«𝔒𝔥 𝔶𝔢𝔞𝔥 𝔲𝔥»
Se sentía raro volver a despertar en tu cama después de haber estado poseída. La sensación ardía en mi mente como si fuera una pesadilla. Tenía miedo. Mucho. Recuerdo como era estar en la oscuridad de mi mente, hablando con la persona que movía mi cuerpo, luchando por el poder y sin remota idea de cómo pasó todo.
Pero ver al ver las personitas qué esperaban mi despertar, consiguieron hacerme sonreír. Mi pequeña cama personal se había agrandado en algún momento que desconocí. Kaisito y Beomgyunie estaban a cada esquina abrazando mi cuerpo mientras dormían, mientras que Hazel no parecía estar cerca.
- Oigan dormilones – Los removí luego de sentarme en la cama – ¿Cómo estuvo el sueño?
- Hestia…
Ambos chicos me miraron con sufrimiento, sus ojitos brillaron por la inundación procedente que comenzó a salir y luego se abalanzaron a abrazarme. Estaban preocupados por mí. Eran las cositas más tiernas del mundo. He hecho los mejores amigos que puedan existir.
- Estoy bien… – Les palpé sus cabecitas como si fueran unos cachorros – Ya no se preocupen. Aquí hay Hestia para rato.
Con una pequeña sonrisa Huening se separó y apretó su mano con la mía, y el Choi, contrariamente apretó más el abrazo ¿Quería matar de asfixia?
- Eres una tonta – Me reprendió el moreno – Más te vale no volvernos a asustar así, estúpida.
El chico terminó sentado junto a su compañero y ambos pares de ojos no separaban sus miradas de los míos. Me sentí pésima por preocuparlos aunque yo no tuve elección ante los sucesos.
- ¿Y mi hermana?
- Fue a la biblioteca – Contó Kai – Hazel estaba muy preocupada, quizás fue a despejar la mente.
- La entiendo.
Tras mis apenadas palabras, ambos chicos sonrieron con ternura, sin embargo, terminaron compartiendo miradas apagadas. Lo sentí exactamente como cuando alguien necesita saber algo y quiere decírtelo a como dé lugar.
- ¿Por qué eres mágica, Hestia? – Inquirió el más alto.
- ¿Qué? – Lo miré perdida con su pregunta.
- Eres hermana menor e hija de un normi con un rarito. Solo Hazel podría haber nacido con un don – Explicó él que no mostraba ningún rastro de timidez aunque fuera lo más común en él, sino que denotaba gravedad – Cuando me contaste sobre tu don realmente creí que era mentira, pensé que habías venido a Leumas bajo influencias para no sepárate de tu hermana y por eso no nunca lo utilizabas delante de nadie. Además, el don que tienes no debería existir.
- ¿Qué? ¿Cómo puede ser así? Desarrolle mis poderes incluso antes que Hazel.
- Nosotros tampoco lo sabemos, y créeme, eres más poderosa de lo que deberías.
✧༺♡༻✧
A la mañana siguiente ya me sentía como nueva. El sueño fue muy reparador y la ducha de esta mañana fue lo suficiente agradable para devolverme la sonrisa. Hoy no había clases, eso era estupendo y el día parecía estupendo también.
La única que tenía aspecto deprimente era Hazel. Apenas había dirigido palabras con mi hermana, anoche regresó después de que me hubiera dormido y esta mañana parecía en el limbo. Eso era un poco raro en ella. Ella podrá ser callada frente a otra gente pero conmigo es peor que una cotorra.
Al salir de la ducha ella seguía acostada en la cama, abrazando sus piernas y con los auriculares puestos como si no existiera nada a su alrededor.
- ¡Hazel! – Le grite intentando bajarla de la luna.
- ¿Qué?
- Estás rara – Me crucé de brazos esperando la respuesta del qué la tenía así. A mí no me joden, ella estaba así por algo.
- Yo siempre he sido rara, enana – Se recompuso en la cama.
- Bueno, solo digo – Alcé las manos en rendición.
Si no quería contarme que no lo hiciera. No era obligado.
Con un suspiro me senté en la cama mientras secaba mi cabello con la toalla. Lo dejé seco y comencé a peinarlo con agresividad sin dejar de ver la otra chica de la habitación como iba a la ventana y la abría.
- Despacio mi amor - ¿Escuché bien?
- ¿Qué? – Inquirí desconcertada ¿Ella realmente había dicho eso mientras veía la ventana?
- ¿Mmh? Nada… nada – Contestó sin mirarme. Quizás se le había ido la olla viendo una ventana – No dije nada.
- ¿Qué balbuceaste?
- No dije nada.
- Oí que balbuceaste – Seguí indagando.
- No, no, no, no dije nada - ¿Así? ¿Y esa cara de niña hormonal de dónde había salido?
Espera.. ¿Estaba alborotada?
- Sal de ahí – Exigí llena de curiosidad mientras la empujaba y ella ponía resistencia sin siquiera prestarme atención.
- ¡No!
- ¡Que salgas! – La volví a empujar, pero esta vez conseguí mi cometido.
- No es correcto – Murmuró ida completamente.
La ignoré y mire el panorama. ¡Clase panorama! Los chicos tenían el patio anteriormente sin gracia, como gimnasio súper activo.
El grupo entero estaba descamisado, haciéndome perder todo el aire de mis pulmones ¿En qué momento todos se volvieron tan exhibicionistas? Necesitaba estar cerca de ellos ¡Lo necesito! Este era el parque de diversiones perfecto para mí ¿Dónde se habían guardado esos cuerpazos? Necesita un harem así.
