grande cuando visualizo lo que hay en frente de mí.

—¿Tayara? —pregunta mi amiga —¿Encontraste algo? —Alza la vista cuando se acerca hasta mí —Oh Dios —expresa sorprendida —¡¿Es una nave espacial?! ¡Es enorme!

Mierda, odio a los extraterrestres. Aunque eso es porque Enox me molesta mucho, y les agarré repudio.

Una compuerta se abre del vehículo destruido y las dos nos quedamos heladas cuando alguien o algo, cae desde esa altura hacia el suelo.

—Es... es... —exclama Anais nerviosa y con sus labios temblando —¡Está desnudo! —grita la idiota sonrojándose.

—Baja el volumen —la reprendo y me acerco al chico palito que se encuentra en el suelo —. Oye... —lo llamo tocando levemente su hombro, me sobresalto cuando alza la cabeza y me mira con un intenso color de ojos verdes, al igual que el tono de su cabello.

Este muchacho es de la misma raza que Enox, en sus iris tiene una pequeña línea negra distintiva de su especie, la diferencia que el idiota tiene color azul y este chico verde, alrededor de esa diminuta marquita.

—¿Me estás escuchando? —insisto —¿Te encuentras bien?

—Hay que avisarle a alguien —aclara mi amiga.

—¡No! —La miro —¡Hay que ocultarlo! —Alzo la vista al objeto volador destruido —Y a la nave también.

Puede ser mi única vía de escape.

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