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❝Brote de semilla❞
Sentí que estaba repitiendo la historia de cuando me había escapado hacia el bosque aquella vez me había llegado el periodo por primera vez, solo que ya no tenía a mi lado a mi compañero de esa aventura y mi corazón estaba intranquilo por ello, aunque en el fondo lo que más me tenía intranquila era que en mi mente tenía marcada la mirada del pequeño Jungkook, solo que lejos de esos ojos brillantes llenos de ilusión, tan podía ver aquellos ojos fríos que no me querían ver.
¿Había hecho bien en quedarme tanto tiempo junto a él?
¿Acaso no seguía hiriéndolo, incluso si no era mi intención?
Lejos o cerca... Pareció que sin importar la distancia yo era el problema. Primero por dejarlo solo siendo tan pequeño y luego por ilusionarlo a pesar de que tan solo había permanecido a su lado esperando que eso le hiciera bien. Pero cuanto me había equivocado... Quedarme a su lado tan solo había logrado confundir las cosas más de lo que ya estaban. Junto a Jungkook grande había logrado formar un estilo de vida relativamente normal, pero todo se había jodido cuando apareció esa mujer.
¿Cómo alguien tan mala me había podido llevar en su vientre? ¿Realmente era hija de una mujer que no sabía ser una buena madre? Aunque... ¿Quién era yo para juzgarla cuando ni siquiera sabía lo que era tener un hijo? Tan solo estaba pecando de ignorante y dejándome llevar por una imagen que había visto un par de veces, mientras que lo otro era todo lo que había escuchado de ella. Y era así como por un lado tenía las bonitas palabras de Jungkook grande sobre como se preocupó por él cuando nadie más lo hizo, y por otro lado tenía la mala experiencia del pequeño Jungkook, en donde incluso el maltrato se había hecho presente.
¿Era posible formar una imagen equilibrada con un contraste tan grande?
Aunque si algo era seguro, era que en mi caso no tenía nada bueno ni nada malo que decir de ella. No sabía porqué no me había criado, tampoco sus circunstancias... Pero incluso así en el fondo de mi corazón le tenía un rencor que iba más allá de las palabras.
Sacudí suavemente mi cabeza intentado acallar todos los pensamientos que parecían una tormenta en el interior de mi mente. A pesar de que todo lo relacionado a esa mujer me parecía un problema, tenía un problema mucho más importante: el hijo de la familia Shin. Tras la charla que había tenido con los padres adoptivos de Jungkook, intenté soportar esperando que la idea desapareciera de sus cabezas, pero por más que todo apuntaba a que sí, cuando escuché que querían invitarlos a cenar, supe que era momento de hacer algo.
Por lo mismo es que terminé copiando las acciones de Jungkook grande cuando me iba a ver, y de esa forma terminé fuera de la propiedad con un frío recorriendo mi columna por la decisión que había tomado. No quería seguir defraudando al pequeño Jungkook, sin embargo, no podía seguir engañándome diciendo que todo estaba bien. Las miradas del menor me dolían hasta llegar a la fibra más profunda de mi corazón y no podía soportar no saber nada del chico que me gustaba. Necesitaba hablar con él de forma urgente, después de todo ni siquiera habíamos hablado de forma apropiada.
Pero tenía tanto miedo.
Tanto que me quedé quieta sin saber que hacer.
El cielo seguía oscuro y la noche estaba más fría de lo que había pensado. ¿Realmente iba ser lo suficiente para afrontar el pueblo estando sola? En él había tantos recuerdos malos, tantas marcas que iban más allá de la piel y me generaba un gran terror la sola idea de poder toparme con ese rostro lleno de maldad que en más de una oportunidad había intentado aprovecharse de mí. El solo pensamiento me apretó el estomago y dejó instalado una amargo que sabía que no iba a pasar pronto, pero la única opción que tenía era afrontar mis temores, pues de otra forma iba seguir sumergida en ese mar de problemas del que quería escapar.
Di un paso tan lento que de seguro la suave brisa nocturna iba más rápido que yo. Aunque mi mente sabía lo que tenía que hacer, mi cuerpo no era capaz de aceptarlo del todo.
—¿Dónde crees que vas?
Me terminé de congelar en mi lugar, aunque lejos de sentir miedo, solo pude sentir una gran cantidad de culpa. Una culpa que de seguro era capaz de teñir todas mis prendas blancas.
—No hagas esto más difícil, por favor. Las cosas aquí están complicadas y ya no lo soporto, siento que estoy viviendo una vida que no es mía.