Los primeros rostros que distinguí luego de sus torsos, claro está, fueron a Beomgyu, Lucas y Taeyong, quienes reían entre ellos mientras hacían sentadillas y levantaban pesas. Un momento… ¡Kaisito también estaba ahí! ¡¿Dónde quedó mi bebito?! Ay, dios mío, ¿por qué tenía deseos tan primitivos de morderlo ahora?
Mi boca se abrió de par en par al igual que los ojos cuando vi a Jungkook con haciendo una especie de barras militares y sus músculos se contraían mientras su brazo tatuado destacaba como si dijera “mírame y muere”. Ahora tenía que pellizcarle ese brazo a me cambiaría el nombre. Eso fue una nueva necesidad que surgía de mí ¿Por qué mis mejores amigos parecían sacados de una fábrica? ¡¿Por qué?! Tengo ganas de llorar.
- ¡Señor ten piedad!
De la nada una pálida piel se destacó entre otras. Me tuve que recomponer al umbral de la ventana con el personaje que tanto me tenía perturbada ¿Por qué apareció a mis ojos sin avisar? Casi me mata esa… esa persona no follable que no debería mirar ¿Y por qué seguía mirándolo? ¿A quién engaño? No quería dejar de mirarlo, de hecho, quería hacer muuuchas más cosas que mirar.
Taehyun meneó su cabeza mientras dejaba el contenido de un pomo caer sobre sí. El agua hacia su piel brillar muchísimo más con los rayos del sol mientras corría por su cabeza, cuello y abdomen ¡Esas abdominales! Necesito… vale necesito muchas cosas pero ahora mismo lo que más necesito es a él.
Qué envidia. Como me gustaría ser esa agua para recorrer su cuerpo y saborear su piel.
- ¿Desde cuándo hacen ejercicio? – Y desperté del embelesamiento. Joder, había olvidado completamente a Hazel estaba a mi lado.
- No lo sé, pero ojalá lo hicieran todos los días – Respondí mientras apresaba mi labio – ¡Chicos! – Grité porque ya me nacía de lo más profundo de mi ser mientras meneaba la toalla de un lado a otro – ¡Oh yeah uh! – Chillé cuando obtuve su atención.
Todos se echaron a reír, hasta Hazel. Entre todas las miradas volvió a arder sobre mí la deTaehyun, y no sé porque, pero yo miré a otro lugar.
En mi nuevo punto de vista Jungkook le guiñaba a Hazel y la chica detrás de mí paró de reír al instante ¿Y eso? Uhhh.
- ¿Qué se traen tú y Jungkook, eh? – Insinué bailando mis cejas, ¿podría ser la razón porque estaba rara esta mañana?
- Voy a ir a ver a la vieja gorda – Hablaba de la directora Leonor – Dijo que quería hablar conmigo.
- ¿Por qué? – Enaltecí una ceja. Seguro me estaba dando evasivas.
- No lo sé – Y salió pitando como si su vida dependiera de ello.
Volví la mirada a través de la ventana y todos los chicos seguían mirándome, entonces se me ocurrió algo…
- ¡Voy a saltar! – Al parecer ninguno me tomó enserio hasta que vieron como me subía a la ventana lista para el salto. Todos, incluso Kang, se quedaron atómicos con mi arrebato - ¡Jungkook prepárate para atraparme! – El chico nombrado soltó una risilla, tal vez todavía no lo creía.
- ¡Hestia te has vuelto loca! – Chilló Lucas.
- ¡Te vas a matar! – Beomgyu se exasperó moviendo sus manos como si fuera a prender vuelo.
- ¡El que tiene miedo a morir que no hubiera nacido! – Solté toda confiada.
- ¡Estas en un noveno piso, animal con ropa! – Ese fue Taeyong.
- Ja, me tienes sin cuidao – Canturreé poniéndome de pie en el borde.
- ¡Hestia no lo hagas! – Chilló Kaisito – ¿Qué deberías pensar en estos momentos antes de hacer algo de peligro mortal?
- ¡De algo me tengo que morir! – Y salté.
- Nooo – Escuché a los demás.
En medio de mi caída una esfera verde me envolvió. La velocidad con que caía se redujo con notabilidad y ya Jungkook estaba esperándome con las manos abiertas y los ojos chispeantes al final.
Suavemente fui sostenida en sus brazos ¿Ese era su don? Él chico sonrió divertido viendo mi confusión al nuevo tono que de sus ojos.
- Estas loca pa’ la mierda, Hestia – Se lanzó a reír.
- Tienes razón – Reí junto a él.
No había dicho ninguna mentira. A mí me faltaban unos cuántos tornillos – Yo era la locura encarnada – Por cierto, pellizque su brazo. Había cumplido un cometido del día, jejeje.
Mis piernas tocaron el suelo, mis ojos se pasearon por el semejante paisaje ahora bien cerca y como todos tenían la boca vierta, tal vez seguían sin creer que me lancé de verdad.
- Jungkook contrátame de sirvienta para alcanzarme la toalla todos los días que hagan ejercicio. Te juro que me portaré bien y que solo estaré calladita viendo lo que hacen.
- Tampoco te haría falta hacer más nada – Insinuó divertido.
Oh, mira que cerca estaba Taehyun.
¿Debo decir como lo empecé a mirar sin ningún pudor?
- Hestia estoy enfrente de ti – Kook arqueó una ceja. Volví la mirada a él sonriendo con inocencia.
- ¿Me contratarás?
- Claro – Entrecerró los ojos – Espero que cumplas tu promesa de portarte bien.
- En eso no hay problema.
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