—¿Y por eso me vas a abandonar otra vez? Al menos pudiste decírmelo en la cara en vez de dejar una carta. ¿Acaso creías que iba a ser capaz de leerla si al despertar me daba cuenta que no estabas? Es verdad que las cosas están complicadas... Yo mismo me siento muy confundido, pero te quiero, Sun. En verdad no sé cómo etiquetar el cariño que siento por ti, pero no quiero que me dejes.
—Kook...
—Todas la noches recé para poder volver a verte. No sabes cuánto pedí por poder estar a tu lado. Y... Sé que últimamente no he sido la mejor persona contigo, he sido un tonto y me odio por eso, pero por favor no dudes de mi cariño por ti. Quiero que seas muy feliz, incluso si eso significa que debes estar con Joohyuk —su voz estaba temblando un poco. No podía ver su rostro pues el muro nos separaba, pero supe que la tristeza tenía que dibujar su sonrisa como me estaba pasando a mí—. Aunque me cueste aceptarlo y sea muy confuso... Se supone que los hermanos se deben querer y cuidar pero, sobre todo, apoyar. Así que déjame ir contigo, por favor. Esta vez tengo mi bolso listo y soy lo suficiente grande para que ya no me tengas que cargar. No vayas sola cuando puedes contar conmigo.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y el nudo en mi garganta se intensificó con cada una de sus palabras. ¿En qué momento había crecido tanto? ¿Desde cuando sus palabras tenían la capacidad de calar tan hondo en mi interior? Ya no era un niño pequeño al cual se le tenía que ocultar cosas y en ese momento fui más consciente que nunca.
De repente la noche no pareció tan tenebrosa ni mi cuerpo tan tenso. Cuando finalmente llegó a mi lado, su abrazo me transportó a esos momentos en el que veíamos el amanecer sobre el techo. Una calidez que envolvía tan profundo que incluso podía llegar al corazón más sellado.
Después de tantas penas y alegrías, era inevitable que mi corazón se volviera un cofre del cual había que tener la llave para poder abrirlo.
—Perdón por ser tan egoísta. Tan solo... tan solo no quería seguir dañándote. Tu familia te ha dado tanto, ¿quién soy yo para arrebatártelo? Este mundo no es para mí, pero no quiero privarte de... esto.
—Recuerdo que tú dijiste que eras mi familia. ¿Vas a dejar que las palabras de la Sunbin del pasado no valgan nada? Además, si ellos de verdad me quieren, deben entender de que eres la persona más importante en mi vida. Y uno por las personas que ama hace todo, incluso escaparse en medio de la noche para ayudar a buscar a su enamorado.
¿Sería que iba a cometer un error si cedía ante sus palabras?
Lo pensé por un par de segundos, pero como el tiempo era algo con lo que no podíamos jugar, terminé asintiendo despacio.
—Está bien, puedes venir conmigo.
Su cálido abrazo solo dejó restos de calor humano cuando se alejó para verme a la cara. Una sonrisa pequeña decoraba su rostro y supuse que eso iba más allá de la alegría de saber que podría seguir conmigo. Lo confirmé cuando abrió su boca para hablar.
—Qué bueno que aceptaste, porque ya le dejé una carta a mis padres y ya no hay tiempo para sacarla.
Sus ojos, brillosos por las lágrimas, me volvieron a recordar al pequeño Jungkook que le gustaba ir descalzo por la vida. Bajé mi vista a sus pies, viendo que ya no había necesidad de agacharme para ayudarlo a ponérselos bien.
Estaba grande, realmente había crecido.
No tardamos mucho en idear un plan para ver lo que íbamos a hacer. Teníamos que ir al pueblo a ver si encontrábamos alguna pista del paradero del Jungkook más grande, quien seguía siendo Joohyuk para el más pequeño.
Caminamos por el sendero, cada uno con su bolso al hombro y bien juntos para no separarnos ni por asomo. Tenía que cuidarlo a toda costa y él pareció no pensar muy distinto a mí. La oscuridad siguió reinando por sobre todo, pero la Luna nos hizo compañía hasta que se divisaron las primeras farolas del pueblo. El camino se me hizo eterno, probablemente más porque fuimos a paso lento, pero agradecí que hubiéramos demorar en llegar, pues de esa forma me pide mentalizar antes de adentrarnos por esas calles que conocía muy bien.
Mi hermano, si es que lo podía llamar de esa forma, buscó mi mano cuando comenzamos a caminar por las calles. Estaba segura de que su corazón estaba igual de inquieto que el mío, así que solo acepté su gesto sin pensarlo mucho. Yo también lo necesitaba, así que no había razón para no hacerlo.
—Todo está muy solitario —comentó mirando a nuestro alrededor.
—A esta hora todos deben estar durmiendo —le respondí con voz tranquila. Estaba concentrada buscando la ruta que nos llevaría hacia la primera pista.
La casa en la que habíamos estado viviendo.
Para empezar, estaba alejada del primer lugar en el que nos habíamos quedado, por lo que me sentía más segura si permanecíamos por ese lado del pueblo. Y aunque seguía siendo igual de arriesgado, al menos me era más familiar en caso de que tuviéramos que escapar. El camino cada vez se me hizo más conocido, al igual que las edificaciones. El chico a mi lado observó en silencio lo que nos rodeaba. Era raro que los dos estuviéramos ahí, de repente nuevamente dos etapas de mi vida se estaban entrelazando.
Cuándo me di cuenta, ya estábamos frente a esa casita que, a pesar de todo, tenía recuerdos felices.
—Aquí fue donde viví con Joohyuk por un tiempo.
—Entremos.
Su mano soltó la mía a la vez que avanzó hacia la pequeña entrada del lugar. Por mi mente pasaron miles de pensamientos, pero me apresuré para tomarlo del brazo antes de que hiciera alguna tontería.
—Kook, ¿qué haces? Ya pasó un tiempo desde que me fui y no sé dónde se estaba quedando Joohyuk. Puede haber gente viviendo en el lugar y la idea es no hacer ningún alboroto.
—¿Y si no hay nadie y en su lugar hallamos alguna pista?
Cómo la mayor tenía que pensar con razón, pero sus palabras también lograron sembrar la semillita de la curiosidad. Caminé hacia un lado de la puerta, en dónde había una maceta con un planta bastante frondosa. Me agaché y escarbé un poco entre la tierra, encontrándome con aquella llave de emergencia que el chico mayor me había enseñado.
La tierra estaba seca y por las hojas de la planta pude suponer que también llevaba un tiempo sin tener agua. Iba a hacer una locura que podía salir muy mal. Aunque... Ya era toda una locura que el pequeño Jungkook estuviera ahí conmigo, así que no había mucho que perder.
Inserté la llave en la cerradura y le di dos vueltas. El sonido metálico del seguro siendo abierto resonó fuerte debido al silencio del lugar y tan solo fue interrumpido por las pisadas de un gato que pasó por el camino a nuestro lado. Respiré profundo y conté hasta tres hasta que abrí muy despacito la puerta, asegurándome de que sonara lo menos posible, pero era difícil debido a que a las bisagras les faltaba algo de aceite.
Debido a la oscuridad fue difícil distinguir si el lugar tenía nuevos residentes. Ingresé un poco más, sintiendo las pisadas de mi acompañante detrás de mí. El corazón me iba tan rápido que los latidos se escuchaban incluso más fuerte que nuestros pies en el piso. Ni siquiera quería respirar, lo que estábamos haciendo era un delito, ¿no?
—No escucho a nadie roncar —Jungkook comentó despacio.
—Pero yo sí escucho a unos intrusos.
Detrás de nosotros y bajo el marco de la puerta se vio la silueta de alguien, y aunque Jungkook pegó un brinco hasta llegar a mi lado, rápidamente me puse analizar en dónde había escuchado aquella voz de una mujer. Era...
—Yoonah.
—¿Perdón? ¿Cómo sabes mi nombre?
Regresé los pasos que había avanzado, dejando a mi acompañante detrás de mí. Ya frente a la puerta, la luz de afuera dio en mi rostro, permitiendo ver mis facciones a la persona frente a mí.
—¡Pero si eres la conocida de Jung! ¿Qué rayos haces aquí y quién es ese con el que estás?
Mi impresión de ella era horrible y seguramente ella no pensaba muy diferente de mí, sin embargo, fue un gran alivio ver que ella era la que nos había descubierto. Sentí un alivio que era impropio de la situación.
—Lo estamos buscando, no sabemos de él hace bastante. ¿De casualidad tú sabes algo? ¿Sabes dónde está?
—Oye, espera un poco. Muchas preguntas y ni siquiera respondiste a la mía. ¿Quién está ahí escondido en medio de la oscuridad?
Los pisadas de Jungkook pequeño no se hicieron esperar.
—S-soy el hermano de Sunbin, me llamó Jungkook.
Yoonah lo miró de pies a cabeza e incluso yo me sentí intimidada. Ella, a comparación de mí, tenía un aura más madura a pesar de su apariencia jovial que me decía que no teníamos que tener edades muy distintas.
—Así que hermano... Primera vez que escucho sobre ello, y eso que me sé demasiadas historias sobre ti, Sunbin. Incluso ahora con Jung son noviecitos, ¿no? Me pregunto si tendrás otra respuesta para la pregunta que te hice cuando nos conocimos.
Sus palabras me hicieron sentir incómoda, pero sabía que ella podía tener información, por lo que opté por tranquilizarme y no hacer nada de lo que después me podría arrepentir. Además, el Jungkook más pequeño estaba presente, no había forma de que le siguiera el juego con sus cosas siendo que él estaba ahí.
—Yoonah, necesitamos tu ayuda, por favor —realmente no sabía si era lo correcto, pero mi corazón me decía que siguiera ese camino—. Ayúdanos a encontrarlo. Necesito hablar con él y no sé dónde está... No somos cercanas, ni mucho menos amigas, pero si algo sé, es que tú sabes mucho sobre él, por lo que estoy segura de que en este momento eres la persona indicada.
Cuando se cruzó de brazos algo me dijo que todo se había jodido y sería imposible recibir ayuda de su parte, sin embargo, tras un suspiro mi corazón se relajó un poco cuando me respondió de vuelta.
—¿Sabes? Siento que me voy a meter en problemas por tu culpa... Pero ya qué, necesito algo de diversión, las cosas han estado muy aburridas estos días. Eso sí, debes prometerme que luego no estarás llorando como una bebé ni arrancarás a la primera si las cosas se ponen difíciles.
—Te lo prometo.
Estiró su mano derecha en mi dirección y la tomé como si hubiéramos estado cerrando un trato. Kook nos observó en silencio, sin decir nada al respecto. Él ni siquiera la conocía, era claro que de por sí la situación estuviera siendo un poco confusa.
—Bien, ¿les parece si dormimos? —cerró la puerta detrás de ella, dejando el lugar en oscuridad hasta que de repente, y de alguna parte, sacó una vela para iluminar—. No sé si sabías, Sunbin, pero esta casa era de mi madre. Desde que murió, siempre he odiado tener que ver el lugar vacío, pero hoy estaba un poco nostálgica y justo me encontré con ustedes.
La vela quedó sobre un mueble que estaba cercano a la entrada mientras ella se empezó a mover por el lugar. Me sentí realmente sorprendida por sus palabras, a pesar de que había estado viviendo un tiempo en ese lugar, no sabía quién era el dueño, por lo que mucho menos estaba enterada de que aquella chica estaba relacionada. Si Jungkook grande alguna vez lo había mencionado, definitivamente lo había olvidado o lo había pasado por alto.
—Lo lamento mucho...
—No lo sientas tanto. Hiciste un buen trabajo mientras estuviste aquí. A mi mamá le gustaban mucho las flores y las plantas y parece que tienes mano para eso.
Cierto, ella una vez había visitado la casa luego de que... Luego de que me había puesto mal por lo que había pasado con el nieto de la señora Kim. Un escalofrío recorrió mi columna, pero me obligué a tomar un poco de aire para no ponerme inquieta. Eso ya era algo del pasado, por lo mismo ya me había convertido en una semilla que estaba brotando.
—Perdonen que interrumpa, pero quería darte esto, Yoonah —la nombrada y yo nos giramos hacia Jungkook, quien en su mano tenía un collar el cual viéndolo bien, tenía que ser de su madre adoptiva—. Gracias por dejarnos quedar aquí, esta es mi forma de agradecimiento.
Yoonah lo quedó observando antes de soltar una carcajada.
—Vaya, pero si eres un tierno. Aunque no lo puedo aceptar, ¿no sería esto como quitarle un dulce a un niño? Además, no soy mucho de usar joyería.
—Lo puedes vender y obtener algo de dinero.
Me quedé sorprendida en mi lugar, si de por sí ya pensaba que nos íbamos a meter problemas, con eso definitivamente ya estábamos en uno muy grande. Pero ni siquiera me pude enojar con él, después de todo, sonaba bastante razonable dar algo a cambia después de pedir ayuda, solo que yo no lo había tomado en cuenta.
—Lo voy a consultar con la almohada y te doy mi respuesta, ¿si?
●▬▬▬▬24/11/24▬▬▬▬●
Buenas, buenas, nos volvemos a leer después de casi un mes 🙈 Pero tengo una buena razón por la demora más allá de la universidad y que he estado algo enferma y eso es que... ¡He estado editando los capítulos finales! Cómo es la recta final, estoy intentando hacer que no se me vaya ningún detalle
Por cierto, actualmente la cuenta tiene la estética de esta historia
Miren que bonis se ve 🥺
Y gracias a quienes están leyendo la historia, ¿qué creen que pasará en el siguiente capítulo?
Allá nos leemos (espero más pronto que tarde)
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